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Las elecciones más inciertas de la historia argentina
Norma
Domínguez
Más
de 25 millones de argentinos van mañana a las urnas para
elegir al presidente que sucederá al mandatario interino
Eduarde Duhalde.
Estas elecciones traen aparejadas, en idéntica medida,
esperanza y desolación. Esperanza, porque un cambio siempre
puede ser bueno cuando se está tan mal. Desolación, porque
después del reclamo popular para “que se vayan todos”, que
prometía una renovación de la clase política, hoy disputan la
presidencia los personajes que desde siempre estuvieron en
distintos cargos del gobierno.
Los candidatos
De los diecinueve candidatos inscriptos, sólo cinco aparecen
con posibilidades de llegar a una casi segura segunda vuelta,
y cuatro de ellos presentan -alternativamente y según la
consultora en cuestión- lo que se denomina “empate técnico” en
las primeras posiciones, con diferencias porcentuales mínimas
que están dentro del margen de error.
El ex presidente Carlos Menem, el ex ministro de Economía
Ricardo López Murphy, el gobernador santacruceño Néstor
Kirchner, el ex presidente interino (que declaró el default a
finales de 2002) Adolfo Rodríguez Saá, y la diputada Elisa
Carrió, en ese orden, son quienes tienen mayores posibilidades
de llegar a la Casa Rosada.
El proceso electoral que tendrá lugar en algunas horas, tiene
varias condiciones absolutamente novedosas. La primera –y
quizás la más importante- es que el peronismo, la principal
fuerza política del país, hizo oficial su partición en tres
candidatos parecidos en ideología pero diferentes en
propuestas.
Otro dato interesante, es que por primera vez el histórico
partido radical (UCR), también aparece escindido en tres
fracciones: dos desertoras, que serían Carrió y López Murphy,
y una oficialista que es prácticamente inexistente y que lleva
como líder a Leopoldo Moreau.
Tal vez la muerte del bipartidismo tradicional, sumado a la
ausencia de figuras capaces de representar a la malherida
clase media, puedan explicar el crecimiento abrumador que tuvo
en los últimos días López Murphy, quien pasó del cuarto lugar
a disputar la puerta de acceso al balotage.
Los escenarios probables
Aunque los principales aspirantes se esfuerzan en asegurar que
ganarán en primera vuelta (algo casi imposible teniendo en
cuenta que casi ningúno supera el 20% de intención de voto) o
que estarán con seguridad en el balotage, los últimos números
dan algunos escenarios tan probables como sorprendentes.
Varias consultoras defienden la tesis de que el balotage será
entre Menem y Kirchner; otras tantas dicen que será entre
Menem y López Murphy; algunas osadas presuponen que a la
segunda vuelta pasarán Menem y Rodríguez Saá, y sólo una
vaticina que podría ser entre López Murphy y Kirchner. A Elisa
Carrió le dan pocas posibilidades, pero debido al alto margen
de indecisos, nadie se atreve a sacarla de un plumazo de la
carrera.
Así las cosas, sólo queda claro que los vaticinios, en su
mayoría, apuestan porque Menem llegue a la segunda ronda y que
se mida en esa instancia con Kirchner (quien cuenta con todo
el apoyo del aparato partidario del presidente Duhalde, pero
que no logra penetrar en gran parte de la sociedad); con López
Murphy (considerado un liberal ortodoxo, honesto, de
propuestas claras, pero a quien le pesa haber sido por pocos
días ministro de Hacienda del derrocado Fernando De la Rúa); o
con Rodríguez Saá (un caudillo provincial, de corte
populista-nacionalista, pintoresco en sus propuestas pero con
el estigma de haber declarado el default y haber resistido
sólo días en su presidencia interina).
En lo que todos los encuestadores están de acuerdo, es que en
la segunda vuelta, el ex presidente Menem, se mida con quien
se mida, perdería debido al gran sentimiento antimenemista que
se percibe en la sociedad.
El fenómeno Menem
El mundo entero se pregunta cómo es posible que el hombre que
estuvo preso sospechado por tráfico de armas, al que acusan de
haber llevado a la Argentina a la ruina y de haber tenido uno
de los gobiernos considerados más corruptos, sea quien hoy
encabeza la intención de voto.
Varias explicaciones son posibles. Una de ellas, es que gran
parte de la clase media argentina añora las épocas del “uno a
uno”, del crédito fácil y a largo plazo, de la estabilidad y
de la sensación de primermundismo que durante una década se
hizo carne de muchos.
Otra explicación posible es que cuando la sociedad apostó al
cambio, las cosas empeoraron. El gobierno de Fernando De la
Rúa (la Alianza UCR-Frepaso) tuvo tantos desaciertos y
demostró tanta ingobernabilidad, que recurrió a las medidas
más anticonstitucionales que se tengan memoria en el país:
desde acorralar los ahorros hasta declarar un “estado de
sitio” que fue un boomerang. Entonces, porqué no deducir que
muchos piensan “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Otro argumento podría ser que la oferta de candidatos no es lo
suficientemente representativa para una sociedad que se debate
entre la frustración, el enojo, el hartazgo y la decepción; o
que considerando que la mayor parte de los argentinos
simpatizan con el peronismo, Menem es, de los tres candidatos,
con quien mejor se identifican.
No debe escaparse tampoco, que varios sondeos aseguran que
cuando se les pregunta a los encuestados quién va a ganar las
elecciones, la mayoría dice que Menem, y cuando se los
interroga sobre quién creen que tiene mayor capacidad de
gobernabilidad para la crisis, también se inclinan por el ex
presidente.
Tampoco olvidemos la experiencia del “voto vergüenza” de 1989
y de 1995, cuando todos los consultores daban perdedor al
caudillo riojano, y sin embargo triunfó en las urnas por
abrumadora mayoría. ¿Por qué no podría pasar lo mismo ahora?
¿Qué hay que esperar?
Seguramente no grandes cosas, sobre todo teniendo en cuenta la
alta fragmentación política y considerando que hasta fin de
año, el nuevo mandatario deberá gobernar con el Congreso
actual.
Quien gane, heredará un país “atado con alambre”, con un
aparente ordenamiento pero con problemas de fondo sin
resolver, tanto en materia política, como económica y social.
¿Cómo van a reaccionar los argentinos, que vivieron la crisis
económica más dramática que recuerden, cuando estén a solas en
el cuarto oscuro?
Imposible vaticinarlo. Habrá que esperar hasta la medianoche
de mañana para tener algunas pistas.
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