31 Ene. 2021

El gobierno de Lacalle hostiga a Cabildo Abierto

Oscar A. Bottinelli - entrevista de Valeria Gil

El País

“Hay una estrategia política de querer aplastar al Frente lo más posible” [...] la aprobación del presidente está sostenida por la gestión de la pandemia … cuando se entra a ver la valoración de la gestión en ingreso a los hogares, el empleo, la pobreza y la inflación, los indicadores son bajos y predominantemente negativos […] no hay una oposición eficiente; el FA juega más a golpes puntuales que a una estrategia

Desde su despacho de la encuestadora Factum, su director, Óscar Bottinelli, aseguró que Luis Lacalle Pou sostiene su aprobación en el manejo sanitario de la pandemia y una vez que finalice la misma se puede prever “una caída fuerte” de la imagen del mandatario. Consideró que la arquitectura de la coalición es “débil” y se está llevando a una situación “riesgosa” a Cabildo Abierto, ya que dijo que desde el gobierno se busca dejar “mal parado” al sector.

-¿Qué tanto favorece o perjudica la pandemia al gobierno?

-Hay una acción comunicacional que pone a la pandemia en una forma hegemónica. Si miramos a otros países, donde hay más casos, vemos que se discuten más otros temas. Hay sí algunos planteos del ángulo social y político, y no vienen solo de la oposición. Cabildo Abierto plantea cosas, como la situación de las pequeñas y medianas empresas, como la lechería. Con el FA coincide en que en Uruguay ha habido poco derrame de dinero para enfrentar la situación. El déficit fiscal es el argumento central del Ministerio de Economía, pero en Europa este ha dejado de ser un tema de alta preocupación y hay subsidios a las familias.

-¿Cree que se insiste mucho con cuidar el déficit?

-Son temas de concepciones. La ministra de Economía tiene una posición muy rígida en cuanto a lo que fue lo dominante en la concepción económica que se asocia al liberalismo, a la importancia del grado inversor. Esa es una visión completamente diferente a la de los organismos internacionales. Nosotros ya en estudios del año pasado, de julio a noviembre, observamos que hay preocupación en la población con el tema de los ingresos de los hogares, lo que es más grave en las personas que trabajan por su cuenta.

-¿Esto le puede pasar factura al gobierno desde el punto de vista político como le pasó a Jorge Batlle en su momento?

-Si lo que sucede ahora es similar a lo que pasó en 2002 que lo digan los economistas, ahí no me meto. Lo que sí creo es que hay una presión que tiene que ver con el cierre de empresas chicas y medianas, ni hablar del turismo y la gastronomía. Las personas que no tienen empleo, ya sea que están en seguro de paro o fueron despedidas, son un número elevado. El tema es el ingreso también de los que trabajan por su cuenta y ahí uno ve que hay algo que está en efervescencia: notoriamente han crecido las personas que están viviendo en la calle y existe una percepción de la sociedad de que no está el gobierno con todas las luces prendidas en ese tema. Cuando se analiza por ejemplo la aprobación del presidente uno ve que está sostenida por la gestión de la pandemia, pero cuando se sale de eso y se entra a ver la valoración de la gestión en otros tipos de temas como el ingreso a los hogares, el empleo, la pobreza y el aumento de los precios, se ve que los indicadores son bajos y predominantemente negativos. Uno ve que la aprobación del presidente está sustentada en el tema sanitario. La pandemia oficia de contención porque hasta que no pase esto estamos todos tranquilos, ¿pero qué pasará después?

-¿Qué pasará?

-Un escenario de alta probabilidad es que se produzca una caída fuerte de la imagen del presidente, que puede afectar a su partido en la medida de que está todo muy centralizado en su figura.

-¿Lo ve más como un gobierno del Partido Nacional y no de coalición?

-Eso lo hemos manejado desde el principio, porque las formas de funcionamiento no entran en ninguna de las categorizaciones clásicas de una coalición. Es el gobierno de un partido político auxiliado por otros dos partidos: el Colorado y Cabildo. No hay ningún tipo formal o informal de construcción colectiva.

-¿Por qué no funciona como coalición?

-Hay una coalición legislativa que notoriamente va con una agenda separada. Cuando uno mira la LUC o el presupuesto uno ve una negociación que casi parte de cero. De la LUC salieron cosas importantes como la desmonopolización de los combustibles, el tema de internet y de las áreas protegidas. La prueba de que la coalición no es un bloque es que se han dado votaciones cruzadas: una la ley de aeropuertos que vota el FA, el Partido Nacional y batllistas; una ley forestal que Cabildo vota con el FA. Hay juegos cruzados.

-¿Eso significa que es endeble la coalición de gobierno?

-Sí, la estructura es endeble. La arquitectura política es débil, no es la de los distintos modos de construcción de las coaliciones a lo largo del mundo.

-El FA decía que la coalición no está asegurada y por eso la urgencia de aprobar la LUC. ¿Qué opina de esto?

-El FA lo que quiere decir es que la coalición estalla en cualquier momento, y a mí me da la impresión de que esa presunción no es correcta. Lo que sucede es otra cosa, y es que el propio Lacalle Pou tiene una concepción que no es favorable a la coalición, la recibió impuesta (...). El presidente fue muy claro después del 24 de noviembre, cuando empezó a hacer reuniones por separado con sus socios. Ese es un esquema de gobierno hiperpresidencial. No es el primero, Tabaré Vázquez tuvo una impronta hiperpresidencial en la segunda etapa, después del cambio de gabinete de 2008.

-¿Al estar presente Lacalle en todas las negociaciones se asegura tener la continuidad de la coalición?

-Diría que los vaticinios que se pueden hacer son difíciles. Lo que sí se ve es que es riesgoso, ya lo dijo (Julio María) Sanguinetti en una frase: “El Partido Nacional debe recordar que esto no es un gobierno blanco”. Trató de sacar a Lacalle Pou del tema, pero el foco de la mención era Lacalle Pou. Efectivamente si los socios sienten que son auxiliares o menores, su compromiso es menor, eso ya crea un riesgo (...) Eso no da blindaje. No es porque tengan maldad los dirigentes, todos reciben de su gente reclamos y eso debilita el apoyo al gobierno. Mucho más claro es el riesgo con Cabildo Abierto, donde no solo ocurre esto sino que hay una actitud de relativo hostigamiento.

-¿Hostigamiento?

-Permanentemente hay intenciones de dejar mal parado a Cabildo Abierto. Me refiero al presidente olvidándose de agradecerle a Daniel Salinas con el tema de las vacunas o haciendo conferencias sobre la pandemia sin el ministro de Salud.

-¿Hay un hostigamiento de Lacalle Pou hacia Cabildo?

-Sí, sí. Lo veo por ese lado. Lo cual tiene un riesgo, porque si sigue así a Cabildo lo obliga a replegarse o hacer un pataleo. Eso implica que el presidente se siente muy fuerte. ¿Y si no existe esa fortaleza? Es difícil prever lo que va a pasar en 2021 y 2022.

-¿Existe el riesgo de que con Cabildo rompa la coalición?

-Lo que por lo menos está pasando es que lo está llevando a una situación incómoda, pero también hay problemas con el Partido Colorado que está teniendo que responder a su gente de insatisfacciones en las que no tiene ni arte ni parte.

-Cabildo hace planteos a Lacalle Pou y habla de determinados temas como UPM o la ley forestal. Da la sensación de que a veces le hace oposición al gobierno.

-No diría que hace oposición, diría que juega su agenda, y como no hay ámbitos para llegar a un consenso... Si esto fuera una coalición no habría estos juegos. Lo que se está viendo es que no hay un ámbito donde Cabildo haga sus planteos y se converse o se negocie.

-¿El Partido Colorado está siendo el sostén del gobierno?

-El gobierno está sostenido por todos, en primer lugar por la pandemia. Pero, también porque no tiene una oposición eficiente. Claramente el FA juega más a golpes puntuales que a una estrategia. En realidad estamos viendo que el gobierno está muy jugado a la impronta cotidiana. Este es un estilo relativamente nuevo y un ejemplo es el de Matteo Renzi en Italia, de 2014 a 2015, donde el marketing de gobierno fue un elemento central; otro ejemplo fue el de Mauricio Macri en Argentina.

-¿Cómo observa al Partido Nacional?

-Lo que veo es que tiene un altísimo nivel de disciplina. Lo menos de adhesión podría ser (Juan) Sartori, que tuvo algunas votaciones separadas, pero muy puntuales. (Jorge) Gandini está con un perfil propio, pero es un gran defensor del gobierno. Los mayores puntales en el Parlamento no son del cerno de Lacalle Pou, son del herrerismo: Gustavo Penadés y Juan Rodríguez en Diputados. Del cerno ha sido Martín Lema el más importante. Es una bancada que funciona haciendo los deberes a favor del gobierno y que se mueve a su compás. Dan la idea de una bancada muy compacta, ayudan mucho al gobierno porque tienen la menor iniciativa posible.

-¿Existe una grieta entre el gobierno y la oposición?

-Sí, existe. Uno nota que una cosa es el FA y muy cerca, pero jugando separado, son las viejas estructuras sociales como el movimiento sindical. Luego están todas las organizaciones que se han generado en los últimos tiempos: de derechos humanos, movimientos feministas, de diversidad y otras que empiezan a surgir como los animalistas y ambientalistas, que no tienen sesgo claro, a diferencia de los otros. Hablan más de izquierda que de frenteamplismo, y veo que del lado opuesto se mira como si fuera un solo paquete y se le atribuye al FA cosas que no tienen nada que ver. El FA en general no ha trabajado tanto una línea de confrontación con el gobierno, en realidad no ha tenido línea, ha tenido juegos oscilantes. Hay una línea más de confrontación del lado de lo social.

-¿Y del lado del gobierno?

-Allí claramente hay una intención de establecer una crítica. Es una línea de búsqueda de hostigamiento permanente, tanto que cuando uno analiza los anuncios de gobierno es más lo que se habla contra el gobierno anterior que lo que se habla de la propuesta del nuevo gobierno.

-¿Y esto por qué?

-Porque tienen una concepción que es una línea política no común en Uruguay, muy común en América Latina y dominante en Argentina, y es la línea de que el que triunfa trata de aplastar. Va por el lado de que al enemigo que huye se lo persigue y se lo destruye. Por un concepto de estrategia política de querer destruir al Frente y aplastarlo lo más posible. Como toda estrategia arriesgada, hay que ver si este esfuerzo va a acorde al resultado. Si uno no mira bien puede hacer un esfuerzo y después el resultado no es tan grande.

-El presidente Luis Lacalle Pou se reunió con Marcos Carámbula y en el FA dijeron que trató de elegir presidente de la coalición, lo que generó malestar. ¿Cómo interpreta esa jugada?

-Hay un juego de picardías. Ya el presidente Lacalle Pou cuando fue a visitar a (Tabaré) Vázquez marcó con claridad que estaba visitando al médico oncólogo, al exmandatario, que no era el Frente Amplio. Acá no sé si es que eligió presidente, porque si buscó eso sería equivocado porque no hay cosa peor para alguien que aspira a la presidencia del FA que decir tengo la bendición del presidente de la República. Se sabe que si pasa eso por lo menos va a haber una jauría ladrando que no hará pacífica la elección. Sí fue un juego de yo me relaciono con personas que considero civilizadas, pero no con el FA. Creo que es parte del hostigamiento al Frente como estrategia de fondo, no da nunca la imagen de que considere que la oposición es una fuerza tolerable, sino que es algo que hay que marcar de lejos. Por otro lado, creo que así como hay gente en la izquierda que cree que hay que hacer un cordón sanitario hacia Cabildo, del gobierno hay un cordón sanitario hacia el Frente.