Argentina
de cara al '99
Oscar
A. Bottinelli - diálogo con
Emiliano Cotelo
EMILIANO COTELO:
Esperemos que Menem dialogue". Ese es el
título con el cual Clarín de
Buenos Aires está anunciando hoy en
su portada un reportaje exclusivo con la
diputada electa Graciela Fernández
Meijide. "Menem cree que no fue
derrotado", ése es el título
con el cual se presenta la entrevista
-también de Clarín- al
presidente argentino, que dice, por
ejemplo: "Los que perdieron son los
candidatos". Para Menem, la
desocupación y la inseguridad
pesaron en los comicios, pero no la mala
imagen de la Justicia y los reclamos de
transparencia. Advirtió a la
oposición que no debe trabar al
Congreso, se quejó de Reutemann,
subrayó que Duhalde se
declaró padre de la derrota y
habló de traición. Estas son
sólo algunas de las
múltiples reacciones, de las
repercusiones del día de ayer, el
día después de los comicios
parlamentarios argentinos del
domingo.
Con Oscar A. Bottinelli vamos a
seguir por la vía del
análisis. Tú nos
proponías, Oscar, mirar de cara al
99.
OSCAR A. BOTTINELLI:
De cara al 99 la ciudad de Buenos Aires
amaneció ayer pegatinada con
carteles de "Ramón Ortega
Presidente", lo que se supone que estaba
muy preparado porque imprimir afiches a
todo color y pegarlos en toda la noche en
Buenos Aires no creo que haya sido un
operativo organizado una vez se supo el
resultado del escrutinio.
Antes que nada interesaba ver
algunos temas relativos a los resultados,
a los éxitos. En particular el
resultado de la ciudad de Buenos Aires es
muy bueno para la Alianza en tanto no
pierde votos.
E.C. - Tú ayer habías
anticipado en algún momento del
comentario que era un muy buen resultado
pero que no era espectacular, que ibas a
relativizar ese éxito, el de la
Capital Federal.
O.A.B. - Exactamente. Hace un
año hubo elecciones estatuyentes,
para la asamblea que elaboraba el estatuto
de la ciudad autónoma, y ahí
los votos de lo que hoy es la Alianza
fueron más o menos los mismos, fue
el mismo porcentaje, quizás un
poquito más todavía de lo
que fueron en esta oportunidad. El
Peronismo incluso aumenta; Cavallo
votó bien, pero fue dos puntos por
encima de lo que había votado su
socio, Gustavo Béliz, con nueva
dirigencia, también en la
elección del año pasado. Es
decir que en términos generales no
hay gran movimiento en la ciudad de Buenos
Aires, y si lo hay no es a favor de la
Alianza.
En cambio, en la provincia de Buenos
Aires no sólo es importante el
triunfo por la magnitud. Puede discutirse
si son siete o cinco puntos, si se toma en
cuenta bloque a bloque y se suman los
votos de Aldo Rico a los del Frente
Justicialista Bonaerense. Cualquiera de
los dos es un resultado muy fuerte, sobre
todo considerando que la provincia de
Buenos Aires es uno de los bastiones
justicialistas por excelencia en la
historia argentina.
A nivel nacional hay que magnificar
el triunfo. Nunca entendimos por
qué se daba Alianza versus Partido
Justicialista cabeza a cabeza y un punto,
cuando en las provincias donde la Alianza
iba dividida sí se computaban los
votos del Partido Justicialista. Era una
forma de computar los votos un poco rara,
porque realmente fue un éxito de
más de 10 puntos. Esto es lo que
queríamos ver en cuanto a
resultados propiamente dichos.
E.C. - Seguimos con los escenarios
de cada partido, los liderazgos y
también candidaturas. Empezamos por
los desafiantes, por la Alianza.
O.A.B. - Aquí la primera
comparación entre los desafiantes y
el poder es que se puede decir que uno
tiene exceso y otro carencia, a uno le
sobran figuras y el otro en este momento
está quizás con un exceso de
figuras cuestionadas.
La Alianza tiene en primer lugar una
línea directriz con dos grandes
figuras del Frepaso, la senadora Graciela
Fernández Meijide y Carlos "Chacho"
Alvarez, mientras que el Radicalismo tiene
al jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos
Aires, Fernando de la Rúa, al
presidente del partido y cabeza en Capital
Federal de la parte radical de la lista,
Rodolfo Terragno, la cabeza de la parte
radical en la provincia, Federico Storani,
y la figura consular del ex presidente
Raúl Alfonsín.
Empecemos por la senadora Graciela
Fernández Meijide. A
propósito de esto, hay una pregunta
que llegó ayer a la radio:
"¿Es senadora y todo esto es para ver
si es diputada?".
E.C. - Sí, eso llamó
la atención desde el principio,
desde el momento en que Fernández
Meijide decidió abandonar el Senado
para postularse a diputada.
O.A.B. - Sí. En el caso
uruguayo existe el escalafón de
diputados y senadores casi como un
ascenso, lo que merece excepciones que
sería del caso detallar, que no
necesariamente siempre es así, pero
en general sí. Se ve que es
más importante ser senador que
diputado, y los diputados, por lo menos
cuando ya tienen más de una
legislatura encima, están peleando
a ver si llegan a senadores.
Esto no es lo común en otros
países, digamos que hay dos
sistemas. En los países de
régimen parlamentario, en general,
la Cámara de Diputados pesa mucho.
En el caso argentino, el Senado es una
representación federal y la
Cámara de Diputados es una
representación política, los
senadores son tres por provincia;
además, durante muchísimo
tiempo fueron elegidos indirectamente,
después pasaron a ser elegidos
directamente, primero eran elegidos por
los parlamentos o las legislaturas
provinciales, después pasaron a ser
elegidos directamente, después
había sólo dos elegidos por
la mayoría en forma parcial, por lo
tanto no había
representación de las
minorías. Recién en la
última reforma constitucional, la
que permite la reelección
presidencial, se incorpora un tercer
senador que puede representar a las
minorías, y pasa a ser una
representación además
políticamente muy desequilibrada,
porque tiene la misma cantidad de
senadores la provincia de Buenos Aires que
Tierra del Fuego. Entonces,
políticamente pasa a ser un
órgano menos representativo del
conjunto de la población, del mapa
político, que la Cámara de
Diputados. Esta pasa a ser el lugar por
excelencia de la confrontación
política, de la lucha
política y de la
negociación.
No es necesariamente más
importante ser diputado que senador, pero
piensen que el ex presidente
Alfonsín pensaba encabezar la lista
a diputados, no pensaba postularse al
Senado, lo que está marcando
también la importancia del cargo.
Un ex presidente, si quería volver
a la lucha política, tenía
que hacerlo en la Cámara de
Diputados, porque ahí es donde se
puede probar los liderazgos, donde se
puede probar los juegos de fuerza
política, donde se va a hacer la
competencia y la negociación
partidaria.
E.C. - Por otro lado, en el caso
particular de Graciela Fernández
Meijide, el hecho de postularse a la
Cámara de Diputados por la
provincia de Buenos Aires le daba a esa
candidatura otro carácter, un
carácter mucho más
importante, porque iba a disputar el
terreno tradicional del
Justicialismo.
O.A.B. - Sí, fue una prueba
de fuego que la puso -todo el mundo
coincide- en la primera línea hacia
la candidatura presidencial, ya que
jugó la carta más dura de
todas de ganar o perder.
Fernández Meijide -importa a
veces lo simbólico- en la
conferencia de prensa realizada en la sede
provisoria de la Alianza, en la sede
electoral y en el acto en el obelisco, se
presentó en el centro. De derecha a
izquierda, viendo cómo estaban
sentados ellos, eran: Terragno, "Chacho"
Alvarez, Graciela Fernández
Meijide, De la Rúa y Storani. Tuvo
el papel estelar, fue el discurso final y
el más importante desde el punto de
vista de la población.
¿Qué le pasa a Graciela
Fernández Meijide en este momento?
Va a tener necesariamente un papel estelar
en la Cámara de Diputados, un papel
distinto al que tuvo en el Senado, donde
era una senadora casi solitaria de un
partido que apenas tenía tres
diputados. Ahora queda como una de las
cabezas y la cabeza expectante hacia la
candidatura presidencial de una fuerza con
110 diputados frente a un oficialismo con
118. Es la prueba de fuego de ella como
conductora política para revalidar
las condiciones de liderazgo
político que la puedan posicionar
hacia una candidatura presidencial.
Es una figura de edad pero muy nueva
en la política, con un perfil muy
marcado hacia lo
político-social-humanístico,
con hasta ahora una ausencia de discurso
en la parte económica y de
conducción dura del Estado.
E.C. - Ha llegado a ocurrir en
alguna rueda de preguntas con empresarios
que cuando le insisten mucho con temas
económicos ella replica: "De eso no
voy a contestar nada porque de
economía no sé, en todo caso
interroguen a Fulanito", y pone a su
asesor al lado para que hable
él.
O.A.B. - Se vio muy claramente en la
conferencia de prensa que, mientras
Fernández Meijide, Alvarez y en
parte Storani manejaron un discurso
político hacia la gente, hacia lo
popular, los discursos políticos
pesados, de fondo, que midieron el tono,
que marcaron la estrategia política
en los próximos dos años,
fueron el de Fernando de la Rúa,
esencialmente, y el de Rodolfo Terragno.
Da la impresión de que en el manejo
político-parlamentario, en el
manejo de definir las estrategias
políticas, aparece el Radicalismo
como un partido con un estado mayor mucho
más firme y más afinado.
Este es un problema de Fernández
Meijide.
"Chacho" Alvarez fue el dirigente
fundador, histórico, del Frente
Grande, y quedó como el gran
líder del Frepaso después
del abandono de Octavio Bordón.
Pero todo indica que el propio "Chacho"
Alvarez está en este momento
replegándose a una candidatura
presidencial impulsando a Graciela
Fernández Meijide. Habría
que ver qué pasa en estos dos
años.
Lo que parecería claro es
que, independientemente de quién
sea el candidato presidencial, de
cuál de los dos grupos, va a haber
una fórmula equilibrada: si el
presidente es de uno, el vice es del otro.
Se mencionaba la posibilidad de una
intención de Raúl
Alfonsín de retornar a la
candidatura presidencial, a la Presidencia
de la República, lo que no parece
hoy lo más probable. La idea que
surge es que Fernando de la Rúa
está mejor posicionado hoy dentro
del Radicalismo como para completar la
formula o aún aspirar a la
candidatura presidencial.
Por ahora, la Alianza maneja con
mucha prudencia el tema porque tiene muy
claro que es muy frágil, que
recién se construye, que tiene
muchas piedras por el camino, que tiene
que jugar un juego con el oficialismo de
hacer oposición, de dar
gobernabilidad, de no defraudar
expectativas y de que esto no le va a ser
fácil.
En el caso de Fernando de la
Rúa, tiene dos años de
prueba de fuego en la jefatura de la
ciudad, porque si bien tiene un
extraordinario apoyo -de alrededor del
70%- no nos olvidemos de que este
porcentaje lo está teniendo con el
primer año de gestión, donde
hay toda una expectativa trazada, y puede
llegar a la disputa presidencial en el
momento de mayor desgaste de la
gestión. Este es un tema que no
debemos olvidar.
Y Terragno tiene en pocos
días -en el momento más
favorable para ello- que revalidar la
conducción de la Unión
Cívica Radical, ya que viene el
Congreso que renueva las autoridades
nacionales. Es verdad que llega exitoso,
con la línea que él impuso,
con la que gana la Presidencia de la
Unión Cívica, que era una
alianza para crear una alternativa de
poder, se reveló exitosa y
está en las mejores condiciones
para revalidar la Presidencia de la
Unión Cívica.
Vamos al Justicialismo. El resultado
obviamente afecta al partido en su
conjunto. ¿Cuál es la
situación de Duhalde? A mí
me da la impresión de que hay, por
parte de varios medios de prensa, de
algunos analistas y del propio presidente
Menem, una intención de maximizar
la derrota de Duhalde. La derrota es
histórica para el Peronismo, pero
atención: es impresionante la
cantidad de votos de siete cifras que hay
detrás de Duhalde. Es decir, no es
una derrota que lo deje fuera del terreno,
sino una derrota que lo golpea duramente,
que puede hacer dudar de las posibilidades
de un Duhalde hacia el 99, pero un Duhalde
que supo asimilar la derrota, a diferencia
de un Menem que fue muy claro que se niega
a sostener que hubo derrota de él o
de su partido y empieza a repartir culpas
por todos lados. Duhalde aparece en un
país que da la impresión de
empezar a cambiar y tiene necesidad de
diálogos, de salir de los
hegemonismos, de políticas de
entendimientos y acuerdos. Duhalde se
adelantó a todo esto siendo el
primero del lado del Justicialismo que dio
un mensaje de entendimiento y de
asunción de triunfo de un lado y
derrota del otro. Tiene dos años
más de gobierno en la provincia de
Buenos Aires. Dar ya por enterrado a
Duhalde a nosotros nos parece que es una
ligereza o, desde el lado de Menem, un
operativo político.
Reutemann da la impresión de
que sale muy mal, porque la derrota en
Santa Fe es mucho más grave que en
la provincia de Buenos Aires y es un
bastión justicialista quizás
tan firme como la provincia de Buenos
Aires. Menem se encarga de rebajar las
posibilidades de Reutemann, y sin Menem
detrás es imposible que pueda
aspirar a la candidatura.
Todos los operativos realizados, los
dichos y las omisiones de Menem,
darían la impresión de que
juega muy decididamente a impulsar la
candidatura de Palito Ortega, ex cantante
y ex gobernador de
Tucumán
E.C. -
cuyos carteles
tapizaron ayer las calles de Buenos Aires
al amanecer. Vamos a recordar el texto:
"Argentina tiene una esperanza: 1999 -
Ortega presidente".
O.A.B. - Exactamente. Todo esto da
la impresión de un operativo entre
Menem y Ortega. Inmediatamente
después de las elecciones, Ortega
estuvo en el más absoluto silencio
el día y la noche de las
elecciones, y apareció diciendo:
"Bueno, todos estos perdieron; ahora estoy
yo".
Lo otro de lo que empieza a hablarse
es de si existiría la posibilidad
de crear algún otro candidato con
un perfil más competitivo hacia la
Alianza, como fue la figura en su momento
del ex presidente interino de Argentina,
Italo Argentino Luder, un hombre de un
perfil un poco más intelectual,
más profesional, más
académico y menos combativo o menos
del jet-set, como son los que ha manejado
hasta ahora el Peronismo.
Estas son algunas de las dudas que
algunos analistas políticos han
comenzado a manejar.
El resto del sistema político
está compuesto por 29 diputados en
el Parlamento, lo que es un abanico muy
grande. En ese abanico tenemos los
partidos provinciales, con juegos
provinciales que son muy importantes a su
vez en las definiciones al balotaje, como
los demócratas mendocinos, los
republicanos tucumanos de Bussi, el
Partido Nuevo Correntino, los sanjuaninos
ex bloquistas, los demócratas
progresistas, los populares de Santa Fe y
los populares neuquinos. Algunos de ellos,
como los demócratas progresistas,
podrían tener ahora un mayor puente
hacia la Alianza; los populares neuquinos,
el Partido Nuevo de Corrientes hacia el
Justicialismo.
Pero lo más importante de lo
nuevo es el papel de Cavallo por su peso,
por su prestigio, por la gran fuerza
personal que tiene y porque va a tratar de
ser el fiel de la balanza en una
estrategia que él ya definió
públicamente: va a tratar de buscar
que la mayor cantidad de los 29 diputados
del resto de los partidos actúe lo
máximo posible en bloque, negocie
como un bloque, porque esto le da fuerza.
El Justicialismo tiene 118, la Alianza
110, y estos 29 son el fiel de la balanza.
Así los define Cavallo. Y va a
tratar de jugar ese peso, va a tratar de
triangular el Congreso, romper la
bipolaridad diciendo: "Acá
está el Justicialismo con Menem,
acá la Alianza con estas cinco
figuras y acá el tercer bloque
conmigo como gran articulador
político".
Esto va a presentar un juego
parlamentario muy novedoso en Argentina.
Se abre de cara al 99 todo un juego
político interesante, de una
sutileza florentina, que en nuestro
país es cotidiana pero que es
novedosa y original del otro lado del
charco. Y esto, porque se diluye la
línea tajantemente divisoria entre
el gobierno hegemónico y una
oposición reducida a un papel
meramente contestatario. Se abre el
necesario camino al diálogo y a la
negociación, camino poco usual en
Argentina, el camino al juego de las
alianzas parlamentarias y al juego de la
búsqueda de mayorías
legislativas.
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