Los
juicios de gestión de los
intendentes salientes de Montevideo y
Canelones
Oscar
A. Bottinelli
Estas elecciones municipales son
peculiares por dos vías. Por un
lado, por la reforma constitucional que
establece en Uruguay por primera vez algo
que es muy común en otras partes
del mundo, que son las elecciones
municipales o departamentales exclusivas,
absolutamente desvinculadas de cualquier
otro tipo de elección; en Uruguay
esto no había ocurrido nunca. La
segunda peculiaridad es que 13 de los 19
intendentes que estaban en el cargo a
comienzos de febrero renunciaron para
postularse a la reelección y
solamente seis permanecen en sus cargos y
no se postulan a la reelección. Si
siempre tiene importancia el juicio de
gestión del intendente saliente
porque tiene un sucesor o su partido
presenta candidatos, es mucho más
importante cuando es el propio titular el
que se postula a la reelección. En
este caso esto ocurre nada menos que en
los departamentos más importantes,
como Montevideo, Canelones y
Paysandú, que tiene una gran
incógnita electoral.
Recordemos que Uruguay ha tenido una
historia bastante cambiante en cuanto a
elecciones municipales y municipios. Los
municipios propiamente dichos, entendidos
en el sentido más estricto del
término, como gobiernos de la
ciudad, del pueblo y de la localidad, han
desaparecido en Uruguay desde la primera
administración local que
existió que fueron los cabildos.
Desde la colonización
española hasta la Asamblea General
Constituyente y Legislativa, que fue
diseñando y modelando el Estado
independiente, existieron los cabildos que
desaparecieron a punto de constituirse
Uruguay en una República
independiente.
En un país con una estructura
totalmente centralizada surgieron las
jefaturas políticas y de
Policías, de las cuales las
jefaturas de Policía actuales son
sucesoras. Los departamentos eran
gobernados por un jefe que era
político y de Policía a la
vez. Esto ocurrió a lo largo de
todo el siglo XIX, hasta que a comienzos
de este siglo se creó las
intendencias de una forma muy discutible
constitucionalmente, ya que fueron creadas
por una ley. Luego la Constitución
de 1918 institucionalizó lo que se
llamó consejos de
administración departamental.
Tuvimos una oscilación de
órganos colegiados de varios
miembros, luego intendentes desde el
año 34 al 54, luego consejos
departamentales desde el 65 al 67 y desde
entonces las intendencias
departamentales.
Nosotros nunca tuvimos gobierno de
ciudades desde la supresión de los
cabildos. Tuvimos jefes políticos y
de Policía de departamentos,
consejos de administración
departamental, intendencias
departamentales y consejos
departamentales. La Constitución
las llama intendencias municipales porque
en el Derecho uruguayo hay una
confusión entre las palabras
"municipal" y "departamental", tanto que
estamos hablando de elecciones municipales
cuando se trata de gobiernos
departamentales. En cualquier otra parte
del mundo éstas serían
elecciones de tipo provincial; en
Montevideo, por razones de tamaño,
está coincidiendo
prácticamente la ciudad con el
departamento.
Para presidente no tenemos
reelección y sí para
intendente. Aquí se introdujo una
fórmula intermedia, se
entendió que un intendente
podía ser reelecto. Sin duda que el
intendente no tiene los poderes que tiene
un presidente de la República, es
un cargo intermedio, pero a su vez se le
quiso poner dos frenos a esta
reelección. El primer freno es que
sólo puede ser reelegido una vez en
forma consecutiva. Tabaré
Hackembruch, por ejemplo, puede postularse
a la reelección porque fue
intendente en el período 85-90, en
esa elección perdió la
reelección, por lo tanto estuvo un
período afuera y luego
volvió a la Intendencia. Si fuera
electo éste sería el primer
período en que sería
reelecto en forma consecutiva. De acuerdo
a esta limitante, un intendente no puede
ocupar el cargo durante más de 10
años. El segundo freno es que se lo
quiere fuera del cargo en la
campaña electoral, ya que debe
renunciar al cargo 90 días antes de
la elección para poder ser
postulado, lo que lo deja
prácticamente unos cinco meses
fuera del cargo (los 90 días
anteriores a la elección más
los 60 que transcurren desde la
elección hasta la asunción
del nuevo intendente). El tema de la
reelección o no supone toda una
discusión que tiene que ver con
cómo ha ido cambiando la
jerarquía política de los
intendentes en Uruguay.
Si observamos la Constitución
de los años 40, cuando había
intendentes unipersonales, y vemos las
carreras políticas, vemos que el
intendente era una figura que cuando
terminaba el mandato generalmente aspiraba
a ser diputado; se lo veía en un
escalón igual o inferior al de un
diputado. Incluso la Constitución
establecía que para ser intendente
se requería las mismas calidades
que para ser diputado, mientras que en la
Constitución del 67 se establece
las mismas calidades que para ser senador.
Hemos visto varias cosas:
intendentes que cesaron en el cargo y
pasaron al Senado -es muy raro que un
intendente se postule a diputado-; casos
de gente electa al Senado y a la
Intendencia que optan por el cargo de
intendente y no de senador. Esto tiene
algo que ver con la disminución del
peso político que ha tenido el
Parlamento en relación a los cargos
ejecutivos. Y, por otro lado, con el hecho
de que tener parcelas propias de poder de
naturaleza autónoma sin duda es un
capital político.
Los intendentes de 13 departamentos
se postulan a la reelección. En el
caso de Paysandú se da la
peculiaridad de que el intendente que se
postula a la reelección no
llegó a estar un año en el
cargo porque es el sucesor de Jorge
Larrañaga, que renunció poco
después de las elecciones de abril
para postularse al Senado y transformarse
en dirigente nacional, y que ya
había agotado las posibilidades de
reelección porque ya estuvo dos
períodos consecutivos en el cargo.
Los intendentes no renunciantes son:
en Maldonado, Camilo Tortorella, que
ingresó por muerte de Domingo
Burgueño; en Treinta y Tres, Walter
Campanella; en Cerro Largo, Diego Saravia
Saravia, que está sustituyendo a
Serafín Bejérez, que
está suspendido, quien a su vez
entró por la muerte de Villanueva
Saravia; en Rivera, Asdrúbal
Vázquez, que entró por
renuncia del titular electo, Walter
Riesgo, hoy senador; en Río Negro,
Ruben Rodríguez, quien en un acto
político sorpresivo declinó
su anunciada reelección; y, en
Durazno, Hugo Apolo, que ya había
sido intendente entre el 85 y el 90 y
desistió de postularse a la
reelección.
EL JUICIO DE DESEMPEÑO
DE MARIANO ARANA
INTENDENTE SALIENTE DE
MONTEVIDEO
Este tema puede llegar a tener
relación con la intención de
voto en la medida en que los dos
intendentes se postulan a la
reelección. En el caso de
Montevideo la pregunta fue si se aprueba o
desaprueba el desempeño de Mariano
Arana como intendente municipal.
Las cifras son las siguientes:
aprueba el desempeño de Arana el
69%, lo desaprueba el 11%, ni lo aprueba
ni lo desaprueba un 17% y no tiene
opinión un 2%.
Estas son las respuestas a la
última encuesta de 400 personas de
todo el departamento, tanto urbano como
rural, dadas los días 19 y 20 de
febrero de 2000, apenas renunciado el
intendente para presentarse a su
reelección. Recordemos que cuando
hablamos de los indicadores de aprueba o
desaprueba los traducimos en un
índice o puntaje en una escala de
cero a 100.
Arana tiene 78 puntos, una
calificación muy buena, en el borde
de ser calificada de excelente, a la que
llegaría con 80 puntos. Arana se ha
caracterizado, con mucha
fluctuación -tuvo períodos
más duros-, por tener un alto
puntaje, un alto juicio de la
población, siempre muy positivo. En
el peor momento nunca bajó de
bueno, pero llegó a tener un
poquito más de los 78 puntos que
tiene hoy. En el segundo semestre del
año pasado llegó a superar
los 80 puntos y cierra su primer
período con una calificación
de 78 puntos que es muy alta. La
calificación de Arana es mucho
más alta que la de Vázquez,
fundamentalmente por que Mariano Arana
recoge -igual que Vázquez- la muy
fuerte aprobación de su
gestión de parte de los
frenteamplistas. Pero tiene la ventaja
comparativa cuantitativa de que cuando
Vázquez cerró su
período los frenteamplistas en
Montevideo eran muchos menos de los que
son hoy: eran un 26% y pasaron a un 44%.
Arana arranca con un 44 y en las
elecciones del 99 ya está ubicado
en un 51. Por lo tanto, si el mismo tipo
de gente lo apoya y son más, tiene
mayor apoyo.
Pero la diferencia sustancial con
Vázquez no es cuantitativa sino
cualitativa. A diferencia de
Vázquez, una figura que se fue
transformando en un polarizante con
grandes adhesiones e importantes rechazos,
Arana concita un nivel muy alto de
aprobación de personas que
pertenecen o votan a partidos
políticos ajenos al Frente Amplio,
blancos, colorados, nuevoespacistas y
personas independientes.
Recordemos que a la misma fecha la
competencia en Montevideo daba 65% de
intención de voto para Arana, 17%
para Magurno, 4% para Long, algunos
decimales para Young%, del Nuevo Espacio,
con un nivel de indecisión del
14%.
EL JUICIO DE DESEMPEÑO
DE TABARE HACKEMBRUCH
INTENDENTE SALIENTE DE
CANELONES
Vamos ahora al resultado de la
encuesta de Canelones. La pregunta era si
la gente aprueba o desaprueba el
desempeño de Tabaré
Hackembruch como intendente municipal de
Canelones. Las cifras son las siguientes:
aprueba 33%, desaprueba 46%, ni aprueba ni
desaprueba 13% y no tiene opinión
un 8%.
También aquí las
respuestas pertenecen a 400 personas en
todo el departamento urbano y rural,
recabadas en la misma fecha, 19 y 20 de
febrero de 2000, apenas renunciado el
intendente Hackembruch para presentarse a
la reelección. En la escala de cero
a 100, el puntaje de Hackembruch es de 41
puntos, una calificación neutra, ni
buena ni mala. Hackembruch tuvo en general
un nivel bastante bajo de
puntuación; a lo largo del
período su aprobación nunca
tocó el 30%, siempre estuvo por
debajo. Y cierra el período con un
nivel de aprobación y un puntaje
superiores a los que tuvo a lo largo de
todo el período, aunque es sin duda
un puntaje bajo, uno de los más
bajos del país. Normalmente estuvo
en el último lugar y con este
puntaje está entre las cuatro o
cinco intendencias con la menor
aprobación.
A diferencia de lo que ocurre en
Montevideo, en Canelones hay más de
un candidato por partido. El Frente
Amplio, con su candidato único,
Angel Spinoglio, tiene un 31%, el Partido
Colorado tiene 26%, el Partido Nacional
21%, el Nuevo Espacio 2% y los indecisos
son el 20%. Dentro del Partido Colorado
Hackembruch está sobre Eduardo
Chiesa, su contendiente, en una
relación de ventaja de dos a uno,
la misma que llevaba Julia Pou sobre
Yamandú Castro, el candidato
renunciante del Partido
Nacional.
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