16 Set. 2017

Sendic es él y lo que él simboliza

Oscar A. Bottinelli

El Observador

Raúl Sendic sin duda cayó por lo que hizo … desde sobre costos de cientos millones de dólares en cuatro obras del conglomerado ANCAP hasta la compra con cargo al organismo de ropa deportiva y perfumes. Esto es lo que él hizo […] Pero tan importante es lo que simboliza […] Y lo que la gente, puso en él y en el caso es el manejo de los dineros del Estado con irresponsabilidad, sin freno […] también representa el creciente malestar ciudadano con la política vista como una carrera de tipo personal por ocupar cargos, por escalar posiciones.

Representa conductas políticas de muchos que rechinan al grueso de la gente

Raúl Sendic sin duda cayó por lo que hizo, no solo por los hechos finales condenados por el Tribunal de Conducta Política (TCP) del Frente Amplio, sino por todo el conjunto de actos. La miembro del TCP, abogada y especialista en derechos humanos María Elena Martínez Salgueiro calificó con precisión que el vicepresidente renunciado no es un delincuente, sino un inconsciente, cabría agregar un irresponsable. Su peregrinaje va desde sobre costos de cientos millones de dólares en cuatro obras del conglomerado ANCAP hasta la compra con cargo al organismo de ropa deportiva y perfumes. Esto es lo que él es, o lo que él hizo.

Pero tan importante es lo que simboliza. Y lo que la gente, la opinión pública, la sociedad puso en él y en el caso es el manejo de los dineros del Estado con irresponsabilidad, sin freno. Es el no poder llevar adelante un programa social o una obra de significación mientras por el otro lado hay un grifo abierto que expele el equivalente a varios programas sociales y varias obras de significación. Hecho eso con la más clara esquizofrenia. El no tomar en cuenta que los sobre costos de una planta de biocombustible impiden reciclar el Hospital de Clínicas o limitan el Plan Nacional de Cuidados. Este es un ejemplo claro, conocido y referido precisamente al affaire Ancap. Pero hay otros gastos desprolijos del Estado, de mayor o de menor entidad, que cada quien percibe, y se indigna cuando la contra cara de esos gastos es el aumento de los impuestos existentes o la instauración de nuevos impuestosLo que no se ve es un Estado, en lo nacional o en lo departamental, en lo central o en lo descentralizado, cuya prioridad sea el ahorro o el recorte de gastos.

Pero el affaire Sendic también representa el creciente malestar ciudadano con la política vista como una carrera de tipo personal por ocupar cargos, por escalar posiciones, donde se llegan a formular alianzas contra natura en aras de su rendimiento precisamente en término de cargos. Sendic es el caso de una persona catapultada a posiciones que luego permiten a algunos aseverar, La Diaria dixit, “no dio la talla”. Y representa precisamente una política de provisión de cargos políticos en que no siempre, a veces la menor de las veces, se toma en cuenta la capacidad o las condiciones de la persona. En 2009 el entonces candidato José Mujica adjudicaba a un grupo político frenteamplista el ser una agencia de empleos políticos; esa frase tiene hoy una aplicación mucho más generalizada y cuanto más se generaliza más irritación provoca entre los propios de cada partidos o sector político. Porque la lucha pura y exclusivamente por los cargos genera una escala de valores propia del primitivo combate por el dominio de una tribu.

Hay algo muy importante que aparece en los dichos de la gente aunque no está en las líneas principales ni de las diversas denuncias judiciales del caso Ancap ni por supuesto en lo tratado por el TCP del FA: el financiamiento político, el financiamiento de las campañas electorales. Porque algo que golpeó a mucha gente es ver las costosísimas campañas electorales de grupos políticos, de “Listas” en la jerga cotidiana, cuyos dirigentes se entrelazan con organismos públicos con alta capacidad de compra o de ingreso, que es una cara diferente a la más tradicional de “Listas” promovidas por grupos o intereses económicos, lo que también disgusta.

Uso irresponsable de los dineros públicos, uso de dineros del Estado para pequeñas satisfacciones personales (no corrupción, sí avivadas), viáticos sin facturas y sin devolución, carrera a codazos por cargos públicos, apoyos a unos y zancadillas a otros en esas carreras, contratos privilegiados a amigos o empresas de amigos o empresas de sí mismo, uso de los dineros o uso de aportes privados de beneficiarios de compra o contratos para el financiamiento electoral, todo ello es un resumen de lo que representa el affaire Sendic, aunque no todo ello le cupiese en el sayo.

Bajó el telón en cuanto a Sendic como figura institucional. Pero es un primer acto de una larga obra. No sólo la continuación de lo de Ancap vía Junta de Transparencia y Ética Pública o la Justicia Penal, sino la continuación del qué pasa con las compras y contrataciones del Estado, en lo nacional y en lo departamental, en Montevideo y en el interior, de la lucha por los cargos políticos, de la actuación dispendiosa o austera de los gobernantes y administradores.

No solo es un tema del oficialismo, es un tema del sistema político. Sin duda no de todos, no se sabe si de la mayoría o de una minoría significativa, pero de muchos. O al menos esa es, en el acierto o en el error, la percepción dominante en la gente.

Hace 20 años o 50 años existían percepciones similares sobre la conducta de blancos y colorados, y esas percepciones -no importa si correctas o erróneas, porque la gente actúa según lo que cree percibir- llevaron a muchos a considerar que existía algo diferente y lo era el Frente Amplio. Un segmento importante del país, quizás tres de cada cuatro personas, gustasen o no las ideas del Frente Amplio, creían que era algo diferente. Que su praxis precisamente era lo que no gustaba de blancos y de colorados, o era lo que aspiraban a que fuesen los partidos Nacional o Colorado. Una de las más grandes pérdidas del Frente Amplio en los últimos años, que el caso Sendic sintetiza y simboliza, es la desaparición de esa diferencia. Perdió ese diferencial para los ajenos que le otorgaban el diferencial aunque no gustasen sus ideas y valores; pero además perdió ese diferencial para muchos de los propios, para los de sentido crítico. Sin duda, a partir de estos días, seguramente se va a ver un sistema político, y en particular un oficialismo, mucho más prudente y cuidadoso en todos estos temas.