25 May. 2018

Venezuela: la división política del país, las denuncias de la oposición y la equidad electoral

Oscar A. Bottinelli - Diálogo con Aldo Silva

970 Universal – Fuentes Confiables

No hubo propaganda equitativa de los actores políticos, con un claro favorecimiento del oficialismo que se puede estimar, a ojo de buen cubero, en una relación de 9 a 1. Hubo un claro “ventajismo” del oficialismo. Las otras denuncias de la oposición participante sobre el acto electoral no afectan los resultados La proscripción del uso de la expresión “MUD” es una chicana jurídica de un tribunal de justicia y una sala constitucional que, en una impresión personal y subjetiva, parece ser muy ideologizada y politizada.

OAB: Recordemos el “Aviso a los Navegantes”. La información que existe en Uruguay y buena parte del mundo es muy sesgada e incompleta. Hay un exceso de visión en blanco y negro. Este es un análisis “no apto para fanáticos”.

La conclusión al cierre del análisis de ayer fue: Que es muy claro que los votos escrutados son los efectivamente emitidos. No está en cuestionamiento la validez de la votación, en cuanto a que los electores que concurrieron estaban debidamente habilitados, los votos los emitieron en secreto y esos votos fueron debidamente contabilizados.

AS: Ayer tú presentaste los dos primeros capítulos de siete: “El panorama actual de los actores políticos en Venezuela y de los actores electorales del 20 de mayo”, y “El procedimiento de votación y escrutinio”. Ahora pasemos al capítulo 3: La cuantificación de los segmentos políticos de la realidad venezolana

OAB: Vamos a presentar cifras gruesas. Votaron algo más de 9 millones de personas: 6 millones para Nicolás Maduro, 2 millones para Henri Falcón (la oposición clásica participante) y 1 millón para Bertucci (la oposición evangelista). El total de habilitados era de 20 millones y medio.

¿Cómo se calcula la abstención política? Porque siempre ha habido abstención, como pasa en las elecciones de todos los países con voto voluntario. En Estados Unidos se elige presidente con participación a veces del 40%.

Las dos últimas elecciones presidenciales en Venezuela estuvieron en el orden del 80%. Unas décimas más en 2012, Chávez vs. Capriles; unas décimas menos en 2013, Maduro vs, Capriles. Recordemos que entre tanto murió Chávez. Desde entonces ha habido una emigración importante, y en las elecciones legislativas de 2015 votó el 74%. A su vez en estos dos años y medio continuó la emigración. Esta emigración solo vota en el exterior cuando ya está asentada y registrada en los consulados. Hechos un conjunto de cálculos, parece razonable estimar que si todo el mundo se hubiese presentado, si no hubiese habido llamado a la abstención política, el número de votantes habría rondado los 15 millones, es decir, en el entorno del mencionado 74%. Ello arroja un 26% de abstención por desinterés. Pero lo que importa es la abstención política, cuantificar cuántos no votaron siguiendo el boicot pedido por la MUD.

Si se toma como total del universo potencial de votantes esos 15 millones, da que la abstención política se ubica en 6 millones, que significa un 28% del total de habilitados para votar. Con esos cálculos, el panorama político venezolano arroja: oficialismo bolivariano, 6 millones; oposición dura, 6 millones; oposición participante, 2 millones y oposición diferente, evangelista, no sumable a las otras oposiciones, 1 millón.

En porcentaje en números redondos nos da: oficialismo, 40%; oposición dura, 40%; oposición participante, 13%; oposición evangelista, 7%. La oposición evangelista no se suma a las otras. La pregunta es si son o no sumables las otras dos oposiciones, a las que llamamos oposiciones políticas. Eso lo veremos el lunes.

AS: Pasemos al cuarto capítulo: El acto electoral del pasado domingo 20 de mayo. El clima social y las denuncias de la oposición participante.

OAB: Sobre el acto electoral del 20 de mayo y el cierre de la campaña electoral, lo que observamos fue un multitudinario acto en favor de Nicolás Maduro, impresionante, de gente de niveles muy populares, y un acto muy grande, también predominante de niveles populares, en favor del opositor Henri Falcón. Todos los actos como el clima de la ciudad de Caracas fue pacífico, de total normalidad. No vimos el clima electoral del Uruguay, ni en esos dos días previos ni el mismo día de las elecciones. El único incidente que tuvimos noticias fue el de un pequeño grupo de personas, muy fervorosas, enfrente de la casa donde vive y está preso el líder de la oposición derechista más fuerte, Leopoldo López.

El día de las elecciones fue de calma total. Un caso interesante es que visitamos un centro de votación en el Gran Caracas, ya fuera del Distrito Capital, en el Estado de Miranda, Municipio de Baruta. De este municipio fue alcalde el líder de Primero Justicia Henrique Capriles, quien fue el último contrincante de Chávez y el primer contrincante de Maduro. El barrio donde estuvimos era de una clase media alta. Y claramente abstencionista, como que al mediodía había votado el 3% de los habilitados. Enfrente al local había un espacio parquizado, y por allí los abstencionistas hacían jogging y caminatas. Una mujer de mediana edad, haciendo jogging, al pasar dijo, “esto es un fraude”. Un profesor de Física de la Universidad Simón Bolívar se nos acercó, dialogamos un rato, ferviente opositor, pero votante: “voto a Falcón, a estos hay que sacarlos”. Pero esos opositores votantes o abstencionistas se comportaban correctos, sin ningún gesto hostil, sin ningún grito. Y esto fue en el lugar más posicionado en favor de la abstención y más afín al inhabilitado Henrique Capriles.

AS: ¿Y qué hay de las denuncias de la oposición?

OAB: La oposición participante y el miembro del Consejo Nacional Electoral de tendencia opositora, Luis Emilio Rondón González, presentan fundamentalmente tres denuncias sobre actos previos a las elecciones y tres denuncias sobre el acto electoral. Previo al acto electoral denuncian el adelanto de las elecciones, la proscripción de la marca “MUD” e inhabilitación de candidatos, y un “inequívoco ventajismo” (palabras textuales). Del propio acto electoral, la prolongación del cierre de la votación, el acompañamiento de votantes hasta la máquina de votar y la cercanía y uso de los “puntos rojos”..

AS: Veamos primero las denuncias sobre los actos previo a las elecciones.

OAB: La primera se refiere a cuestionar el adelanto de las elecciones, que probablemente deberían celebrarse en el mes de diciembre. Aclaro que el tema me resulta muy complicado, porque los distintos bandos hacen acusaciones contra el otro y me es muy difícil desentrañar qué es lo que en realidad ocurrió. Lo que sí queda claro es: Uno, que se habían convocado elecciones para el 22 de abril. Dos, que ello levantó objeciones de muchos países y de las oposiciones. Tres que el 1° de marzo se firmó un “Acuerdo de Garantías Electorales”, con ese nombre, que firmaron Maduro, Falcón, Bertucci y Quijada que acuerda celebrar elecciones en la segunda quincena de mayo. Y cuatro, que el Consejo Nacional Electoral fijó la fecha del 20 de mayo. Parecería que esta denuncia es un poco sorprendente, dado que los tres candidatos opositores firmaron el acuerdo para que fuese en esta fecha.

La segunda denuncia es lo que Rondón llamó “inequívoco ventajismo”. En el mencionado Acuerdo de Garantías Electorales se pactó el “equilibrio en el acceso a los medios de comunicación públicos y privados”. Todos los elementos que pudimos recoger, lo visto personalmente en televisión y en los carteles en vía pública, permite afirmar que hubo una ventaja del oficialismo sobre la oposición que en términos deportivos uno diría de 9 a 1. No hubo una comunicación equitativa. Esto parece bastante contundente. Es posible que haya sido equitativo el acceso de los candidatos y partidos en sentido estricto, pero el oficialismo contó con una formidable presencia de participación del gobierno y del periodismo afín al bolivarianismo. El contexto de campaña electoral, en cuanto a los mensajes masivos hacia la población, fueron claramente sesgados en favor del oficialismo.

La tercera denuncia va contra la orden de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de ordenar al Consejo Nacional Electoral la inhabilitación de la marca “MUD. La decisión se apega estrictamente a una interpretación posible, un poco retorcida, de la normativa electoral. La percepción que uno recoge es que el máximo órgano judicial hizo una chicana legal que no corresponde a una disputa en buena ley. Debo agregar, además, y esto reconozco que es absolutamente subjetivo, que cuando nuestra visita, los discursos del presidente del Tribunal Supremo de Justicia y de su Sala Constitucional me resultaron totalmente ideologizados y politizados, sin la mesura que debe guardar la magistratura. Repito, es subjetivo, pero no me gustó. No me dio garantías de tribunales actuantes en buena ley. También hay acusaciones sobre la inhabilitación de candidatos, pero eso lo veremos en otro capítulo. En cambio, lo que uno directamente percibió del Consejo Nacional Electoral fue diferente; no analizo su accionar, habría que investigar bastante, pero también en forma muy subjetiva digo: me dio confianza. Y en relación a esto, el lu nes analizaremos las inhabilitaciones a dos de los tres principales líderes de la oposición clásica. Leopoldo López y Henrique Capriles

AS: ¿Y qué pasa con las denuncias sobre el acto electoral?

OAB:La primera denuncia es correcta. La normativa establece textualmente: “El Acto de Votación se desarrollará de manera ininterrumpida desde las 6.00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde, debiendo continuar después de dicha hora mientras existan electoras o electores en cola para sufragar”. La votación se prolongó en todo el país hasta que el cierre de la votación fue ordenada por el Consejo Nacional Electoral -según nuestro reloj- a las 19:10.. En el centro de votación en que me encontraba, se prolongó la votación sin que hubiera un solo votante en cola en ninguna de las 11 mesas. Hubo una clara e inequívoca violación del horario de cierre de la votación.

Ahora bien. Más allá de lo formal, la pregunta es ¿influyó en las elecciones? Lo que observamos nosotros, otros observadores y periodistas es que fue muy magro el número de votantes luego de la hora 18, pero eso es facilmente comprobable si se auditan las máquinas de votar. Pero dado que la diferencia entre Maduro y Falcón fue de algo más de 4 millones de votos, para que impactara sobre el resultado de la elección debió votar entre las 18 y las 19:10 más de 4 millones de personas de un total de cerca de 9 millones. Tendría que haber votado el 45% y eso hubiera sido un alud de afluencia a las urnas que nadie vio. Por lo tanto, esa irregularidad, que es cierta que existió, no influyó en el resultado.

¿Influyó en las participación, que es un dato político y no técnico? Lo que nosotros registramos es un promedio de 1 votante y medio por mesa. Más o menos es lo que vieron otros observadores. Ello entonces influiría en una variación de decimales, como mucho -de manera exagerada- en un punto porcentual, lo que no cambia nada. Las denuncias de la oposición no habían cuantificado los efectos, así que habrá que esperar para saberlo. En principio fue una grave irregularidad innecesaria. Uno diría que fue más que un error, una absurda torpeza de las autoridades electorales.

AS: Queda lo del acompañamiento y lo de los puntos rojos.

OAB: La normativa prevé que un votante puede hacerse acompañar a la máquina de votar, porque no entiende cómo funciona, porque tiene problemas de visión, porque tiene que ser ayudado a caminar. Un acompañante -que queda registrado en el acta- solo puede acompañar a un solo votante. La denuncia es que hubo acompañantes que acompañaron a varias personas. Esto sería grave si fuese masivo, pero hasta ahora el numero denunciado es insignificante. Pero es otra situación sobre la que hay que esperar que se materialicen las impugnaciones y se presenten las pruebas para ver si tiene relevancia.

Los puntos rojos son algo parecido a nuestras mesas de distribución de listas. Pero como no se distribuyen listas, su función es asistir a los votantes. Cumplen una función proselitista. En el acuerdo de los 4 candidatos se convino que deberían estar a más de 200 metros de los centros de votación. La denuncia es que en 300 casos de más de 14 mil centros de votación, es decir, alrededor de un 2%, se habría violado esa distancia. Se espera la presentación de pruebas. Los observadores no lo registraron y a mí me pareció ver uno que podría estar a 100 metros. ¿Qué se hace en los puntos rojos? El clásico control de que vayan a votar los de uno. Y a veces la gente que va a registrarse para que sean que es de ese partido, generalmente del oficialismo, para favores futuros. Esto en realidad no entra dentro del concepto de fraude, sino de clientelismo, de práctica clientelar. El tema es que aquí en Uruguay, en el vecindario y en los países de nuestra proximidad cultural, son pocos y pequeños los que pueden tirar la primera piedra. Repito: clientelismo no es sano para la democracia, está muy extendido inclusive en las democracias plenas, pero no es fraude.

AS: ¿Como resumen de lo planteado hasta ahora?

OAB: El resumen de estos primeros cuatro capítulos:

Uno. Es muy claro que los votos escrutados son los efectivamente emitidos. No está en cuestionamiento la validez de la votación, en cuanto a que los electores que concurrieron estaban debidamente habilitados, los votos los emitieron en secreto y esos votos fueron debidamente contabilizados.

Dos. No hubo propaganda equitati va de los actores políticos, con un claro favorecimiento del oficialismo que se puede estimar, a ojo de buen cubero, en una relación de 9 a 1. Hubo un claro “ventajismo” del oficialismo.

Tres. Las otras denuncias de la oposición participante sobre el acto electoral no afectan los resultados

Cuatro. La proscripción del uso de la expresión “MUD” es una chicana jurídica de un tribunal de justicia y una sala constitucional que, en una impresión personal y subjetiva, parece ser muy ideologizada y politizada.

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Ver además:

“Venezuela: la necesidad de bajar la pelota al piso y analizar detenidamente cada elemento”

“Venezuela: los aspectos controversiales del contexto electoral”