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El deporte en el
living
Seis de cada 10 uruguayos no
hacen ejercicios ni siquiera una vez al mes. Los
niveles altos y jóvenes son los que más practican
deportes
Cuando la selección celeste se juega la suerte
hacia un Mundial, las calles se vacían y la mayoría
de la población se posiciona dos horas ante el
televisor, para seguir con ansiedad las venturas y
desventuras del fútbol uruguayo. Antes y después lee
los suplementos deportivos, escucha los programas
periodísticos y ve varias veces los goles, cuando se
gana y también cuando se pierde. Maracaná más que un
estadio carioca es un ícono uruguayo y el Estadio
Centenario es un Monumento al Fútbol Mundial. Pero
esta descripción es engañosa si se pretende sacar la
conclusión de que Uruguay es un país de deportistas;
más bien es un país de teledeportistas o de
espectadores televisivos del deporte, y en particular
del fútbol. Porque seis de cada 10 uruguayos no
practica jamás deporte ni hace ejercicios, ni
siquiera una vez al mes. Y tampoco se hace el mínimo
ejercicio de caminar hasta los estadios para ser
espectador directo, in situ, dada la magra
concurrencia a los estadios.
Todo ello demuestra que la afición al deporte de los
uruguayos no va más allá de la de telespectador, lo
que desde el punto de vista del cuidado del organismo
no es mucho, como quien dice el mirar partidos por la
pantalla chica no fortalece los músculos, ni mejora
la circulación de la sangre ni la oxigenación del
organismo. Aunque con la performance de la selección
uruguaya quizás fortalezca el corazón, los nervios y
la capacidad de cálculo matemático. Más la memoria
necesaria para retener la tabla completa de puntos,
goles a favor y goles en contra, más todo el fixture
faltante, lo cual posibilita que como Malba Tahan,
aquel hombre que calculaba, pueda determinar los
resultados exactos de todos los partidos que necesita
Uruguay para por diferencia de goles jugar un
desempate cerca de la Polinesia.
Pero esos cuatro de cada 10 que hacen deportes es una
medida muy tolerante, pues se cuenta a todo aquel que
lo hace al menos una vez al mes. Si en cambio se
considera que un deportista frecuente es el que
practica todas las semanas una o dos veces, las
cifras se reducen bastante. Ya no son cuatro de cada
10, sino dos personas y media. Estos son tres de cada
10 hombres y dos de cada 10 mujeres. Entonces, las
tres cuartas partes de la población está por debajo
del mínimo requerido para considerarla en la
categoría de deportista frecuente.
Es bastante natural que más gente haga ejercicios
cuanto menor es la edad. Así sucede que entre los 15
y los 20 años los deportistas (frecuentes o
esporádicos) son tres de cada cuatro personas,
mientras que en los mayores de 60 años baja a 1 de
cada 12. Lo interesante es la fuerte relación que hay
entre nivel socioeconómico y deportes. El porcentaje
de practicantes en los niveles medio y alto es casi
seis veces más que en el nivel bajo (46% contra 8%);
casi no existe la práctica de los deportes en el
estrato socioeconómico inferior de la sociedad.
El deporte rey es el fútbol, seguido de la gimnasia y
el jogging. Con diferencia entre los sexos. De los
hombres que hacen deportes, más de la mitad juegan al
fútbol con cierta regularidad. Mientras que las tres
cuartas partes de las mujeres que realizan ejercicios
practican diferentes formas de gimnasia o de jogging.
Ocho años atrás tuvo mucho auge el pádel, más en las
mujeres que en los hombres, disciplina que
prácticamente ha desaparecido.
De cada 10 personas que practican deportes o realizan
ejercicios, cuatro lo hacen en algún club, tres en
lugares públicos como parques o ramblas, dos en
instituciones privadas de pago (gimnasios, spa,
canchas de fútbol o fútbol 5) y 1 en plazas de
deportes y otros lugares. La concurrencia a clubes es
mucho más fuerte en el interior que en Montevideo,
mientras que a la inversa se da con la asistencia a
instituciones privadas de pago.
Esa gran mayoría de uruguayos que no hace deportes
¿por qué no lo hace? O para ser mucho más exactos,
qué argumenta para no hacer deportes. De cada 10
personas, cinco dicen que no tienen tiempo, dos por
lo avanzado de su edad, una por falta de dinero, otra
por problemas personales o de salud y otra
directamente confiesa que no tiene interés.
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