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La "doctrina Powell" de empleo de la fuerza militar.
Las reacciones de la opinión pública y la guerra al terrorismo
Juan Rial
La
experiencia personal del Tte. Gral. Colin Power como partícipe
de la guerra de Vietnam cuando era un oficial de jerarquía
media en el Ejército de los EEUU, no sólo marcó su vida, sino
que extrajo de alli la base para formular una doctrina de
empleo de la fuerza militar de los EEUU. La doctrina Powell
sostiene que EEUU sólo debe involucrase militarmente si se
cumplian seis condiciones:
A) Si hay un interés nacional de EEUU en juego
B) Si se dispone de los recursos necesarios para ganar
C) Si se dispone del compromiso de todo el equipo de gobierno
de seguir hasta el fin y ganar
D) Si los objetivos están claramente definidos y si se tiene
una visión clara de que pasa al fin del conflicto.
E) La opinion pública y el Congreso aprueban constantemente el
esfuerzo militar.
F) Se gastaron todas las otras opciones posibles.
Se sabe que Powell se opuso inicialmente a las operaciones
militares en el Golfo Pérsico en 1991 y trató de limitar su
alcance, porque dudaba que se cumplieran con su doctrina.
Powell tampoco estuvo de acuerdo en la forma de manejar la
operación de Somalía en 1993.
Tras los atentados del 11 de setiembre Powell ha asumido una
posición moderada y se ha opuesto a represalias generalizadas.
Desde el comienzo de los bombardeos sobre Afganistán el 7 de
octubre, Powell casi no aparecido en los medios de
comunicación, asumiendo un perfil bajo. Los partidarios de
acciones de represalias fuertes han sido siempre los civiles
que rodean al presidente Bush. Algunos de ellos tienen buena
experiencia y relacionamiento con el aparato militar, como el
Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, pero la base de su
experiencia fue la guerra fría y parecen manejarse dentro de
esos parámetros. Más jóvesn la principal consejera de
seguridad nacional, Condoleeza Rice parece compartir la idea
del uso fuerte de la fuerza militar, aunque también sostiene
que es una guerra en la que se deben ocnquistasr "mentes y
corazones".
En este conflicto se tiene claro que hay un interes nacional
en juego y que se dispone, inicialmente, de un fuerte apoyo de
la opinión pública y del Congreso, dada la reacción emocional
que produjo el atentado contra las torres en New York, y la
fuerte campaña de propaganda que se lleva a cabo en los medios
de comunicación social.
Posiblemente hubo otras instancias que agotar antes de
embarcarse en la declaración de una "guerra". La metáfora de
la guerra en este caso resulta muy confusa, pues si bien en
EEUU ya se declararon "guerras" de diversos tipo, contra el
crimen, contra la pobreza, contra las drogas, el hecho que
ésta "guerra" tiene como origen actos de extrema violencia
hace que buena parte de la opinión pública considere que esta
en una guerra como las del pasado. Al señalar a Afganistan
como blanco, una entidad territorial que parece un estado,
aunque en realidad no es más que un rpegimen de "señores de la
guerra" que conforman coaliciones débiles contrapuestas, entre
si, la confusión crece más. Pero, la cuestión de otras
instancias posibles ya es superflua. Los bombardeos que
comenzaron el 7 de octubre del 2001 determinaron el cierre de
otras opciones.
La resolución gubernamental de seguir hasta el fin puede ser
un problema, en razón de los problemas iniciales que mostraron
a un gobierno de los EEUU esquizofrénico. Por un lado parece
mandar mensajes moderados, al insistir en que no se trata de
una guerra contra el Islam, pero por otro lado en el discurso
se habló de "cruzadas", de operaciones de "justicia infinita"
apelando a un lenguaje que se asemejaba demasiado al de los
fanáticos a los que se quiere combatir. Esta dureza verbal fue
abandonada poco a poco. Pero la esquizofrenia no fue
abandonada. Se lanzó ayuda humanitaria en forma de paquetes de
alimentos y se enviaron bombardeos a tirar volantes , pero al
mismo tiempo se recurre al exceso del bombardeo de una
infraestructura y de una fuerza militar casi irrelevante.
Se ha creado una gran alianza para respaldar la acción
militar, pero al mismo tiempo no se ha hecho un esfuerzo alto
para explicar a la opinión pública de EEUU el porque de las
dificultades para enfrentar el antinorteamericanismo de la
población de algunos de los países aliados, especialmente los
más imporntes como Pakistán. Más de uno de los regímenes que
apoyan a los EEUU son corruptos, autoritarios, violadores de
los derechos humanos y la población de muchos de esos países
sólo los soporta y ve con simpatías un mensaje de "puridad"
religiosa que plantean organizaciones que al mismo tiempo
practican el terrorismo. Sin explicar estas complejidades el
gobierno de EEUU arriesga mantenerse en una posición
aislacionistas, que luego puede revertir en contra del propio
gobierno como ocurrió en el pasado, si es que no ocurren
nuevos atentados espectaculares o campañas de miedo permante
ciomo las derivadas de la aparición de esporar de anthrax.
Pero si esto ocurre una población aislacionista puede
reaccionar en una forma dura y xenófoba y esto también puede
comprometer el esfuerzo de los EEUU.
El Secretario de Estado Powell no está en favor de un
compromiso muy alto de la fuerza militar de EEUU y prefiere
una acción diplomática más fuerte. Esta posición no implica
que Powell sea un pacifista. Powell cree que debe haber
respuesta militar. Pero sabe que buena parte del poder militar
de los EEUU no es usable (nos referimos a la parafernalia del
armamento termonuclear) y otro inefectivo contra enemigos como
es el caso que enfrenta ahora EEUU. Matar "mosquitos" con
bombas no sólo es ineficiente, es posible que algunos de los
"mosquitos" se escapen .
Desarticular grupos clandestinos que practican el terrorismo
(u otras formas de lucha) supone una paciente labor de
recolección de información, de contrainteleigencia, de
acciones en el campo financiero, económico y político para
cortar los apoyos directos o indirectos que reciben estos
grupos, así como acciones en el campo de la guerra
psicológica, en la información y propaganda para aislarlos de
una posible base social de apoyo que pueda proveer sustento y
fuentes de reclutamiento. Las formas operativas suponen la
aceptación de métodos "non sanctos", sea para buscar
información, para eliminar líderes o para infiltrarlos, tarea
harto difícil en grupos cerrados, ajenos al marco cultural que
manejan sus oponentes . Estas tareas son poco visibles, llevan
mucho tiempo en producir resultados, a veces años, y no
siempre se puede concluir en una "victoria". Las acciones
contraterroristas se inscriben en un marco de operaciones
políticas de mayor envergadura que supone lidiar con
conexiones de las redes clandestinas con instituciones y
organizaciones legales, especialemtnte con la acción de
estados, que a veces practican juegos dobles, como es el caso
de los saudíes,. con las reacciones de poblaciones enteras,
con consecuencias en los campos de la actividad religiosa y
cultural.
Todas estas complejidades, que seguramente se pusieron sobre
la mesa al discutir cual sería la posible respuesta adecuada,
ante un acto tan espectacular como los atentados del 11 de
setiembre, sin embargo, fueron superadas por la tentación
obvia que supone recurrir a lo que se sabe que es
incontestable: el poderío militar de los EEUU.
El régimen de los talibanes de Afganistán se ofreció
rapidamente como chivo expiatorio al respaldar a Bin Laden, a
pesar que entre sus "jefes", parecen darse tambien actitudes
contradictorias respecto a que hacer. Así apareció rapidamente
la idea de golpear al o a los "países refugio" y utilizar el
fuerte poderío de la máquina militar. Por el momento
predominan las voces de quienes sólo señalan un país,
Afganistán, y han dejado de lado las propuestas que
implicarían golpear nuevamente al Irak de Saddam Hussein u
otros países como se ha oído esporádicamente (el vice
Presidente Cheney refirió no sólo a Irak, ni la posibilidad e
atacar campos de entrenamiento en Siria)
Sin que el gobierno haya enmendado la plana a los medios de
comunicación, el comienzo de bombardeos sobre Afganistán
motivó a la TV, radios y diarios a referir al "comienzo de la
guerra". Luego de una semana larga de bombardeos no parece
haber muchos objetivos posibles para atacar. La precaria y
arruinada infraestructura de Afganistán, así como la poco
profesional y desarrapada fuerza militar de los talibanes ya
casi no ofrece blancos de valor para la fuerza aérea. Estas
acciones así como el lanzamiento de raciones de comida, no
tuvo fuerte impacto enla opinión pública, porque nose pudo
documentar televisivamente. Todavíua las imagenes domiantes
son las de las torres impactadas y derrumbadas.
Tocaría realizar incursiones comando para tratar de localizar
grupos clandestinos que puedan ser parte de "Al Qaeda" la
organización de Osama bin Laden y asociados. Pero estas
operaciones pueden demorar un buen tiempo hasta tener la
información apropiada para llevarlas a cabo. En caso contrario
se darán "palos de ciego". La otra acción posible es desalojar
a los talibanes e implantar un nuevo gobierno en Afganistán.
Esto parece que es lo más probable que ocurra.
Se espera que las también poco profesionales y desarrapadas
fuerzas de la llamada Alianza del norte, una coalición
opositora, que éticamente casi no integran los pasthounes,
mayoritarios entre los talibanes, haga el trabajo y que se
encargue a Naciones Unidas la casi imposible misión de hacer
una "nation building", o sea construir una entidad estatal
viable, que comprenda a los diversos grupos étnicos del país y
lo ponga en el camino de integrarse al mundo globalizado.
Con esta tarea se desviaría el rumbo de la "guerra", que
culminaría en un proceso nuevo. La lucha contra el terrorismo
pasaría a otros planos, quizas conducida adecuadamente por las
formas indicadas antes.
Si este proceso no tarda mucho en ponerse en marcha, el
presidente Bush puede proclamar una victoria de EEUU y la
alianza. Pero la tarea propuesta parece difícil. Naciones
Unidas no tiene los recursos humanos y financieros que
requiere la tarea. Para comenzar necesitaría la presencia d
euna fuerza de paz importante, que no sabe quién podría
proveerla. Se requeririán recursos financieros muy fuertes (un
borrador hecho por los británicos habla de una cifra inicial
de 40 000 mil millones de dólares para el primer año) y
reclutar un contingente muy numerosos de personas para hacer
frente a las complejidades de la tarea.
Actuar en el marco de un país islámico, atrasado, donde la
masa d ela población no sabe lo que es el mundo de hoy, que
apenas tiene una esperanza de vida de 45 años, dividido por
conflictos éticos impoortantes no será nada facil. Y menos aún
si se tiene en cuenta que aquellos que quieren responder a la
propuesta "occidentalizadora" y "modernizadora" con una forma
de vida primitiva, no sólo viven en Afganistán sino en sus
fronteras y se extienden por más de una veintena de países.
La tarea a emprender es tán grande, que hace que uno se
pregunte si hay capacidad para llevarla acabo y podría hacerse
una larga lista de preguntas sin respuesta a partir del
delineamiento de ese escenario.
Los problemas parten de un planteo no muy claro respecto a
cual es el objetivo de esta "guerra", quizás elprincipio más
rlevante de la doctrina Powell. Por supuesto no puede ser el
"terrorismo" porque esta es una forma de lucha y no una
entidad determinada. Por ello luego de hablar genéricamente de
una "guerra contra el terrorismo", se identifico como
objetivos Al Qaeda y sus líderes Osama Bin Laden y asociados.
Pero como esta organización y sus líderes no es fácil de
capturar en un lapso corto, se llegó a un tercer escalón.
Afganistán fue designado como blanco ante la actitud de los
talibanes de protecger a bin Laden. El efecto de designar este
país puede terminar en un cambio de los objetivos de la
"guerra": construir un nuevo Afganistán.
Pero este propósito puede percibirse como una amenaza por
parte de la monarquía Saudi o por Pakistán que apenas si se
sostiene como país en medio de las constantes controversias
internas y externas, por lo cual la aparición de nuevos
conflictos es un casi seguro resultado de esta falta de
claridad de objetivos manifestada inicialmente.
Por supuesto EEUU puede retirarse de ese escenario asiático,
así como sus asociados de occidente, pero, como ya ocurrió en
el pasado, cuando EEUU dejó de apoyar a los talibanes al fin
de la guerra fría e impuso sanciones a Pakistán por
desarrollar armas nucleares, se crean un nuevo problema para
el futuro. A su vez, la eliminación del régimen de los
talibanes no asegurar ni la caputura de bin Laden y sus
asociados, ni el fin de la posibilidad de nuevos actos
terroristas, los que, por otra parte, podrían continuar aún
sin Bin Laden.
EEUU tiene recursos para empeñar en esta lucha, pero en medio
de las controversias internas, quizás no se ha aquilatado como
usarlos adecuadamente. Se pensó en los recursos militares, no
muy idóneos para combatir el terrorismo. Pero EEUU tiene
muchos más recursos a empeñar. El dominio de la escena mundial
le asegura una coalición de socios que lo apoyará porque no
requiere involucrameinto militar. Cerrar las fuentes de
financiemiento de los grupos que apelan al terror, como el de
bin Laden, no es tan facil . Se pueden cegar fuentes que de
alguna manera llegan a tener una conexiuón directa con esos
grupos, pero no es facil llegar a las indirectas. El control
de la banca off shore no es posible sin afectar las bases de
la operativa de los bancos que conforman la red financiera
internacional. Tampoco es facil cerrar fuentes del complicado
sistema financiero islámico que tiene centro en los Emiratos y
Qatar, donde grandes corporaciones de los EEUU tienen una
incidencia muy relevante.
Pero lo que EE_UU no ha utilizado adecuadamente en el dominio
que tienen o la influencia que puede tener sobre los medios de
comunicación dominantes en el escenario mundial. El gobierno
de EEUU ha traves de sus voceros ha tenido un discurso que
casi exclusivamente se dirigió hacia "adentro" a una población
aislacionista, sin tomar en cuenta que ese mismo discurso se
difunde por el mundo.
El ataque a las torres de New York y al Pentágono desató en
los primeros días algunas reacciones xenófobas, a pesar de la
prédica en contrario de los medios y del gobierno. Pero, al
mismo tiempo éste último se vio tentado a tomar poderes
limitantes a las libertades. La creación de una agencia de
defensa interna, cuyo poderes y acción todavía no es claro, ha
sido vista por integrantes dela elite liberal como una
amenaza, especialmente a la primera enmienda a la Constitución
norteamericana que establece la prohibición de limitar o
abreviar (abridge) las libertades de prensa y de expresión.
No se puede decir que esto ha ocurrido, pero se teme que pueda
desatar una nueva ola de "macarthismo". En EEUU la existencia
de agencias diferentes que lidian con la criminalidad las que
tienen autonomía y repoortan a diferentes instancias. Asi hay
policias de ciudades que dependen de sus alcaldes. Las
policías estaduales de sus gobernadores. Agencias
especializadas, como la de alcohol, tabaco y armas de fuego (ATF),
la de combate a las drogas (DEA), el bureau federal de
investigaciones (FBI). El departamento de inmigracion
dependiente del ministerio de Justicia lidia con la
introducción ilegal de personas, las oficinas de Aduana
dependen del Ministerio del Tesoro. La inteligencia interna es
reponsabilidad del FBI, la externa es responsabilidad de la
CIA, una Agencia de Inteligencia también actúan en esta área.
Esta dispersión de agencias y responsabilidades es parte de
una ingeniería insittucional que busca evitar el fantasma de
la concentración del poder. No se sabe si la nueva agencia
seráa solo una coordinadora de acciones de todos estos
servicios o tendrá por si misma atribuciones operacionales.
En tiempos de crisis la tentación gubernamental y las
emociones públicas pueden poner en entredicho esta libertad
democrática fundamental. El senador Joseph McCarthy utilizando
el critero de la representación, en los cincuenta, buscó
reducir la libertad de expresión .
Obviamente se necesita progaganda, pero la misma debe no sólo
movilizar a una población aislacionistas como la de EEUU. En
tiempos de trasmisión instantátnea de noticias y palabras, los
discursos deben atender también a los posibles disidentes
internos y la opinión pública internacionalo.
El viernes 12 de octubre el presidente Bush propuso una
campaña de un dolar por chico de EEUU a enviar a Afaganistan,
por intermedio de la Casa Blanca. Piadosamente los medios de
los EEUU "olvidaron" rapidamente.la propuesta. Desconocer que
la mayoría de la población de Afganistan califica para la
pobreza extrema, o sea que se vive con menos de un dolar al
dia, indica que le discurso no estaba destinado más que paraq
una de las audiciencias.
Bush ya quedó preso de sus palabras al usar un lenguaje duro
enla primera semana pasado el ataque del 11 de setiembre.
Habló de "guerra", de "cxruzada", pidió que Bin Laden aparezca
vivo o muerto. Pero falta otro tipo de registro y una apaición
de otras figuras de gobierno.
No crear una política de comunicación social inteligente
supone no poner en marcha todos los recursos disponibles como
sostiene la "doctrina Powell".
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