El
destino político del MERCOSUR
Oscar
A. Bottinelli - diálogo con
Emiliano
Cotelo
EMILIANO
COTELO:
El MERCOSUR es ya parte importante de la
vida y del destino del Uruguay. En estos
días se ha discutido bastante a
propósito de su vigencia, de su
consistencia, incluso de su
futuro.
Pero, ¿qué es el
MERCOSUR? ¿Un acuerdo comercial, un
fenómeno de integración
económica o un proceso
político? Vamos a escuchar al
politólogo Oscar Bottinelli,
director de Factum, que justamente propone
este tema para hoy.
OSCAR BOTTINELLI:
Primero vamos a hacer una
aclaración. En Uruguay el tema
MERCOSUR normalmente está asociado
a estudios económicos, a
análisis comerciales, a discusiones
que pasan por los ministerios de
Economía, los importadores y los
exportadores.
Los temas de integración son
temas -además de económicos-
políticos, que tienen una
dimensión política. Vamos
brevemente a hacer un pantallazo del
proceso europeo, que es el proceso que se
toma como modelo.
Sobre las ruinas todavía
humeantes de la Segunda Guerra Mundial
comienzan los primeros intentos de
cooperación de algunos
países europeos. Jean Monnet,
francés, avizoraba, escribía
en aquella época sobre los "Estados
Unidos de Europa". Pero entre ese ideal
utópico de los Estados Unidos de
Europa y los primeros pasos había
un gran abismo.
Y realmente el primer paso es la
creación de una cosa muy modesta,
que es la Comunidad Europea del Acero y el
Carbón, en que participan
países continentales de Europa:
Italia, Francia, Alemania, Holanda,
Bélgica y Luxemburgo.
Se crea una segunda comunidad y
luego, ya en el año 56, se va al
Tratado de Roma, que crea la Comunidad
Económica Europea, a la que durante
los primeros años popularmente se
le llamó Mercado Común
Europeo. La palabra "comunidad" adquiere
importancia años
después.
Paralelamente, también
está el proceso de creación
del Parlamento Europeo, donde ya aparece
con mucha claridad una dimensión
política.
Y se sigue avanzando; hay un avance
doble. Por un lado, está la
ampliación de esa Comunidad
Europea, que de seis llegó a 12. Y
por otro lado, el proceso económico
fue cada vez más fuerte, cada vez
más de integración, no
solamente de comercio. Es decir que ya
empezó a haber producciones,
fábricas instaladas y
complementadas en distintas partes de los
países de la Comunidad Europea,
hasta que finalmente se llega en 1991 al
Tratado de Maastritch, suscripto en esa
ciudad de Holanda, que da paso, de la
Comunidad Europea, a la Unión
Europea.
La Unión Europea ya surge con
una dimensión política muy
fuerte, como lo que podemos denominar una
especie de suprapaís, con un
Parlamento; este Parlamento pasa a ser
directamente electo por los pueblos de
cada uno de los países.
El anterior Parlamento Europeo era
un órgano con delegaciones de los
parlamentos de los países miembros.
Tenía más la estructura
-aún a nivel parlamentario de
organismo internacional- de un Parlamento
nacional o supranacional, con elecciones
en cada uno de los países, las
euroelecciones, como les llaman, o las
elecciones europarlamentarias. Hay un
órgano ejecutivo; empieza a haber
especies de ministerios que se llaman
comisionados.
Pero además hay una
política exterior común a la
Unión Europea, con los matices de
cada país, hay una política
de defensa común, hay
además, por supuesto, una
política económica, que no
sólo es de integración, sino
que va camino a ajustar las
políticas
macroeconómicas.
En este momento, precisamente, una
de las dimensiones de la crisis italiana
que estalló en el día de
ayer tiene como subyacente todos los
ajustes económicos que suponen
ajustar las políticas
macroeconómicas para el paso
siguiente, lo que llaman la
construcción de la casa
común europea.
Y tiene como símbolo y
elemento central la creación de la
moneda única, es decir, la
desaparición de las monedas
nacionales con la creación de la
moneda única europea, es el paso
más fuerte y más
simbólico de lo que es una especie
de super-Estado.
¿Qué pasa en la
región nuestra? El ideal de
integración latinoamericana surge
entre otras cosas con el estímulo
del proceso europeo. En 1960 se realiza en
Montevideo el Tratado de Montevideo, que
da origen a la Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio, que
casi dos décadas después,
una década y media después,
ya da el paso a un nombre todavía
mucho más rimbombante,
Asociación Latinoamericana de
Integración.
Ni se creó una real zona de
libre comercio ni mucho menos se dieron
pasos a la integración. Pero en ese
ideal aparece la reforma constitucional
del 66, que inscribe en la parte
programática de la
Constitución el ideal de la
integración latinoamericana como un
objetivo nacional del Uruguay.
A la salida de los regímenes
de facto en esta región, en el sur
de América, toma impulso un
acercamiento, particularmente en los tres
países que en ese momento
realizaban ese proceso, que son Uruguay,
Argentina y Brasil, donde empieza a haber
una cierta coordinación
política y la búsqueda de
acuerdos comerciales. Uruguay tiene el PEC
con Brasil, el CAUCE con la Argentina, que
eran anteriores pero que se revitalizan,
pero empiezan las reuniones de los
presidentes con mucha fuerza.
Y este proceso desemboca en el
MERCOSUR. Así tenemos que en medio
de proclamas de integración, de
frustraciones de integración, de
acercamientos más modestos,
llegamos a las puertas del Mercado
Común del Sur, del
MERCOSUR.
El MERCOSUR nace después de
un proceso de acercamiento de estos
países, a los cuales se incorpora
Paraguay y dejando de lado algunas
vicisitudes que en algún momento
casi es un proceso bilateral
argentino-brasileño, termina
naciendo.
Pero los impactos de su nacimiento
no son los mismos ni sobre las dirigencias
políticas ni sobre los empresarios
ni sobre las sociedades.
En el caso argentino el MERCOSUR
nace oscilante en la conciencia de los
objetivos de las dirigencias y del
empresariado argentino, entre una
integración regional del sur y una
incorporación de Argentina a un
acuerdo grande con Estados Unidos, que
luego queda concretado en el NAFTA, el
Tratado de Libre Comercio de
América del Norte.
En el caso de Brasil, hasta hoy
-tú mencionabas al empezar los
recientes acontecimientos- está con
esa "novia" con la que no se decide a
casarse -"¿me caso no me caso con el
MERCOSUR?"-. Después de dar dos
pasos fuertes de integración, da
dos pasos fuertes de medidas
aislacionistas que siempre desconciertan a
sus socios.
Pero en el caso uruguayo, desde el
surgimiento el MERCOSUR adquiere una
dimensión neta económica.
Uruguay ya lo ve desde el comienzo como un
proceso que tiene un fuerte contenido
político. Y la propia sociedad
uruguaya lo ve así. Ve si Uruguay
pasa o no a ser parte de un camino que
lleva a debilitamiento de las identidades
o las fronteras nacionales.
Esto tuvo hasta algunos elementos
simbólicos. Señalemos uno:
en 1995 se acuerda entre los cuatro
países que los pasaportes van a
llevar -igual que pasa con Europa-
estampado no sólo el nombre del
país, sino también, encima
de él, el nombre MERCOSUR. Y el
primer país que lo cumplió y
por largo tiempo el único fue
Uruguay. Apenas realizado el tratado, los
pasaportes que empieza a expedir Uruguay a
fines del 95 llevan la palabra MERCOSUR,
mientras que los de Argentina, Brasil y
Paraguay no.
El que en un pasaporte esté
estampado eso le da una dimensión
política, no es meramente un
acuerdo de si se venden tomates o se
compran textiles o si las computadoras
brasileñas tienen prioridad sobre
las computadoras extrarregionales. Se
está hablando de una
dimensión política, el
pasaporte es un documento político
por excelencia, que nada tiene que ver
directamente con lo económico ni
con lo comercial.
Lo segundo es que, mientras tanto,
en Argentina y en Brasil, cuando hablamos
con politólogos y con dirigentes
políticos de ambos países
del MERCOSUR decían: "Ah, no, esos
son temas de economistas, yo en el
área económica o
comercial".
En Uruguay fue un tema de
discusión nacional. Recuerdo que
estábamos muy cerca de los
orígenes de Factum y realizamos
encuestas muy largas sobre el MERCOSUR,
los impactos, los temores, los miedos que
generaba en Uruguay. Fue un gran debate
político nacional que a todos les
preocupó y no exclusivamente estaba
en juego -aunque era lo que impactaba-
esta dimensión
económica.
Entonces, el tema es que tenemos un
MERCOSUR que desde muchísimos pasos
da la impresión de caminar hacia
esto, hacia un fenómeno similar al
de la Unión Europea, que incluso
realiza una asociación
Sudamérica-MERCOSUR con la
Unión Europea. Que tuvo un
reforzamiento en la reciente visita de
Jacques Chirac a la región del
MERCOSUR propiamente dicho. Y que de
alguna manera se refuerza con esta visita
que realiza en estos días el
presidente chileno a París.
Pero paralelamente aparecen
amenazas, ya no sólo como la de
Brasil, desde el punto de vista del "me
caso-no me caso, me conviene-no me
conviene" desde el punto de vista
económico, sino que Chile tiene una
relación ambivalente con el
MERCOSUR, en la medida en que sigue
soñando o pensando con el ingreso
al NAFTA. Y lo mismo Argentina. Ambos lo
plantean como no contradictorio con el
MERCOSUR.
El tema puede no llegar a ser
contradictorio desde el punto de vista
económico, pero estas posibilidades
de que Argentina y Chile pudieran en
algún momento ingresar al NAFTA -el
gobierno norteamericano avanza y retrocede
en este tema también, en este
aspecto parece similar al
brasileño- dejan dudas de hasta
dónde todos los países
comprometen el futuro del MERCOSUR con una
misma visión de avances hacia
integraciones políticas más
fuertes.
Y sobre esto queda una segunda duda,
que dará lugar a todo otro programa
más adelante, que es que mientras
en Europa los procesos se desarrollaron
también a nivel de los partidos
-partidos que eran bastante
homogéneos en los distintos
países y permitió la
construcción de los llamados
partidos europeos, el Partido Socialista
Europeo, el Partido Popular Europeo, con
los partidos nacionales como miembros- en
el MERCOSUR se está muy distante a
que haya un emparentamiento de los
sistemas de partidos de los cuatro, cinco
o seis países de la
región.
La gran interrogante es, pues,
cuál es el destino político
del MERCOSUR. ¿Es una
asociación comercial, es un bloque
económico o, como la Unión
Europea, es el camino hacia la
construcción de un
macropaís? Esta es la gran
interrogante.
|