Para
la gente ¿quién será el
próximo presidente?
Oscar
A. Bottinelli - diálogo con
Emiliano Cotelo
EMILIANO COTELO - La de hoy es una
encuesta bastante especial: quién
cree la gente que será el
próximo Presidente,
independientemente de a quién
piensa votar.
OSCAR A. BOTTINELLI - Este es un
estudio que hacemos en forma más o
menos permanente, aunque no es de los que
se divulgamos habitualmente. El dato es
interesante porque tiene que ver con la
percepción de resultados que tiene
la gente, y que no necesariamente
están del todo relacionados con el
voto. El estudio integra la Encuesta
Nacional Factum cerrada el 8 de noviembre,
de todo el país urbano y rural, con
1.344 casos, la misma de la que fueron
presentados los datos de intención
de voto. Y, como decías al
principio, la pregunta que hacemos es:
"Independientemente de su intención
de voto y de sus preferencias personales,
¿quién cree usted que va a ser
el próximo presidente de la
República?". Se pretende que la
gente haga un pronóstico, lo cual
no es del todo fácil de lograr
porque uno ve que parte de los que votan a
algún candidato que ostensiblemente
no tiene ninguna posibilidad de triunfar
dicen que va a ganar ese
candidato.
EC - Es decir que hay algo de deseo
mezclado con la respuesta.
OAB - Sí: es como cuando un
equipo de fútbol necesita ganar por
seis goles para clasificarse, le preguntan
a un partidario de ese qué equipo
cuál se va a clasificar y contesta:
"El mío". Antes de responder
prendió velas, ¿no?, no entra
en los pronósticos racionales sino
en el plano de los deseos. Nunca es
posible dejar de mezclar lo uno con lo
otro, y además cuando bastante
más del 80% de la gente tiene una
definición por candidatos, las dos
terceras partes son las que se animan a
hacer un pronóstico.
EC - ¿Más del 80% ya se
definió por un candidato?
OAB - No es que ya definió a
quién va a votar, sino que hoy
tiene una definición. Definido es
decir que está resuelto el voto
para el día de la elección,
y nosotros preguntamos por su preferencia
al día de hoy, que no es lo
mismo.
EC - Entonces: 80% hoy tiene un
candidato, pero algo así como un
66% se atreve a hacer este
pronóstico.
OAB - Un 66-67%.
EC - ¿Qué implica esa
diferencia?
OAB - Implica que es mucho
más fácil optar que hacer un
pronóstico. Y además vale la
aclaración: no le estamos
preguntando quién cree que
ganaría la elección si fuera
hoy, que quizá sería
más fácil, sino quién
será el próximo presidente,
lo que nos está situando en el
resultado de una sucesión de
elecciones que se van a realizar entre el
25 de abril y el 28 de noviembre del
año que viene.
EC - El encuestado ¿cómo
elige el nombre?
OAB - Nosotros seguimos con la
teoría de que la elección es
una opción entre ofertas (no es una
teoría muy novedosa: diría
que está desde que se
comenzó a estudiar los sistemas
electorales, hace casi un siglo), que no
es una elección libre entre
cualquiera, y por lo tanto le decimos:
"Los candidatos son estos", y le damos una
nómina de los cinco candidatos del
Partido Nacional, los cinco del Partido
Colorado, los dos del Encuentro
Progresista - Frente Amplio y al candidato
único del Nuevo Espacio. Por ahora
no hay anotado ningún otro, y
además pasamos el aviso: si hay
algún partido de los llamados
"menores", de los que no tienen
representación parlamentaria, que
ya tienen definido a un candidato, que nos
lo comuniquen y lo integraremos en la
canasta de nombres, como es nuestra
línea de trabajo.
EC - Vamos entonces a los resultados
de la encuesta, que aparecen en orden, de
mayor a menor.
Tabaré Vázquez, 18%.
Luis Alberto Lacalle, 15%.
Luis Hierro López, 10%.
Jorge Batlle, 8%.
Juan Andrés Ramírez, 5%.
Alberto Volonté, 5%
Alvaro Ramos, 2%
Rafael Michelini, 2%
Danilo Astori, 1%
Pablo Millor, 1%
No define, 34%.
OAB - Acá estamos hablando de
todo el electorado, independientemente de
quiénes irán o no a votar en
abril, e independientemente de a
quién votarán en octubre. Si
las elecciones fueron hoy, el 23% de todo
el electorado que reside en el país
votaría a Vázquez. El 18%
cree que gana Vázquez.
A Lacalle lo votaría hoy el 7,5%
del total del electorado, pero el 15% cree
que gana.
En el caso de Hierro, que es el tercero en
esta encuesta, lo votaría el 12%
del electorado general, y el 10% cree que
ganaría.
A Batlle lo votaría el 11%, pero
cree que gana el 8%.
A Ramírez lo votaría el
9,6%, pero cree que gana el 5,4%.
Volonté tiene el 5,1% de los votos,
y el 5,1% cree que gana.
Astori tiene el 6,6%, pero cree que gana
el 1%.
Un primer dato curioso es que
Volonté es el único caso en
que coincide el porcentaje de quienes lo
votan y el de quienes creen que gana.
Quiero aclarar que no necesariamente son
las mismas personas, porque hay quienes lo
votarían aunque no creen que gane,
y al contrario, hay quienes no lo
votarían pero creen que
ganará. Pero las cifras coinciden.
El de Lacalle es el único caso en
que el porcentaje de gente que cree que
ganará es mayor que de la gente que
lo votaría. En todos los
demás casos, el porcentaje de gente
que cree que un candidato puede ganar es
menor al porcentaje de gente que lo
votaría.
EC - Esa singularidad que se da con
Lacalle ¿tiene algún
significado?
OAB - Significa algo que parece muy
importante. Porque no se da que en
Volonté las cifras sean las mismas,
en los demás algo menos y en
Lacalle un poco más: da exactamente
el doble. Es decir que en la
opinión pública hay una
percepción de muy altas
posibilidades electorales de Lacalle, algo
sensiblemente distinto a lo que
está registrando como
intención de voto. Me parece que
esto implica una potencialidad de Lacalle.
Así como hay otras cifras que
veremos en otros programas, los
márgenes de resistencia que generan
los candidatos, cuánta gente no los
votaría nunca (lo que determina los
techos que tienen los distintos
candidatos, techos que pueden aplicarse a
abril, a octubre o noviembre, que son
todos distintos e influyen en distintos
escenarios), también la
percepción de que un candidato
puede ganar ayuda mucho a su desarrollo.
Aunque el tema del "voto útil" es
muy discutible (yo no soy de los que cree
que en Uruguay el "voto útil" sea
demasiado fuerte, porque si no el Frente
Amplio no hubiera tenido la
votación que tuvo en 1971 y en
1984, cuando no tenía ninguna
perspectiva de ganar; ni hubiera tenido la
votación que tuvo el Partido
Nacional durante décadas en que
indefectiblemente perdía las
elecciones; no hubieran tenido
votación los sectores
indefectiblemente minoritarios de algunos
partidos, ni hubieran tenido
votación los partidos menores),
aunque el "voto útil" -repito- deba
ser minimizado como determinante,
también es verdad, y mucho
más en un esquema de escalones o de
"eliminatorias", como es el sistema nuevo
uruguayo, que visualizar las posibilidades
de triunfo o no de un candidato es muy
importante y le da un espacio de captura o
de receptividad. Que un candidato genere
la percepción de que va a ser el
próximo presidente entre el doble
de las personas que lo votarían
parece un dato nada menor sobre su
potencialidad.
EC - ¿Qué significa el
hecho de que Vázquez aparezca
primero?
OAB - Significa que es la persona a
la cual individualmente se le asigna
más probabilidades de ganar. Eso es
lo que cree el 18,2% del electorado. Lo
que ocurre es que las posibilidades del
Encuentro Progresista - Frente Amplio
están concentradas en
Vázquez ya que, sumando el 1,3% que
cree que ganará Astori, quienes
mencionan a los candidatos del Encuentro
totalizan el 19,5%. En cambio, si sumamos
las cifras de Lacalle, Ramírez,
Ramos, Volonté, el 26,9% cree que
el próximo presidente será
del Partido Nacional. Y si sumanos Hierro,
Batlle y Millor, el 18,6% cree que el
próximo presidente será
colorado. Es decir que si presentamos el
pronóstico de la gente por
partidos, de mayor a menor cree que el
próximo presidente será
blanco el 26,9%, que será del
Encuentro Progresista - Frente Amplio el
19,5%, y que será colorado el
18,6%.
En ese aspecto, los
pronósticos son más
favorables a un candidato del Partido
Nacional. Lo que ocurre es que el Partido
Nacional se divide en cuatro (Lacalle
lleva más de la mitad del
pronóstico, y con cifras
sensiblemente menores los otros
candidatos); los candidatos del Partido
Colorado recogen pronósticos
similares entre sí, lo que implica
que esta carrera es visualizada por la
gente como cabeza a cabeza, mientras que
en el Encuentro Progresista se concentra
prácticamente toda la expectativa
en un único candidato,
Vázquez, porque es muy marginal el
porcentaje que cree que Astori puede ser
presidente.
EC - ¿Qué otras
conclusiones se pueden sacar de estos
números?
OAB - Otra es ver cuánta
gente cree que gana su candidato, otro de
su mismo partido, o que gana un candidato
de otro partido. Lo ejemplificamos en
cuatro o cinco nombres.
En el caso de Lacalle, creen que
gana él las tres cuartas partes de
quienes lo votan. Un 5% lo vota a
él pero cree que gana otro blanco,
y un 10% lo vota a él pero cree que
gana un candidato de otro partido. Un 12%
no sabe.
En el caso de Ramírez, para
seguir con el mismo partido, los que lo
votan a él y además creen
que gana son poco más de la tercera
parte, 35%. La cuarta parte de los
votantes de Ramírez, 24%, cree que
gana otro blanco. Un 15% vota a
Ramírez pero cree que gana un
candidato de otro partido. Y una cuarta
parte no sabe quién gana.
Entre los que votan a Hierro y a
Batlle las cifras no difieren demasiado.
Poco más del 40% de sus respectivos
votantes creen que gana su candidato, y
sólo el 6% (el mismo porcentaje en
ambos casos) cree que gana el otro
candidato de su partido, Batlle o Hierro
respectivamente. Estos son votantes que
tienen mucha fe en su candidato, o en su
defecto tienen fe en su partido. Y entre
una cuarta y una quinta parte de los que
votan a Hierro o a Batlle creen que
ganará un candidato de otro
partido, y poco más de la cuarta
parte no hace un
pronóstico.
Finalmente, en cuanto a
Vázquez, algo más de la
mitad de sus votantes, 55%, cree que
ganará. El 20% de quienes lo votan
cree que ganará un candidato de
otro partido, y la cuarta parte no
sabe.
Como vemos, Lacalle no sólo
en términos generales es quien
tiene el pronóstico
proporcionalmente más favorable, es
el único que tiene mayor
visualización como próximo
presidente que personas que lo votan, sino
que es el que tiene más votantes
convencidos de que va a ganar: de cada
cuatro votantes de Lacalle, tres creen que
gana. Mientras tanto, de cada cuatro
votantes de Vázquez, de Batlle, de
Hierro y de Volonté, dos creen que
gana, y en los demás candidatos es
menos de la mitad. Lo cual también
está marcando distintos niveles de
convicción probabilística en
el voto que emiten. Si sumamos a todos los
que creen que ganará otro candidato
que el que van a votar, es muy alto el
porcentaje de gente que vota con
independencia de las posibilidades de que
su candidato gane. Es un dato nada menor
que mucho más de la mitad de los
que hacen un pronóstico que no
creen que su candidato vaya a ganar, lo
que está diciendo que ganar o
perder no es decisivo a la hora de
votar.
EC - ¿Alguna conclusión
como resumen?
OAB - En primer lugar, reitero que
este es un estudio distinto de los que
divulgamos habitualmente. Acá no
estamos manejando intención de
voto, sino el pronóstico que
formula la gente con independencia de su
intención. Los pronósticos
son lo más objetivos posibles,
aunque hay muchas razones para pensar que
la gente no objetiviza del todo, como al
darle posibilidades a candidatos que casi
no tienen posibilidad matemática de
llegar a la Presidencia de la
República. Ello implica que se
mezcla pronóstico con deseo, pero
en algunos casos el pronóstico
puede ser muy objetivo, y hay quienes
pueden decir "Creo que gana Fulano aunque
a mí no me gusta". De todos modos,
el hecho de que se visualice a un
candidato como con probabilidad de ganar
es un dato más bien bueno, al menos
nada malo, para cualquier candidato.
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