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La disyuntiva histórica del Partido Colorado
Oscar A. Bottinelli.
EMILIANO COTELO:
El Partido Colorado (PC) ha comenzado un debate interno sobre
su resultado electoral, pero sobre todo afronta la gran
disyuntiva de cómo encarar el futuro. Justamente: “La
disyuntiva histórica del Partido Colorado” es el título que
nos propone hoy el politólogo Oscar A. Bottinelli, director de
Factum.
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Oscar, ubicamos primero el tema a partir de los antecedentes
históricos.
OSCAR A. BOTTINELLI:
Hay un dato que sobre todo en el exterior llama mucho la
atención: cuánto ha gobernado el PC en los 174 años de vida
independiente del país. El partido ha tenido 168 años de vida,
pero como corriente hay que remontarla a la propia elección de
Fructuoso Rivera y por lo tanto son estos mismos 174 años de
vida como Estado estructurado e independiente.
En estos 174 años la titularidad del Poder Ejecutivo –para no
ser confusos, porque después se empieza a discutir cuándo
estuvo alguien o no en el gobierno, porque ha habido
coaliciones– estuvo: 12 años en las manos puramente militares
o cívico-militares con una clara concepción despartidizada,
que fue lo que vivimos hasta hace un par de décadas; 24 años
en manos de los blancos, 11 años en el siglo XIX y 13 años en
el siglo XX; y en el resto, 138 años, el presidente de la
República o los presidentes del Consejo Nacional de Gobierno
fueron del PC.
EC - O sea 138 años en 174 de vida independiente del país.
OAB - Poca cosa, ¿no?
EC - ¿Y si manejamos antecedentes de resultados electorales?
OAB - En 1999 el Partido Nacional (PN) alcanzó el 22 por
ciento y se dijo: “Esto es el peor resultado de una
colectividad tradicional, irrepetible”. Ya se había visto como
algo no tan insólito, pero extraordinario, el 30 por ciento
del PC en 1989, más o menos lo mismo que el PN en 1984, y hay
que remontarse a 1942 para encontrar una colectividad
tradicional, en ese caso la de los blancos, que había obtenido
una cifra tan baja como el 32 por ciento. Fíjense que estamos
hablando del 32 por ciento –casi el triple de lo que sacó el
PC ahora, que apenas supera el 10 por ciento– y el resultado
blanco de 1999 fue el doble que el colorado actual.
EC - El 10 por ciento.
OAB - Un poco más del 10 por ciento. Incluso el peor resultado
de la izquierda, ya en su nueva etapa, fue cuando se fundó el
Frente Amplio (FA), en 1971, cuando obtuvo casi el 19 por
ciento. Es decir que la izquierda arrancó en casi el doble de
lo que obtuvo el PC en la última elección. Estas cifras son
muy importantes para marcar el impacto tanto histórico como
numérico de la situación en la que ha quedado el PC.
EC - ¿Y por dónde pasa la reconstrucción del PC ahora?
OAB - En primer lugar tenemos el tema de cómo va a quedar la
arquitectura político-partidaria del país –tema para otro
análisis–, la duda de si el viejo bipartidismo colorado-blanco
termina finalmente siendo sustituido por un bipartidismo
frenteamplista-blanco o, lo que se preveía en algún momento,
que Uruguay tuviera un recambio de partidos, la izquierda por
un lado y un nuevo partido que resultara de la combinación de
los otros dos.
Por ahora, dada la revitalización del PN, este camino parece
improbable, entonces en el corto y mediano plazo el desafío
del PC es evitar, o por lo menos tratar de romper, este
bipartidismo blanco-frenteamplista que emerge de la elección
de 2004. Por lo tanto tiene el desafío de renacer.
Ese desafío le presenta por un lado lo que parece más obvio,
que es la renovación en términos de liderazgos, elencos,
formas de hacer política. Pero no basta, un partido no es una
convocatoria personal, al menos en Uruguay donde los partidos
duran muchísimo tiempo, son de larga data, generan
pertenencias muy fuertes, adhesiones que trascienden el mero
voto. Por lo tanto, el PC tiene que ir a buscar raíces y
propuestas.
La tradición por supuesto es un elemento muy importante, hay
una tradición muy fuerte del siglo XIX y una segunda del siglo
XX. Pero uno diría que no basta, aquí se requiere encarar lo
ideológico. Es decir, ¿qué le propone un partido al país? ¿Qué
es lo distinto que le va a proponer el PC al país? Pensemos en
los jóvenes; un partido no se sustenta solamente con lo que ya
tiene porque esto implica un fin de tipo biológico.
EC - El PC ha albergado varias, dos o tres, grandes vertientes
ideológicas.
OAB - Exactamente, ha sido muy clara en las últimas décadas,
desde la restauración institucional hasta ahora, la existencia
de al menos dos, pero también se puede llegar a hablar de tres
vertientes. Una basada en un mantenimiento de una importante
adhesión al papel del Estado, una sociedad basada en un Estado
fuerte, en un Estado de tipo protector, y de aquí saldrían dos
vertientes que a veces pueden confundirse, una la vertiente
socialdemócrata, a la cual muchas veces se ha considerado un
adherente al ex presidente Julio María Sanguinetti, y otra que
podemos llamar la línea populista o paternal-populista que fue
claramente el proyecto de Jorge Pacheco Areco en su
Presidencia de la República, cuya última expresión política se
puede considerar que es Pablo Millor.
Luego tenemos otra vertiente, muy diferenciada de ésta, que
–para que no haya confusión de términos– llamaremos de
libremercadismo, partidaria de un libre mercado y por lo tanto
de un Estado lo más débil posible, lo que se llama el
liberalismo económico –ellos se llaman a sí mismos “los
liberales”–, que fue el discurso de los últimos tiempos, de
los últimos lustros de Jorge Batlle y el nuevo discurso que
pretendió un remozamiento de la 15 en esta campaña electoral a
través de un conjunto de figuras jóvenes apostando a ese
camino. Incluso en el recambio que supuso la salida de
Alejandro Atchugarry muchos de los partidarios de esa salida
la fundamentaban en que Atchugarry desdibujaba el perfil de
15, que parecía un hombre más del Foro Batllista (FB) en
cuanto a la concepción ideológica del papel del Estado, de una
sociedad en permanente acuerdo, y diluía ese perfil
fuertemente liberal que consideraban que debía ser el gran
patrimonio de la 15, que era ir a las raíces del discurso más
fuerte de Jorge Batlle.
EC - A partir de ese espectro ideológico que ha mostrado el
PC, ¿cómo se vislumbra el futuro?
OAB - Hemos visto que la 15 surgió de la campaña electoral
como un grupo que pretende apostar a transformar al PC en el
partido liberal, el partido del liberalismo económico, el
partido del libre mercado. Sobre todo a la luz de un PN en el
que el ala libremercadista ha quedado debilitada en términos
de números y conceptualmente, el Herrerismo no aparece hoy con
un liderazgo opuesto y diferente al del resto del partido y
diferenciado por propuestas.
Es un perfil muy claro, el problema es que el FB no va a ir
por ese camino. Por las primeras señales que empiezan a darse,
sobre todo algunas menciones que aparecen desde el diputado
Washington Abdala quien, por pasar a ser el único diputado
forista de Montevideo y suplente de Sanguinetti en el Senado,
va a cumplir en el próximo período un papel de gran relieve
dentro del FB.
EC - ¿Qué anuncios ha hecho Abdala?
OAB - No anuncios explícitos, pero en su discurso ha ido
marcando la intención de revitalizar el perfil socialdemócrata
del FB, de buscar que el PC se encuentre con esa veta del
batllismo que se identifica con la socialdemocracia europea.
EC - ¿Entonces se consolidarán dos proyectos ideológicos?
OAB - Eso es lo que a uno le cuesta pensar, que un partido que
está en el 10 por ciento –no estamos hablando de un partido en
el 30, en el 40, en un 50, ni siquiera en el 20– pretenda
relanzarse, pretenda convocar una adhesión a través de dos
proyectos ideológicos bastante diferenciados. Otra vez, si hay
dos proyectos ideológicos va a estar anclado en dos grandes
sectores. Es muy difícil relanzar un partido del 10 por ciento
si ya no se lo ve como un partido sino como una coalición de
sectores, cada uno con una propuesta ideológica diferente.
Nos parece que ahí, en ese tema, está el nudo, la dificultad
más sustantiva de relanzamiento del PC. Más allá del tema
liderazgos, del tema elencos, de recambios generacionales y de
la forma de hacer política, el PC tiene un problema difícil de
resolver, que es elaborar un proyecto ideológico, una
propuesta al país, una convocatoria a la gente joven, nueva,
unívoca, que represente a un partido y no sea una suma de
proyectos distintos, porque con el 10 por ciento no es fácil
convocar. |