Subjetivamente regular

Para los montevideanos la limpieza de la ciudad es regular y la recolección de basura excelente. Prefieren los servicios sin tercerizar, pero sueldos más bajos y menores impuestos

La limpieza de la ciudad y la recolección de basura son dos temas estrechamente vinculados. En Montevideo, además, muy conflictivos, a raíz de la tensa situación vivida en el otoño, pero también en varias oportunidades a lo largo de estos 10 años, entre la conducción municipal y los funcionarios municipales destinados a la limpieza o a la recolección de basura; y este conflicto queda atravesado por otro, por la existencia de una zona de Montevideo donde ambas tareas son cumplidas por una empresa privada (SUR) mientras el resto del departamento es atendido directamente por la administración comunal.

En torno a la limpieza de la ciudad aparece un juicio promedio de los capitalinos: es regular, bastante menos que bueno; le otorgan 42 puntos en 100. Si algo es claro es que la ciudad no está nítidamente dividida por filiaciones políticas: hay un poco más de frenteamplistas en el noroeste del departamento, hay un poco más de colorados y blancos en la costa; pero es un tema de proporciones, de énfasis, no hay enclaves monocolores como en los barrios de Belfast, la capital de Irlanda del Norte. Por lo tanto, los barrios donde viven frenteamplistas, colorados y blancos son los mismos, la ciudad también. Pero parece que viviesen en barrios y ciudades diferentes, porque los frenteamplistas ven a Montevideo algo limpia (53 puntos) mientras que colorados y blancos la ven francamente sucia (29 y 25 puntos, respectivamente). Da qué pensar que el juicio sobre el servicio esté bastante teñido por el color político.

La recolección de basura en cada barrio, en cambio, recoge un nivel de satisfacción muy generalizado, mientras frenteamplistas y blancos otorgan al servicio casi 90 puntos, los colorados le dan 76, que es mucho menos que 90, pero igual es elevado, algo así como una calificación de un nítido muy bueno. Pero además son muy escasas las diferencias por nivel socioeconómico, edad de la gente o zona de la ciudad donde viven.

Un tema adicional es la diferencia de costos por tonelada de basura recogida que hay entre la Intendencia y la empresa privada SUR. El costo de la Intendencia es sensiblemente superior, pero también los sueldos de los funcionarios municipales son varias veces superiores a los de la empresa SUR. Para que no haya confusiones, lo que la Intendencia paga por todo concepto por hora de trabajo en relación a lo que SUR paga por todo concepto por hora de labor. Como es obvio para cualquier actividad, mayor costo de la mano de obra se traduce en un mayor costo global (a igual eficiencia) y por tanto, en un mayor precio. O en este caso, en mayores tasas o gravámenes para los contribuyentes. La opción es muy clara, al menos en términos extremos y simplificados: la gente está dispuesta a que los limpiadores de la ciudad y recolectores de basura tengan mayores sueldos y como contrapartida se paguen más impuestos, o se prefiere pagar menos impuestos a costa de que los trabajadores tengan menores sueldos. La pregunta es sumamente incómoda, tanto como que es muy alto el porcentaje de personas que no opinan (23%), lo cual hay que atribuirlo no tanto a que la gente no sepa sino a que no le gusta la elección. Más aun, algún encuestado se molestó con la pregunta y dijo: "me extraña que Factum pregunte así". Es que a nadie le gusta elegir. Lo más acorde a los gustos y necesidades es preferir que se paguen sueldos altos y uno pagar impuestos bajos.

Pero planteado este dilema, hay una clara preferencia por menos impuestos aunque signifiquen sueldos más bajos para los limpiadores y recolectores. Y la ventaja es de 5 a 3 en contra de la alternativa de mejores sueldos y mayores impuestos. La opción por los impuestos y sueldos bajos se da entre frenteamplistas (por 5 a 3) y entre colorados y blancos (6 a 2 en ambos casos), entre quienes aprueban y quienes desaprueban la gestión de Arana, en todos los tramos de edad, en ambos sexos y en los cuatro niveles socioeconómicos. No hay fisuras. La única diferencia es que en algunos casos la diferencia es más amplia y en otros más estrecha.

Un cuarto asunto es la discusión entre el cumplimiento de ambos servicios en forma directa por la Intendencia de Montevideo, con sus propios funcionarios, o a la tercerización del servicio. Y la respuesta es categórica: 7 de cada 10 se oponen a la tercerización. Y estos es así en casi todos los grupos políticos y en todos los tramos de edad, sexos y niveles socioeconómicos. La excepción son los blancos (hay un casi empate con leve ventaja para la tercerización).

 
Publicado en diario El Observador
julio 14  - 2001