
En los últimos días – a raíz
de un episodio circunstancial en la campaña electoral –
resurgió la discusión sobre si es posible hablar de
izquierda y derecha. Se vuelve a decir que son categorías
superadas y en otras oportunidades se consideró que esa
superación operó tras la caída del Muro de Berlín y el fin
del socialismo real. Para empezar es necesario aclarar que
si bien desapareció el socialismo real en buena parte del
mundo (no en todo, como es el caso de Cuba), no desapareció
la Revolución Francesa, porque los términos izquierda y
derecha no surgieron ni a partir de la Revolución de Octubre
soviética, ni a partir del marxismo. Como se sabe, se
comenzó a denominar de izquierda y de derecha a los sentados
a la izquierda y a la derecha de la Mesa de la Asamblea, de
la presidencia, en el Tercer Estado, la Asamblea o la
Convención, durante las distintas etapas de la Revolución
Francesa. La izquierda la constituyeron los “montagnards”,
los jacobinos; en la derecha se sentaron sucesivamente los
monárquicos, luego los conservadores y más tarde los
girondinos, como producto del sucesivo giro de posturas en
los diversos estadios del proceso.
En el mundo entero –
particularmente en el mundo occidental – políticos,
analistas y periodistas siguen hablando de izquierda y
derecha. Lo que no es fácil definir con exactitud qué es lo
uno y qué es lo otro. Pero en España, Italia, Portugal,
Francia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Bélgica,
Suiza, no hay dudas en la clasificación de qué partidos o
políticos se ubican en la izquierda y quiénes en la derecha.
Habrá muchas discusiones sobre los matices, sobre cuándo se
es de izquierda o de centro izquierda, de cuándo de derecha
o de centro-derecha. También habrá usos propagandísticos,
como la insistencia de Berlusconi en definir al
centro-izquierda italiano como “la izquierda”, o el
correlato calificatorio de l contraparte de definir a
Berlusconi y al centro-derecha como “la derecha”. Aunque la
segunda corriente del actual oficialismo italiano (Alleanza
Nazionale) se define “de derecha” y reivindica, en el
proceso de convergencia con Berlusconi hacia un único gran
partido centroderechista (Popolo della Libertà), su misión
de conservar un espacio de derecha en la nueva formación
política. Y en España, así como el Partido Socialista Obrero
Español se autodefine “de izquierdas”, el Partido Popular se
autodefine “de derechas” (en ese llamativo plural de largo
uso en la península).
En los estudios sociales
existe una metodología clásica para la clasificación en el
eje izquierda-derecha, tanto para que los individuos se
clasifiquen a sí mismos (autodefinición ideológica) como
para que clasifiquen a partidos, corrientes y figuras
políticas (identificación ideológica). El método consiste en
presentar a los entrevistados una regla numerada del 1 al
10, donde el 1 significa “izquierda” y el 10, “derecha”. Y
se le pide que se ubique a sí mismo en alguno de los 10
escalones (para la autodefinición) o que ubique al partido,
corriente o figura que se evalúa. Bien, es interesante
observar que en los países con democracias estables, más del
80% de la población se ubica en algún punto entre la
izquierda y la derecha, y a los sumo se llega al 20% entre
quienes no contestan, no se saben ubicar o explícitamente
rechazan las categorías izquierda y derecha.
En Uruguay el eje
izquierda-derecha es de habitual uso en las investigaciones
sociales, tanto de los institutos universitarios como de los
institutos de opinión pública. Es interesante resaltar que
entre el 87% y el 90% de los uruguayos adultos se ubican en
algún punto en el eje izquierda-derecha, es decir, que entre
el 10% y el 13% no logra ubicarse, no sabe cómo hacerlo, no
lo entiende o directamente rechaza esa clasificación.
En un estudio de base
realizado por el Instituto Factum en 2005, para el
Comparative National Election Project arroja que el 89.5%
del electorado uruguayo se ubica entre la izquierda y la
derecha. En la Encuesta Nacional Factum de los años 2007 y
2008, ese porcentaje sube levemente al 12.9%. El Comparative
National Election Project es un estudio comparativo de
elecciones nacionales de 16 países de América del Norte,
América del Sur, Europa, Asia y Africa, en cuya wave III
participa el Instituto Factum en la investigación sobre
Uruguay.
Este estudio (como puede
verse en los cuadros adjuntos) arroja que la población del
país se autodefine de centro, al ubicarse en 5.0 puntos. A
su vez los frenteamplistas se autoclasifican promedialmente
entre el centro izquierda y la izquierda, mientras blancos y
colorados casi sin diferencias se autoubican entre el centro
derecha y la derecha. Pero además, el conjunto de la
población ubica al Frente Amplio entre el centro izquierda y
la izquierda (más a la izquierda que al centro), y clasifica
tanto al Partido Nacional como al Partido Colorado entre el
centro derecha y la derecha (más a la derecha que al
centro).
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Autodefinición ideológica
(promedio), es decir, promedio de la definición de cómo se
ubica cada persona en el eje izquierda-derecha (de 1 a 10):
Todo el país
5.0
Frenteamplistas 3.2
Blancos
7.5
Colorados
7.6
Otros* 5.4
* Del Partido Independiente, otros partidos y personas sin
partido
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Ubicación ideológica de los
partidos por parte de la opinión pública, es decir, cómo
ubica el conjunto de la población a cada partido en el eje
izquierda-derecha (de 1 a 10):
Frente Amplio
2.5
Partido Nacional 7.9
Partido Colorado 8.1
P.Independiente 6.0
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Autodefinición ideológica.
Porcentaje de personas que se ubican en cada segmento:
Izquierda y Centro izquierda
(1 a 4) 38.7%
Centro puro (5 y
6) 21.7%
Derecha y Centro derecha (7
a 10) 24.1%
No se
ubica
10.5%
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Entonces, si es tan claro el tema para toda la opinión
pública uruguaya ¿por qué existen esas resistencias a
aceptar las categorías izquierda y derecha, entre las
personas que según esa opinión pública pertenecen a partidos
de centro derecha o de derecha? La explicación puede estar,
como lo vienen sosteniendo diversos autores desde hace medio
siglo, en que las expresiones “derecha” o “conservador” son
mal vistas en esta sociedad. Por eso, mientras en Uruguay la
izquierda se autodefine como tal, lo que encuadra en la
clasificación de derecha rechaza esa etiqueta.