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Medios de comunicación, partidos y elecciones.
Juan Rial
1.
Introducción.
Gran parte de la actitividad política de nuestro días ya no se
hace en los locales partidarios o las grandes plazas, tampoco
en los hemicíclos parlamentarios. Aparte de las reuniones
reservadas que presuponen “acuerdos de cablleros” (y damas,
para adecuarnos a las nuevas circunstancias), y de los días de
elecciones, gran parte de la misma se hace en y a través de
los medios de comunicación. Éstos condicionan las formas de
llevar adelante la movilización del electorado frente a un
comicio, los ritmos y temas de una campaña, influyen en el
conocimiento de los candidatos y en la trasmisión sus
mensajes. Los medios fijan la agenda de discusión política
para el gobierno y para la oposición y en sus espacios donde
suele ganarse o perderse la legitimidad para tomar medidas.
La agenda política que conforman los integrantes de la clase
política, las instituciones de la sociedad y las
organizaciones no gubernamentales que actúan en el campo de la
acción cívica y los propios medios a través de sus posición
editorial es retroalimentada por el estudio de la opinión
pública por medio de encuestas, cuyo resultado pasa a ser
parte de la agenda pública al ser difundidos por los medios.
Los no son empresas puramente políticas, tieenene otros
alcances. Citemos algunos:
a) estructuras culturales que informan, entretienen, educan,
manipulan y forman la opinión de la población. El ángulo
político refiere tanto a la búsqueda de incidencia práctica
inmediata, como la que sólo hace alusión a la pólítica
indirectamente, como a aquella que la ignora, buscando que un
tema no sea motivo de conocimiento y discusión . En lo que
refiere a la acción política directa, en los medios
electrónicos aparecen y se expresan periodistas y actores del
escenario político. Indirectamente los concesionarios o dueños
de los mismos, que en el caso de los medios impresos también
suelen aparecer directamente
b) empresas comerciales de servicios. Como tales buscan un
lucro a través de la realización de sus actividades
corrientes, con cierta independencia de los avatares
políticos.
c) Actores políticos. Como tales los medios expresan o
articulan intereses de diversos sectores económicos y sociales
ligados a los mismos.
Retornando al tratamiento del tema político podemos decir que
los medios proveen un escena en la cual el político
“representa” frente a la población, permitiendo la
manipulación de símbolos con una capacidad de amplificación
enorme, encontrando al individuo en su intimidad, sin
necesidad de que este tenga que transformarse en parte de una
masa, como en el pasado, cuando para ser parte de la acción
política debía estar en las movilizaciones callejeras.
Este último método no se ha abandonado, sino que ha pasado a
ser parte del espectáculo mediático, mediante su cobertura.
Con la movilización en la calle se busca llamar la atención
por hechos que, de otro modo, no serían atendidos por los
medios, al menos con la prioridad requerida por los
movilizados.
La representación institucional por medio de los partidos y
los órganos previstos por las Constituciones, los parlamentos,
aunque sigue siendo uno de los escenarios principales de la
toma de decisiones legales, son propios de una sociedad, una
economía y un estadio tecnológico ya superado. Hoy la gran
batalla política en los regímenes democráticos se disputa en
los medios de comunicación, día a día, y muy especialmente en
los tiempos electorales, en donde importa dominar esas escenas
mediáticas.
En este tiempo el político éxitoso debe ser un comunicador,
alguien con capacidad de enamorar a la cámara de tv y encantar
los micrófonos. Debe influir para lograr que el "priming", esa
imprimación que los medios impone a la opinión pública,
creando una agenda pública de discusión, corra en su favor.
Tiene que lograr que esa agenda lo presente en forma favorable
a sus posiciones y su persona. Al mismo tiempo el político
debe tratar de remontar corrientes adversas impuestas por la
comunicación de sus adversarios, saber donde están los límites
de un discurso creíble y también encontrar el tono adecuado
para discrepar con la opinión pública, especialmente en temas
escabrosos, como los económicos y los referidos a las
políticas sociales, sin llegar a enfrentarla totalmente, pues
ésta representa el sentimiento de un electorado que quiere
beneficios y derechos y no acepta tener que enfrentar costos y
obligaciones.
Nos estamos refiriendo al político y no al partido. Éste ha
pasado a un segundo plano. El partido, una organización,
siempre tiene que ser encarnado por alguien en los medios. En
las ultimas décadas, el decaimiento d elas definiciones
ideológicas y la desaparición de los partidos ocmo entidadesde
encuadramiento de simpatizantes y militantes ha acentuado la
política personalizada. Para la masa el líder está por sobre
la máquina, si es que ella aún existe, o es una ad hoc, más o
menos precaria para poder ganar una elección o manejar los
asuntos de gobierno. El desajuste entre la institucionalidad
prevista jurídicamente y los cambios que se producen la
sociedad es, de este modo, notorio. Los medios no fueron,
hasta muy recientemente, motivo de tratamiento jurídico en
relaciópn a la actividad politica.
Si una cámara hubiese enfocado a los políticos integrantes de
un parlamento de cualquier país en los años cuarenta o
cincuenta del siglo XX hubiese mostrado que una buena parte de
ellos no atendía al orador de la sesión penaria. Que muchos
comentaban entre ellos, o leían el diario, que si la sesión
había sido larga y tediosa algunos dormitaban frenta a tazas
de café y ceniceros llenos de colillas. Muchas de las bancas
estaban vacías manteniéndose el quorum mínimo. No muy
diferente a lo que ocurre hoy en día. Sólo que, entonces, no
había cámaras impiadosas que registraran esas intimidades.
El político también tuvo que aprender a utilizar nuevos
registros de voz y manejar nuevos tiempos. El gesto fuerte y
la voz atronadora, propia del balcón o la plaza pública no
tiene cabida en la radio, un medio cálido, íntimo y los gestos
ampulosos propios de la plaza deben modificarse al enfrentar
el medio frío: la cámara de televisión, ante la cual esos
gestos son ridículos. El discurso de la plaza duraba largo
tiempo y más aún el que se pronunciaba en el recinto
parlamentario. Pero no tiene cabida en los tiempos de la radio
actual, pautada por tandas publicitarias, y por programas
acotados, y menos por la televisión donde los segundos valen
mucho dinero y lo máximo a usar son minutos y casi siempre no
mucho más de dos. Los viejos recursos sólo tienen cabida
cuando se recurre a movilizaciones callejeras, por lo general
confrontativas o tendientes a una fuerte exaltación emocional,
pero cuyo fin es que las cámaras recojan una escena de
segundos cubierta por la palabra efectista.
La vieja fórmula representacional no puede mantenerse sin
correcciones frente a los nuevos hechos. La organización
institucional, la fórmula política apelando a la terminología
de Mosca, dominante hoy en día, es sólo una: la democracia
representativa, atenuada por la existencia de una serie
creciente de mecanismos de democracia semi-directa. Los
actuales regímenes democráticos se crearon en tiempos en los
cuales los medios dominantes eran los escritos. La prensa
partidizada llegaba sólo a una parte de la población, pero
también en el siglo XIX una parte muy importante de la
población no tenía derecho a voto, por lo cual puede decirse
que la cobertura que otorgaban los diarios era amplia,
abarcando a buena parte de los que en ese tiempo eran
ciudadanos.
Con el avance de la educación básica y con el cambio
tecnológico y tras la expansión de la ciudadanía el político y
las organizaciones políticos debieron alcanzar a un público
mayor. Se apeló a la ecuación partido + imprenta + diario +
escuela en una primera etapa. Luego a los grandes actos de
masas escenificados con canciones trasmitidas por altavoces,
ropa con colores distintivos para los militantes que
finalizaba en la apóteosis del discurso del líder máximo. En
esos tiempos se trataba de llegar a vastos sectores de la
sociedad percibidos y autopercibidos como homogéneos.
Hoy el político debe alcanzar a muy diversos sectores que,
cada vez más difieren en sus intereses y formas de vida. Los
medios son un gran homogeneizador, pero también un segmentador.
Los programas tienden a acercar a un sector social, de edad o
de género más específico. Con los programas se busca alcanzar
a los diversos sectores sociales y éstos están bajo el impacto
de efectos de demostración diversos que apuntan a crear
opiniones, actitudes, especialmente hacia el consumo. Entre
ese consumo también está el de ideas o simpatías hacia
partidos o más específicamente sobre dirigentes de los mismos.
Para el político que sabe como dominar los nuevos medios se
abre la parafernalia de nuevos recursos a su disposición: la
radio, la televisión, los diarios, las gigantografía que se
colocan en sitios importantes de la ciudad. El gran medio
masivo es la imagen. Permite el conocimiento e imprimir en el
público sensaciones que sientan las bases para una actitud de
simpatía o rechazo. Esta primera manipulación simbólica se
amplifica con el uso de la radio, que permite seducir con la
voz y también si el tiempo que se obtiene en ella es mayor,
apelar a argumentos que permitan llegar a sectores que desean
ser convencidos o que desean confrontar.
La gráfica, sea bajo la forma de posters, gigantografías,
pasacalles, paredes o calles pintadas afirma los símbolos, al
volverlos visibles durante más tiempo. La prensa escrita, por
su parte, permite también debatir, con mayor fijeza. A ello se
agregan actos cuidadosamente escenificados y destinados más a
ser difundidos por la televisión que a ser por sí mismos
piezas de propaganda Desde hace poco más d eun lustrohay
nuevos medios, las páginas web o los grupos de discusión en
internet. Por consiguiente hoy el político (y el partido)
pueden elegir diversas formas de acercarse a distintos
públicos, con diversos lenguajes y diferentes contenidos.
En el pasado, el control de los circuitos de comunicación era
relativamente más sencillo al ser una política letrada de
elites, o a lo sumo una de masas homogeneizadas a través de un
movimiento que, muchas veces asumía formas autoritarias, pero
que en otras sólo apuntaba a manipular las masas vía el
populismo. A veces se combinaban las dos aproximaciones. La
escritura, el periodico, revista, folleto o libro circulaban
entre los sectores de elite y se complementaba con la escuela
como organización socializadora. La masificación se daba a
través de un contacto directo entre liderazgo y masa. y sólo
en la primera fase la radio sirvió de amplificador, pero
todavía no sustituto de la concentración en la calle para las
grandes masas.
Hoy el político no sólo debe negociar con los medios por un
espacio, sino que debe aprender diversos géneros para poder
comunicarse. Así, algunos intervienen en programas cómicos
populares y participan en el show, en otros casos cantan o
bailan o son parte de almuerzos televisados o participan en
los programas dedicados al tema de la concina y la buena mesa.
El político se ve sometido a la necesidad de interpretar un
personaje más en la industria de la info-entreteniennto. Debe
aceptar un cambio en la conformación de los símbolos
políticos. Los antiguos, referidos a identificación con
colectivos, tales como clases, han perdido trascendencia y hoy
hay que hablar de lo cotidiano. El dirigente partidario debe
"representar" al ciudadano medio, a esa mayoría que quiere
expresar su voz, aunque sea "oblicuamente" a través de "alguién
como uno".
También estamos en el tiempo de el Estado que ya no tiene la
capacidad de regular la sociedad que dispuso en el
prematuramente fenecido siglo XX. Para poblaciones afectadas
por el desempleo y por la fuerte incertidumbre, el problema es
que el político y el partido no hacen lo que presuntamente
deben, o sea velar por los intereses de sus representados. No
hacen o no pueden hacer lo suficiente por mejorar la condición
de la vida cotidiana de quienes sufren esa incertidumbre ante
el futuro.
Tampoco ese político dispone de herramientas para practicar el
clientelismo, especialmente el de carácter horizontal que
abarca a vastos sectores. También el/los político/s es/son
acusado/s de practicar, o en el menor de los casos de
encubrir, casos de corrupción, o es percibido como parte de un
grupo que sólo se interesa por si mismo y sus luchas
faccionales de poder. Todos estos vicios propios que van a la
cuenta de los partidos son amplificados por los medios que
venden noticias. El político y sus escándolos lo son. No lo es
o sólo en menor medida aquello que refiere al cumplimiento de
su deber, tema del que se queja amargamente el político. Es
que durante largo tiempo, tanto los regímenes populistas como
los autoritarios sólo mostraban éxitos y ninguna clase de
problemas. El péndulo, en tiempos de libertad se corre hacia
otra punta.
La representacion institucional y simbólica se han divorciado
y hoy la tarea del político y de las organizaciones
partidarias es tratar de llegar a un arreglo, a un pacto con
quienes manejan primordialmente la segunda. Los medios son los
grandes protagonistas. Hasta el presente los arreglos entre
los dos sectores distan de ser satisfactorios.
2. Los principales problemas. Estado de la cuestión.
El relacionamiento entre medios y los partidos políticos
supone la confrontación de principios básicos, entre los
cuales el más relevante la libertad de expresión, frente a la
necesidad de mantener la equidad en la competencia política.
Obviamente el reclamo de equidad no equivale al de igualdad.
La equidad presupone igualdad de oportunidades y no la mera
equivalencia de todos los actores haciendo abstración de las
capacidades que uno tiene y lo diferencian del otro.
Asimismo, se plantea la confrontación entre el principio de la
libertad de empresa y la responsabilidad social de medios
capaces de fuerte manipulación de la opinión pública.
En tercer término se plantean los problemas entre los
intereses del medio en tanto empresa y los de sus
trabajadores, los periodistas, que implican nuevamente, en
otro nivel, la confrontación entre los principios de libertad
de expresión, frente a los de libertad de empresa.
Durante el tiempo en que los principales medios eran escritos,
el acceso estaba determinado por la capacidad de acceder al
papel y a la imprenta de los candidatos y partidos y por la
existencia de garantías para la libertad de prensa, tanto para
imprimir como para distribuir periódicos. Situaciones de
hecho, más que normas restrictivas para acceder al papel o la
imprenta o limitativas de la distribución de periódicos,
llevaron a la emisión de leyes y decretos que aseguraban a las
diversas fuerzas políticas competir en este campo en cierto
plano de equidad. Al tiempo presente las restricciones
sustanciales que se encuentra en el uso de los medios impresos
es económica. Los medios impresos dedicados exclusivamente a
la discusión y a la propaganda política tienen un mercado
notoriamente restringido, por lo que esta actividad se ha
reducido y los periódicos si bien tienen cobertura política,
lo hacen en un ambiente que tiene intereses más amplios, que
si bien pueden considerarse políticos, no tienen una
referencia partidaria inmediata.
Con la aparición de los medios electromagnéticos, la cuestión
del acceso a los medios cambió de sentido, pues el espacio
radial y televisivo es un espectro finito, manejado por los
Estados, quienes se puede reservar la totalidad de las ondas
existentes. Este modelo, que asumieron varios países
democráticos hasta tiempos recientes, suponía la introducción
de salvaguardias para evitar que se repitiese el modelo
vigente en sociedades totalitarias donde obviamente sólo se
difunde el punto de vista oficial, gubernamental.
Las medidas regulatorias implicaban la creación de organismos
ad hoc para el gerenciamiento y/ la supervisión de los medios
y para asegurar la neutralidad estatal o atenuar el predominio
gubernativo en los medios electromágnéticos.
Paralelamente apareció otro modelo, que implica compartir el
espacio electromagnético entre el estado y empresas o privadas
sin fines de lucro. En el caso de los espacios licenciados con
fines de lucro se concede su explotación, pero no se traspasa
la propiedad. Por lo general, los medios privados ocuparon la
mayoría del espectro y se planteó nuevamente la cuestión de la
regulación.
Mientras que la prensa escrita presumía que habría partidismo
y una línea editorial precisa, la aparición de los medios
electromagnéticos planteó la cuestión de si era conviente
seguir la orientación de los medios escritos o asumir la
neutralidad y concentrarse en la información y no en la
opinión. El tema no se ha zanjado, pero en la mayor parte de
los casos los medios electrónicos han preferido una
presentación “neutral”, evitando editorializar, y reservando
la opinión para programas períodisticos ad hoc, o
“editorializando” en forma muy indirecta, mediante la
promoción de valores y prácticas orientadas hacia una
tendencia determinada.
La responsabilidad político - social de los medios es un tema
constante de discusión. Los medios han pasado a ser un
componente esencial de la acción política, al punto que han
aprecido palabras como “mediacracia”, “videopolítica”, para
señalar la importancia sustancial que asumido. En ese marco se
insiste constantemente en la necesidad de regulación y
autoregulación. Los medios son, a la vez, parte del problema y
de alguna manera de la solución. Constituyen un Jano. Con una
de sus caras propenden al aumento los gastos de la política,
dado que se recurre cada vez más a ellos para realizar
propaganda. La otra cara es que esos mismos medios constituyen
el lugar donde se presentan denuncias por abusos y corrupción,
entre ellos por el gasto excesivo en las campañas electorales.
3. Modelos de relacionamiento medios y partidos políticos.
El punto sustancial está en el uso de los medios en las
campañas electorales, especialmente en lo referido a la
publicidad partidaria y la que reciben los candidatos.
El modelo exclusivo de mercado ha predominado hasta hace poco
tiempo. En el mismo el acceso se hace pura y exclusivamente de
acuerdo a la capacidad de pago que tienen los partidos o
candidatos. Al no existir regulaciones el acceso no puede ser
igualitario y si se tiene en cuenta que intervienen los
intereses de los medios en tanto actores económicos y
sociopolíticos, esta situación lleva a discriminación en el
acceso, y al uso del tiempo en favor de ciertas tendencias en
deterimento de otras.
Si bien esta situación no siempre asegura el triunfo electoral
a los favorecidos por los medios, las desventajas para los
competidores menores o para los que no están en el misma
orientación dominante es notoria.
Por ello se ha venido imponiendo otro modelo, que supone la
regulación del acceso a los medios. Puede darse con varias
modalidades, pero normalmente supone la implantación de las
llamadas “franjas electorales”, espacios dedicados a la
propaganda de los partidos y candidatos. En algunos casos
también se otorgan franjas en los períodos interelectorales
para expresar el pensamiento del partido frente a la
cotidianeidad de la vida política.
Las modalidades en que se implentación son varias. En algunos
casos la franja se da exclusivamente en los medios operados
por el estado, mientras que en aquellos que operan
concesionarios privados prima el modelo de mercado. En otros
casos las regulaciones alcanzan también a los medios privados.
Pero también hay diversas formas de conceder franjas. Pueden
ser exclusivas, implicando que la única publicidad se dará en
esos espacios regulados, o puede darse un sistema mixto, donde
aparte de la franja regulada hay espacios que están regidos
por normas de mercado.
Pero aún hay un problema importante a resolver, que es la
producción de los espacios. Obviamente quienes disponen de
dinero o de las facilidades para hacerlo, pueden hacer mejores
piezas publicitarias que quienes no lo tienen. Por ello la
regulaciones más recientes también tienden a otorgar apoyo
gratuito para la producción de espacios.
Los criterios de acceso varían. Los partidos pequeños y los
candidatos minoritarios siempre plantean que el mismo sea
equitativo, igual para toda fuerza política. Los partidos
dominantes y candidatos mayoritarios señalan que importa tener
en cuenta el caudal electoral. En general, se parte de una
base igualitaria mínima y luego se conceden espacios de
acuerdo a la fuerza electoral expresada en le comicio
anterior, sea en número de votos o de bancas obtenidas.
En cuanto a la información indirecta, que, por lo general, es
la más relevante para obtener el voto de quienes son
independientes y no estan convencidos, especialmente en
sistemas donde el voto es obligatorio, se confía en los
códigos de ética y en los acuerdos consensuados entre
concesionarios de los medios, periodistas, autoridades
electorales y los candidatos y los partidos. La publicidad de
los tiempos dedicados en la información indirecta y su
carácter (positivo, negativo y neutro) es una de las claves y
poco a poco se abre camino en la práctica.
En algunos países también se regulan los debates entre los
candidatos principales, llegando a determinanrse en algunos
casos que deben ser obligatorios.
También las regulaciones alcanzan a la difusión de encuestas
de intención de voto, buscando que su calidad técnica esté
asegurada así como la información referida a quienes son los
que pagan los estudios.
4. Alcances de la intervención de la autoridad electoral.
Normalmente las organismos electorales son los encargados de
controlar la ejecución de normas de regulación, tales como la
imposición de franjas electorales, así como límites a los
gastos en publicidad por lo general, en américa Latina estos
organismos no tienen una conformación que les permita lidiar
con el tema del manejo de la propaganda política y la
comunicación social. Por lo general, la integración de los
organismos, especialmente cuando la mayoría de sus miembros
superiores son juristas no favorece la comprensión del tema.
En algunos casos el tema se resuelve por la creación de
organismos ad hoc, sea en el seno del organismo electoral o de
organismos especializados. Un buen ejemplo se dio en Africa
del Sur donde se creó un Consejo de Medios, de carácter
independiente, un cuerpo temporal que debía regular la acción
de los medios durante el período electoral. Ese cuerpo debía
monitorear todos las piezas publicitarias de acuerdo con la
ley y referir a la Comisión Electoral los casos
controversiales. En América Latina los organismos con fuerte
estructura gerencial, como el IFE mexicano se encuentran en
mejor situación para enfrentar el tema.
5. Conclusiones.
Dos son los caminos apropiados para mantener equidad y
libertad en el área. Por un lado una autorregulación que haga
de cada actor del procesos: dueños o concesionarios de medios,
periodístas, agentes publicitarios, creadores, encuestadores,
analistas y comentadores, asesores y políticos responsables
por sus dichos y acciones de propaganda, de modo que apunten a
una campaña limpia. Tomemos un ejemplo: si bien es deseable no
recurrir a las campañas negativas es un hecho que son parte
del arsenal de lucha política. En este caso debe admitirse el
derecho de réplica. Dependerá de los grados de cultura
política los grados en que se acepte o no la propaganda
negativa o que se incursione en ámbitos que no tienen
incidencia directa en la vida política, por ejemplo la vida
privada de los candidatos.
Por otro está la posibilidad en acordar legislativamente
controles o disponer medidas que aseguren la equidad en un
marco de libertad. Entre ellas están las normas que facultan a
los organismos electorales a controlar los tonos de las
campañas permitiéndo imponer sanciones a quienes salgan del
marco aceptado, hasta normas que favorezcan el acceso gratuito
a los medios de comunicación electrónicos.
Todavía no hay estudios claros que indiquen que el acceso
gratuito o la limitación de tiempos posibles de uso de los
mismos, o la prohibición de la publicidad paga tenga una
incidencia sustancial y que cambie el resultado electoral.
Pero sí parece claro que tomar esas medidas ha favorecido la
convivencia entre partidos y medios y, lo que es sustancial,
contribuye a mejorar la deteriorada imagen de los partidos
entre la ciudadanía.
La limitación del costo de la política es una necesidad. Para
ello hay que limitar la entrada de fondos a los partidos así
como los egresos, los gastos. Dentro de ellos el dinero
utilizado en los medios de comunicación es la parte sustancial
de todas las campañas. Por ello es muy recomendable llegar a
regulaciones que limiten este gasto.
Lo más adecuado es implantar franjas electorales gratuitas y
exclusivas, sustancialmente en la televisión, pero, también en
alguna medida en la radio, de modo que no haya posibilidadd de
efectuar gastos extra en este campo que impliquen recurrir al
financiamiento privado. Con ello se limitaría la posibilidad
de que se ejerzan luego influencias indebidas, para pagar los
favores recibidos para poder pagar la propaganda partidaria.
Asimismo, importa monitorear el uso de los medios en la
publicidad indrecta.
Anexo. El régimen legal respecto al uso de los medios en las
campañas electorales en América Latina.
A los efectos comparativos incluímos a continuación una
revisión somera de algunas de las situaciones en países de
América Latina.
Brasil.
La publicidad paga en los medios televisivos y radiales está
prohibida. En cambio se provee por parte del estado espacios
gratuitos para las diversas fuerzas políticas. El horario
gratuito durante el período de campaña electoral va de las
19.30 a las 22 horas. Hay dos modelos posibles para el uso.
Una es el uso de la cadena nacional y las cadenas estaduales
hasta un máximo de 20 minutos. La segunda consiste en poner
spots de 30 segundas, hasta un máximo de 10, o cinco de un
minuto en ese mismo horario. El espacio total disponible por
cada partido es proporcional al número de bancas que dispone
en el parlamento. Lo mismo se refiere a los candidatos
presidenciales. En el caso de candidatos a la presidencia que
se presentan por primera vez, sin respaldo de partidos con
bancas en el Congreso, estos disponen de un mínimo de un
minuto. Se puede divulgar programas partidarios, eventos,
comentar la tarea que se lleva adelante en el Congreso para
cumplir con el programa partidario. No se autoriza la
propaganda negativa. Cuando se estableció la normativa, para
la elección de 1988 todavía no se había difundido la TV cable
que quedó fuera de la reglamentación y no estaba obligada a
pasar esa publicidad, aunque los órganos electorales han
considerado que no pueden recibir publicidad paga y luego
consideraron que debían seguir la norma general. Ahora se
plantea el problema con la TV satelital a la que no es posible
incluír en el régimen. En cuanto al rating de la TV en tiempos
de electorales, cuando hay un período largo de uso de las
cadenas el mismo baja notoriamente. En los sectores medios y
altos que disponen de videocaseteras, lectores de DVDs o TV
satelital es notoria la falta de atención a la publicidad.
También hay que tener en cuenta la calidad de la publicidad
que se difunde. En el caso de candidaturas independientes o de
grupos de escasos recursos la apelación suele ser poco
atractiva, contrastando con el fuerte nivel que tiene la TV
brasileña en el aspecto publictario, especialmente en los
aspectos técnicos. Los grandes partidos y candidaturas
recurren a agencias de publicidad para poder producir piezas
de mejor calidad dentro del espacio asignado.
No hay normas referidas a encuestas y su manejo.
Chile.
Desde 1965 hay leyes que disponen el uso gratuito de la
televisión, norma mantenida en 1988. Los tiempos son otorgados
en forma proporcional al número de electores registrado en la
elección anterior, dándose el mismo tiempo que la fuerza
política de menor nivel a quienes participan por primera vez
en una elección, sea con el respaldo de un partido o como
independientes. En total se dispone de 40 minutos semanales
para todos los partidos cuando la elección es general,
destinándose 20 a las candidaturas presidenciales y 20 a las
que aspiran al Congreso. Cuando son sólo de un carácter se
baja a 20 minutos. Los programas partidarios son de 5 a 15
minutos de duración. La distribución del tiempo es
responsabilidad del Consejo Nacional de Televisión (un
organismo nombrado por el Senado a propuesta del Presidente)
que tiene una integración partidaria pluralista. No hay
posibilidad de poner publicidad paga partidaria en TV, pero si
en radio.
Colombia. El Consejo Nacional Electoral junto al Consejo
Nacional de Televisión (un organismo estatal de carácter no
gubernamental) dispone de espacios en la televisión y radios
públicas (hasta mediados de los 90s la única televisión
abierta disponible era la estatal) para los partidos
políticos. El 60% del tiempo se destina de acuerdo a la fuerza
que dispone cada organización en el parlamento. La ley no
indica como usar el 40% restante, pero la práctica reciente
muestra que se distribuye igualitariamente entre todos los que
participan del comicio. En total ese tiempo se utiliza tres
meses antes de la elección.Se puede, además realizar
publicidad paga en todos los medios.
Guatemala.
El Tribunal Supremo Electoral adjudica 30 minutos semanales a
cada partido o coalicción de partidos en la TV y radio del
país, sin perjuicio de la compra privada de espacios.
México.
La Dirección de Prerrogativas y Partidos Políticos y la
Comisión de Radiodifusión del Instituto Federal Electoral [IFE]
son las instituciones encargadas de organizar los programas de
radio y TV de los partidos políticos. La Comisión de
Radiodifusión citada está presidida por el Director Ejecutivo
de Prerrogativas y cada partido político puede acreditar un
representante con facultades decisión acerca de los contenidos
del programa a difundir. Los partidos deben presentar los
guiones técnicos para su aprobación.Se puede difundir
principios ideológicos, programas de acción y plataformas
electorales. Se ha asegurado el acceso de los partidos a la
radio y la TV. Cada partido dispone de 15 minutos mensualmente
y dos veces al mes pueden participar en una trasmisión
conjunta que organiza la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas
y partidos… También es posible difundir programas regionales,
por la mitad del tiempo adjudicado a cada partido,
adicionandose al total disponible a nivel nacional. El IFE
debe asegurar que los concesionarios de los servicios de
televisión coloquen los programas en horarios de mayor
audicencia. En el proceso electoral para elegir presidente el
tiempo total de trasmisión para todos los partidos alcanza a
250 horas en radio y 200 en televisión. Para la elección de
parlamentarios el tiempo disponible es la mitad del
anteriormente señalado. Además, duante los períodos de campaña
electoral el IFE adquiere hasta 10.000 cuñas de radio de 30
segundos y 400 spots de TV de 20 segundos munsuales, para
distribuir entre todos los partidos. El 70% se distribuye de
acuerdo a su fuerza parlamentaria y el resto igualitariamente
entre todas las fuerzas. En el caso de partidos sin
representación pueden tener hasta un 4% del tiempo total
disponible. Además los partidos pueden contratar espacios en
forma privada con los medios de comunicación.
El Comité de Radiodifusión del IFE monitorea a través de
muestras el cumplimiento de las normas. También el IFE debe
velar para que no haya campañas negativas y que los candidatos
respondan a sus partidos, estando prohibido que hagan
propaganda en favor de otros. (evitar la figura del candidato
o partido "de alquiler")
Nicaragua.
Las normas indican que los partidos pueden disponer de 30
minutos diarios en la TV estatal y de 45 minutos diarios en
cada una de las tres radioemisioras estatales. La distribución
es igualitaria.
Paraguay.
Este país ofrece un sistema de control por la negativa,
estableciendo límites. No hay espacios gratuitos, sino que se
establecen límites, para evitar que una organización
partidaria tenga una presencia masiva en la publicidad y la
propaganda. Se establece que el tiempo para llevar adelante
campañas será de 60 días para las elecciones nacionales y 30
para las internas de cada partido o alianza. Los límites que
se establecen son de no más de cinco minutos de publicidad en
cada radio o televisora por partido, en cada día y no más de
1/2 página de períodico o centímetros equivalentes de columna
en la prensa escrita.
Perú.
La radio y la televisión estatal otorgan espacios diarios de
30 minutos, entre las 19 y 21 horas, para el total de los
partidos, durante el mes previo a las elecciones.
Uruguay
Los medios propiedad del estado otorgan espacios gratuitos en
las campañas electorales.
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