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El comienzo de la
segunda etapa
EMILIANO COTELO:
Al finalizar esta semana tan cargada de movimientos,
decisiones, repercusiones de las elecciones internas
del domingo pasado, resulta inevitable y muy
conveniente un nuevo análisis político con Oscar A.
Bottinelli. Conversamos con él el lunes con los datos
en caliente, es más, con muchos de los números
todavía incompletos y a la espera de los informes
oficiales. Ahora se han procesado ya las decisiones
políticas, el escenario va quedando delineado rumbo a
octubre y hay bastante para conversar.
***
"El comienzo de la segunda etapa" es el título que
Oscar nos propone hoy. ¿Comparamos dos escenarios?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Sí, en primer lugar es la segunda vez que tenemos
esta transición de etapa. Esta vez se agregó en el
cambio de etapa la comparación entre los partidos,
que no estuvo como un elemento significativo en 1999.
EC - Sí; lo conversábamos el lunes: cuando en abril
de 1999 se desarrollaron las primeras elecciones
internas con este sistema lo que se observó, se
discutió, se evaluó fue qué había pasado dentro de
cada uno de los partidos.
OAB - Exacto. Lo interesante es lo siguiente: de los
tres partidos tenemos seis nombres en las fórmulas
presidenciales y cambia el 50 por ciento.
EC - ¿Cómo es esto? No había sacado esa cuenta.
OAB - Claro, tenemos tres candidatos a presidente y
tres a vice; de esos seis, tres son los mismos de
1999.
EC - Claro, Tabaré Vázquez, Nin Novoa y Abreu.
OAB - El único que cambia 100 por ciento, "el partido
del cambio", es el Partido Colorado (PC).
EC - Que va con la fórmula Stirling-Tabaré Viera.
Mientras que en el Partido Nacional (PN) la fórmula
es Larrañaga-Abreu, que es el otro nombre que se
repite; había sido candidato a vice con Lacalle hace
cinco años.
OAB - El PC cambia en parte no por mérito propio,
sino porque al haber ganado ni el presidente ni el
vice podían repetir; la única repetición hubiera sido
que el vice hubiera ido como candidato a presidente.
El PC estaba más acotado porque tenía una sola
posibilidad de repetición y en un solo cargo.
El PN repite en que sustituye Lacalle-Abreu por
Larrañaga-Abreu, y el EP-FA por tercera vez
consecutiva presenta exactamente la misma fórmula
presidencial. Es un dato que marca que en medio de
que se señala como cambios muy importantes, Uruguay
siempre asegura continuidades. Estamos alejándonos
muchísimos del Uruguay de prerrégimen militar,
incluso del de la salida, pero no son cambios
sustanciales en relación a la elección anterior ni a
la otra, sino que siempre hay cambios importantes y
continuidades importantes.
EC - Volvamos ahora a los números.
OAB - Es la primera vez que tienen este impacto. El
EP-FA ha jugado a defender su resultado y ha salido
con algunas explicaciones diciendo que las encuestas
marcaron (creo que particularmente refiriéndose a
algunas), auguraban para el 27 un 52 o un 48 por
ciento.
Vamos por partes. Primero se dio algo que ya habíamos
dicho aquí: que no iba a dar el cinco a tres de
diferencia que tiene el EP-FA con el PN, esta era una
cosa que había que saber que se iba a dar. Las
encuestas daban un cinco a tres, pero no iba a dar un
cinco a tres y dio casi un tres a tres.
EC - El cinco a tres se refería a la encuesta de
intención de voto con vistas a octubre.
OAB - A octubre. Uno diría, el escenario general era
que el EP-FA le llevaba una ventaja de cinco a tres
al PN y a eso no lo iba a revalidar en las urnas. El
error que no hay forma de corregir es haber dicho
"esto es un plebiscito sobre nuestra fuerza", ahí
está el tema. Todo intento de defender eso, cuando lo
mejor que se podía hacer era minimizarlo, y no
diciendo que salió distinto sino "Bueno: nos
equivocamos, nuestra gente se equivocó, pero sigue
estando"...
Hay algunos errores en la valoración de los números.
Esto no es fácil de explicar. En cifras muy redondas
el EP-FA sacó 42, el PN, el PC 15 y el resto
anulados, en blanco y partidos menores.
Esto es de los que fueron a votar; no sirve como base
para octubre.
Fíjense la distancia que hay hacia octubre en
cualquier partido. ¿Cuánta gente fue a votar? La
mitad de los que viven en el país, el 45 por ciento
del padrón, más o menos el 90 del padrón es lo que
vive en el país. Votó la mitad.
EC - Tú dices que el padrón real es 90 por ciento del
padrón teórico.
OAB - Lo que yo llamo el electorado real, es un
término que habitualmente uso aquí.
EC - Y votó el 45 por ciento del padrón, o sea la
mitad del electorado real.
OAB - Claro, la mitad del electorado que vive dentro
de fronteras.
¿Qué quiere decir que votó la mitad? La mitad del 42
es 21. El EP-FA llevó a las urnas el 21 por ciento
del total del electorado, el PN el 20, el PC el 7 y
medio y los otros el 1 y medio. Eso es lo que votó el
domingo.
Por lo tanto, cuando desde el EP-FA se dice "Este es
nuestro piso hacia octubre…" No, ese es el subsuelo.
El 21% no puede ser el piso cuando era la votación de
1984. El piso del EP-FA está más bien en torno al 43
por ciento del electorado real, más del doble de
esto. No engañarse con estos porcentajes aparentes.
El PN está muy por encima del 20, no sabemos cuál es
el piso, pero muy por encima del 20. Y esto también
apunta a otra cosa, si el PC apunta a captar a los
colorados que votaron el domingo al PN va a aspirar a
muy poco. Se está haciendo una ilusión óptica
pensando que votó todo el Uruguay.
Primero dicen que la gente se quedó en su casa y
después manejan los porcentajes como si hubiera
votado todo Uruguay, dicen que el PN sólo pudo llegar
al 40 por ciento porque hubo colorados que fueron
ahí. Los colorados se quedaron en su casa también,
como los blancos y los frenteamplistas. Que haya
habido algunos colorados y la demostración sea: "Mirá,
el vecino de enfrente es colorado y fue a votar";
bárbaro, pero eso estadísticamente no significa nada
y conseguir al vecino de enfrente no le cambia la
situación al PC. Cuidado con enredarse con estos
números porque puede dar lugar al enredo de
estrategias.
EC - Tú insistes en: ojo con confundir lo que es una
votación de voto voluntario con una votación de voto
obligatorio.
OAB - Claro, ojo con una votación cuando votó la
mitad, no pensemos que la mitad es todo el universo,
es la mitad del universo. El otro día en Canal 4
apareció Esmoris [actor que encarna el personaje
humorístico de un candidato a la Presidencia]
diciendo "Yo obtuve el 55 por ciento", estaba fuera
del país y se autoadjudicaba la totalidad de los que
se habían quedado en la casa.
***
EC - Vamos a detenernos en las fórmulas
presidenciales que han quedado definidas esta semana.
Primero la del PN.
OAB - Primero digamos lo siguiente. Hay un tema que
habría que estudiar más a fondo: qué impacto tienen
las fórmulas, cuán personalizada está la elección;
porque no es una elección personalizada, es una
mezcla donde pesa y mucho lo partidario. Pero cuánto
queda concentrada la parte personalizada en el
candidato a la Presidencia de la República y cuánto
pesa el vicepresidente. Hay quien dice -teoría no
demostrada- que el vicepresidente puede pesar
negativa pero no positivamente, es decir que más bien
si el vicepresidente rechina de alguna manera eso
puede afectar la fórmula, pero difícilmente supere
debilidades que la gente le vea al candidato
presidencial. Diría que dejemos esto en el ángulo de
la teoría.
EC - Pero de alguna manera viene a cuento porque la
designación del doctor Sergio Abreu como compañero de
fórmula del doctor Jorge Larrañaga vino acompañada de
una fundamentación.
OAB - Claro: todas las fórmulas presidenciales tienen
algún sentido. Hay que ver si realmente terminan
importando.
En principio vamos a ver qué señales dio la del PN y
el tiempo dirá cuáles fueron positivas y cuáles
negativas, porque en materia de diseño estratégico
son los resultados los que mandan. Uno ha señalado
muchísimos errores que ha cometido a Larrañaga y sin
embargo le ha ido muy bien, entonces el riesgo es que
alguna vez el error sea de verdad; hasta ahora su
olfato le ha funcionado excelentemente bien.
El primer conjunto de señales no tiene que ver
estrictamente con Abreu sino con cualquier persona de
su tipo, que no es un herrerista. Hay que ver cuánto
lo beneficia y cuánto lo perjudica, porque esto
impacta sobre como mínimo un tercio del PN que es el
Herrerismo, que no se va a sentir cómodo con una
fórmula presidencial de la que fue excluido, que está
diciendo con mucha claridad que no se siente cómodo;
las señales que puede dar hacia fuera, que no cuenta
con un partido unido.
Por otro lado, la otra señal es decir que busca el
mayor alejamiento posible de algo. ¿Por qué digo "de
algo"? Porque puede ser, en una visión que predomina
dentro del PN, que hay que estar lo más lejos de
Lacalle y del Herrerismo, que eso está mal visto. Esa
es una visión que predomina en los sectores más
fundamentalistas del antilacallismo -sectores como
conjuntos de personas- que acompaña a Larrañaga.
Otra visión es estar lejos del pasado: "Manejemos un
concepto de renovación, esta fórmula tiene a otro
tipo de figuras". A esto es lo que apunta.
Después apunta a un candidato a vicepresidente que
complementaría mucho al candidato a presidente, en la
medida en que a Abreu no se lo ve como un político
electoral: él intentó incursionar por ahí y no le fue
bien, y quizás eso lo ayuda a esta imagen de que no
es el individuo carismático captador de votos, sino
más bien el hombre de gabinete. A él se le asigna ser
un hombre muy conocedor del manejo de la economía en
la ejecución de gobierno; no es un economista ni un
teórico en economía pero maneja bien cómo se aplica
la economía en el gobierno, particularmente ligada
hacia fuera. Gran conocedor del Mercosur, maneja
relaciones económicas internacionales y las
relaciones con el mundo empresario, particularmente
con el mundo industrial -es un hombre muy vinculado a
la Cámara de Industrias.
Además, en el gobierno pasado pretendió jugar dos
papeles. Hay un análisis nuestro de comienzos del
período de gobierno, año 2000
http://www.espectador.com/text/anp06231.htm
, en que hacemos referencia a lo que era una
estrategia de Abreu: intentar que el gobierno tuviera
una especie de dos ministerios de Relaciones
Exteriores, uno diplomático, jurídico, político, en
las manos de la Cancillería -con Opertti-, y un
ministerio del Mercosur y las relaciones económicas
internacionales manejado por el propio Abreu. Esto se
desinfló, por un lado por la confrontación con la
Cancillería, y por otro lado porque para manejar las
relaciones económicas internacionales hay que tener
una sintonía total con el ministro de Economía y, a
poco de andar, Abreu comenzó un permanente rechine
con Bensión precisamente por lo segundo que voy a
decir: porque en el gobierno pretendió transformarse
en una especie de vocero de la industria nacional, de
la necesidad de proteger a la industria nacional de
la afectación de la industria del exterior.
EC - ¿Cómo juega en el armado de la fórmula y en la
señal que la fórmula envía el hecho justamente de que
fue ministro en el gobierno del doctor Jorge Batlle?
Es más, que fue de los blancos que resistieron hasta
último momento la idea de abandonar el gabinete.
OAB - Ahora vamos a las otras señales que significa
Abreu. Primero, Abreu llega a su primer cargo público
electivo como senador del grupo de Gonzalo Aguirre
que vota la fórmula Lacalle-Gonzalo Aguirre, es decir
que comienza su carrera política asociado a Lacalle.
Es ministro de Relaciones Exteriores de la segunda
mitad del gobierno de Lacalle, sucediendo a Gross
Espiel. Tercero es candidato no por el Herrerismo
sino como representando al no Herrerismo en la
elección de 1999 en la fórmula Lacalle-Abreu. Integra
el gabinete como ministro de Industria de Batlle
desde 2000 hasta fines de 2002, en un ministerio muy
ligado a la parte económica. Se enfrenta a Larrañaga
junto con Gallinal y Ramírez en la defensa de la
continuidad y el mantenimiento de la coalición de
gobierno, lo expresa en el momento de retirarse
diciendo que se retira con pesar y, ya retirado del
gobierno, incluso colabora con él en el asesoramiento
en las negociaciones con México, en el tratado de
libre comercio con México.
Es decir que hay que ver cuánto afecta a la fórmula
el hecho de que sea una persona fácilmente
identificable con el gobierno.
Acá aparecen dos problemas, desde el punto de vista
de la recomposición partidaria, puede verse como una
fórmula que no une a todo el partido, y por otro lado
que lo separa de la parte con la que no se quieren
identificar. Son dos señales que se verá cómo recibe
el electorado. Y luego es un hombre que no está tan
separado de este gobierno como aparece Larrañaga.
***
EC - Ahora le toca el turno a la fórmula del PC.
OAB - El PC resolvió la fórmula de acuerdo a las
reglas que se había trazado; había una competencia
Foro-15 y el que ganara de los dos sugeriría el
nombre del candidato a vicepresidente, que fue lo que
ocurrió.
Tenía varias opciones, básicamente dos grandes
caminos: un político en actividad que hubiera
competido electoralmente el 27 de junio o buscar
alguna figura de relieve que tuviera en este momento
fuera del primer plano de la lucha electoral.
EC - Esas eran las dos opciones.
OAB - Las dos grandes opciones. Fueron manejados
diversos nombres, más o menos los que uno podía tener
en la cabeza. Ahí hubo algunos nombres que tenían
dificultades personales, como el caso de Opertti, a
quien aceptar la candidatura a vicepresidente lo
hubiera hundido o afectado mucho en la posibilidad de
ser nombrado secretario general de ALADI, era muy
difícil para los demás países en octubre nombrar a un
candidato vicepresidencial en carrera.
EC - Otro de los nombres fue el del contador Ariel
Davrieux, por ejemplo.
OAB - El contador Davrieux, que no aceptó; el
embajador Fernández Faingold, que… La primera versión
que nos llegó fue que él no aceptaba; después
apareció a último momento la versión de que había
sido vetado por el propio candidato presidencial.
Todas las informaciones, incluso sobre el proyecto de
vida de Fernández Faingold concluyen en que no había
una candidatura electoral en su horizonte; un hombre
que ya volvió a lo que fue su origen, el mundo de los
organismos internacionales y los estudios
internacionales.
EC - Esos fueron tres de los nombres que circularon
en una primera etapa, en las horas más cercanas al
domingo.
OAB - Finalmente se optó por el otro camino. En
general aparecieron reclamos de alguna gente de la
15, de por qué no un quincista, posibilidad que ya
había sido frenada por parte de Atchugarry, entre
otras cosas por la razón del artillero: había un
acuerdo político y era tratar de hacer saltar un
acuerdo político pretender la 15 que se equilibrara
la fórmula después de haber declarado que Stirling no
era candidato en particular del Foro sino que era de
los dos. Ahí ya hubo un entrevero con el tema.
En general la sensación que hubo fue que tampoco fue
un manejo 100 por ciento prolijo...
EC - Lo que pasa es que además no estaban negociando
o conversando el Foro y la 15, porque de hecho el
Foro tenía el derecho de nombrar el candidato a vice;
también opinaba e incidía el candidato presidencial,
un tercer actor en ese diálogo era el escribano
Stirling.
OAB - Yo diría que además del Foro, es decir
Sanguinetti y un conjunto de gente con ideas y
opiniones distintas.
EC - O sea que también dentro del Foro había
discrepancias o diferencias.
OAB - Y la 15 no era la 15, era también un montón de
gente con opiniones distintas. Eso es natural. El
resultado final es una figura política relativamente
joven, mayor que Larrañaga -Tabaré Viera tiene 49
años-, que fue diputado muy joven, en 1985. El primer
tema es que no es una figura muy conocida en la
opinión pública, es más bien conocida en el sistema
político, en Rivera por supuesto y en algunos lugares
del país desde el momento en que llevó votos en
muchos departamentos, incluso en Montevideo. Pero no
es de las figuras que si uno presenta en las
encuestas la gente inmediatamente sepa de quién
estamos hablando.
Esto tiene una ventaja y un inconveniente. La ventaja
es que una figura que es un papel en blanco para
muchísima gente es más fácil proyectar a partir de lo
que se pretende proyectar; lo difícil es el problema
del tiempo, porque esto se lanza a menos de cuatro
meses de las elecciones e implica la necesidad de
posicionar muy rápidamente a una figura como el
candidato a vicepresidente de la República.
EC - Por lo visto ése fue el camino elegido por el PC
en las dos instancias. Cuando se nombró a Stirling
ocurrió lo mismo.
OAB - Pero el candidato era muy conocido.
EC - Sí, pero posicionarlo como candidato era una
tarea, un desafío.
OAB - Era una tarea posicionar al ministro de mejor
imagen sostenida durante todo el gobierno de Batlle y
el último año y pico del gobierno de Sanguinetti. O
sea que se partía de una figura altamente conocida y
muy bien valorada.
EC - Eso de todos modos no fue sencillo, así que esto
que viene con Tabaré Viera tiene más complejidad aún.
OAB - Claro. Quizás lo primero sea que una figura
poco conocida no va a hacer daño por sí mismo. Además
no es una figura fácilmente atacable: Tabaré Viera no
es una figura que haya recibido ataques a lo largo de
estos 20 años de vida política que hagan que uno diga
que puede ser bombardeado por aspectos personales o
políticos. Desde ese punto de vista es una figura que
cubre lo negativo, para empezar. Hay que ver todo lo
que puede dar desde el punto de vista positivo. El
riesgo que tenía frente a una candidatura
presidencial que le costó potencia, era una fórmula
que desequilibrara en potencia en relación al vice;
ese era uno de los problemas que tenía armar la
fórmula, porque para el PC todo pasa por potenciar a
Stirling, extraer las mayores virtudes que la
población ya le vio y que eso se traduzca en votos.
Es una figura de altísima imagen que no logra
traducir esa imagen en votos. El problema es que no
se opaque la figura de Stirling, sino al revés, que
esa buena imagen se traduzca en votos.
***
EC - Ahora están todos los actores en la cancha: el
PN con la fórmula Larrañaga-Abreu, el PC con la
fórmula Stirling-Viera y el EP ya tenía resuelta su
fórmula, Tabaré Vázquez-Rodolfo Nin Novoa. ¿Cómo se
vislumbra la competencia?
OAB - Nos falta un tema para ver más adelante, que es
que cada partido tiene que terminar de armar sus
competencias interiores: listas al Senado, sublemas
al Senado, y en particular la izquierda cómo va a
reacomodar las alianzas internas a partir de estos
resultados.
EC - Qué impacto tiene ese triunfo holgado en la
interna del Espacio 609, constituyéndose en la
primera fuerza con el 33 por ciento, cómo queda el
Partido Socialista con su 17%, qué pasa con la
Vertiente Artiguista, Asamblea Uruguay, Alianza
Progresista, que han estado debajo del 10. Todo un
capítulo aparte.
OAB - Además si se procura o no configurar una
simplificación en polos políticos...
EC - Pero hablemos del escenario general de la
competencia.
OAB - Lo primero que marca el 27 de junio es la
confirmación de que finalmente en Uruguay el sistema
político es de dos grandes polos, el tripartidismo no
reverdeció desde el punto de vista sustantivo, sino
que hay un bloque de partidos tradicionales que ha
demostrado que no tiene frontera entre un partido y
otro. Hay apenas un "límite departamental" donde se
puede el elector deslizar con mucha facilidad desde
un partido a otro como sintiéndose parte de ese
bloque. El hecho de que muchas personas -se vio mucho
a nivel de empresarios de raigambre colorada- estén
entusiasmadas con la posibilidad de un éxito de
Larrañaga está marcando que consideran que hay un
bloque de este lado en el cual incluyen desde
Larrañaga hasta el PC, y que hay otro bloque
enfrente.
Esta primera realidad va a marcar la competencia. La
competencia nace como una competencia entre dos
bloques y no entre tres partidos. Mucho más
explícitamente que en 1999 es una competencia entre
la izquierda con Tabaré Vázquez y el resto, el bloque
tradicional. Lo más probable es que, de haber
balotaje, por el bloque tradicional vaya Larrañaga y
no Stirling. Es decir que prácticamente hay dos
competencias: una entre el bloque tradicional y la
izquierda, donde la izquierda compite no sólo por
ganarle al bloque tradicional sino al bloque
tradicional más los partidos chicos, más el voto en
blanco y el anulado, para superar el 50 por ciento en
la primera vuelta, ese es su objetivo, mientras el
bloque tradicional lo hace para que el EP-FA no
llegue y haya balotaje. Y hacia el balotaje compiten,
ahí sí, Larrañaga con Stirling, PN con PC.
Visto así inicialmente en una competencia donde lo
más fuerte, personalizándola, es Vázquez-Larrañaga.
En esta competencia hay siempre dos posibilidades, en
ambos lados hay quien dice "compitamos con
confrontación de modelos"; ese es un diseño. El otro
es "compitamos por ocupar el centro". La
confrontación de modelos de alguna manera la está
pidiendo para señalar como una fuerza en el FA,
Gargano, está diciendo que correrse hacia el centro
tiene costos. ¿Qué quiere decir no correrse hacia el
centro? Marcar que hay un foso divisorio que divide a
un lado y otro, y que lo que se van a elegir son
modelos diferentes. Del lado de los partidos
tradicionales están los que dicen "Con un discurso
parecido al del FA no vamos a ganar, y si ganamos es
peligroso para gobernar", porque las críticas que
surgen a la posibilidad de un discurso mezclado no
son sólo electorales, son de gobernabilidad: tienen
miedo a generar una expectativa en la opinión pública
similar a la que pueda generar el FA con la
diferencia de que un Larrañaga presidente va a tener
menos capacidad de freno a las demandas que un
Vázquez presidente, y por lo tanto para tener
capacidad de freno no hay que generar expectativas
similares a las que puede generar el FA. Ahí hay un
primer ángulo de discusión.
El segundo ángulo es al revés: ocupando el centro,
cada uno mirar a la parte más fuerte del otro y (por
ejemplo desde el ángulo larrañaguista -no sólo al
sector de Larrañaga sino a todo el espectro en los
partidos tradicionales-) decir "Cuidado, porque
Vázquez está diciendo cosas parecidas a las que dice
Larrañaga, pero Vázquez va a gobernar tironeado por
el Movimiento de Participación Popular, por grupos
radicales, por grupos ideológicamente de una
izquierda fuerte, con grupos con una ideología
marxista, y la aplicación del programa de Vázquez va
a ser otra cosa".
Ese va a ser uno de los discursos en caso de
superponerse en el centro. Yo creo que los candidatos
van derecho a superponerse en la campaña electoral,
más allá de los tironeos que tenga cada uno de su
lado. Vázquez está muy decidido a eso, si no no
hubiera dicho todo lo que dijo del no salariazo, del
pago de la deuda externa, que no hay que esperar
milagros... Y Larrañaga tampoco está en un discurso
duro, confrontacional con la izquierda. Más bien está
Vázquez jugando a que Larrañaga es una especie de
fotocopia de las ideas que ha planteado el EP-FA, y
Larrañaga apuntando a "las oscilaciones, la
incertidumbre que genera Vázquez en los aspectos de
confiabilidad personal en cuanto a experiencia de
gobierno", ambos desideologizan yendo más a los
atributos personales de cada uno. Y en lo más
ideológico jugando no al candidato en sí mismo sino a
lo que tiene detrás. Yo dije lo de Larrañaga: "la
izquierda radical, el marxismo", etcétera. Del lado
de Vázquez: "detrás de Larrañaga está Lacalle,
Sanguinetti, Batlle, los que gobernaron los cuatro
gobiernos habidos en el país desde 1985 a la fecha y
por lo tanto es el continuismo", y están juzgando la
figura de Abreu como la prueba del continuismo.
Pienso que no va a ser tanto una competencia
ideológica, como por ejemplo podía ser planteada
entre Sanguinetti y Gargano, sino que va a ser una
competencia donde los dos van a querer ganar ocupando
el centro, pero para ello, además de ser más veloces
en ocuparlo, intentar desplazar al otro del centro
hacia una punta, y provocando que el otro deba
apoyarse en determinados soportes que tiene cada uno
de ellos; que Vázquez deba apoyarse en la izquierda
más fuerte, más radical o la más marxista. y los
gobernantes y dirigentes en los pesos más pesados que
tuvieron los partidos tradicionales en estos años.
Y además jugar a las debilidades personales que cada
uno le atribuye al otro. Y por supuesto, cada uno
jugar sus propias virtudes personales. En definitiva
ninguno de los dos llega con una trayectoria de haber
ejercido cargos de primerísimo nivel de ejecución de
gobierno: llegan desde administraciones municipales y
Larrañaga agrega una senaturía. Desde ese punto de
vista no es confrontar a alguien que fue ministro, ni
hablar que haya sido presidente; por lo tanto se les
puede señalar a ambos vacíos, pero también el
imaginario da para que todo sea posible en su
capacidad de ejecución porque errores en el ejercicio
del gobierno ninguno de los dos ha tenido porque
ninguno ha estado en esos cargos de gobierno.
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