Cómo
leer, analizar y comparar encuestas
Oscar
A. Bottinelli - diálogo con
Emiliano Cotelo
EMILIANO COTELO: Desde hace
más de una década,
podría decirse que desde hace trece
años se popularizó en
Uruguay la divugación de encuestas
de opinión pública,
particularmente las relacionadas con el
desempeño de autoridades y las
relativas a la inclinación
política de la ciudadanía.
Primero fue una única empresa,
Equipos Consultores. Desde 1989 dos, con
el surgimiento de lo que -al año
siguiente- adquiriría el nombre
definitivo de Factum. A partir de 1992,
tras una serie de escisiones que se
produjeron en Equipos Consultores, surgen
Cifra e Interconsult.
La difusión de encuestas se
hizo primero exclusivamente a
través de la prensa, por la
comunicación escrita, y en los
días de elecciones también
por televisión. Lo común en
ambos casos fue el medio escrito, para la
presentación de números,
cuadros y gráficas. Pero hace seis
años El Espectador y Factum
emprendieron la gran innovación y
desafío: difundir encuestas por
radio. Hoy, con la divulgación de
encuestas por parte de varias consultoras
a través de prensa, radio y
televisión, aparece la necesidad de
entender cómo se las lee, analiza y
compara. Todos quienes tenemos
vinculación con los medios de
comunicación y en particular con el
periodismo político, recibimos
permanentemente consultas no sólo
de oyentes sino incluso de dirigentes
políticos respecto a las
diferencias que perciben entre unas y
otras empresas. Un primer avance sobre el
tema es el que hoy nos propone el
politólogo Oscar Bottinelli,
director de Factum. ¿Qué te
parece, Oscar, si empezamos por una
definición básica:
qué es una encuesta?
OSCAR A. BOTTINELLI: Antes que nada,
y reafirmando lo que acabas de decir, este
pretende ser un primer avance que iremos
intercalando en sucesivos programas.
Podemos definir a una encuesta de una
manera muy sencilla, como una forma de
relevar datos que, a través de una
muestra muy pequeña (que pueden ser
500, 1.000 o 1.500 personas) represente al
conjunto de lo que se denomina un
universo: por ejemplo el conjunto de un
departamento, de un país, de un
sector social, de un tramo de edad. Pero
además, y esto es muy importante,
lo que la encuesta revela es un conjunto
de respuestas a un conjunto de preguntas,
en un momento determinado. Y además
las encuestas tienen problemas de
realización, de
presentación, de calidad de la
realización, toda un área de
problemas que no vamos a analizar hoy, y
que tocaremos en otro momento.
Es decir que, en principio (no
estamos dando una explicación
exhaustiva ni total) tenemos tres
elementos clave. El primero es el
universo: ¿qué es lo
representado por la muestra?
Geográficamente, por ejemplo,
¿está representado Montevideo,
todo el país, una parte del
país? Estamos acostumbrados a las
llamadas encuestas de hogares, las que se
hacen en hogares y representan al conjunto
de todo un territorio, pero de pronto uno
hace encuestas de otro tipo, como alumnos
de una universidad o de un colegio, de
socios de luna institución
deportiva, etcétera. Respecto al
universo y la representatividad hay que
tener mucho cuidado, porque no siempre las
encuestas publicadas representan lo mismo.
Por ejemplo, comparando las encuestas de
opinión pública de
intención electoral, que son los
que ahora están adquiriendo
más repercusión y más
frecuencia, hay algunas efectuadas por
empresas menores, que aparecen muy
esporádicamente en algún
medio de prensa, sin ninguna regularidad,
que son exclusivamente montevideanas. Hay
otras encuestas (prácticamente
todas con excepción de las de
Factum) que representan más o menos
a entre el 75% y el 80%, alrededor de un
78% del país, que es lo que se ha
dado en llamar "el país urbano",
expresión no muy exacta y que
habría que definir mejor.
EC - ¿Te refieres al 75 u 80%
del país o del electorado?
OAB - Precisamente por eso doy una
cifra aproximada de entre el 75 y el 80%,
porque una corresponde al electorado, los
uruguayos de 18 años en adelante, y
otra al conjunto de la población.
En promedio estamos en torno al 78%. Si
uno representa el país entero (cosa
difícil, porque no se encuesta a
menores: puede hacerse de mayores de 12 o
15 años, pero no de niños)
estaríamos en el 76%, y si es del
electorado en aproximadamente el 78%. Es
decir que un poco más de la quinta
parte de quienes pueden votar, porque
tienen 18 o más años de
edad, quedan excluidos de esas encuestas.
Ello no implica que esté bien ni
mal, sino sencillamente que ese es el
alcance geográfico de la encuesta.
Y hay que tener mucho cuidado cuando se
compara, porque el comportamiento
político en Uruguay es variable: en
Montevideo es uno, en ese llamado
"país urbano" (que se refiere a
localidades de más de 10.000
habitantes, lo cual no es todo lo urbano
según el criterio uruguayo) es otro
comportamiento, pero el país de
baja urbanización o el país
rural tienen un tercer tipo de
comportamiento, bastante diferente entre
partidos, entre sectores y entre personas.
Cuidado, entonces, cuando se compara. Y es
muy importante destacarlo, porque hay
medios de prensa que comparan encuestas
distintas, y no aclaran que se está
comparando datos no comparables, datos que
tienen que ver con cosas distintas: una
muestra representativa del 100% del
electorado, y otras representativas de
menos del 80%.
El segundo elemento clave es, como
decíamos, que uno presenta las
respuestas a determinadas preguntas
formuladas en determinado momento. En
definitiva, qué es exactamente lo
que se indaga. Primero, qué es lo
que uno pregunta: no es lo mismo "¿A
quién prefiere usted como
presidente?" que "¿A quién va
a votar usted?". Ahora estamos haciendo
sólo una descripción, pero
habría que ver en cuántos
casos da el mismo resultado y en
cuántos casos da distinto. No es lo
mismo hablar de preferencia que de
intención de voto: a veces uno
tiene intención de votar no porque
prefiera a ese candidato sino porque tiene
una tradición de votar en
determinado sentido y lo va a seguir
haciendo. Y otra cosa es preguntar
"¿Quién cree que va a ganar?",
"¿Quién será el
próximo presidente?",
"¿Quién será el
candidato?". Es importante tenerlo claro y
lo traducirlo mal, pero hemos visto en
algún lado confundir un dato y
otro. Ahora que tenemos una
complicación de escenarios
electorales, es necesario tener claro
qué estamos preguntando. Nosotros,
para medir la realidad de hoy, planteamos
un escenario hipotético: "Imagine
que haya elecciones el próximo
domingo. ¿A quién
votaría?". No es lo mismo que
preguntar a quién votará el
25 de abril del año que viene, en
cuyo caso seguramente aumentaría
muchísimo la gente que
respondería que no tiene una
decisión. Otra cosa es ir tomando
una fotografía instantánea
mes a mes, y esos dos datos no son
comparables. Sobre todo si a la pregunta
referida a abril próximo le
agregamos otro elemento importante: como
el voto es voluntario, si va a concurrir a
votar o no. Y si alguien responde que por
ahora no piensa concurrir, o que hoy cree
que no va a concurrir, si lo seguimos
tomando en la encuesta o lo
excluimos.
El tercer elemento es el producto de
lo investigado. Es decir que, a qué
se refieren los porcentajes que son
presentados. Como veíamos
recién: ¿a lo de hoy o a lo de
abril? Pero además, ¿a todo el
electorado, al electorado que tiene
propensión a ir a votar, se excluye
a una parte o no? Los porcentajes son algo
relativo, no absoluto: es el tanto por
ciento de un ciento determinado. Un
porcentaje no implica cantidad de
personas: cuando uno dice "el 100% de los
habitantes del país", se refiere a
más de tres millones. Cuando dice
"el 100% de los mayores de 18
años", son 2 millones 300.000.
Entonces, estamos presentando encuestas
complejas, como las de intención de
voto. ¿A qué me refiero con
"complejas"? Primero, se está
diciendo: el Partido Tal tiene el 36%,
este otro el 24%, este otro el 24%, y nos
estamos refiriendo al electorado. Luego
decimos que, dentro de ese partido,
"Fulano tiene el 35%, Mengano el 30%".
Entonces, es el 30 o el 35% dentro de un
partido que, a su vez, tiene el 24%. Si
queremos tener un elemento de
comparación, hay que traducirlo a
votos, a cantidad de personas. En primer
lugar, cuánto es el 24% del total
del universo. Antes, cuál es el
universo: en la hipótesis de las
elecciones, hoy son 2 millones 300.000
personas. Para manejar cifras redondas, si
un partido tiene la cuarta parte,
está algo por debajo de los 600.000
votos; y si dentro de ese partido alguien
tiene el apoyo de la tercera parte va a
estar en menos de 200.000 votos. Cuidado,
entonces, en creer que ese 33% puede ser
menor que el 50% de otra encuesta que, en
lugar de representar a los 2 millones
300.000 de todo el país representa
al 80% del país, que es 1
millón 500.000, y si además
está excluyendo a una buena parte
de la gente que dice que no es seguro que
vaya a votar.
De modo que, para saber qué
quiere decir un porcentaje determinado hay
que traducirlo a algo equivalente, a algo
que no sea relativo: en este caso,
traducirlo a personas. Muchas veces, para
explicar esto, recurrimos a la moneda: si
a uno le dicen que un apartamento vale
cien mil dólares otra persona dice
que otro apartamento valeun millón
de pesos, la única forma de
compararlos es traducirlo a algo que sea
igual, en este caso a cuánto se
cotiza la moneda: si un dólar vale
diez pesos, los apartamentos del ejemplo
cuestan igual; si el dólar vale
once pesos, el apartamento de cien mil
dólares cuesta un millón
cien mil pesos, y por lo tanto es
más caro. Aquí es lo mismo:
cuando se habla de porcentajes
habría que hacer todas las cuentas
y presentarlas de manera que se
estableciera a qué universo se
refiere y que los porcentajes dentro de
ese universo se tradujeran a votos. Hemos
encontrado encuestas que en total
representan a 800.000 personas, mientras
otras representan a 2 millones, y por lo
tanto la asignación de votos a uno
u otro candidato puede ser incluso de dos
a uno, porque unas mediciones son mucho
más extensas que otras.
EC - De ahí que el
público debería
acostumbrarse a buscar la ficha
técnica de las encuestas.
OAB - Sí, aunque a veces la
ficha técnica no aclara todo,
porque le faltan datos. En alguna
publicación de encuestas se
mantienen incógnitas. Por ejemplo,
si uno publica cuánto tienen los
candidatos dentro de cada partido,
cuánta gente calcula que va a votar
en abril, pero no dice cuánto tiene
cada partido, no se puede hacer la cuenta
porque falta un dato fundamental. Lo
importante es leer con precisión en
la ficha técnica qué se
preguntó, cuál es el
universo, qué se está
representando, y ver si están todos
los datos completos. Sólo
así se puede comparar
encuestas.
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