18 Dic. 2015

El balance de un año complicado. El primer año del tercer gobierno frenteamplista

Oscar A. Bottinelli – diálogo con Gustavo Bernini

Radiocero y Radio Monte Carlo

Desde el punto de vista estratégico para el país [lo más importante] es haber llegado al fin de un largo ciclo de crecimiento y prosperidad, que duró una década larga, y comenzar una nueva etapa más riesgosa, de bajo crecimiento económico, pero crecimiento al fin […] (Y desde el punto de vista político) lo más importante ha sido […] la alta conflictividad en el Frente Amplio […] la debilidad y aislamiento del presidente […] su separación de Astori […] y el agrietamiento público de las relaciones entre Mujica y Astori

OAB: Hay una vieja costumbre de hacer balances al finalizar el año civil. Y siempre se busca tomar alguna referencia. ¿Qué es este año? El primer año de un tercer gobierno de un mismo partido y el primer año de un segundo gobierno de un mismo presidente. La última vez que puede decirse que hubo algo parecido a tercer año de un mismo partido fue hace exactamente 60 años, en 1955, cuando se inició el tercer periodo consecutivo del Segundo Batllismo, bajo el liderazgo de Luis Batlle Berres. Aunque el partido como tal, el Partido Colorado, 1959 era su nonagésimo año consecutivo, el año número 90 de gobierno consecutivo. Y el primer año de un segundo gobierno del mismo presidente hubo en 1911, con José Batlle y Ordóñez, y en 1995 - hace 20 años- con Julio Ma. Sanguinetti.

Este año -primero que todo- ha tenido tres grandes etapas políticas: los dos primeros meses fue la culminación del gobierno de José Mujica, en los dos meses siguientes, la campaña electoral para las elecciones departamentales junto con el estreno del gobierno de Tabaré Vázquez y luego ahora sí casi ocho meses centrados únicamente en el gobierno.

GB: Y hablando del gobierno nacional ¿qué es lo más importante para destacar?

OAB: Desde el punto de vista estratégico para el país, sin duda es haber llegado al fin de un largo ciclo de crecimiento y prosperidad, que duró una década larga, y comenzar una nueva etapa más riesgosa, de bajo crecimiento económico, pero crecimiento al fin, aumento del déficit fiscal, fuerte aumento de la desocupación y de la baja de la cantidad de personas con trabajo, disminución del consumo. Si bien todos los indicadores son mejores que hace doce años, lo impactante es que en relación a los últimos años todo está más difícil y que la cabeza de los uruguayos se adaptó a la nueva situación, a ver las cosas de otra manera, con un futuro próspero que parecía interminable.

Y además ocurrió otro hecho: una parte muy importante del país, posiblemente la mayoría, creyó que todo este mejoramiento era producto de que había ganado el Frente Amplio y que ese Frente Amplio tenía mayor sensibilidad social que los partidos tradicionales y que por ello mejoró el ingreso en los hogares -es decir, los salarios, las jubilaciones, la rentabilidad de los pequeños empresarios- y por ello mejoró la calidad de vida del conjunto de los uruguayos. Obviamente no era el pensamiento de la otra casi mitad del país, pero la mitad más grande que creía eso, que fue gracias al cambio de bloque político en el gobierno, sintió un gran golpe al descubrir que la prosperidad no es solo un tema de buena voluntad, sino que no se puede escapar a la dura realidad del mundo. Ahora hay un horizonte con mucha más incertidumbre y muchas más dudas.

GB: ¿Y desde el punto de vista político?

OAB: Lo más importante ha sido objeto de diversos análisis en este espacio. Para sintetizar:

Uno. La fuerte conflictividad al interior del Frente Amplio, que puso largo tiempo de un lado al mujiquismo y del otro al vazquismo-astorismo.

Dos. La débil conducción del presidente y su formidable aislamiento, su soledad, la falta de un entorno político. Casi al final del año dio dos pasos hacia emparchar la situación; fueron: uno la designación de Edith Moraes como viceministra de Educación, que saldó el divorcio entre el Poder Ejecutivo y el CODICEN y además tendió puentes con los sindicatos de la enseñanza; y el otro paso fue la reunión con el Secretariado Ejecutivo del Frente Amplio para achicar el distanciamiento entre el presidente y la fuerza política.

Tres. Un mismo hecho puede tener lecturas diversas, sobre todo cuando ocurren otros hechos posteriores. La solución del tema educativo significó dejar fuera del gobierno a figuras el entorno de Astori y los socialistas renovadores, para abrir paso hacia el gran espectro mujiquista. Ahora ese paso puede leerse de otra manera con el giro del presidente en el tema Ancap, puede verse como una separación de Vázquez respecto a Astori. Porque primero dio la sensación de que iba camino a la sustitución del Directorio -más allá de las palabras, en que Vázquez es cuidadoso de dejar siempre puertas abiertas-el mensaje que recibió la gente fue que el presidente avalaba la tesis del equipo económico, que responsabiliza a Sendic y su elenco del déficit y del endeudamiento de Ancap. De golpe, esta semana, respalda a Sendic, con lo que por un lado se pone en primera plana en asumir las responsabilidades de la situación de Ancap y por otro se separa de Astori y del Frente Liber Seregni. No es menor recordar que hasta ahora el único apoyo sectorial con que contaba Vázquez lo era el astorismo.

Pero además, aparece como una nueva marcha atrás de Vázquez, por lo menos la séptima: que iba a suspender la venta de la marihuana en farmacias, que daba un giro de 180 grados en el Fondo de Desarrollo (el Fondes), que paralizaba el Antel-Arena, la esencialidad en la educación, el Tratado sobre los Servicios (el TISA) y lo que no fue una marcha atrás, sino un derrota, el intentar romper el acuerdo parlamentario de los cinco partidos para las designaciones de Suprema Corte de Justicia y Tribunal de lo Contencioso Administrativo para toda la Legislatura, todo ello para que asumiese de manera automática, por antigüedad y vencimiento de los plazos, un ministro con vinculo extrapolítico con el presidente y su entorno privado.

Cuatro. El agrietamiento público de las relaciones entre Mujica y Astori al cierre del año, cuando un mes atrás ambos protagonizaron el episodio de un acuerdo que alineó a la tropa y permitió aprobar el presupuesto. Un acuerdo hecho por Alejandro Sánchez, presidente de la Cámara de Diputados por el lado de Mujica, y por el subsecretario de Economía y Finanzas Pablo Ferreri, del lado de Astori.

Los cuatro puntos dejan como corolario que la lucha política en los diez meses que lleva el segundo gobierno Vázquez, está protagonizada por los enfrentamientos dentro del Frente Amplio.

GB: ¿Y qué se puede ver hacia el futuro?

OAB: El futuro se puede ver como el año que viene, o los próximos dos o tres años, o puede verse como las etapas siguientes del país.

Para el año que viene, y también para los próximos dos o tres años, es crucial saber qué va a pasar con el juego político dentro del Frente Amplio y es crucial saber qué va a pasar con la economía. Por allí anda también el tema de la relación del gobierno con los sindicatos y la diferencia de percepción del futuro entre el astorismo y la oposición por un lado, que llaman a la prudencia, y por otro lado de manera nítida el ministro de Trabajo y la dirigencia sindical, que actúan como si el escenario fuese el mismo de los diez años anteriores. Cuál de los dos diagnósticos resulte el correcto va a impactar y mucho en el gobierno y en la política en general.

Por otro lado, más hacia largo plazo, con las elecciones de 2019 por delante, qué va a pasar con la oposición. Qué va a pasar con el liderazgo de Lacalle Pou en medio Partido Nacional, y qué va a pasar con Larrañaga en el otro medio Partido Nacional, con la estrategia novedosa que ha iniciado; y qué va a pasar con el reposicionamiento de Bordaberry, con el frenazo a Novick de parte de los dos partidos tradicionales y luego la convocatoria de Larrañaga a Novick. A lo que hay que sumar los movimientos subterráneos en los dos partidos tradicionales que pueden hacer aflorar otros nombres en la disputa por los lugares de privilegio. Va a ver qué pasará en cuánto a existir o no existir un espacio socialdemócrata y cuánto en realidad ese espacio puede tener de socialdemócrata y cuánto de socialcristiano o de liberal progresista.