25 Nov. 2019

Repercusiones del balotaje: un nuevo Gobierno y una nueva oposición

Oscar A. Bottinelli - Diálogo con Micaela Cotelo

Concierto Urbana FM – Después de Hora

"Desde la elección a hoy, la coalición pierde nueve de cada diez puntos porcentuales. Nueve de cada diez votantes que tenía de diferencia con el FA. Ese es un dato que ocurre desde el 27 de octubre al 24 de noviembre. Acá hay que estudiar muy a fondo; sin ninguna duda, uno de los problemas de una coalición multicolor es que algunos votantes de partidos asociados, en relación a un partido dominante, que es el PN, se encontraban con menos proximidad hacia el candidato elegido que respecto a otro partido".

M.C.: ¿Qué fue lo que pasó en el balotaje de ayer?

O.B.: Vamos a ir a lo principal, aunque sea obvio: ganó Lacalle Pou. Eso se da por descontado, pero por otro lado se dice que no se sabe. Sí, ganó Lacalle Pou, es el nuevo presidente, ganó la coalición multicolor, conformada por el Partido Nacional, el Partido Colorado, Cabildo Abierto, Partido Independiente y Partido de la Gente. La coalición se forma con el respaldo de 17 senadores y 56 diputados, que correspondía al 54,05% de los votos, con una ventaja sobre el Frente Amplio de 15 puntos porcentuales, que había obtenido el 39%. Estamos hablando de votos en las urnas. El resultado final va a terminar, una vez que se cuenten los votos observados, con que esa distancia de 15 puntos, se reduce a 1,2, 1,3, como mucho 1,4. Acá hay un primer dato: desde la elección a hoy, la coalición pierde nueve de cada diez puntos porcentuales. Nueve de cada diez votantes que tenía de diferencia con el FA. Ese es un dato que ocurre desde el 27 de octubre al 24 de noviembre. Acá hay que estudiar muy a fondo; sin ninguna duda, uno de los problemas de una coalición multicolor es que algunos votantes de partidos asociados, en relación a un partido dominante, que es el PN, se encontraban con menos proximidad hacia el candidato elegido que respecto a otro partido. O, por lo menos, se encontraba equidistante. Esto ya marca un primer nivel de retracción de una coalición que, además, dio una serie de señales contradictorias. Hizo un programa de Gobierno pero no estaban todos juntos, no firmaron todos a la vez, no sacaron una foto, más bien funcionaron como foto electoral, pero no llegó a ser de Gobierno. Recién están empezando a dar los pasos para ser una coalición de Gobierno, y esto, que parece una cosa académica, la gente lo huele, lo percibe. Eso genera dudas, incertidumbres.

Por otro lado, al domingo pasado, la foto que saca Factum es de alrededor de ocho puntos de ventaja a favor de Lacalle Pou sobre Daniel Martínez. Exactamente era de seis a ocho, ya que manejamos que podía estar del 42% al 44% Daniel Martínez, entre el 50% y el 52% Lacalle Pou. Lacalle Pou estuvo no tan debajo de eso, va a terminar casi en el 49%, y Daniel Martínez sí va a estar algo más del tope, va a estar en el 47,5%. Aquí se observa, como número grueso de grandes colectivos, que toda la izquierda votó a Daniel Martínez. FA, Unidad Popular. Los partidos que podíamos llamar “desafiantes”, Partido Digital, Partido Verde Animalista, Partido Ecologista Radical Intransigente, da la impresión de que, globalmente, votaron a Daniel Martínez, aunque haya habido votos para el otro lado. Y lo que vemos es que la defección de partidos asociados de la coalición fue mayor de lo previsto, porque el voto en blanco y anulado, y esto es algo muy importante, siempre fue mayor en el balotaje que en la elección nacional. Es muy obvio, porque en la elección nacional hay siete, ocho, once partidos, y en el balotaje solo dos. Mucha gente queda sin identificarse con ninguno. Y por primera vez no es mayor, sino que termina siendo más o menos igual. Y todo apuntaba a que iba a ser mayor, y esto quiere decir que votantes de CA, del PC, que decían que iban a votar en blanco, finalmente terminaron votando a Daniel Martínez. Y ya había votantes colorados y cabildantes que también iban a votar a Martínez. Más que a Martínez, en el caso de CA, iban a votar al FA, porque habían sido votantes del FA, generalmente en tres elecciones consecutivas.

¿Qué fenómeno ocurrió acá? Lo estamos explicando por movimientos políticos. Hay que ver las causas, pero da la impresión que hubo algunos hechos que generaron algún tipo de temor. Sin duda impactó bastante lo del video de Manini, que es un llamado directo a integrantes de las Fuerzas Armadas, con un durísimo ataque al FA. Llamó la atención, incluso, porque no era el estilo de Manini, que tiene un estilo más mesurado. Y, por otro lado, concomitantemente, aunque no tenía que ver lo uno con lo otro, este mensaje, comunicado, publicación que hace el Centro Militar, de un artículo, también feroz contra el FA, incluso alarmista, y lo uno potenció a lo otro. Eso fue claro en las redes sociales. Creó un shock, un clima, que no importa si estuvo bien o mal manejado, de buena fe o mala fe. Lo que importa es que impactó. Impactó sobre un segmento del electorado, no sobre todo, pero ese segmento es lo suficientemente importante, porque, al cambiar el voto de un lado para el otro, acercó las cifras. Esto es lo que aparece como elemento más claro, a lo que hay que agregar que el FA tuvo mensajes contradictorios, pero dentro de la contradicción hubo una apelación a la estabilidad, a la certeza, el cambio siempre genera miedos, más en una sociedad conservadora como la uruguaya. Creo que fueron muchos factores los que se dieron para que se produjera un resultado mucho más justo del esperado. Es el porcentaje más cercano que ha dado un balotaje. Lacalle es el presidente elegido en balotaje con menor porcentaje de todos, por debajo del 50%. También hay que recalcar que la opción oficialista baja del 53,5% que tuvo en el balotaje pasado al 47,5%. Hay una caída grande del oficialismo. Tenemos muchos fenómenos que han ocurrido, y que terminaron con una elección que es muy importante políticamente por lo ajustada, aunque no cambie nada de lo formal. El presidente es el presidente, la coalición vencedora es la coalición vencedora, pero fue muy claro el discurso de anoche de Lacalle Pou, cuando hace un llamado a un país en mitades que tiene que unirse y entenderse.

M.C.: ¿Qué percibiste de los dos discursos, tanto del de Daniel Martínez como del de Lacalle Pou?

O.B.: Creo que la demora tuvo que ver con que, con un resultado de esos, en cualquier país de América Latina, termina el país incendiado. Fue esperar para poder salir con cosas más o menos certeras, y dando señal de calma. Creo que eso fue muy responsable de las dos partes. Los dos candidatos hicieron la misma apelación al país de dos mitades, al país que hay que unir, que hay que trabajar juntos. Apuntando a un próximo gobierno de mucho diálogo entre Gobierno y oposición. Daniel Martínez decía “cualquiera sea el Gobierno”, y ahí no logro entender por qué no hizo el reconocimiento cuando era obvio. Y Martínez habló como habló Vázquez cuando perdió en el 99. Ya trazando su candidatura para el 2024. Lo de “semilla”, ¿Estaba referido al FA o estaba referido a sí mismo? Él se sintió ganador en la derrota colectiva, o individual, pero incluso habló casi sintiéndose el jefe de la oposición, rol en el que habló, tres días atrás, José Mujica. En este momento queda planteada una competencia de liderazgos de la oposición. Uno es el primer senador, con cinco senadores y 25 diputados propios, y el otro, con algún mínimo apoyo parlamentario, pero jugando a su figura popular y a la calle.

M.C.: ¿Qué desafíos tiene, de ahora en adelante, esta coalición?

O.B.: Creo que el diagnóstico está de acuerdo a la distinta visión que tienen de cómo se plantean los temas. Más aún: Sanguinetti dijo que acá no se cambió nada, sino que se equivocaron las encuestas. El problema es que los votos cambiaron desde la elección de octubre, no desde las encuestas. Es un comodín: si no me gusta el resultado digo que la encuesta es el culpable y se saltea que lo que cambiaron fueron los votos. Pero la tesis de Sanguinetti es la de echar agua a las brasas, y la tesis de los otros, con respecto al video de Manini, es que fue algo grave. Son concepciones o matices diferentes. Sin ninguna duda, esta salida de Manini, más allá de que después hizo un discurso muy conciliador hacia toda la sociedad, marca la posibilidad de riesgos de la coalición, en este y otros temas. Se van a plantear un montón de complicaciones, por algo es una coalición. Pero lo que es decisivo es esperar estos 15 días que ha marcado Lacalle Pou, como el tiempo para formar el Gobierno, el Consejo de Ministros. Él más bien apunta a tener la mayor cantidad de figuras de primera línea, no sé si lo va a lograr. Apunta a un reparto matemático, que es una concepción del viejo Luis Alberto de Herrera, que aplicó su padre en el Gobierno, que aplicó Mujica, que también es de cuño herrerista, y que tiene mucho sentido en función de que se aplica una regla matemática para todos los que componen esa mayoría. Esa es la lógica de Lacalle Pou, que es una lógica muy aceptada en el mundo. Ahora vamos a ver, no solo la cantidad, sino la calidad de los ministerios. No es lo mismo que un partido tenga un Ministerio políticamente periférico, a que le den ministerios políticamente trascedentes.

M.C.: Y cada uno va a querer hacer su carrera política en el cargo que le toque, por ejemplo Talvi.

O.B.: En el caso de Talvi sí, pero hay otros que pueden tener un perfil más de ser figuras de un elenco, o de ser figuras de tipo técnico, o dirigentes más de tipo social, o empresario, que no están plenamente en carrera política, aunque se le puede despertar “el bichito” a todo el mundo. Ahora creo que viene el cambio de etapa, se demora un poco el inicio formal de la transición unos días, la Corte Electoral quedó presionada para terminar cuanto antes, y ahí empezará la transición y la formación de un nuevo Gobierno. Yo diría que la semana que viene, y esta semana misma, la preocupación de la gente, de los actores sociales, políticos, empresariales, es ver qué va a hacer el próximo Gobierno, hacia dónde va, cómo va a encarar esta especie de ajuste o recorte fiscal, qué va a pasar con las relaciones internacionales, con el dólar. Ya lo que pasó se terminó. Por supuesto, el FA tiene una etapa muy importante por delante, que es hacer el diagnóstico de lo que le pasó. Tiene cinco años por delante. Perdió dos diputados en 2009 y no hizo ninguna evaluación. Perdió un senador en 2014, y la única evaluación que hizo fue decir que se equivocaron las encuestas. Ahora lleva perdidos tres senadores, diez diputados y el Gobierno. Parecería que el tema es no quedarse con la remontada y analizar qué pasó el 27 de octubre. Incluso qué pasó el 24 de noviembre, porque el candidato del FA, Tabaré Vázquez, obtuvo el 53,5% de los votos en 2014, y Daniel Martínez el 47,5%. Por donde se mire, el FA tiene que estudiar qué pasó. No puede quedarse en lo que está.