El
Maestro Oscar Washington
Tabárez en el
Milan
Muchas veces se dice que para ser
árbitro de fútbol hay que
tener cierta veta masoquista: estar
dispuesto a la silbatina y al insulto
fáciles: quizá algún
memorioso periodista deportivo pueda
recordar cuándo alguna tribuna
ovacionó a un árbitro. Pero
no muy lejos están los directores
técnicos, en especial los de la
selección uruguaya. Elogios en su
designación, polémica con
los primeros o segundos resultados, y una
salida no menos polémica. No
importa mucho si con razón o sin
ella. Lo cierto que es que fue harto
polémica la gestión y el
final de Omar Borrás, Oscar
Washington Tabárez, Luis
Cubilla.
Pero Tabárez, el maestro de
escuela, el último director
técnico de una selección
uruguaya que disputó un mundial de
Fútbol, llegó a la Meca del
deporte rey: asumió como director
técnico de uno de los clubes
más laureados del mundo, varias
veces campeón mundial y europeo, el
rojinegro Milan de la ciudad de
Milán, cuya camiseta vistiera
cuatro décadas atrás Juan
Alberto Schiaffino. Nunca un entrenador
uruguayo llegó tan alto. Bien:
¿cómo creen los uruguayos que
será la suerte del maestro
Tabárez? ¿Le irá bien o
mal?
¿Qué piensan los uruguayos,
entonces, sobre la suerte que
correrá el maestro Oscar Washington
Tabárez como director
técnico del Milan?
Le va a ir Muy Bien, opina el 10%
Le va a ir Bien, es el pronóstico
del 48%
No le va a ir ni bien ni mal, 9%
Le va a ir Mal, es el mal augurio del
2%
Y le va a ir Muy Mal, es el pésimo
augurio de casi nadie, que no llega ni
cerca al 1%
No opina el 31%
En resumen, pues, la mayoría
absoluta de los uruguayos, el 58%,
pronostica el éxito del maestro
Tabárez al frente del Milan, y
sólo un 2% augura lo contrario. Ese
saldo neto tan categórico del 56%
puede tener muchas interpretaciones: de la
confianza en la capacidad del maestro, de
cierto corazoncito patriotero de los
uruguayos, o de que nadie es profeta en su
tierra.
Esta opinión es sostenida por los
simpatizantes de todos los clubes de
fútbol, por la gente de los cuatro
niveles socioeconómicos, por
jóvenes, adultos medios y tercera
edad, por gente con estudios escolares,
liceales y universitarios, por hombres y
mujeres. Pero hay algunos matices. Los
peñarolenses son más
optimistas que el resto, con un saldo neto
de más 68%. Y los
nacionalófilos son los menos
optimistas, aunque con un nítido
saldo neto de más 51%.
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