|
El papel de Seregni en la
transición
EMILIANO COTELO:
El 19 de marzo de 1984 a las seis menos cuarto de la tarde el
general Seregni sale finalmente de Cárcel Central, se traslada
con sus familiares más cercanos a su apartamento ubicado en
bulevar Artigas frente a la Facultad de Arquitectura y un rato
más tarde, desde el balcón, primero a viva voz y luego
ayudándose con un megáfono, desarrolla un discurso que quedó
para siempre marcado en la historia uruguaya, en el que
convocó a la pacificación del país.
Según el politólogo Oscar Bottinelli, "quizás la obra maestra"
de Seregni es el "papel decisivo" que juega "en la transición
del autoritarismo a la democracia". Bottinelli sostiene que
"el pasaje del régimen de facto a la democracia no se hubiese
dado en el tiempo y en la forma en que se dio" sin el fuerte
liderazgo que Seregni mantuvo en aquellos años sobre la
izquierda. ¿Por qué dices esto, en qué te basas?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Daría para una explicación muy larga.
EC - Lo hemos conversado en otras ocasiones.
OAB - Sí, hemos hecho dos análisis muy largos de esto, uno el
mismo 19 de marzo de este año, al cumplirse los 20 años de la
liberación, y otro en diciembre del año pasado, cuando se
anunció el retiro de Seregni de la vida pública.
Podemos decir que en Uruguay había tres estrategias hacia la
salida institucional: la del Partido Colorado (PC) que se
basaba esencialmente en la negociación, la del Partido
Nacional (PN) que esperaba una especie de derrumbe del régimen
o de una salida donde mediante distintos tipos de acciones los
militares se vieran en determinado obligados a entregar solos
el poder, a abandonarlo, y la que trazaba Seregni, que pasaba
por la negociación entendiendo que a la misma se llegaba por
la movilización. Ahí había algo que lo aproximaba al PN y lo
separaba del PC: la movilización; en cuanto a la negociación
había una coincidencia con el PC y una diferencia con el PN.
Ya desde la cárcel él planteó ir a la negociación, en un
documento muy importante que fue difundido bajo el título
"Movilización, concertación, negociación". Entendía que había
que salir a través de la negociación, que se llegaba a ella
con la concertación de todos los partidos políticos y las
fuerzas sociales, y que debía estar empujada por una gran
movilización popular. Ésa era la base de su estrategia.
EC - Tú decías que ese papel que Seregni jugó en la transición
requirió dos grandes condiciones: la visión estratégica y el
coraje.
OAB - Claro, como visión estratégica yo decía lo siguiente. Yo
lo viví personalmente, día a día me sorprendía esa capacidad,
sin duda producto de su formación militar, de tener trazado el
objetivo y entender que si es algo fundamental se camina hacia
él inexorablemente, sin perderse en los mil vericuetos de la
táctica y de lo cotidiano, algo muy común en política, porque
a cada paso que se va a dar se dice "Cuidado con esto, cómo
quedamos, cuidado este riesgo, este otro", y a veces, cuando
uno se guía demasiado por lo inmediato, entra en un zigzag y
cuando quiere acordar está muy lejos del objetivo. Eso
requería una tremenda firmeza.
Dije coraje por dos razones. En primer lugar porque no era
fácil llevar a la izquierda a la mesa de negociaciones. Cuando
él lo formula en teoría todo el mundo está de acuerdo, pero
cuando se van a dar los pasos prácticos, cuando el 26 de junio
de 1984 plantea ir a la sede de lo que en aquel momento era el
Estado Mayor Conjunto, hoy sede del Ministerio de Defensa, a
una prenegociación con las Fuerzas Armadas, comienza la
discusión en el Plenario Nacional del Frente Amplio (FA) casi
en absoluta soledad. El único apoyo en aquel momento había
sido de Francisco Rodríguez Camusso. Tiene que hacer un
esfuerzo tremendo de convencimiento de la dirigencia y luego,
ya con el apoyo mayoritario de la dirigencia, de la gente del
Frente a la gente, a la que le parecía algo horrible sentarse
a esa mesa de negociaciones. Es muy difícil, cuando una parte
se siente sufriente por la otra sentarse mano a mano; del
mismo modo fue un paso tremendamente difícil el que dieron los
comandantes de la época al sentarse a la mesa con el FA. Eso
requería un enorme coraje político.
EC - Avalado, en el caso de Seregni, nada menos que por los
diez años de cárcel por los que acababa de pasar.
OAB - Claro: él salió con un inmenso poder, yo diría que el
año 1984 fue el año de mayor poder como líder que tuvo Seregni;
después obviamente la conducción política implica desgaste, y
además las fuerzas políticas, los grupos, los sectores,
estaban muy disminuidos a nivel de la opinión pública después
de diez años de silencio. Él fue el gran referente de la
oposición de izquierda, que reaglutinó a todo el FA, cuya
vigencia en esos diez años estuvo permanentemente cuestionada
desde afuera y desde adentro.
La propia salida del general Seregni marcó un cambio muy
importante en el país, marcó la existencia de una tercera
fuerza política unificada tras un liderazgo.
EC - La salida en la cual Seregni dice lo que acabamos de
escuchar, en palabras que, como tú has contado en otra
ocasión, no tuvieron nada de casual sino fruto de una larga y
profunda meditación.
OAB - Fueron muy meditadas, largamente meditadas, además como
parte de una estrategia absolutamente coherente que se puede
ver en todas las cartas que emite desde la Cárcel Central. Es
muy difícil, para construir una salida después de una época
dura, de enfrentamiento y dolor, la pacificación de los
espíritus, que la gente sienta que tiene que construir algo
nuevo, algo con paz. Es una de las cosas más difíciles.
Justamente, a veces no se ha valorado, a veces uno siente que
la propia institución militar no ha comprendido todavía en
profundidad qué distintos hubieran sido estos 20 años si al
frente de la izquierda hubiera estado un hombre que hubiera
salido con odio, con rencor, con discursos combativos y
agresivos. No sólo el ajedrez político, lo que resuelve
diciendo "Se sale por negociación", sino un estado de espíritu
que lleve a eso y trate de convencer a sus seguidores de ese
estado de espíritu, no solamente un paso táctico.
Yo diría que en lo del estado de espíritu es en lo que Seregni
triunfa parcialmente: él hubiera preferido un cierre del
pasado mucho más rápido y más contundente del que se dio. |