09 Mar. 2018

El Frente Amplio ¿Seguiría siendo gobierno? ¿Podría tener mayoría parlamentaria?

Oscar A. Bottinelli - Diálogo con Aldo Silva

970 Universal – Fuentes Confiables

Hace cerca de tres décadas que nos empeñamos en querer quitarle el carácter mágico a las encuestas […] elección tras elección, la diferencia entre ambos bloques, de octubre a noviembre, fue siempre en aumento en favor del Frente Amplio […] Según las estimaciones actuales, digamos con datos de fin de año, las mayores probabilidades son que el Frente Amplio retenga la Presidencia de la República y no logre la mayoría parlamentaria.

Aldo Silva: Iniciamos hoy el tercer espacio de análisis y encuestas de Factum, que se emite todos los viernes a las 8:00 aquí en 970 Universal. Al cerrar el espacio del viernes pasado, como cuando en las telenovelas se presentan las escenas del próximo capítulo, formulamos dos preguntas, que originan el título de hoy: El Frente Amplio ¿Seguiría siendo gobierno? ¿Podría tener mayoría parlamentaria?

El politólogo Oscar Bottinelli hará este análisis como búsqueda de respuesta a esas dos preguntas.

OAB: Para empezar por el principio, hay que clarificar un poco el tema de los datos y los análisis. Quizás con poco éxito, o con éxito imposible, hace cerca de tres décadas que nos empeñamos en querer quitarle el carácter mágico a las encuestas. No se lee una bola de cristal, no se tiran los caracoles, no somos gurúes. Lo que hacemos son estimaciones estadísticas de base científica. Y esas estimaciones tienen sus límites, manejan probabilidades de ocurrencia de las cosas, pero no son predicciones exactas. Lo venimos diciendo desde 1989.

Esas estimaciones se hacen y analizan en base a diversas herramientas y diversos insumos. Normalmente los insumos que utilizamos son de dos tipos: cualitativos y cuantitativos. Insumos de tipo cualitativo son el estudio de la historia, de los comportamientos sociales, de la psicología colectiva, conocida como demopsicología. Y los insumos de tipo cuantitativo son de dos clases: las encuestas y los datos electorales, es decir, los datos que surgen del voto, en los circuitos de votación.

Las encuestas proveen mucha información. La más simple, la más elemental, es cuando se presentan las respuestas directas a una pregunta, como es el caso de las presentaciones que hicimos en los dos programas anteriores. En relación al voto, por ejemplo, la pregunta fue “Imagine que haya elecciones de presidente y parlamento el próximo domingo ¿a qué partido político votaría?” Y hace dos viernes dimos las cifras que corresponden a las respuestas a esa pregunta.

Pero una encuesta tiene muchas preguntas, no es solo una, hay alrededor de 90. Así se logra estudiar muchas cosas. Por ejemplo, en materia de voto: qué votó anteriormente, cuáles son sus pertenencias políticas, cuáles son sus preferencias religiosas, qué grado de opinión, de simpatía y de preferencia tiene sobre líderes políticos y candidatos, y muchas otras. El análisis detenido de todas esas preguntas, de la coherencia de la gente y de las contradicciones de la gente, de todo ello se obtienen muchas conclusiones y más específicamente muchas estimaciones.

A su vez, el estudio del comportamiento electoral y de su evolución permite muchas conclusiones. Por ejemplo, que Uruguay es un país con un sistema de partidos estable, que no está estancado pero que evoluciona con mucha parsimonia. Así es como el llamado giro a la izquierda tardó 33 años: comenzó en 1971 y culminó en 2004. También se sabe que en el país domina lo que se llama el voto por partido, y cumple un papel menor el voto personalizado. Que el cambio de voto entre los partidos, lo que se llama el swing electoral o la volatilidad electoral, es relativamente bajo, comparativamente bajo a nivel mundial. Por supuesto que los candidatos no son irrelevantes, y pueden volcar los votos decisivos; pero la base, el grueso del electorado, es el voto por partido.

También se sabe que lo que se llama el “non effect vote”, el voto sin efecto, es decir el voto en blanco, el voto anulado y el voto rechazado, en conjunto es muy bajo y muy estable, entre 2% y 3%.

Como se estudian muchas cosas diversas, y no solo se leen las encuestas, aunque somos encuestadores, somos también analistas políticos y estudiosos electorales. Por ello no deben confundirse estimaciones basadas en estos estudios múltiples, con datos de encuestas.

AS: Bien, con toda esta introducción, con todo este cuidado en busca de que se interprete cabalmente el análisis ¿cómo respondes a la primera pregunta? El Frente Amplio ¿seguirá siendo gobierno?

OAB: Conviene precisar los términos. Lo que se puede estimar es si el Frente Amplio o no retendría la Presidencia de la República. Y la respuesta es probabilística. Es decir, lo que vamos a responder es qué probabilidades tiene el Frente Amplio de retener la Presidencia de la República. Y la respuesta es: el Frente Amplio tiene las mayores probabilidades de retener la Presidencia de la República. Repito, tiene las mayores probabilidades, pero no el 100% de las probabilidades. Lo que es claro es que hay un gran cambio entre mediados del año pasado y fines del año pasado.

AS: ¿Y cuáles son esos cambios? ¿Cómo estaba el panorama a mediados del año pasado, de 2017?

OAB: A mediados del año pasado, por julio de 2017, podía verse que había probabilidades equivalentes tanto para el Frente Amplio como para el Partido Nacional ¿Por qué ocurría eso? Porque por un lado el Partido Nacional estaba muy firme y con una intención de voto superior a las elecciones nacionales; alcanzó al 33%. Ese surplus no lo retuvo, pero igual quedó fuerte, en el mismo nivel que las elecciones pasadas. Lo que cayó muy fuerte es su aliado más significativo, el Partido Colorado. Pero lo más importate es el Frente Amplio. Había acumulado una pérdida de uno de cada tres votantes, alededor de 18 puntos porcentuales, al menos como estado de ánimo, que se manifestaban enojados, descreídos o desilusionados. Lo que en cambio se veía era la existencia de lo que llamamos un “muro invisible”, es decir, que esos que se retiraban del Frente Amplio no se inclinaban por los partidos tradicionales. Se pudo comprobar, y ese fenómeno persiste, que en esa caída del Frente Amplio, el Partido Independiente recoge dos puntos porcentuales de votos y Unidad Popular otro punto porcentual. Hay comprobada una pérdida neta de 3 puntos porcentuales. Por otro lado Novick, el Partido de la Gente, aparece en principio recogiendo, de una manera no consolidada del todo, algún que otro punto de origen frenteamplista. El grueso de esos disconformes, en ese momento, se volcaba a voto en blanco, anulado, a decir “a ninguno” o a estar plenamente indeciso.

Al llegar la primavera el Frente Amplio renace, y lo hace al haber obligado a renunciar a Sendic, después de un dictamen condenatorio del Tribunal de Conducta Política. Pasó a ser un antes y un después. La renuncia de Sendic sirvió al Frente Amplio para mucha cosa: para sacarse las culpas de Sendic y de paso para limpiarse otras cosas criticadas por los suyos, en relación a malas administraciones, luchas por los cargos, exceso de ambiciones personales. Y a continuación, el Partido Nacional se enreda con el caso Bascou, con el enfrentamiento en la Intendencia de San José, con la anunciada renuncia del presidente del Directorio Luis Alberto Heber y con los casos de otras intendencias; y todavía no ha salido de los problemas.

AS: ¿Qué otros factores inciden especificamente en favor del Frente Amplio?

OAB: Bueno, por un lado, en una primera lectura, el gobierno parece haberse visto favorecido con el tema de los “Autoconvocados”. Como lo analizamos el viernes pasado, el propio presidente y el equipo económico acertaron -para los intereses del oficialismo- al trazar una raya social, una especie de “lucha de clases”: quedar como los defensores de los pequeños y quizás medianos productores y enfrenar a los dirigentes, a los cuales les endilga representar a los grandes productores. Ello, sin perjuicio del error de Vázquez en el episodio que protagonizó a la salida del Ministerio de Ganadería.

Otro tema que hay que analizar es que la mayoría de los votantes son asalariados, jubilados, pensionistas o personas que reciben ayudas sociales. Y en los 13 años de gobierno frenteamplista han mejorado su nivel de vida. Aquí no importa si -como dicen los críticos- eso supone un aumento del gasto público y del déficit fiscal, si es o no es mérito el Frente Amplo o se debe a causas externas, si es o no es clientelismo, lo que importa en el análisis electoral es que ello ha creado un clima favorable en esos sectores.

AS: ¿Y desde el punto de vista numérico?

OAB: Analizado numericamente, en el estudio detenido de las distintas preguntas de las últimas encuestas, en el estudio de las coherencias y contradicciones de la gente, de lo que son sus humores y de lo que se puede estimar que van a ser sus actos, se observa que aunque el Frente Amplio recoge una intención de voto directa del 34%, puede estimarse que si hoy hubiera de verdad elecciones, la intención real de voto tendría un piso de alrededor del 41% o del 42%. Quedando todavía un 5% de personas sin ningún tipo de definición, ni orientación, y algunos con sentimientos muy contradictorios. Además de otro 3% que votarían en blanco o anulado. Con esos números, el Frente Amplio llegaría muy cómodo al balotaje. Con mucho menor holgura que en las elecciones pasadas y en las anteriores. Sin duda llegaría a disputar un balotaje más complicado. Pero llega cómodo.

AS: Esos son números de encuestas ¿pero hay algo desde el punto de vista del comportamiento electoral, del análisis de los resultados de votación?

OAB: Sí. En Uruguay han habido tres balotajes. Recordemos: 1999, Batlle-Hierro ganó a Vázquez-Nin Novoa; 2009, Mujica-Astori ganó a Lacalle Herrera-Larrañaga; 2014, Vázquez-Sendic ganó a Lacalle Pou-Larrañaga. Veamos números:

En 1999, los partido tradicionales sumados obtuvieron en octubre el 54,0%; en noviembre, el candidato tradicional obtuvo 52,6%. Pérdida neta de 1,4%. A su vez el Frente Amplio obtuvo en octubre 39,3% y en noviembre 44,5%. Crecimiento 5,2%. LA diferencia partidos tradicionales con Frente Amplio se redujo en 6,6%.

En 2009, los partidos tradicionales obtuvieron en octubre el 46,1% y en noviembre el candidato tradicional, 43,5%. Pérdida de 2,6%. El FA logró en octubre 48,0% y en noviembre 52,4%. Ganancia de 4,4%. LA diferencia entre ambos se amplió exactamente en en 7%.

Y en la última, en 2014, en octubre los partidos tradicionales en conjunto lograron el 43,8% y el noviembre el candidato tradicional, 41,2%. Pérdida de 2,6%. A su vez el FA logró en octubre el 47,8% y en noviembre el 53,5%. Ganancia de 5,%. LA diferencia entre ambos bloques se amplió en 8,3%.

AS: ¿Qué concluimos de estos números de circuitos de votación?

OAB: Uno, el candidato tradicional del balotaje obtuvo siempre menos votos que la suma de ambos partidos tradicionales. Dos, el candidato frenteamplista tuvo en el balotaje siempre más votos que el Frente Amplio en octubre. Tres, elección tras elección, la diferencia entre ambos bloques, de octubre a noviembre, fue siempre en aumento en favor del Frente Amplio: dicho en cifras redondas, primero 6 y medio, luego 7, después casi 8 y medio. Esto marca que el candidato tradicional para ganar el balotaje necesita que en octubre, la suma de Partido Nacional y Partido Colorado gane holgadamente al Frente Amplio, digamos que por una diferencia como mínimo de 7 puntos porcentuales, y quizás eso no alcance.

Esto análisis de datos electorales, sumados a los datos de encuestas, sumados a los elementos cualitativos, son los que permiten afirmar que el Frente Amplio tiene las mayores probabilidades de retener la Presidencia de la República. Una vez más: mayores probabilidades no quiere decir 100% de probabilidades. No es por abrir el paraguas, sino para mantener la seriedad en el análisis, el rigor analítico.

AS: Eso en relación a las probabilidades de obtener la Presidencia de la República. Pero ¿podría tener mayoría parlamentaria?

OAB: Bueno. El manejo de las cifras electorales permite ver que el Frente Amplio en las tres últimas elecciones tuvo una caída, elección a elección, al principio más grande, después más leve. Así fue que obtuvo el 50,5% en 2004, el 48,0% en 2009 y el 47,8% en 2014. Un segundo dato es que ahora aparece además una pérdida neta hacia sus dos costados, hacia el centro y hacia la izquierda, hacia el Partido Independiente y hacia Unidad Popular, que en conjunto es de alrededor de 3 puntos porcentuales. El tercer dato es que si hoy puede estimarse que en caso de elecciones reales tendría una captación electoral base del 41% al 42%, los mismos números ponen un tope que no va más allá del 42% al 45%. Estos últimos dos datos son estimaciones a ahora. Podrían variar. Pero para ello el Frente Amplio tendría que conquistar los votos que está perdiendo a la izquierda y al centro. Y reconquistar votos que se le fueron a Novick.

Con estas estimaciones, hoy por hoy el Frente Amplio tiene las menores probabilidades de obtener la mayoría parlamentaria. No quiere decir tampoco que no tiene ninguna, pero tiene pocas.

AS: Conclusión final?

OAB: Como resumen. Según las estimaciones actuales, digamos con datos de fin de año, las mayores probabilidades son que el Frente Amplio retenga la Presidencia de la República y no logre la mayoría parlamentaria.

AS: Llegamos al fin de este análisis. La transcripción del mismo se encontrará en el portal digital de Factum,www.factum.uy y en 970universal.com