11 Dic. 2020

Pragmatismo político y rigidez en principios personales

Oscar A. Bottinelli

Semanario Brecha

No fue un hombre de ideología precisa, articulada, sino más bien una personalidad con prevalencia de claros sentimientos, sensibilidades y sueños […] La consecuencia de ello fue su pragmatismo a la hora de tomar decisiones políticas y hacer definiciones de gobierno […] El pragmatismo encuentra su límite en dos campos en que las definiciones de Tabaré Vázquez son rígidas y cabe calificarlas de pre políticas; en que su decisión fue intransigente, sin concesiones: el tabaquismo y su oposición al aborto legal.

Analizar los impactos del pasaje de Tabaré Vázquez por la vida política del país exige necesariamente elegir algunos pocos ángulos de enfoque y partir de algunas conceptualizaciones previas. La primera de ellas es que no fue un hombre de ideología precisa, articulada, sino más bien una personalidad con prevalencia de claros sentimientos, sensibilidades y sueños. Tampoco la elaboración política, el modelo de país, fueron el centro de su pensamiento en casi la primera mitad de su vida adulta.

Ingresa al centro de la política muy cerca de la cincuentena, tras una vida dedicada a la actividad científica y profesional, en que la medicina en general y la oncología en particular fueron –y siguieron siendo- el eje central de su elaboración intelectual. La consecuencia de ello fue su pragmatismo a la hora de tomar decisiones políticas y hacer definiciones de gobierno, unido a un estilo claro en materia de conducción. Cabe recordar que toda su actividad política se desempeña en los planos más altos; registra una escasa y breve actividad en planos medios o bajos.

Un elemento relevante, de mucha utilidad para sí y para el Frente Amplio, lo fue la captación instintiva de los sentimientos populares y, en sentido inverso, la capacidad para lograr fuerte confianza en los sectores más populares.

El pragmatismo encuentra su límite en dos campos en que las definiciones de Tabaré Vázquez son rígidas y cabe calificarlas de pre políticas; en que su decisión fue intransigente, sin concesiones. Son los campos en que él forma sus convicciones antes de cualquier ensoñación de actividad política y que corresponden a definiciones de vida, relacionadas con su propia vida o entorno familiar. Uno es el tabaquismo, que en realidad es la política pública de mayor impacto colectivo en el abordaje global de la lucha contra el cáncer, que él aporta a la discusión nacional y que logra finalmente una gran aceptación social y un nítido éxito en cuanto a resultados. El otro lo es su oposición al aborto legal, un tema en que no mide consecuencias y se juega en contra de la casi totalidad del Frente Amplio: veta la ley impulsada por su fuerza política, se apoya en los blancos y casi todos los colorados para impedir el levantamiento de las observaciones; y más tarde, cuando se aprueba la despenalización en un formato algo más leve, impulsa con blancos, muchos colorados y sectores religiosos un referendum para derogar la norma. Lo significativo es que si bien pierde la batalla conceptual (la convocatoria a referéndum fracasa en forma rotunda), triunfa desde el punto de vista político, porque ese Frente Amplio al que enfrenta con el veto y el referendum lo promueve más tarde para un segundo periodo presidencial. Tanto en el veto como en el referendum, tendrá enfrente a Julio Ma. Sanguinetti.

Hay un tercer elemento ideológico –también pre político- que aparece en el sustrato de su acción política y gubernativa: su formación religiosa, destacada en sus abundantes referencias a la Biblia. Un hombre que si bien algunas veces se definió como agnóstico, en realidad expresa más bien un descreimiento en un dios al que considera que (le) ha sido injusto; y el descreimiento implica un enojo con Dios, y el enojo es una forma muy fuerte de creencia.

En materia de gobierno cabe resaltar como la decisión personal de mayor impacto -que no se origina ni en el Frente Amplio ni en la izquierda social, ni tampoco en los otros partidos- el logro de ser el primer país del mundo en asegurar una computadora por niño: el Plan Ceibal; y evitar así que la digitalización opere como una segmentación social insuperable; impide que se generalice y cristalice un nuevo tipo de analfabetismo.

Su conducción tanto política como gubernativa se destaca por la prevalencia de lo táctico sobre lo estratégico. Un elemento básico de ello lo fue su también instintiva claridad para percibir las cualidades de cada quien a la hora de formar los elencos; y, a partir de allí, delegar ampliamente la toma de decisiones a sus colaboradores, respaldar con fuerza su accionar y sustituirlos con rapidez y sin consideraciones cuando estimó que hubieron fracasado. En general prefirió no inmiscuirse en los temas de ejecución y reservarse el papel del conductor que marca el camino y arbitra las disidencias. Otro elemento relevante es que en general no aplicó la teoría de la conducción mediante síntesis (el hombre en el cual todos pueden encontrar una parte de su pensamiento) sino la teoría del péndulo: el oscilar lentamente desde una punta a la otra, cosa que en cada momento cada segmento se reflejase plenamente en él.

Es muy difícil determinar su aporte electoral al Frente Amplio, como lo es difícil siempre en partidos de larga construcción y fuerte pertenencia. Pero hay momentos en que puede detectarse que aportó el plus necesario para impactar sobre el resultado.