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El largo camino hacia el
pragmatismo
Entrevista a Oscar A. Bottinelli
Entrevista para BRECHA de Nelson Cesín sobre
"el atrapante historial de la izquierda uruguaya en sus dos
últimas décadas: desde el milagro de la supervivencia a la
dictadura y su protagonismo en la reapertura democrática,
hasta la emergencia y el ocaso de sus liderazgos, incluyendo
las adaptaciones ideológicas que coinciden facilitaron la
conquista del gobierno nacional".
EL PAPEL DEL FRENTE AMPLIO (FA) EN EL PROCESO DE
REINSTITUCIONALIZACIÓN.
El papel central del FA va desde la liberación de Seregni
hasta mediados de 1985. A partir de ahí ese papel se reduce
mucho en la medida en que ya hay temas como la política
económica y los temas de la reinstitucionalización en aquel
momento pendientes, que terminan en la ley de caducidad
sobre los cuales las posibilidades de entendimiento entre el
FA y el Partido Colorado
(PC) son cada vez menores. Yo diría que el tramo fundamental
del FA arranca con la creación de la Multipartidaria
convocada por Seregni, continúa con la negociación que
desemboca en el Club Naval y culmina con la creación de la
Conapro. En la segunda etapa hay una participación
importante del Frente en cuanto a asegurar la estabilidad
institucional; trata de hacer una oposición mesurada, ir
marcando las discrepancias sin desestabilizar y dar apoyo
institucional al gobierno, por ejemplo cuando apareció la
huelga policial.
Es decir, jugar a asentar las instituciones que,
notoriamente, por más apoyo popular que había, surgían con
debilidades estructurales.
LAS TRANSFORMACIONES QUE SUPUSO EL ACCESO AL GOBIERNO DE
MONTEVIDEO.
Es difícil analizar aisladamente el acceso a la
Intendencia sin tomar en cuenta que se dan varios fenómenos
simultáneos. Por ejemplo, en la elección de 1989 se produce
la mayor escisión que tuvo el FA, cuando se retiran la 99 y,
por segunda vez, el Partido Demócrata Cristiano (PDC).
El segundo hecho es que se produce un peso muy fuerte del
Partido Comunista
(PCU) y su entorno, 1001 y Democracia Avanzada, que son
prácticamente la mitad del Frente en términos electorales.
Pero simultáneamente viene la implosión del PCU. Es decir
que en dos años tenemos un Frente en el que el PCU tiene un
papel central siempre había tenido desde 1985 un papel
importante como articulador en la militancia, que se
complementa con un gran peso político, pero viene la
implosión y se crea una situación compleja en el interior
del Frente.
En tercer lugar, hecho no menor, está la aparición de una
figura muy ajena a la estructura del FA, la de Tabaré
Vázquez, que a su vez se traduce en un fenómeno carismático
de alta captación inmediata de segmentos de población, a los
cuales la izquierda llegaba poco y nada. Una figura con una
mezcla de paternalismo, de autoritarismo, de lenguaje
sencillo, de esquema de razonamiento más acorde con el
lenguaje popular que con el de una izquierda muy
acostumbrada a elucubraciones densas. A todos estos
elementos hay que agregar el acceso a la Intendencia de
Montevideo.
Es claro que en el período 1989-1995 se produce un gran
recambio en el FA que, partiendo de esto, supone
recomposiciones internas. No olvidemos que en el proceso
empiezan a aparecer sectores nuevos la Vertiente Artiguista
y el Movimiento de Participación Popular en 1989, Asamblea
Uruguay en 1994; es decir que los grandes grupos de hoy,
con excepción de los socialistas, surgieron entre 1989 y
1994, cuando se produce toda una recomposición interna.
LA RENUNCIA DE SEREGNI Y EL PROCESO DE "ACTUALIZACIÓN
IDEOLÓGICA".
La renuncia de Seregni es muy importante, más allá de que
la veo como un proceso que más tarde o más temprano se iba a
dar, en el marco de la sustitución de liderazgos.
Notoriamente Seregni ya no tenía un dominio de la estructura
ni un peso sobre las dirigencias políticas ni sobre la
población votante del FA como para continuar en una función
en la que era desafiado por un nuevo liderazgo, como el de
Vázquez, que tenía un profundo arraigo popular en los
votantes. Seregni pretendía, mediante la renuncia, buscar
una reacción que lo refortaleciera, pero no existía tal
posibilidad porque efectivamente su liderazgo estaba
agotado. Tan agotado que Seregni fue una figura
relativamente outsider del FA de ahí en adelante.
Recordemos, ahora que el FA exalta su figura, que Seregni no
fue invitado al estrado en la celebración de los 30 años del
FA en el Velódromo Municipal, porque tenía toda una postura
discrepante con Vázquez. Con todo, Seregni se despide de la
vida política muy poco antes de su muerte en un acto de
apoyo explícito a la fórmula Vázquez-Nin surgida del
congreso de diciembre de 2003; el FA lo reconquista en ese
acto y Seregni muere como el símbolo del Frente que fue
desde su origen. Ahí hay un reencuentro, pero hubo todo un
período de divorcio muy fuerte.
LA CONSOLIDACIÓN DEL LIDERAZGO DE VÁZQUEZ.
El FA venía con fuertes cargas ideológicas de distintos
signos, pero sobre todo con un lenguaje y una forma de
comunicar y de hacer política muy articuladas, en un momento
en que muchas sociedades, en Occidente por lo menos,
empezaban a tener rechazo a esos discursos políticos tan
articulados. Desde ese punto de vista Vázquez aparece como
un outsider comunicacional, hablando un lenguaje más
popular, con formas de razonamiento populares, lo que le
permite a la izquierda llegar a los sectores socioeconómicos
más bajos.
En la elección de 1994, en Montevideo, el liderazgo de
Vázquez se ve, Por ejemplo, en la captación masiva del voto
pachequista. También se aprecia en segmentos donde las
categorías políticas son más simplificadas, donde las
adhesiones son más emotivas que racionales. Ese aporte fue
muy importante, empieza en Montevideo y luego se va
extendiendo al Interior.
Por lo demás, hay que tener cuidado cuando se analizan las
características de un liderazgo, porque siempre son
múltiples los elementos que juegan. El FA tiene el problema
de que en un momento en que viene una cierta desarticulación
de las estructuras políticas, producto de cambios en la
forma de vida de la gente, se produce una caída de la
militancia, que no es patrimonio exclusivo de la izquierda.
En ese decrecimiento la izquierda se encuentra con
estructuras crecientemente complejas, cada vez más
inoperantes, y con un liderazgo, como el de Vázquez, poco
acostumbrado al manejo de estructuras políticas, lo que
confluye en este funcionamiento muy desestructurado que
tiene la izquierda hoy.
El FA, en su forma de ejercicio de gobierno respecto de la
estructura política, reproduce más la tradición colorada que
la tradición más articulada que ha tenido siempre el PN. El
PN fue siempre mucho más articulado desde el punto de vista
de partido de gobierno de lo que es hoy la izquierda. Hoy el
gobierno se manda a sí mismo y la fuerza política se reúne
después; está muy cerca de la situación que vivió el PC de
1985 a 1995, en que la decisión más importante de su Comité
Ejecutivo fue el reciclaje de la Casa del Partido. Y Vázquez
contribuyó mucho a eso, contribuyó a un gran pragmatismo en
un proceso que ya venía perfilándose hacia ese lado. El gran
cambio ideológico de la izquierda no residió tanto en esa
discusión de "actualización", sino en un largo proceso que
remite a la experiencia concreta de la administración de
Montevideo, al acercamiento al gobierno nacional y,
finalmente, a su ejercicio actual. Requiere un análisis muy
afinado determinar cuáles fueron los aportes de Vázquez en
tanto él es un hombre que apoyó el pragmatismo, pero a su
vez tiene un estilo personal que cultiva mucho los cambios
repentinos, el zigzag, que no ayuda al afinamiento político.
LOS CAMBIOS EN LA MATRIZ IDEOLÓGICA Y PROGRAMÁTICA.
La mayoría del pensamiento del FA, que partió de
vertientes diferentes, tenía algún común denominador
asociado con las visiones de la izquierda mundial, o por lo
menos occidental, que veía un mundo dividido entre potencias
dominantes de Occidente con una hegemonía estadounidense y
un Tercer Mundo subsumido, con una variante entre quienes
veían a la Unión Soviética como el referente de la
confrontación y quienes tenían reservas u oposición al papel
de la Unión Soviética. Pero, más o menos explícita, había
una visión bastante nítida De lucha de clases. Yo diría muy
esquemáticamente que el punto de partida andaba por ahí. No
es muy claro hacia dónde fue caminando, pero se puede decir
que fue hacia un pragmatismo de gobierno que, a pesar de
estar nutrido de fuertes objetivos mayor sensibilidad
social, mayor equidad en la distribución del ingreso, no
presenta cuestionamientos de fondo al sistema
político-económico-social. Creo que ahí está el gran
tránsito que hicieron el FA y sus aliados de 1971 a 2005. En
1971-72 el FA era en cierto modo una fuerza antisistema; en
1984 es una fuerza ya integrada al sistema y parte esencial
del mismo, tan esencial que pudo hacerse una etapa clave de
la transición con el PC y el FA, y sin el PN, lo cual
marcaba que claramente el FA estaba integrado al sistema y
que era un sistema de tres y no de dos, con lo cual
cambiaban todas las formas de funcionamiento del sistema.
En adelante, creo que la izquierda en el gobierno va a
seguir acentuando una línea de pragmatismo; eso es
connatural a los gobiernos, porque una de dos, o es un
gobierno tipo revolucionario, con toda una impronta, con una
base de poder determinada, con una base social determinada,
en una etapa histórica determinada, o es un gobierno dentro
de un sistema plural, competitivo, con un mayor o menor peso
del Estado pero dentro de una economía de mercado, y eso
lleva a un pragmatismo.
Dentro de lo que son las cosmovisiones de Uruguay se puede
determinar que el énfasis de cuánto más se apuesta al
mercado, cuánto más al Estado, cuánto al gasto social y
cuánto a las inversiones está en el marco de las discusiones
que hay en Europa entre la centroderecha y la
centroizquierda; creo que vamos muy camino a eso.
En este momento a la izquierda le está faltando contraparte
en la discusión política, porque en Uruguay ocurre el
fenómeno de que siendo de izquierda nada más que la mitad
del electorado, su pensamiento parece ser el de la totalidad
del país por un vacío completo de oposición. El FA
necesitaría una oposición eficaz también para fortalecerse,
para evitar errores. Acaso suene paradójico, pero la falta
de oposición puede ser un factor de debilitamiento del
gobierno.
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