Argentina
en un nuevo tiempo
histórico
Oscar
A. Bottinelli - diálogo con
Emiliano Cotelo
EMILIANO COTELO:
En las elecciones legislativas realizadas
ayer en la República Argentina, la
Alianza ganó por mucho más
de lo esperado; los sondeos indican que
captó el voto castigo. El Partido
Justicialista perdió 13 diputados
nacionales, ya no tiene la mitad
más uno y fue arrasado en la
capital. Menem protagonizó la
campaña y la elección, y
ahora aparece como el principal
perjudicado. Con su victoria en Buenos
Aires, Graciela Fernández Meijide
puede aspirar a una candidatura
presidencial. Quedaron afectadas las
posibilidades de Duhalde para 1999. En
votos, Cavallo es la tercera fuerza. El
Partido Justicialista enfrenta una
difícil situación: Menem no
puede ser reelecto y no tiene un sucesor
nítido. El único temor del
poder económico es que ahora haya
dos años de parálisis
parlamentaria. La Alianza prometió
ayudar, desde la oposición, a que
el gobierno termine bien su
mandato.
Estos son algunos apuntes sobre
conclusiones y análisis posibles de
los números de ayer que aparecen en
la portada de Clarín. Simplemente
quedan como disparador para la
conversación a partir de este
instante con Oscar A. Bottinelli.
¿Por dónde arrancamos,
Oscar?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Primero, lo que uno pondría como
título es "un triunfo de la Alianza
en cuatro planos". En el plano
parlamentario es un triunfo haber logrado
que el Justicialismo perdiera la
mayoría absoluta de la
Cámara en una renovación
parcial. Segundo, el triple triunfo: el
nacional, el bonaerense y el
porteño. Al triunfo porteño
lo vamos a relativizar un poco y vamos a
magnificar el bonaerense, porque tienen
sentidos completamente diferentes. Veamos
antes algunas cosas que llaman la
atención.
Argentina es un país que
está haciendo elecciones con mucha
frecuencia, cada dos años
está teniendo una elección;
de alguna manera está estrenando un
proceso de consolidación electoral.
Cuando uno analiza un país tiene
que ponerse en el contexto de ese
país; a nosotros nos cuesta muchas
veces interpretar otro país, mucho
más cuando es vecino. Si partimos
de la base, por ejemplo, de las mediciones
internacionales sobre consolidación
democrática, casi estamos en las
antípodas, porque Uruguay es
considerado el único país de
América Latina con una democracia
absolutamente consolidada. En Argentina se
considera que la democracia es un proceso
en construcción. Uruguay es uno de
los tres países de todas las
Américas de mayor antigüedad
democrática; los otros dos
serían Canadá y Costa Rica,
no Estados Unidos. Se considera que
éste es un país plenamente
democrático desde el punto de vista
electoral recién desde el 72,
cuando se extiende el voto a los negros
sin exclusiones en el sur. En Argentina
eso se considera desde el 85 y aún
con dudas en el año 89. Entonces,
toda la mentalidad es distinta y lo vamos
a ver incluso en los discursos, porque
plantearse en Argentina un cambio de
partidos en el poder y plantearse que el
Peronismo pierda el poder en elecciones es
un hecho extremadamente novedoso y por lo
tanto que genera riesgos y temores.
Tenemos el tema de cómo se hacen
las elecciones y cómo se
transmiten. Nos llamó la
atención el poco respeto -para
nosotros- que hubo a la veda
política. Canal 13, por ejemplo,
fue pasando viñetas de humor en
base a dibujos muy lindos, pero el
problema es que generaban imágenes
y no hay imagen más fuerte que la
que puede generar una caricatura de humor
sobre los candidatos, cuando la gente
estaba votando y tomando decisiones. Y los
propios candidatos hacían
declaraciones que no eran las
acostumbradas para nosotros, que son, por
ejemplo, "celebramos esta fiesta
cívica de la democracia...". En
cambio, todas las declaraciones en
Argentina tenían contenido
político.
E.C. - Empezando por las del propio
presidente Menem.
O.A.B. - El presidente,
además, durante la veda, hasta la
noche anterior en La Rioja,
pronunció un discurso directamente
político en que lo único que
no dijo fue "voten al Justicialismo". Eso
fue lo único que significó
respeto a la veda. Pero además, los
periodistas iban anunciando a las cuatro
de la tarde los resultados, diciendo:
"Bueno, en la sede tal se nota que las
caras están muy alegres, no podemos
dar resultados pero los justicialistas en
capital están muy tristes y en la
sede nacional también; en Buenos
Aires todavía parece que las
caras...". Entonces, al final era casi lo
mismo que si estuvieran dando cifras. No
hay un concepto de que las reglas existen
para algo y que ya no es un problema de
transgredir el poder, sino transgredir al
votante, porque es al derecho de
éste a que nadie incida sobre
él que se está tratando de
respetar. Y por último, a las 17.56
Canal 13 emitió el resultado a boca
de urna, cuando todavía faltaban
cuatro minutos para el cierre de las
urnas.
Yendo a otro tema, recién
habíamos hablado de lo que era para
Argentina esta elección como
proceso de consolidación
democrática. Pero otro tema es
quiénes jugaban este partido,
porque surge una pregunta: qué es
lo que representa cada uno.
E.C. - Más o menos como
qué es Boca y qué es River,
cuál es Peñarol y
cuál es Nacional.
O.A.B. - Es muy difícil,
porque los ejes políticos
argentinos son completamente distintos a
los uruguayos.
E.C. - Hay una pregunta que anda
dando vueltas desde hace meses: ¿la
Alianza es el equivalente del Frente
Amplio, por ejemplo, o el Encuentro
Progresista?
O.A.B. - Es muy difícil
establecer esas similitudes y yo prefiero
ir por partes. En primer lugar, vamos a
hablar de la Unión Cívica
Radical, que es el partido más
antiguo de los que compiten a nivel
nacional. La Unión Cívica
Radical tiene algo más de un siglo,
lo que está marcando ya la
modernidad de los partidos argentinos o la
juventud en relación a los
uruguayos, ya que el más antiguo
apenas supera el siglo. Es un partido que
surge como expresión de las clases
medias frente al gran poder conservador de
lo que se denomina la oligarquía
bonaerense y porteña, tanto la
comercial como la agropecuaria, que
desafía el poder y que incorpora a
las grandes masas de inmigrantes al
partido.
Es muy difícil hacer una sinonimia,
pero uno diría que en líneas
generales la Unión Cívica
Radical tiene estilos y planteos que
pueden identificarse con el batllismo o
con los sectores no herreristas del
Partido Nacional, y a veces con sectores
no tradicionales de características
más o menos liberales. Por ejemplo,
Zelmar Michelini, en su exilio, tuvo
contactos con dirigentes políticos
de distintas fuerzas, pero quizás
su mayor contacto lo tuvo con los
radicales y en particular con
Alfonsín.
En cuanto al Justicialismo, es un
movimiento distinto, de cortes diferentes,
típicamente populistas, con un halo
de autoritarismo, de gran sensibilidad
hacia los sectores trabajadores. Si bien
la Unión Cívica Radical
puede asimilarse al Batllismo, el gran
desarrollo de leyes laborales en Argentina
se da más bien con el
Justicialismo. En algunos aspectos, el
Justicialismo encuentra algún
entronque con vetas como el Herrerismo o
algunos sectores colorados no batllistas.
Todo esto, con muchísima
relatividad.
¿Qué es el Frepaso? Este
primero se construye en etapas, empieza
como una escisión hacia la
izquierda del Justicialismo, de distintas
vertientes. La que tuvo más
éxito fue la que encabeza el
diputado del Justicialismo por Capital
Federal, Carlos "Chacho" Alvarez. Empieza
a caminar por el mismo camino que el
Frente Amplio. El Frente Grande sigue un
camino bastante parecido, con figuras muy
claramente de izquierda; aparece vinculado
al Partido Comunista, aparece en su
momento el director de cine Pino
Solanas... Y luego, este Frente Grande que
llega a tener tres diputados a escala
nacional en la elección de 1993
logra un salto muy grande juntando otras
fuerzas, entre otras al que fue candidato
presidencial en el 95, un senador
peronista ya más de centro, como
Bordón, que tuvo una
catástrofe electoral en esta
elección, separado del Frepaso, y
que más bien se vuelca hacia un
centro o centro-izquierda del Frepaso.
¿En qué se diferencia y en que
se parece con el Frente Amplio? Desde el
punto de vista de la estructura, es una
alianza que sale de los dos partidos
tradicionales, del Justicialismo y de la
Unión Cívica Radical, que
por lo tanto expresa una tercera fuerza,
pero no tiene sectores tan marcadamente de
izquierda como tiene el Frente Amplio, y
quizás su espectro gira más
hacia el centro de lo que gira el Frente
Amplio. Y por supuesto, desde el punto de
vista de propuestas, el Frepaso -y ahora
toda la Alianza- se diferencia en la
aceptación total de las bases del
modelo económico, de la estabilidad
monetaria como objetivo per se y, como
más importante de todos, la
adhesión a la convertibilidad, el
considerar que no se discute que la
inflación tiene que ser cero. Eso
marca diferencias muy fuertes con los
planteos del Frente -recuerdo la
entrevista que hiciste hace poco a un
senador del Frente-; el Frepaso pone el
déficit fiscal como uno de los
problemas de los que Argentina debe
permanentemente preocuparse, mientras que
desde el Frente muchas veces se cuestiona
la obsesión con el déficit
fiscal (aunque el Frente acá no
tiene una posición oficial). Desde
este punto de vista tenemos diferencias
fuertes entre los planteos del Frente
Amplio y los del Frepaso.
En cambio, en cuanto al tema de la
educación pública, recursos
para la enseñanza,
retribución de docentes,
preocupación por buscar
inmediatamente soluciones a la
desocupación, aparece una
coincidencia con el Frente Amplio, pero no
se puede hacer una sinonimia total. Por lo
tanto no hay una lectura tan fácil
de los resultados argentinos en
comparación a resultados
uruguayos.
E.C. - Tú proponías
algunas consideraciones previas antes de
entrar directamente en los números.
Otra de las que quedaban pendientes era la
de poner énfasis en que esto fue
una elección de mitad de
período, algo a lo que no estamos
para nada acostumbrados.
O.A.B. - No sólo no estamos
acostumbrados, sino que fue uno de los
temas importantes de debate cuando se
discutió la reforma constitucional
en Uruguay. Por supuesto, fue uno de los
debates que quedaron más ocultos a
la opinión pública -no por
problemas de ocultamiento sino de
tecnicismo y desinterés para la
opinión pública- y que
llevó a esta solución de que
las elecciones municipales se hicieran
apenas asume el presidente de la
República y no más
allá. En el mundo entero se discute
esto de las elecciones a medio
período. ¿Por qué?
¿A qué se le llama medio
período? Se le llama así
cuando hay elecciones bastante
distanciadas en el antes y en el
después de las elecciones
políticas en que se define el
gobierno, cuando se vota por ejemplo
municipios, provincias, regiones o
renovación parcial del Parlamento,
pero que tiene una lectura que es la que
estamos haciendo hoy. Nadie dice "para la
mitad de los diputados dio este
resultado", sino "perdió Menem",
que no era candidato, o "perdió
Duhalde", que no era candidato. "En todo
el país gana Fernández
Meijide", que fue candidata en la
provincia de Buenos Aires.
Es decir, entre el resultado
jurídico-electoral y el resultado
político hay un abismo. Esto
generalmente crea problemas a los
gobiernos, porque se les plantea una
situación en las urnas que afecta
su gobernabilidad. Tiene dos lecturas. Una
dice: "para los gobiernos es malo, porque
a partir de ahora tienen cuestionada su
legitimidad política". Otra dice:
"No, es bueno, porque sin haber perdido el
gobierno éste tiene acá un
llamado de atención y tiene tiempo
de rectificar antes de perderlo de
verdad". Son las dos lecturas en la
discusión eterna del tema, pero es
importante saber que estas elecciones de
medio período generan estos
efectos. Pero tienen un problema sobre la
población: pueden ser frustrantes
porque la población siente que
produjo un resultado electoral y no
necesariamente ese resultado tiene por
qué traducirse en cambios
políticos.
E.C. - Carlos "Chacho" Alvarez
ponía énfasis en ese aspecto
en su intervención de ayer en la
conferencia de prensa, cuando decía
qué va a cambiar en Argentina el
lunes -hoy-; decía que no van a
mejorar los salarios, no van a mejorar las
políticas sociales, no
instantáneamente, pero... Y
después hacía su propia
interpretación.
O.A.B. - Exacto. Pero lo importante
es marcar que son elecciones que generan
expectativas populares sobre el resultado
electoral, mayores a las posibles, y
segundo, generan efectos políticos
que van más allá de los
efectos jurídicos. Pero el efecto
real determina cómo las propias
fuerzas políticas interpretan el
resultado en los hechos a los efectos de
acomodarse a la realidad electoral
resultante.
Lo otro que es importante es que ayer tuvo
algo que ver en un intento de minimizar el
resultado de parte del oficialismo, pero
que no es del todo exagerado. Yo voy a
comparar tres cosas: una persona puesta
ante una encuesta ante un voto como el de
ayer y ante un voto presidencial. Si le
preguntan a quién va a votar hoy,
se siente absolutamente libre de decirlo,
porque no lo va a traducir en un acto. Es
casi una expresión de deseo o a
veces una expresión de rabia, pero
sabe que no es responsable de lo que
está haciendo, que no lo traduce en
un acto. Cuando vota en una
elección legislativa realiza un
acto, vota y sabe que genera
consecuencias. Pero un argentino ayer
tenía absolutamente claro que no
iba a cambiar el gobierno. Podía
expresar toda su desconformidad sin
arriesgar nada. Y en una elección
presidencial o ejecutiva, una
gobernación de provincia, se juega
todo.
E.C. - Me imagino que estás
aludiendo a un comentario que hizo el
gobernador de la provincia de Buenos
Aires, Eduardo Duhalde, que por supuesto
admitió la derrota, calificó
como muy exitosa la "performance" de la
Alianza en la provincia de Buenos Aires,
pero dijo: "Yo no puedo dejar de observar
que ganamos en los únicos cuatro
municipios de la provincia donde estaba en
juego el Ejecutivo; ahí
volvió a ganar el Justicialismo".
Como diciendo: "Para gobernar,
directamente para cargos ejecutivos, la
gente sigue creyendo en nosotros".
O.A.B. - Claro, la lectura de
Duhalde es buena si uno la hace con esta
generalidad con que la acabo de hacer yo:
tomar cuatro municipios -no me acuerdo
cuántos tiene la provincia de
Buenos Aires, 50 y pico u 80 y pico-, es
un problema estadístico de muy poca
representatividad. Más allá
de que habría que llamar la
atención sobre la elección
de San Miguel. San Miguel es una localidad
importante del Gran Buenos Aires, por lo
tanto no es un pueblo perdido en esta
provincia; es muy importante, muy fuerte,
de muchos habitantes, con un problema
fenomenal de corrupción con el
intendente justicialista. El Justicialismo
tenía un desprestigio fenomenal. Se
presenta aliado al Modin de Aldo Rico, el
militar que encabezó la
rebelión carapintada, un exponente
de una derecha extrema. Y Aldo Rico
ganó la Intendencia de San Miguel,
en el contexto de una fuerte
corrupción del anterior intendente
justicialista, lo que está marcando
algo significativo y que hay que estudiar
en el medio de la derrota del
Justicialismo en la provincia de Buenos
Aires, cuando se presenta un hombre que se
había levantado en armas contra el
primer gobierno democrático de este
ciclo y gana la Intendencia de San
Miguel.
SEGUNDA PARTE
E.C. - Quizás
deberíamos comenzar este
último tramo con algunos
números especialmente
significativos, no sólo los
generales, sino también los de la
provincia de Buenos Aires, la Capital
Federal, y alguna provincia más que
tiene importancia.
O.A.B. - En primer lugar, vamos a
hacer un repaso de cómo fue la
elección desde el punto de vista
geográfico en todo el país.
Vamos a mencionar las provincias en las
que ganó la Alianza, en las que
ganó la Unión Cívica
Radical y en las que ganó el
Frepaso. No nos olvidemos de que Argentina
es un país federal. Que muchas
veces el federalismo no funcione mucho es
otro problema, pero la estructura
política es federal, entonces los
partidos se organizan provincia por
provincia, y salvo para la elección
presidencial los partidos no
necesariamente son los mismos. Pueden ser
"parientes", pero por ejemplo en Buenos
Aires el Partido Justicialista se llama
Frejubo, Frente Justicialista Bonaerense.
Hubo un conjunto de provincias en que la
Alianza no se constituyó.
E.C. - ¿Por qué no se
constituyó?
O.A.B. - Básicamente, por dos
razones. Donde había gobernador de
la Unión Cívica Radical o
por lo menos una tradición de
anterior gobierno de la Unión
Cívica Radical, por la actitud
opositora del Frepaso a las dirigencias o
gobernaciones radicales locales. El caso
típico es donde ahora ganó
la Unión Cívica Radical,
Córdoba, Catamarca, Río
Negro, Chubut, pero el más
típico de todos es Córdoba.
En otros casos, como Neuquén,
porque el Frepaso recoge mucho la ruptura
que acaba de tener el hegemónico
Movimiento Popular Neuquino, que
dominó durante décadas la
provincia de Neuquén. Roto el
Movimiento Popular Neuquino, buena parte
de él pasa al Frepaso. Y acá
hubo dos líneas en la Unión
Cívica Radical, una aliancista y
otra que triunfó en las elecciones
internas, contraria a la Alianza. Los
frepasistas acusan que fue más por
cálculo electoral en cuanto a
posibilidad de bancas de diputados que en
cuanto al fenómeno en sí.
Los imputados sostienen lo contrario, que
el tema es la gran distancia que hay con
lo que ha significado el gobierno en la
provincia de Neuquén durante
décadas. Esto lleva a que uno de
los problemas que tiene la Alianza hoy sea
armar la Alianza en las provincias en que
no se pudo armar.
E.C. - Volviendo a los
números...
O.A.B. - El bloque aliancista obtuvo
un total de nueve distritos, la Alianza
ganó cinco, muy importantes,
primero hay cuatro absolutamente
contiguos, Buenos Aires, Capital Federal,
Santa Fe y Entre Ríos, y el otro en
el extremo norte, el Chaco. La
Unión Cívica Radical gana
dos patagónicos: Chubut y
Río Negro. Río Negro es una
vieja plaza radical, y Córdoba sin
duda es el baluarte radical por excelencia
a lo largo del siglo. Y en el norte,
Catamarca.
El Frepaso gana en Neuquén. Es
decir que tenemos que de los cinco
distritos del sur tres los gana el bloque
aliancista -Neuquén, Río
Negro y Chubut- y el centro entre la
Alianza y la Unión Cívica
Radical lo domina el aliancismo:
Córdoba, Santa Fe, Entre
Ríos, Capital Federal y provincia
de Buenos Aires. Es un dominio
político muy fuerte.
El Justicialismo gana 11 o 12 provincias,
el Justicialismo 11 y un aliado del
Justicialismo la duodécima. Muy
concentrado en el norte -Salta, Jujuy,
Formosa, Santiago del Estero, Misiones,
Corrientes, donde no gana el Partido
Justicialista pero sí el partido
nuevo, que no es justicialista pero
sí menemista-, en el Cuyo gana
-salvo Mendoza gana casi todo el Cuyo- la
Rioja, San Luis y San Juan, y luego gana
en la Pampa y en el sur Santa Cruz y
Tierra del Fuego. Mientras tanto, partidos
provinciales totalmente desprendidos de
cualquier tipo de proximidad con los
partidos nacionales ganan los republicanos
del general Bussi en Tucumán y el
viejo Partido Demócrata, sucesor de
los partidos conservadores, retoma el
poder en Mendoza después de 32
años.
A nivel de la Cámara de Diputados,
el Justicialismo pierde la mayoría,
ya que obtiene 51 bancas, que son unas 13
menos de las que tenía, mientras
que el bloque aliancista está
más o menos ganando otras 13 bancas
en relación a las que tenía,
lo que revierte un poco las
mayorías.
E.C. - Queda el Justicialismo con
118 escaños, la Alianza con 110 y
otros 29.
O.A.B. - Exacto. Ahora veamos
algunos detalles dentro de la
distribución geográfica. El
Justicialismo pierde en la provincia de
Buenos Aires, donde de haber ganado ya
dejaba muy bien posicionado a Duhalde como
candidato presidencial del Peronismo,
pierde en Tucumán, donde es
Ramón "Palito" Ortega, que es otro
de los presidenciables, y pierde de manera
arrolladora en Santa Fe, de donde es el
otro presidenciable, el ex
vicecampeón mundial de
Fórmula Uno, Carlos Reutemann. Es
decir que no sale bien ninguno de los
precandidatos presidenciales, más
allá de que Ortega ya venía
mal en Tucumán y ya se estaba
proyectando como una figura
extraprovincial. Quizás es el que
menos queda afectado por este resultado.
No así Reutemann. En cambio, Menem
tiene por un lado el resultado de
Corrientes, pierde el Justicialismo y gana
el Menemismo, y tiene La Rioja, donde el
partido de Menem saca holgadamente la
mayoría absoluta, y por el sistema
de adjudicación de bancas en La
Rioja el Justicialismo se lleva las
únicas dos bancas en disputa. Es
decir que Menem, desde este punto de
vista, como dirigente provincial sale muy
bien respaldado.
Veamos ahora algunas frases que son
significativas. Primero, la que ha
pronunciado Duhalde adjudicándose
"la paternidad de la derrota". Esta frase
es de doble filo; por un lado deja a
Duhalde marcando su derrota de una manera
muy fuerte, y por otro lo posiciona como
un dirigente de nivel nacional, es el
dirigente que asume la derrota per se,
cuando la derrota puede ser tanto de
él como del gobierno nacional en el
principal distrito argentino. Es el
primero que felicita a la Alianza y en
particular a Graciela Fernández
Meijide, y el primero que tiende un puente
hacia la oposición. Es decir,
rápidamente se posiciona en
estadista de escala nacional, con lo cual
le saca toda una ventaja a sus
competidores que no hablaron en el
día de ayer. No aparecieron en
ningún momento Reutemann, Ortega ni
otras figuras del Justicialismo que
pudieran aspirar a correr esta
carrera.
Frases de Cavallo y de Menem:
"quedó ratificado el modelo". Este
es un dato importante en la
elección. A partir de que la
Alianza adhiere a las bases centrales del
modelo económico y lanza el mensaje
a todos los inversores externos -"no teman
por el futuro de Argentina"-, se produce
el cambio de ejes de la elección. Y
esto es, desde un punto de vista de
análisis histórico de largo
plazo, un triunfo para Menem, más
allá del resultado
electoral.
E.C. - Lo señaló como
la gran novedad de esta campaña
electoral, lo dijo en su discurso de
anoche.
O.A.B. - Es que sin duda es una gran
novedad; diría que uno no
está acostumbrado fuera de Europa a
que sobre este tipo de modelos se discuta
partiendo de "bueno, este modelo se
acepta, no se discute y a partir de
ahí veamos el futuro". En Europa
sí, yo diría que hoy el eje
central de las discusiones es ésta;
desde ese punto de vista fue una
elección bastante a la
europea.
E.C. - ¿Otras frases?
O.A.B. - De la Rúa: "El
resultado de la elección equilibra
el poder". Es un tema muy susceptible en
Argentina, el ejercicio del poder como
poder absoluto y hegemónico, un
presidente de la República que
tradicionalmente -esto no es nuevo-
actúa monárquicamente en el
ejercicio del poder y
majestáticamente en la forma.
Terragno juega con "afirmamos la
estabilidad económica, ahora es el
tiempo de la proyección social" y
"ver el resultado como una
afirmación de las dos cosas".
Storani, lo mismo: "Todo lo que significa
esfuerzo el pueblo argentino lo va a
consolidar". Storani y Fernández
Meijide: "No es tiempo de candidaturas
para el 99". Y Storani: "Sí es
tiempo de convocatoria a ampliar las bases
sociales y políticas de la
Alianza".
E.C. - O "Chacho" Alvarez, cuando
dijo: "Los votos que tuvimos en esta
elección tenemos que consolidarlos,
se dieron en una coyuntura muy especial y
no podemos darlos como propios ya de cara
al 99".
O.A.B. - Y en esa misma
línea, el radical Marcelo Stubri,
un hombre muy influyente, dijo: "Hemos
sido los intérpretes de la
desconformidad popular, ahora nos toca
construir una identidad
partidaria".
E.C. - Las declaraciones en general
que vinieron de la Alianza fueron muy
prudentes, no soberbias.
O.A.B. - Fueron muy prudentes, muy
moderadas. Acá vienen lo que yo
diría algunas conclusiones finales
que tenemos que realizar. La primera, que
esta elección por la forma en que
se planteó la campaña
electoral y la forma en que asume su
resultado la Alianza, significó la
afirmación de un modelo
económico en cuanto a la
estabilidad y la consolidación. En
segundo lugar, el riesgo que tiene la
Alianza, ya que esta elección
recoge la disconformidad con efectos
significativos de este modelo, como por
ejemplo el tema de la desocupación
o algunas otras manifestaciones, como el
tema de la falta de recursos para la
enseñanza y salarios docentes como
tema emblemático. Y la Alianza
puede tener en este momento la doble
presión de un compromiso con una
estabilidad económica en un
país que está aterrorizado
con la inflación, pero por otro
lado la exigencia de demandas de menor
desocupación, mayores salarios y
mayores ingresos. Y puede tener serios
problemas para compatibilizar su proyecto
con estas dos cosas. Tercero, lo que es
muy claro es que acá jugaron
desgastes de carácter ético
o ético-político del
oficialismo, el tema de la Justicia
independiente, de las acusaciones de gran
corrupción en torno a las llamadas
mafias, la figura de Yabrán y los
temas ligados a la justicia y a mafias de
la impunidad, en el cual el asesinato del
fotógrafo de Noticias José
Luis Cabezas resultó extremadamente
emblemático. El gobierno no pudo
deslindar la responsabilidad que se le
adjudica, no por acción sino por un
contexto general del país. Hay un
problema de estilos, también, entre
una soberbia del gobierno y del Menemismo
en general versus lo que ayer fue muy
marcado como una actitud anti-soberbia de
la Alianza y en particular de "Chacho"
Alvarez: "Bajamos del caballo a Menem y a
Duhalde, no nos subamos nosotros a
ningún caballo". Está el
temor de sustituir una soberbia por otra,
que siempre está a flor de
piel.
Como conclusión final, la
impresión que uno tendría es
que la elección de ayer marca
síntomas de agotamiento del modelo
menemista, después de haber logrado
el éxito mayor del mismo, que es
haber procesado una profunda reforma del
Estado en Argentina y haber logrado una
alta estabilidad económica asumida
por todos. Una vez que este modelo es
asumido, la sociedad siente las falencias,
donde la desocupación y la
inequidad en cuanto a ingresos, la
desigualdad social creciente en Argentina
aparecen como demandas sustanciales. Y
fundamentalmente aspectos ya no ligados a
lo económico: cierta frivolidad en
que se expresa el poder, el modelo de
"Pizza con champagne" a que
hacíamos referencia, más lo
que tiene que ver con corrupción,
impunidad y soberbia. Parecerían
ser los elementos a partir de un modelo
consolidado que desgastan al Menemismo. Y
también, que la forma en que
reaccione el Menemismo, el Justicialismo,
el Duhaldismo de aquí al 99 en
relación a todos estos temas,
será la pauta de cómo se
irá de cara a la elección
del 99.
|