Entre devotos y no devotos

La polémica sobre el nivel de religiosidad de Uruguay encuentra puntos de apoyo en unos y otros a partir de la existencia de datos aparentemente contradictorios. Por un lado más de la mitad de la población se considera poco o nada religiosa y los dos tercios se definen como pertenecientes a una religión. Más aún, el 84% de los uruguayos cree en Dios, el 71% se define como cristiano, el 64% se considera perteneciente a una religión y el 56% afirma ser católico (ver informe del 7 de octubre). A su vez el 53% dice ser poco o nada religioso, el 22% más o menos religioso y el 25% muy o bastante religioso. Por un lado más de la mitad de la población se considera poco o nada religiosa, menos de la cuarta parte se ve como más o menos religiosa y una cuarta parte se define como bastante o muy religiosa. Puede afirmarse que los uruguayos son poco religiosos pero adhieren a alguna religión. O al revés, dos de cada tres se afilian a alguna religión pero son poco practicantes. Cuando se dice que la mayoría absoluta de los uruguayos es poco o nada religiosa, ¿qué se quiere decir? ¿Qué significa religiosidad? En particular, ¿cómo se puede adherir a una religión y no ser religioso, o ser poco religioso? El tema da para complejas discusiones. La Real Academia da dos primeras definiciones de "religioso" que abarcan dos concepciones: "1. Perteneciente o relativo a la religión o a los que la profesan. 2. Que tiene religión, y particularmente que la profesa". A su vez, Sainz de Robles considera "religiosidad" como sinónimo de "piedad, fe, creencia, devoción". Si la primera definición de la Academia presenta como equivalentes la religiosidad y la adhesión a una religión, la segunda de la Academia y las sinonimias de Sainz de Robles apuntan a que religiosidad implica practicar la religión y un cierto grado de piedad, fe, creencia, devoción. Ahora bien, investigar a toda una opinión pública, no permite establecer complicadas disquisiciones. En general caben dos caminos, los cuales han sido empleados en la investigación que Factum Opinión Pública realiza sobre religión y religiosidad desde 1992. Uno de los caminos es la autodefinición de la gente, el que cada cual se ubique en una escala de muy religioso, bastante religioso, más o menos, poco y nada religioso. El otro es verificar conductas, como la concurrencia a la Iglesia, a misas o a ceremonias de culto religioso. Lo uno y lo otro no es lo mismo. Hay personas que se consideran muy religiosas y van poco a la Iglesia; hay otras que van todas las semanas y se consideran más o menos religiosas. Hay gente que pertenece a una religión y se considera poco o nada religiosa, y hay gente que se define como creyente o genéricamente como cristiana, que no adhiere a ninguna religión y que en cambio se considera muy o bastante religiosa. Pero es interesante verificar que a nivel global hay una cierta correspondencia entre la autodefinición de religiosidad y las actitudes externas. Veamos tres escalones. Escalón uno: las personas de alta religiosidad (muy o bastante religiosas) son el 25% de la población adulta, las que concurren a la Iglesia o a ceremonias de culto como mínimo una vez por mes, son el 23%. Escalón dos: las personas que se definen como más o menos religiosas son el 22%, las que van a la Iglesia o a ceremonias de culto algunas veces al año, o al menos una vez al año, son el 23%. Escalón tres: los poco o nada religiosos son el 53%, los que nunca van o lo hacen cada tantos años, son el 54%. Como puede observarse en los tres escalones, los números son similares.

¿Dónde está la diferencia entre pertenecer a una religión y tener mucha o bastante religiosidad? Fundamentalmente entre los católicos. Las personas que se autodefinen católicas se dividen en tercios en materia de religiosidad (32% de alta religiosidad, 33% más o menos y 35% de baja religiosidad). Las personas que adhieren a otras religiones, cristianas o no, presentan un nivel más elevado de religiosidad: mucho o bastante el 60%, más o menos el 21%, poco o nada el 19%. Finalmente entre los creyentes sin religión aparece un 9% que se considera muy o bastante religioso, un 11% que se ve como más o menos religioso y un 80% que es poco o nada religioso. Los no creyentes son en su totalidad nada religiosos.

En la pertenencia a una religión y en la creencia en Dios aparecen claramente dos países: uno, el metropolitano, con un porcentaje muy elevado de no creyentes y no adherentes a ninguna religión, y otro, el interior, con una alta pertenencia religiosa y escaso porcentaje de no creyentes. En cambio, en cuanto a nivel de religiosidad no hay diferencias entre el Gran Montevideo y el resto del país. Es importante observar que es más baja la religiosidad cuanto más joven es la gente, que son menos religiosos los hombres que las mujeres y los frenteamplistas que blancos y colorados.

Publicado en diario El Observador
octubre 14 - 2000