Para
entender la renuncia de Tabaré
Vázquez
Oscar
A. Bottinelli - Diálogo con
Emiliano Cotelo
EMILIANO COTELO:
El presidente del Frente Amplio, doctor
Tabaré Vázquez, dio ayer un
plazo de seis a siete meses a la
dirección de la coalición de
izquierda para buscar una
reformulación de esa fuerza
política. Vázquez
oficializó ayer en la Mesa
Política del Frente su renuncia a
la Presidencia. Como única
solución a la crisis desatada,
Vázquez propuso iniciar una
discusión profunda, que no le
insuma más de seis o siete meses,
para definir la naturaleza de los
principios del Frente Amplio, determinar
la forma organizativa en que esos
principios se llevarán adelante y,
luego, suscribir un nuevo contrato
político para después
sí comenzar a caminar hacia
adelante. En ese nuevo contrato no
habría sanciones para quienes han
estado en cuestión en estos
días. Ahora sí,
después de completado todo ese
proceso, quien no comparta las
definiciones que eso tenga durante las
tres etapas quedará fuera de la
coalición de izquierda, subrayaron
los informantes que cita el diario El
Observador. Esto es lo más nuevo en
una crisis que ha atrapado a la dirigencia
frentista, a los medios de
comunicación, a la opinión
pública en los últimos
días y que nos proponemos analizar
en los próximos minutos con el
politólogo Oscar Bottinelli.
Está con nosotros el
politólogo Oscar Bottinelli,
director de Factum Opinión
Pública. Hay mucho para hablar
sobre este tema, vamos a tener que
ordenarnos. ¿Por dónde
propones empezar?
OSCAR A.BOTTINELLI:
Primero, diría que en
función de la cantidad de opiniones
y análisis que se han volcado en
los últimos días, hay que
decir un poco las cosas que uno cree que
no es esta crisis. Primero, no hay un
paralelismo, por más que sean
simultáneas, entre la crisis del
Frente y la de la coalición de
gobierno. Primero, porque el Frente es un
partido, si se quiere se lo puede llamar
alianza, pero es un partido. Uno es un
problema de relacionamiento externo entre
fuerzas distintas y otro el de la
disciplina de uno de sus partidos. En todo
caso, habría que hablar de crisis
en el Partido Colorado y no en la
coalición de gobierno, y esto es un
problema de relacionamiento
interno.
Y lo segundo, porque en el caso del
Frente claramente -creo que también
en la otra pero dejémoslo aparte-,
no es un tema del eje moderado-radical, es
un tema esencialmente de disputa por
espacios de poder, por formas de ejercer
el poder. En el caso del Frente en un
triple plano: en el plano de los sectores
entre sí, el plano de los sectores
y la parcela estatal que tiene el Frente,
que es la Intendencia de Montevideo y el
tema sectores-intendencia, con el
liderazgo o presidencia del Frente. En
todo ese juego de tres planos de poder es
donde está centrada esta
crisis.
E. C. - ¿Por qué no
repasamos, por lo menos someramente, los
hechos, lo más reciente, por lo
menos, lo que provoca este estallido de
los últimos días?.
O.A.B. - Bueno, analicemos los
hechos desde el punto de vista
político. El Hotel Carrasco es el
telón de fondo, el decorado de un
acontecimiento político. Tenemos,
por un lado, una iniciativa de la
Intendencia como órgano ejecutivo,
del intendente y su gabinete o sus
áreas especializadas que toma una
decisión determinada, en este caso
vinculada al Hotel Carrasco, al Casino
Carrasco o a las dos cosas, no nos
interesa el tema de fondo.
Esta iniciativa genera oposiciones o
disconformidades o rispideces en sectores
del Frente Amplio, esencialmente en lo que
ahora se denomina Corriente de Izquierda,
es decir, MPP, 26 de Marzo, etc.. Esto
empieza a resolverse o a transitarse, a
discutirse primero en los órganos
departamentales de Montevideo, luego pasa
a la instancia nacional que es la Mesa
Política y queda, finalmente, para
el Plenario Nacional.
Aquí se produce una cosa
clásica, que es la entrada del
presidente del Frente Amplio en escena. La
diferencia es que por primera vez este
presidente del Frente Amplio se llama
Tabaré Vázquez. Entró
en un momento que muchos consideran que
fue tardío, cuando muchos
consideran que ya había una serie
de decisiones tomadas, posicionamientos
públicos, pero también
cuando no se había dado una especie
de compás de espera que él
había pedido, que era que la
Intendencia retuviera en el órgano
ejecutivo, que no enviara a la Junta
Departamental el proyecto a los efectos de
dar más flexibilidad a la
negociación.
Hay acá un juego del
intendente Arana de precipitar al Frente
Amplio, de alguna manera, a encerrar el
tema, a dejar menos caminos de
solución y menos espacio a la
posibilidad de una salida negociada que no
fuera la aprobación de lo resuelto
por la Intendencia.
Vázquez negocia y finalmente
propone. La última propuesta de
él es muy inteligente, porque es
una solución de ganancia cero; no
ganaba nadie. Buscaba un empate, y esto a
mí me parece muy trascendente para
desdramatizar el tema como un
enfrentamiento Vázquez-radicales.
Vázquez no le dice al MPP "voten o
se van", sino que la solución es:
"No desacaten al Frente votando en
contra". La resolución del Plenario
es: "Voten a favor". Y dio como
solución que Zabalza no votara, con
lo cual el MPP no quedó desacatando
del todo, tampoco acatando, y la
Intendencia queda sin resolver su
problema. Es decir, queda fracasando el
proyecto de la Intendencia porque hay
sólo 15 votos en la Junta. Es
decir, una solución de empate
cero.
El sale del conflicto
Intendencia-radicales y se pone en una
posición distinta. Incluso cuando
precipita la renuncia, la precipita
diciendo que hay otros errores anteriores
a éste, no es el
único.
E. C. - Por eso, en la
fórmula que propone no aparece la
expulsión del MPP o la
sanción al MPP, por lo menos en el
corto plazo, sino un mecanismo que
después de la refundación
del Frente llevaría a que los
distintos sectores consideraran si se
sienten integrantes o no porque, como
tú marcabas recién,
Vázquez no le echa todas las culpas
al MPP.
O.A.B. - Exacto. Vázquez , en
definitiva, termina echando la culpa a un
Frente Amplio que considera que le faltan
definiciones claras, porque dice que hay
que reformular los principios,
parecería que -según la
tesis de Vázquez- esto está
confuso y otra vez la estructura, es decir
que considera que la reestructura del 93,
que también él
precipitó, no
funcionó.
E. C. - Tu mencionabas
recién, Oscar, que ésta es
la primera vez que Vázquez, como
presidente del Frente Amplio, tuvo que
manejar un problema interno serio.
Sería bueno entonces que ahora
repasáramos la trayectoria de
Vázquez en el ejercicio del
poder.
O.A.B. - Bueno, éste es un
tema muy interesante, porque se dio un
paralelismo muy singular en el Frente
entre el funcionamiento orgánico y
el funcionamiento lideral o de masas y
opinión. Vázquez nace
políticamente en 1989 cuando es
designado desde afuera de la
política como candidato a
intendente. En medio de la campaña
electoral, casi al final de la
campaña electoral, uno puede decir
que empieza a surgir un liderazgo de
opinión, o por lo menos una figura
explosiva en términos de
captación de adhesiones.
Con un resultado electoral
impactante cualitativamente, el Frente
Amplio obtiene la Intendencia de
Montevideo, que era su sueño desde
el año 71 y al que no había
visto cumplido en el 71 ni en el 84. Y
digo "cualitativamente" porque no fueron
tantos los votos que aumentó el
Frente, más allá de que es
posible que se considere como aumento todo
lo que retuvo, dado que había
tenido la ruptura de la 99 y del PDC. Es
muy difícil interpretar
cuánto ganó y cuánto
no ganó, o cuánto retuvo. Y
ahí ya queda posicionado
Vázquez como una figura
presidenciable.
La noche de la elección ya se
empieza a hablar de Vázquez para
presidente en el 94. Y es una figura que
desde ahí hasta el 93 está
totalmente afuera del manejo
político nacional. No
participó esencialmente en los
grandes temas nacionales. Tuvo un papel
muy opaco, apenas una intervención
en Canal 5 en el referéndum de la
Ley de Empresas Públicas en el
año 92; no fue el referente del
Frente Amplio. Y se concentra desde la
Intendencia, pero no meramente a
administrar alumbrado y barrido, sino a
proyectar una figura de gobernante, de
hombre de contacto con la gente, de
interlocutor de necesidades populares. De
alguna manera está por ahí
la imagen de Tabaré Vázquez.
Luego es candidato a presidente.
Está muy cerca de la Presidencia de
la República. Y en todo este
período vimos que había un
Frente Amplio que funcionaba casi como si
no hubiera existido Vázquez ni la
Intendencia. Seregni presidente, los
grupos políticos coincidiendo entre
sí, discrepando entre sí,
llegando a acuerdos, tardando mucho en
resolver, resolviendo muy rápido,
de las mil maneras, y un Seregni
ejerciendo su clásica
función de presidente del Frente, o
una de las funciones que fue la de
coordinar el Frente, moderar entre los
sectores, zurcir y bordar. Digo una porque
la otra, la función del Seregni
líder, que fue muy clara entre el
83, 84 y 85, esa sí desaparece.
Liderar, impulsar ante la
opinión pública, crear
hechos ante la opinión
pública; ése es
Vázquez. Pero la tarea de hacer
funcionar una fuerza política, bien
o mal, quedaba en manos de Seregni con los
grupos políticos, y era un Frente
mucho más desagregado que el que
había funcionado anteriormente,
porque la ruptura del viejo Partido
Comunista dejó una situación
mucho más inestable en cuanto a la
conformación de los grupos y el
equilibrio de los mismos.
Después de la
elección, Vázquez
asumió un cargo de presidente del
Encuentro Progresista, que en la medida en
que el Encuentro Progresista pasó a
ser algo que crecía o bajaba en el
juego del sistema político, en
algún momento parecía que
era el Encuentro Progresista se
relacionaba con el gobierno, el Partido
Colorado, el Partido Nacional, el Nuevo
Espacio, en otro momento era el Frente
Amplio... Fue como que no tuvo la
obligación de conducción.
Más bien le dio un nuevo juego.
Cuando Vázquez quiso hacer sentir
su presencia, en general lo hizo de dos
maneras. A través del hecho
consumado de hacer un anuncio
público, y en general lograr que lo
siguieran.
E. C. - En un acto, por ejemplo, o
en una carta abierta.
O.A.B. - Fue en un acto, fue en
carta abierta, fue a veces en una
entrevista radial, en un comentario
televisivo, a través de un
informativo. Lanzaba una idea marcando un
camino y, en general -muy pocas veces no
ocurrió-, fue seguido, y seguido
entusiastamente por el Frente, por la
gente y luego por los grupos
políticos. Y el otro camino que
tenía era el siguiente: en ese
momento, cuando quería, impulsaba
al Encuentro Progresista. En una
reunión de la coordinación
del Encuentro Progresista lanzaba algo,
propiciaba una toma de posición del
Encuentro Progresista, y por ahí
salía, y en ambos casos la
estructura del Frente quedaba siguiendo la
decisión tomada por Vázquez,
que también ocurrió en la
Intendencia.
En la Intendencia el Frente Amplio
siempre intervino para respaldar
decisiones ya tomadas por la Intendencia.
Rara vez fue el proceso inverso. Sí
fue así, por ejemplo, cuando se
designó a los directores de la
Intendencia, más allá de que
fueron elegidos por Vázquez, quien
antes de nombrarlos los propuso,
fundamentó las designaciones y los
nombró a la Mesa Política.
Pero la toma de decisiones, esencialmente,
incluso la famosa remoción de los
cuatro directores en el año 92, que
fue la primera crisis municipal, fue
decidida por Vázquez y luego
tomó intervención la Mesa
Política.
¿Qué ocurre con el
último año? Bueno, primero,
renunciado Seregni, da la impresión
de que se abre un camino ideal para
Vázquez, ya que termina uniendo la
Presidencia de ese Encuentro Progresista
-que no se sabe mucho qué es desde
el punto de vista estructural-, la
Presidencia del Frente -que sin duda es el
centro de acción y toma de
decisiones políticas- y su papel de
líder de masas y líder de
opinión. Él no asume al otro
día de haberse ido Seregni; hace un
gran mutis, una gran desaparición
del escenario político. Reaparece
hace casi un año, en los comienzos,
en el despunte de la primavera del
año pasado, es designado candidato
a presidente del Frente por el Plenario
Nacional, y ahí, como virtual
presidente del Frente, le da su sello
propio a la campaña publicitaria.
Era un juego de filigrana, un juego muy
bien realizado -digo muy bien en cuanto al
objetivo que él perseguía-
que lleva a una confrontación muy
fuerte con el apoyo a la reforma.
Transforma el "sí" en "no", en un
catalizador de disconformidades con el
gobierno, y a su vez deja sin espacio
político a Seregni y a Astori.
Asume la Presidencia del Frente
Amplio a mediados de diciembre en andas de
un resultado electoral sin dudas muy
satisfactorio y en el que él queda
como un ganador, incluso
atribuyéndosele como producto del
resultado una proporción de votos
que nada tenían que ver con
él, que fueron claramente votos
blancos o colorados volcados al "no" de la
reforma, con caudillos blancos y colorados
a su frente. Pero la sensación era
que todo era él, y él
aparece llegando en aras de un gran
triunfo electoral a la Presidencia del
Frente.
E. C. - El plebiscito lo deja a la
altura de un gran triunfador y de alguna
manera coloca en un segundo, tercer,
cuarto o quinto plano lo que en realidad
había sido el fracaso de su
posición en relación a la
reforma constitucional dentro del Frente.
O de los pronunciamientos que había
hecho, justamente, en declaraciones a la
prensa o en reuniones que llegó a
tener con el doctor Alberto
Volonté, cosa que ahora él
mismo ha destacado como una virtud suya,
como un ejemplo de lo que hay que hacer
respetando los pronunciamientos
orgánicos de un partido. El dijo:
"En materia de reforma el Frente
resolvió que no, yo creía
que sí, incluso me pronuncié
a favor del balotaje, y sin embargo, como
el Frente resolvió lo que
resolvió, yo salí, hice
campaña por el "no", y bien que me
criticaron por eso acusándome de
que no era honesto, de que tenía un
doble discurso...".
O.A.B. - Sí, yo diría
que esto es parte de lo que uno
podría denominar una flexibilidad
muy grande que tiene el doctor
Vázquez en cuanto a potenciar o
relativizar los temas en aras de una
estrategia política. En este
sentido yo diría que puede trazarse
un cierto paralelismo con la forma en que
Herrera manejó algunos temas.
Herrera estuvo a favor o en contra del
Colegiado y en forma rotunda, no porque
cambiara tanto de opinión desde el
punto de vista teórico sobre si era
una virtud o un defecto la Presidencia o
el Colegiado, sino que fue parte de toda
una estrategia que termina con el Partido
Nacional en su triunfo histórico de
1958.
Yo creo que Vázquez
relativiza mucho sus definiciones por
ejemplo de estos temas, y le importa
más el posicionamiento
político. Y les da -quizás
ahí hay una diferencia con Herrera-
una contundencia fenomenal a las
posiciones que asume, ya que a favor o en
contra de algo, él las pone en
blanco y negro; son posiciones exclusivas
y excluyentes, donde juega a la
confrontación bipolar.
Además, a él le
servía generar un escenario de
balotaje anticipado ("Hay dos modelos de
país. Uno son todos estos, y el
otro es el que encarno yo").
SEGUNDA PARTE
E. C. - Oscar, estábamos
recorriendo la trayectoria de
Vázquez en el ejercicio del poder y
habíamos llegado al mes de
diciembre, cuando le toca asumir la
Presidencia del Frente Amplio, luego del
fenomenal éxito de su
campaña por el "no", que si bien no
triunfó, votó mucho mejor de
lo que todo el mundo suponía y casi
es la opción que prima.
O.A.B. - El tema es en ese momento
Vázquez asume la Presidencia del
Frente y ahí empiezan sus
problemas, de alguna manera, porque se
genera un escenario que quizás
nadie había pensado exactamente
qué significaba y es que
Vázquez tiene -además de
cumplir su función de líder-
que presidir el Frente. Hay diferencias
muy fuertes con Seregni, quien primero fue
presidente y después llevó
un liderazgo. Vázquez empezó
haciendo un liderazgo.
En segundo lugar, porque Seregni
siempre tuvo un problema: cumplía
dos papeles en los cuales él se
neutralizaba a sí mismo. El Seregni
líder, que impulsaba, por ejemplo,
contra viento y marea la
concertación, la multipartidaria,
el Club Naval, y el Seregni moderador, que
buscaba consenso entre los cuatro grupos
políticos. Y muchas veces el
consenso se lograba, por ejemplo, en cosas
de estructura del Frente exactamente en la
línea opuesta a la que impulsaba
Seregni. Entonces, el Seregni presidente,
el Seregni que buscaba como logro que
todos los grupos llegaran a un consenso,
había saboteado la idea del Seregni
líder. Seregni, en general, a lo
largo de su trayectoria como presidente
del Frente, se puede decir que
privilegió más la
función de coordinador y de
presidente que la de líder. Entre
lograr un consenso e impulsar su idea,
buscó el consenso.
Vázquez es distinto, entre
otras cosas porque Vázquez no
surgió en la función de
coordinar, de moderar, de zurcir o bordar.
En segundo lugar, porque hay una
diferencia de estilo. Vázquez es el
individuo más ajeno a estar horas
discutiendo y buscando arreglos. No es un
hombre para negociar la paz en Vietnam. El
es un hombre rápido, ejecutivo, de
tomar decisiones y querer que se tomen
rápidamente, y más bien
él ha preferido:
"Entiéndanse o déjenme que
yo decida".
El problema es que ahora se le
juntó un Frente que tiene toda una
estructura y una dinámica encausada
en este aspecto, en que en determinado
momento se recurre a él como se
recurría a Seregni. El problema es
que él no es para esa
función, ni tiene pericia para la
función ni le gusta. Coinciden las
dos cosas. No sabe ser un coordinador, un
moderador, un hombre que zurza, ni le
gusta. Está en la antítesis
de su forma de ser.
La primera vez en esto, debuta mal,
porque Seregni tuvo muchísimas
negociaciones, unas con campo muy grande y
mucho tiempo y otras muy encerradas. La
primera vez que Vázquez debuta
tiene que debutar encerrado, es decir, con
un intendente que había precipitado
una decisión y un MPP que
había vociferado una
posición contraria, al extremo de
que no había forma de que quedara
bien retrocediendo, y una Vertiente que se
había jugado con el intendente y
pronunciamientos previos de instancias,
Mesa Departamental, Plenario
Departamental, Mesa Política. Es
decir, el margen de maniobra era
dificilísimo para un artista de la
negociación. Si se pusiera a Henry
Kissinger a negociar en esas condiciones,
bastante sudor tendría. Pusieron a
Vázquez, que ni sabe ni le gusta.
Porque uno puede no saber, pero si le
gusta puede hacer esfuerzos. Acá
las dos cosas coincidían, no era su
escenario.
Fracasa la negociación
porque, yo diría, el fracaso estaba
ahí. Había poco margen para
negociar, estaba todo encerrado,
pronunciamientos públicos que
habían maniatado a todo el mundo, y
un individuo que debuta en una
función que no le gusta y no sabe
hacerla. El fracaso estaba y se
dio.
Frente a esto, Vázquez lo que
hace es directamente renunciar, pero
renuncia, como uno diría, "pateando
el tablero", diciendo: "Así no se
juega más". Y en la medida en que
no es un individuo cualquiera, es el
presidente, líder y referente de
multitudes, cuando dice "no va más"
está diciendo: "No va más
conmigo y no va más entre ustedes".
Y sale este planteo fuerte de reformular
el Frente.
Es una reformulación que
está planteando en el plano
programático, pese a que el Frente
hace muy poco que actualizó todos
sus documentos, en el plano de los
principios, y acá quiero detenerme
un segundo. Habría que ver
qué quiere decir con los
principios. El Frente Amplio no tiene una
declaración de principios, y muchas
veces en el Frente se confundió la
discusión de principios con el
programa. Lo más parecido a una
declaración de principios que tiene
el Frente es la declaración
constitutiva del 5 de febrero de 1971,
donde enuncia principios. Luego, uno puede
ir infiriendo principios de su programa o
sus bases programáticas. Temas como
éste, efectivamente, cuál es
el modelo global que tiene el Frente en
relación a privatizaciones, puede
sostenerse que no están
expresamente definidos. Hay más
medidas definidas que principios
definidos. Más que a una
reformulación, en este caso
habría que apuntar a una
formulación.
Los que sí tienen principios
son, en general, los grupos del Frente. El
Partido Socialista tiene muy claros sus
principios y su programa. El Partido
Comunista tiene muy claro sus principios y
su programa. El Frente como conjunto,
tiene algunos principios que emergen de
las bases programáticas o de su
conducta. El problema es que cuando se va
haciendo la práctica de los
principios, llega un momento en que uno
dice: "Esto nadie lo escribió;
¿por qué tengo que
suscribirlo?".
E. C. - Vázquez reclama
volver a discutir el programa, los
principios y el funcionamiento
orgánico, la
organización.
O.A.B. - Exacto. En noviembre del 93
el Frente tenía una estructura.
Recordemos que el Frente Amplio
tenía una estructura inicial en el
71 que más o menos funcionó
hasta el 85. Digo "más o menos" por
dos cosas, porque tuvo todo el largo
período del régimen militar
y, en segundo lugar, porque tuvo muchos
funcionamientos no orgánicos. Por
ejemplo, el grupo de consulta, que fue de
hecho la cúpula del Frente Amplio,
pero siempre respetando la formalidad; las
decisiones finales se tomaban en los
órganos formales,
básicamente en el Plenario
Nacional.
Vino una gran reestructura, muy
larga, un año de negociaciones, que
culminó en una estructura muy
deficiente, porque fue producto de
transacciones casi imposibles entre
concepciones del Frente distintas, entre
quienes concebían al Frente casi
como una coalición, no como una
alianza, como un acuerdo puntual de grupos
políticos que sólo actuaban
juntos cuando estaban de acuerdo (que era
la posición del PGP y, con algunos
matices, del PDC) y la posición de
quienes sostenían que era una
alianza. Y estaba la posición que
de alguna manera impulsaba Seregni de
hacerlo cada vez más partido.
Entonces, sale una estructura demasiado
híbrida, con algunos problemas,
pero diría que coherente. Es decir,
la suma de pasos para tomar decisiones
podía ser complicada o lenta, pero
permitía la toma de decisiones, en
ningún momento había
vacíos. Pero generó un
Plenario muy grande, que empezó
siendo de 100 y pocos miembros, y luego
agregó una docena de miembros, y
una Mesa Política que empezó
siendo de 15 y terminó siendo de 19
miembros.
Creo que más que los aspectos
estructurales eran los aspectos de praxis
política, de cómo
funcionaban esos órganos que
determinaban un Frente muy paralizado. Y
llegó el cambio más
importante del 71 al 86. Fue que en el 71
el privilegio, la prevalente era la
decisión tomada por mayoría
y en ejercicio de veto. En el estatuto del
86 se privilegia el consenso y la Mesa
Política sólo puede decidir
por consenso, lo cual sí
maniató mucho, porque al ser muy
numeroso el Plenario, recurrir al Plenario
es una instancia muy complicada.
Vázquez en noviembre dice:
"Así yo no puedo ser candidato a
presidente, si gano presido el país
con una fuerza política que tiene
esta estructura que no funciona".
E. C. - Estamos hablando de
noviembre del 93, un antecedente que vale
la pena traer a colación porque en
aquella circunstancia Vázquez
adoptó una actitud muy similar a
ésta. Claro, no era presidente del
Frente Amplio, no renunció a la
Presidencia del Frente Amplio, pero
pateó el tablero igual. Dijo:
"Así yo no soy el candidato".
Recordemos a grandes rasgos cómo se
zanja esa crisis de noviembre del
93.
O.A.B. - Bueno, primero, como ahora,
Vázquez pateó el tablero, no
renunciando porque no tenía
ningún cargo en la estructura del
Frente, sino diciendo "no soy candidato"
cuando era el candidato natural. Segundo,
igual que ahora, él dijo: "Hay que
reestructurar, así no funciona,
háganlo". No se pone él al
frente de la reestructura sino que se pone
Seregni al frente de la reestructura, uno
diría que con un papel muy claro, y
de ahí la negociación de
esta reestructura del Partido Socialista.
Y las soluciones que aparecen son dos en
sentidos opuestos.
Sale una solución muy eficaz
para lo inmediato, que fue
prácticamente la sustitución
real de los órganos del Frente, que
pasan a cumplir un papel formal, por el
Órgano de Conducción
Política Provisoria de 12 miembros,
que sustituye el consenso por la
decisión por dos tercios y que crea
una estructura ágil que permite
llevar adelante toda la campaña
electoral, pero en sentido opuesto a la
reestructura de fondo.
A un Frente que venía con una
estructura complicada la complica
aún más aumentando el
número de miembros del Plenario -lo
lleva a más de 150-, con una Mesa
Política que es producto de una
segunda etapa de la reestructura.
Después de la elección,
cuando se elige la Mesa Política
que llega a una cincuentena de miembros, o
un poquito menos, da lugar entonces a un
Secretariado Ejecutivo más
reducido. Entonces, la reestructura, lejos
de simplificar, complicó mucho
más. Ante esa pateada del tablero
se generan dos soluciones totalmente
opuestas. Una inmediata, muy ágil,
y una mediata, que es la semilla, de
alguna manera, de esto, de un Frente
bastante complicado.
Aún así uno
diría que la estructura en
sí también podría
funcionar, porque tiene mandato
imperativo, tiene forma de libertad de
acción, tiene forma de convocatoria
plebiscitaria. El problema acá es
que las instancias formales se cumplieron,
y cuando alguien no está dispuesto
a acatar, no hay estatuto que valga. El
tema ya va por otro lado.
TERCERA PARTE
E. C. - Ingresamos en la parte final
de este tema con Oscar Botinelli, yo
diría que con dos grandes
capítulos. El modelo de partido que
Vázquez de alguna manera impulsa o
reclama, y cómo se sale de esta
crisis.
O.A.B. - Bueno, yo diría que
-y acá soy inferencias que uno
realiza a través de ver la
acción de un conductor
político, cómo manifiesta
él sus satisfacciones y sus
insatisfacciones, en el funcionamiento de
estructuras- veo a Vázquez
proponiendo un modelo de partido, el
Frente Amplio como estructura
política, muy parecido al modelo
diseñado por Perón.
Cuando digo el diseñado por
Perón, me refiero a esto: el
Peronismo tuvo muchos modelos, pero voy al
que él teorizó.
Teorizó y aplicó en la obra
"La Conducción Política",
que es la recopilación de sus
cursos en la Escuela Superior del
Peronismo de 1949. Y ahí él
teoriza un modelo verticalista, es decir
que la decisión final confluye en
un líder, pero asentado en las
tendencias, en el caso uruguayo uno
podría hablar de grupos
políticos, que juegan con
muchísima libertad. Juegan con
libertad en cuanto a actuar cada uno por
su cuenta, en tener sus propias posturas o
libertad para buscar entre sí los
consensos y las decisiones.
Perón se reserva un papel de
líder estratégico en cuanto
a marcar el gran camino, o de líder
arbitral. Es decir: "Si no hay acuerdo
entre ustedes, yo decido". Él, con
esa peculiaridad que tenía en su
lenguaje, decía: "Mi función
es muy clara, soy Dios padre". "Cuando
recurren a mí es para que yo
santifique la decisión desde el
cielo". Es decir, de alguna manera
Vázquez buscaría una
estructura o una forma de funcionamiento
que le permitiera funcionar como
funcionó la Intendencia, como de
hecho vino funcionando este tiempo en el
Frente Amplio. No aprisionado por la
conducción cotidiana, no
aprisionado por cada decisión
táctica, sino marcando grandes
rumbos: reforma constitucional por
acá, enfrentamientos o
acercamientos con el resto del sistema
político, moderación o no
moderación en tal tema,
privatización o no
privatización de tal cosa.
Marca el gran rumbo. La
ejecución, que vaya por cuenta de
los grupos políticos, y en el caso
de que haya un enfrentamiento y recurran a
él, se recurre a una
decisión arbitral. Una vez que
él decidió, eso se toma en
cuenta. No importa después si esto
va por las formalidades de un Plenario que
apruebe o no apruebe lo que él
diga; estoy hablando de la realidad yno de
la formalidad.
E. C. - ¿En Uruguay hay
experiencias de ese estilo de
conducción?
O.A.B. - Se puede decir que el
estilo de conducción vertical es
connatural en los sectores
políticos. Ha sido el estilo de
Herrera, de Luis Batlle, de Pacheco y de
Wilson Ferreira. Incluso en el caso de
Wilson y de Herrera, si bien no con grupos
políticos adentro, ha sido muy
claro en dejar que haya tendencias que se
expresaran con mucha claridad, más
allá de que a Wilson le gustaba
mucho estar también en la
conducción táctica. Herrera
quizás oscilaba mucho entre la
táctica y la estrategia. Pero la
diferencia fundamental es que esto en
Uruguay nunca funcionó a nivel de
todo un partido, sino a nivel de un
sector. Es decir, como había
herreristas bajo un Herrerismo muy
vertical en la decisión final,
entonces había antiherreristas,
estaban los independientes. Frente a una
15 también con una
conducción vertical también
estaba la 14 como oposición a la
15.
Esto sería algo
inédito en Uruguay, es decir que
todo un partido político jugara
bajo una conducción vertical. Es un
camino. Hay que ver si se llega o no a
él. Hay que ver si éste es
el camino. Lo cierto es que si lo resuelve
por este lado logra una fuerza
política que le permita a él
gobernar, y gobernar acorde a lo que es el
propio temperamento de Vázquez. Lo
difícil es cuando esta fuerza tiene
ya toda una tradición con grupos
políticos muy consolidados y muy
acostumbrados a una forma de ser. Es
decir, acá habrá que esperar
a ver a dónde se llega.
Yo diría que este modelo me
parece el más acorde a su
personalidad, a lo que se infiere de todas
sus declaraciones y de toda su
experiencia. Y por último quiero
hacer una aclaración. Cuando se
dice "bueno, pero alguien está
diciendo que esto es más
democrático o menos
democrático", no se mezcle los
temas democráticos o no
democráticos en el ejercicio del
poder. Lo democrático o no
democrático tiene que ver con otras
cosas, entre otras de dónde surge
la legitimidad de esos dirigentes.
En los juegos de poder es el nivel
A, el nivel B o el nivel C el que toma la
decisión, pero se termina tomando,
en última instancia, en centros de
poder. Que esos centros de poder emanen,
sean refrendados o no por el conjunto de
una soberanía que además
también habría que ver
cuál es, si son militantes,
afiliados, votantes de un partido, o
votantes en general, ése es otro
tema. Son dos cruces distintos. Analizar
el poder es una cosa, analizar la
democraticidad o no es otra completamente
distinta.
E. C. - Oscar, para terminar,
hablemos de los caminos abiertos en el
Frente Amplio, lo que puede pasar en estos
días, en estas semanas, de
acá al 28 de setiembre, muy cerca
de las elecciones internas.
O.A.B. - El tema del 28 de setiembre
es el más urgente. El 28 de
setiembre la primera pregunta es:
¿para qué? Es decir, una cosa
son elecciones para una fuerza
política que tiene su estatuto,
elige su Plenario y se sabe para
qué es, para elegir esto otro, para
tomar tales decisiones. Ahora resulta que
hay una elección en medio de una
refundación. Creo que la diferencia
que aparece hoy, o anoche, con las nuevas
declaraciones de Vázquez, es la
siguiente: podría interpretarse que
de alguna manera son elecciones
constituyentes. Es decir, si el Frente
Amplio se va a tomar -de alguna manera es
lo que impulsa Vázquez- un tiempo
de un semestre, más o menos, o un
poquito más, para reformularse,
para hacer esa reformulación va a
surgir de un Plenario, que a su vez va a
surgir de estas elecciones del 28 de
setiembre.
E. C. - Es decir, la
reformulación va a ser hecha por un
conjunto de organismos de gobierno interno
recientemente actualizados que tienen en
cuenta la opinión actual, en este
momento, de los seguidores del Frente
Amplio. No de los votantes porque no van a
votar todos los que lo votaron en las
últimas elecciones, pero sí
digamos que los simpatizantes, los
adherentes, los más
cercanos.
O.A.B. - Sí, digamos que es
una base de soberanía, es muy
importante después saber
cuánta gente votó. No es lo
mismo que hayan votado 50.000 que 200.000.
Lo cierto es que en principio es
más que los afiliados y menos que
los votantes del Frente, porque es una
elección interna, voluntaria, fuera
de una elección general, sin duda
van muchos menos votantes que en una
elección general, pero es
más que una elección cerrada
a un padrón de afiliados.
Estas son las reglas de juego del
Frente; por lo tanto, la legitimidad
formal emana de ahí, surge un nuevo
Plenario Nacional y un conjunto de
autoridades derivadas de éste que
va a procesar esta llamada
reformulación, no reestructura. Es
algo mucho más profundo.
E. C. - También se le ha
llamado refundación.
O.A.B. - Eso. Es una
refundación del Frente, que incluso
iría a mucho más
todavía, hasta una
refundación de la izquierda.
¿Qué pasa con el Encuentro
Progresista en toda esta
refundación? Nosotros tenemos la
idea de que es una refundación, es
decir que aquel Frente Amplio que se
fundó en el 70 o 71 cerró su
etapa. Ahora es una transición
hacia otra cosa que se llama igual, pero
es una nueva etapa de una nueva fuerza
política con un "aggiornamiento".
Esto no quiere decir que a uno le guste ni
le disguste, sino sencillamente que es
acorde a una nueva época, y que
éste va a ser el sentido de estas
elecciones.
Ahora bien, se abre una nueva etapa
que hace ver un camino muy parecido al que
se vivió inmediatamente
después de la renuncia de Seregni,
o aún en el paralelismo entre
Vázquez y Seregni. Va a haber
durante un tiempo un Frente Amplio
funcionando sólo con sus
dirigencias grupales, con las dirigencias
sectoriales que va a tener que hacer, a la
vez, porque la vida política del
país sigue en el gobierno nacional,
en la Intendencia, en el Parlamento, que
va a tener que seguir haciendo la
conducción cotidiana del Frente,
tomando posición frente al
presupuesto, rendiciones de cuentas,
nuevas leyes que se postulen, que va a
tener que seguir administrando la
Intendencia, resolviendo
adjudicación de recursos,
resolviendo qué hace con una cosa,
con otra, resolviendo qué hace con
el Hotel Carrasco y, por otro lado, va a
tener que ir procesando esta
reformulación y refundación
del Frente. Vázquez otra vez queda
libre, no sólo de quedar
aprisionado en una estructura sino libre
de entrar y salir de la actividad
política, eligiendo él el
momento oportuno.
E. C. - Sí, porque si
él está dando ese plazo de
seis o siete meses a partir del 28 de
setiembre, es empezando en
octubre.
O.A.B.. - Estamos llegando al
invierno que viene.
E. C. - Recién en el invierno
que viene Vázquez, en el mejor de
los casos, volvería a ser el
presidente del Frente Amplio.
O.A.B. - Sí, o
volvería a tomar contacto con esta
reformulación. Es decir, el
problema que yo veo es que es muy
difícil que Vázquez pueda
cristalizar esta situación, porque
es muy difícil llegar a una
elección nacional diciendo: "Yo no
presido la estructura, yo no tengo nada
que ver con ella, pero sí pretendo
llegar a presidir la República
apoyado por esta estructura". Eso lo
podría haber hecho si nunca hubiera
presidido el Frente. Pero si lo preside y
se va no puede a su vez convalidar la
funcionalidad de esa estructura como
válida y legítima y eficaz
para apoyarlo a él, y convocar
así a la ciudadanía. Ese
puede ser un gran handicap. Da la
impresión de que en algún
momento él va a tener que volver a
asumir esto.
E. C. - Que va a tener que volver a
ser presidente.
O.A.B. - Bueno, quizás
dándole a la función de
presidente otro cariz. Seregni
intentó sin éxito, en 1984,
separar la conducción cotidiana y
táctica del Frente de la
conducción estratégica, y
creó el cargo de presidente de la
Mesa Ejecutiva. El problema es que la Mesa
Ejecutiva, por obra de muchos factores, se
transformó en una administradora de
comisiones y de la cosa más
cotidiana no política, más
operativa, más de aparato del
Frente. Y la conducción
política-táctica
también quedó en la
Presidencia del Frente.
Pero esto de separar
conducción política,
táctica y estratégica lo han
hecho muchos líderes
políticos, incluso a nivel de
estados. Existen las separaciones en
muchos países entre la jefatura de
Estado con poder político
estratégico, como en Francia, y la
jefatura de gobierno que conduce
cotidianamente el gobierno. También
Perú tiene ese esquema. Hay un jefe
de Estado y un jefe de gobierno. Es decir
que podría ensayar algo de esto,
también ya pensándolo -no
importa cómo surja el estatuto-
como una forma real de ejecutar.
Quizás se puede decir que él
en la Intendencia actuó así.
El fue un jefe de Estado, un conductor
estratégico de la Intendencia,
donde la conducción cotidiana y la
toma de decisiones pasó en un
porcentaje muy alto por las manos de
Víctor Rossi.
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