El
financiamiento de
los partidos políticos
Oscar
A. Bottinelli
En primer término quiero repetir
algo que dijimos en programas anteriores.
Más allá de que el tema
"financiamiento de los partidos" aparezca
como una derivación de los
episodios denunciados, en sí mismo,
en el financiamiento de los partidos, en
el Uruguay no hay ningún tipo de
regulación permanente, no hay
ningún tipo de impedimentos a los
aportes; y por lo tanto, en el aporte en
sí mismo a un partido
político a una candidatura, no hay
ningún tipo de irregularidad.
Digamos en principio que hay dos
grandes tipos de aportes: unos, que
podemos llamar monetarios (de dinero) y
otros "en especies", que muchas veces no
se ven y son muy importantes.
De los aportes monetarios, en dinero, son
distintas las vías. Una el Estado.
El Estado aporta, no hay ninguna ley
permanente, es una ley que se aprueba cada
elección. En las últimas
tres ya se ha adoptado la misma norma, lo
que quiere decir que va quedando ya como
un árbol del paisaje, que atribuye
media unidad reajustable por cada voto
obtenido. Es decir, en la última
elección, fueron alrededor de siete
dólares por voto y el total fue
unos 15 millones de dólares.
¿Qué se distribuye?: 30% a la
fórmula presidencial, 30% para la
lista a la Cámara de Senadores, 30%
a las listas departamentales para la
Cámara de Diputados y 10% para las
candidaturas, también
departamentales, a las respectivas
Intendencias Municipales. Es decir que de
estos 15 millones de dólares,
fueron alrededor de 4 millones y medio
para candidaturas presidenciales y 4 y
medio para el senado.
No se sabe cuánto es el monto de
una campaña electoral en Uruguay,
no porque sea muy secreto, sino porque a
nadie se le ocurrió hacer muy a
fondo el estudio. Sin duda supera mucho
más del doble que esto, si sumamos
todas las campañas, las de un
candidato a diputado, las de un candidato
a Intendente en cada uno de los 19
departamentos, más las listas al
senado y las candidaturas presidenciales.
Sea cual sea la cifra que uno calcule, el
aporte en dinero del Estado está
muy por encima de financiar la tercera
parte de la campaña electoral.
Un segundo aporte, que más que para
campaña electorales debe entenderse
como un aporte al financiamiento
permanente de los partidos. En otras
partes del mundo los partidos son grandes
estructuras, donde tienen oficinas,
equipos de relaciones, grandes centros de
investigación. En Uruguay los
partidos y los grupos políticos, en
general, tienen estructuras muy
débiles y se financian con los
aportes que realizan de su propio sueldo
legisladores, ministros, directores de
Entes Autónomos, Intendentes,
personas que ocupan cargos
políticos o de particular
confianza. A nivel de lemas, esto oscila
entre el 5% que aportan ambos partidos
tradicionales y entre el 5% y el 15% el
Frente Amplio, según cuál
sea el cargo que se ocupe. Pero
además, los distintos dirigentes
tienen otro aporte -muy variable- a los
propios sectores políticos y a las
propias fracciones o a las agrupaciones
departamentales. En general se puede
sostener, que no menos del 15% y llega
hasta un 50% la parte de los sueldos
públicos destinados a los
financiamientos políticos.
Luego ya entramos en las contribuciones particulares
que han sido tema de discusión
en estos días. Una es la que
llamemos grandes contribuyentes
particulares, los aportes de decenas de
miles de dólares realizados por
grandes empresas o grandes empresarios
nacionales, internacionales o mixtos. Un
segundo nivel que es diferente, son
aportes significativos (normalmente son
algunos miles de dólares) pero ya
más personales, de pequeños
y medianos empresarios, productores,
profesionales. Quizás una
distinción es que los grandes
contribuyentes, normalmente aportan a
más de un partido y muchas veces
dentro de un partido, a más de un
sector. Los medianos contribuyentes,
normalmente las contribuciones son con un
sentido de pertenencia, de adhesión
personal a la candidatura. Aporta al
partido al cual vota y al sector al cual
vota. A veces puede aportar a más
de un sector, más de una lista
departamental muy próxima, entre
otras cosas porque puede haber amistades
personales. Hay una diferencia cualitativa
entre el gran contribuyente y el mediano
contribuyente.
Luego están los aportes personales,
estamos hablando de contribuciones
pequeñas que realiza la gente, a
veces en forma permanente a lo largo de
cinco años, como afiliación
a un partido o a un sector, a veces
exclusivamente para una campaña
electoral. Se emparenta con los aportes
personales las contribuciones
anónimas, aquéllas que se
obtienen mediante bonos, colectas, incluso
acá (aunque tiene una cierta forma
comercial) podemos incluir las rifas.
Luego está (que en Uruguay es muy
bajo este tipo de aporte) el que pueda
provenir de algún tipo de
organización social, sindical o
cooperativa, puedo decir que en Uruguay es
casi inexistente.
Otro que está ya cayendo en desuso,
lo que podemos llamar la actividad
comercial, no directa desde el punto de
vista político. Sobre todo
acá, el Partido Comunista antes de
su gran crisis del '91, tuvo un conjunto
de empresas con las cuales realizaba
actividades comerciales y de su producido
obtenía un financiamiento
partidario.
Después tenemos las actividades
comerciales directas, que estas sí
hacen muchos grupos, que es realizar
(sobre todo para campañas
electorales) espectáculos o lo
venta o lo que se llama elementos de
"merchandansing" (es decir, escarapelas,
banderas, ceniceros, billeteras) que es
una forma de financiamiento. A veces
compite con particulares, que vendan esto
y no van para el financiamiento de
ningún partido, sino que es una
actividad comercial pura.
Y por último tenemos otra
categoría, que es la de los aportes
extranjeros, que hay de tres tipos. El de
Fundaciones, que generalmente son aportes
más indirectos, que va a su vez a
financiar centros de investigación
o centros de estudio, más o menos
ligados a los grupos políticos. Hay
aportes de partidos, ya más
finalmente de partido a partido y a veces
se ha denuncia en Uruguay, sin que haya
habido elementos de prueba. Se
denunció hace más de medio
siglo y se denunció en las
últimas décadas
también, aportes de gobiernos
extranjeros.
Esto a propósito de lo que se
define como aportes monetarios,
pero también los partidos para su
financiamiento reciben aportes en especies, los aportes "no monetarios".
Hay
cuatro categorías. Uno, lo que
podemos llamar aportes del propio Estado,
algunos lícitos en el sentido que
emergen
de algunas regulaciones, como ser la
existencia de funcionarios públicos
en comisión en despacho de personas
que se hacen cargos políticos
(legisladores, directores de Entes) donde
es muy difícil, además,
distinguir donde empieza y donde termina
la actividad estatal y la actividad
política. En definitiva en un
esquema democrático representativo,
la actividad de todas las personas que
ocupan cargos políticos, es una
actividad política y es una
actividad del Estado. Hay un segundo uso,
que este sí puede o alguna gente
considera que estaría fuera de
carriles aceptables, que es que muchas
veces hay quienes usan elementos del
propio Estado (se han denunciado el uso de
teléfonos, automóviles, de
fotocopiadoras, de computadoras) con
finalidades partidarias. Cada tanto ha
salido alguna denuncia en la prensa.
Un segundo tipo, que es muy importante y
que muy pocas veces se tiene en cuenta
cuando se habla del financiamiento de los
partidos, aunque está en
decadencia, es el aporte personal de
tiempo y de capacidad que hace la gente.
Cuando se habla de financiar, no
necesariamente financiar es dar dinero. Si
una persona le dedica 200 horas de su
tiempo libre a una campaña
electoral, estuvo haciendo un aporte muy
importante, que puede ser cuantificable.
Por ejemplo, el último Censo de
Población y Vivienda, se manejan
cifras de lo que costó el Censo,
pero se está llegando a que hubo
180.00 o 200.000 jornales, porque se
dieron tres jornales por cada uno que
trabajó la gente, libres a los que
empadronaron. Eso equivale a cerca de 5
millones de dólares del presupuesto
estatal. El aporte personal de tiempo,
capacidad, fue muy importante -sobre todo
para la izquierda- en períodos de
alta militancia. Hoy se ha reducido para
todos -incluyendo la izquierda- pero sigue
siendo un tema muy importante. Mientras en
Estados Unidos los aportes personales son
bajos, más bien la gente no milita
sino que actúa en forma remunerada,
acá esto es gratuito.
En tercer lugar los productos o servicios
donados. Acá sí son aportes
claramente mensurables. Desde el que dona
una oveja o una vaquillona para hacer un
asado, o la gente que va llevando comida
para organizar un festival, o el que tiene
una imprenta y hace trabajos gratis, o el
que dona pintura o materiales para hacer
los carteles. Todo esto cifra, aunque
parezca mentira si uno se dedicara a
contabilizar, también es un aporte
importante.
Y por último, uno nada menor,
espacio o tiempo en medios de
comunicaciones. Minutos, segundos,
centímetros que pueden ser
conseguidos gratis o que pueden ser
conseguidos a los grupos políticos
a tarifas preferenciales.
Estos son los esquemas de aportes "no
monetarios".
Vamos a ir muy rápido a tratar
dos temas. En el exterior los ejemplos son
muy variados, pero podemos manejar cuatro
o cinco cosas que existen, no siempre en
el mismo lugar.
Uno, que se establecen límites a
los gastos que pueden realizar un partido,
un sector, un candidato por campaña
electoral, lo cual está implicando,
por supuesto, la existencia de
intervención estatal y control
sobre los partidos y los sectores.
Un segundo esquema que existe, es al
revés, un límite de aporte
que tiene cada persona o cada empresa para
aportar por candidato o que pueda aportar
en su totalidad.
En tercer lugar, apoyos financieros
estatales, incluso en algunos casos, de
naturaleza permanente, que financian no
sólo campañas electorales,
sino los cinco años de partido.
En cuarto lugar, los apoyos no financieros
estatales. Por ejemplo, los partidos
políticos tienen franquicias
postales, franquicias telefónicas,
tienen en las campañas electorales
gratuidad o precios especiales por los
transportes colectivos (ómnibus,
aviones) o tienen en los períodos
que se definen como campañas
electorales (que pueden ser 30
días, 60 días) un acceso
gratuito a los medios de
comunicación distribuido en
función de distintos criterios,
como puede ser votos de elecciones
anteriores, representación
parlamentaria, etc.
Por último, en muchos países
existe sí una legislación
muy clara, que establece
incompatibilidades y penalizaciones,
particularmente en la relación que
puede haber entre aportes a partidos o
candidatos con parte de personas que
contratan con el Estado o son
consecionarios de obras o servicios
públicos.
En el caso uruguayo quiero aclarar, que
cuando digo que no hay ningún tipo
de irregularidad es desde el punto de
vista del aporte. Distinto es, si ese
aporte es producto de una irregularidad
cometida en el Estado, donde la
irregularidad está, en por ejemplo,
conceder un servicio o una
contratación a los efectos de
obtener el aporte.
Por último, en el análisis
que había en Uruguay, el tema nunca
se ha analizado a fondo, porque siempre se
estudió en forma muy lateral a la
ley de partidos políticos. En esto
tomos hemos incurrido en error, no
sólo los dirigentes
políticos, sino también los
acedémicos. Un largo trabajo que
nosotros hicimos de estructura y
funcionamiento de partidos, apenas le
dedicamos dos páginas al tema del
financiamiento. Pero lo que sí me
parece claro, es que no hay posiciones muy
claras. ¿Por qué? Porque hay
quién se opone a las colectas
anónimas, por entender que facilita
cualquier tipo de aporte indirecto de
cualquier lado. Hay quien se opone a los
aportes extranjeros, considerando que es
la forma de intromisión más
indebida en la vida política del
país. Hay quién considera
que debe prohibirse los aportes de
empresarios y especialmente de grandes
contribuyentes, por entender que es un
condicionamiento de la diligencias
políticas a intereses particulares.
Incluso hay quien se opone al
financiamiento estatal, por entender que
los recursos del Estado deben tener otra
finalidad, que no el financiar
campañas políticas o
funcionamientos políticos. Hay un
tema muy polémico, que es el acceso
gratuito y obligatorio a los medios de
comunicación en general y en
particular a los medios
electrónicos. Y como trasfondo de
todo esto, hay un tema ideológico
muy profundo, que es si los partidos
políticos pueden estar o es
conveniente que estén sujetos a
controles estatales, o por el otro lado la
libertad política es connatural con
la ausencia de controles estatales.
Y por último, un problema: el
limitar aportes de contratantes con el
Estado, requeriría mucha
precisión en el caso uruguayo,
donde miles y decenas de miles de
pequeñas, medianas y micro
empresas, tienen algún tipo de
venta al Estado. Entonces, el tema no es
solamente decir "nadie contrate con el
Estado", sino más bien que
acá tiene que haber problemas de
monto y de tipo y formas de
contratación.
Para finalizar, un tema. Que una cosa es
el aporte recibido para el uso partidario
o electoral y otra cosa es que a pretexto
del uso partidario, alguien lo destinara a
un uso de carácter personal. Y
aquí sí, también
habría un tema que lindaría
en la corrupción, si hay un cambio
de destino del fondo obtenido.
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