26 Jul. 2013

¿Los cargos políticos deben distribuirse por cuota o si no con qué criterio se asignan?

Oscar A. Bottinelli – Diálogo con Fernando Vilar

Radiocero y Radio Monte Carlo

El centro de la discusión está entre designar por cuota, distribuir por cuota, o designar por capacidad [...] el problema no es nada sencillo y no se resuelve con una sola fórmula. Siempre está el riesgo de que en base al criterio de la selección por calidad se seleccione por demás a gente del mismo grupo y se excluya o disminuya a otros grupos. [...] Y está el riesgo de por buscar el equilibrio político, rebajar la calidad de los equipos de gobierno y de administración.

OAB: Hemos asistido en estos días al planteo de la discusión sobre cómo se van a distribuir o cómo se van a asignar, o a nombrar, los cargos políticos en el próximo gobierno. La discusión o reflexión ha surgido dentro del Frente Amplio, donde existe la convicción de que van a obtener por tercera vez la titularidad del gobierno nacional. En realidad la última Encuesta Nacional Factum revela que el 72% de los uruguayos cree que el próximo gobierno va a ser del Frente Amplio, con total independencia que lo voten o no, y con total independencia de que les guste o no les guste que gane el Frente Amplio. Es una percepción de resultados.

Ahora bien, para este análisis importan dos cosas. Gane o no el Frente Amplio, en el Frente Amplio se cree que van a ganar y están discutiendo el próximo gobierno con ese criterio. Eso puede ser o no así, pero así lo están discutiendo. Lo otro que hay que ver es que esta discusión no es solo una discusión para el Frente Amplio, sino que también es válida para cualquier partido que aspire a ganar la Presidencia de la República, sea el Partido Nacional o sea el Partido Colorado. Esta discusión es válida para una próxima presidencia de Tabaré Vázquez como también para una próxima presidencia de Jorge Larrañaga o Luis Lacalle Pou, o una próxima presidencia de Pedro Bordaberry o José Amorín.

FV: ¿Y cuál es el eje de la discusión?

OAB: El centro de la discusión está entre designar por cuota, distribuir por cuota, o designar por capacidad. Así se plantea el tema.

Conviene ver las dos posturas por orden. Para empezar hay que tener cuidado en la elección de los términos. Porque uno puede decir: la discusión es entre el reparto de cargos por cuota política o designar a los más capaces. Dicho así, la respuesta parece obvia: me quedo con los más capaces.

Se puede plantear de otra manera: la discusión es entre distribuir los cargos en proporción al apoyo popular de cada sector o corriente, o dejar en las manos del presidente designarlos.

FV: Si te parece vemos primero esto último, que no se designe por cuota política.

OAB: Bueno, los partidarios de este camino argumentan: para cada cargo hay que buscar al más capaz. Esta es una afirmación que dicha así parece no tener cuestionamientos. Es como si como una variable a uno le dicen: ¿Vd. prefiere al más capaz o al menos capaz? Distinto es si se ponen otros elementos, otras variables en la mesa: ¿Vd. que prefiere alguien muy honesto pero poco capacitado o alguien muy capacitado pero poco honesto?

Pero también qué quiere decir ser el más capaz: es el que tiene mayores lauros universitarios y académicos o el que tiene mayor capacidad ejecutiva, gerencial. Por algo cuando en una institución o en una empresa se va a proveer un cargo, lo primero que se hace es trazar el perfil del candidato: cuánto de qué. Se quiere alguien muy creativo que puede no ser tan ejecutivo o alguien muy ejecutivo que puede no aterrizar demasiado bien.

Entonces, aquí aparece un primer problema al elegir por capacidad. Cuáles son todas las cualidades que se van a ponderar, cuáles son las excluyentes y cuáles las fundamentales, y cuánto pesa cada una de las cualidades.

Pero luego aparece otra pregunta. Vamos a seguir como ejemplo la posibilidad de que sea un gobierno del Frente Amplio: qué pasa si todos los capaces son astoristas y no hay nadie mujiquista en el gobierno; o a la inversa, por el criterio que se elija resultan todos mujiquistas y no hay ningún astorista ¿es lo mismo? ¿es lo mismo un gobierno totalmente volcado para un lado que totalmente volcado para el otro?

Y aparece otro problema más. Cuando se dice que hay que elegir a los más capaces ¿dentro del Frente Amplio o dentro del Uruguay? ¿O el Frente Amplio cree que para todos los cargos y todas las funciones los más capaces están en el Frente Amplio? Entonces, cuando se propone elegir a los más capaces ¿se toma en cuenta o no la filiación política? ¿y se toma solo la filiación por partido, la adhesión a partidos y allí se para, o se toma en cuenta la adhesión a corrientes, a sectores, a alas? ¿Y si se toma en cuenta esto último, en qué queda entonces el no al reparto, el no a la distribución?

El Frente Amplio ya siguió anteriormente el criterio de no distribuir los cargos por cuota política. Lo hizo en la administración de Tabaré Vázquez en la Intendencia de Montevideo, en las dos administraciones de Mariano Arana también en la Intendencia de Montevideo y en la Presidencia de Tabaré Vázquez. A su vez siguió el criterio de distribuir los cargos por cuota política en la actual administración.

¿Qué ocurrió? Mariano Arana era la principal figura de la Vertiente Artiguista y en sus dos administraciones hubo un sobrepeso de la Vertiente Artiguista. Tabaré Vázquez en su Presidencia estaba vinculado al Partido Socialista y en su gobierno hubo un sobrepeso socialista. Esta es la crítica al criterio de no hacer distribución de cuotas, que es muy fácil considerar como más capaces a los que están más cerca de uno.

FV: ¿Y qué pasa con la distribución por cuota?

OAB: La distribución por cuota consiste en que a cada sector o corriente se le adjudican los cargos en proporción a su peso político. Puede ser en proporción a los votos o en proporción a las bancas, al número de parlamentarios. En principio esto es lo que asegura que cada sector del oficialismo cuente con una cantidad de cargos exactamente proporcional a su peso político. Eso es lo que asegura que el equilibrio que surje de las elecciones se refleje en el gobierno. Dicho así parece la mejor solución, la más democrática.

Pero enseguida aparecen los problemas. El primero, siguiendo la lógica, es que no todos los cargos pesan igual. Por ejemplo, si se dice que hay dos sectores con igual peso y le corresponden 5 cargos a cada uno. Bien, pero cómo queda la cosa si a uno le toca Banco Central, Banco República, Ancap, Antel y Ute; y al otro le toca Banco Hipotecario, Banco de Seguros, Ose, Colonización y Sodre. Todos tienen su importancia, pero en materia de peso político en el gobierno, en las decisiones, en el rumbo del país y en la economía, no hay duda que en una distribución así hay un desnivel fenomenal. Entonces, la equidad en el peso político debe ser cualitativo y cuantitativo, que se otorguen los cargos en forma proporcional a los votos o las bancas, y que además se aplique teniendo en cuenta el distinto pesos político de los cargos.

Sin embargo, el problema mayor es otro y es el que la ha dado mal nombre a la distribución por cuota y se le llama por la forma más negativa: reparto de cargos. Es que si el único criterio es que los cargos se asignan a los sectores y cada sector nombra a quien le parece, puede darse, y se da con mucha frecuencia, que no siempre nombra a la gente más capacitada para el cargo, y muchas veces se nombra a gente absolutamente incapaz para ese cargo y para cualquier cargo. De eso hay muchos ejemplos en este y en todos los gobiernos de todos los partidos.

El otro problema, es que a veces hay sectores con mucho apoyo popular, muchos votos, y poca gente capacitada para el gobierno y la administración y por otro lado sectores con mucha gente capacitada y pocos votos. De allí surge que el gobierno no tiene forma de hacer un perfecto equilibrio entre los sectores y a su vez mantener la calidad

FV: ¿En resumen?

OAB: Que el problema no es nada sencillo y no se resuelve con una sola fórmula. Siempre está el riesgo de que en base al criterio de la selección por calidad se seleccione por demás a gente del mismo grupo y se excluya o disminuya a otros grupos. Y eso no es solo un tema de distribución de cargos, sino de desequilibrio ideológico o conceptual. Y está el riesgo de por buscar el equilibrio político, rebajar la calidad de los equipos de gobierno y de administración.

Bueno, la discusión recién empieza, empieza en el Frente Amplio pero le toca a todos los partidos.