Frente
Amplio: el persistente
cuestionamiento de su existencia
Oscar
A. Bottinelli - diálogo con
Emiliano Cotelo
EMILIANO COTELO:
Semanas atrás, Tabaré
Vázquez sorprendió con un
nuevo hecho político: el
relanzamiento del Encuentro Progresista
como la fuerza política central de
la izquierda. Apareció allí
un nuevo cuestionamiento al menos al papel
central del Frente Amplio. El Frente
Amplio, el permanente cuestionamiento de
su existencia, es el tema de
análisis que nos propone para hoy
el politólogo Oscar A. Bottinelli,
director de Factum.
OSCAR A. BOTTINELLI:
Hagamos un poco de racconto. El nacimiento
del Frente Amplio fue extremadamente
difícil. La izquierda uruguaya
había intentado muchos años
antes una experiencia de
unificación que fracasó en
la medida en que, en lugar de una, se
dieron dos unificaciones: no hubo unidad.
En función de una discusión
que estuvo planteada a lo largo de todo el
año 69 y el año 70, que
condujo a la formación del Frente
Amplio, se hablaba de un frente con o sin
exclusiones, un frente con o sin el
Partido Comunista.
Esta discusión tuvo a su vez
dos planos: la discusión
clásica de la vieja izquierda, que
había debatido los procesos de
unidad frustrados hacia 1962, más
el nuevo eje que suponía la
discusión de algo más que la
unión de las izquierdas que fue el
Frente Amplio, ya que a la izquierda
clásica sumaba el Partido
Demócrata Cristiano y escisiones de
ambos partidos tradicionales.
Ese Frente Amplio que surge en el
verano de 1971 como una
confederación de grupos
políticos distintos afronta dos
desafíos. El primero de ellos, que
se va dando muy lentamente con el tiempo y
yo diría que no estuvo planteado
por sus autores, fue construir una
identidad propia, trascender el concepto
de confederación para ser un hecho
político, una identidad
política en sí misma, con
pertenencias, con identidades y con
adhesiones a sí misma y no a cada
una de sus partes. Lo otro que
quizás tampoco estaba previsto es
que prácticamente pasara el grueso
de su existencia discutiendo su propia
existencia, su propia identidad.
1971 es -como pasa con todo
año de formación- un
año donde no hay dudas sobre esa
experiencia en la medida en que
además tiene un objetivo cercano e
inmediato que no permite discutir
demasiado: las elecciones. Pasadas las
elecciones comienzan las dudas. Esa
experiencia tan central, tan fuerte, de un
Frente expresándose por una voz
única, plantea desde el lado de la
Democracia Cristiana muchas dudas.
Planteó primero la necesidad de un
Frente mucho más laxo, con
pluralidad de voces, con actitudes no
necesariamente únicas en el
Parlamento.
Luego, en 1973, producido el golpe
de Estado, la interrupción
institucional y sobre todo producida la
ilegalización del Partido
Comunista, el Partido Socialista y todo un
conjunto de grupos políticos, viene
un hecho que es determinante en la
historia del Frente Amplio: el planteo de
la Democracia Cristiana de lo que
llamó el receso del Frente Amplio.
El Partido Demócrata Cristiano
plantea en ese entonces lo que podemos
llamar una concepción
contractualista del Frente, incluso
contractualista reducida: sostuvo que el
Frente originalmente es un pacto del
Partido Demócrata Cristiano, el
Partido Comunista y el Fidel, la 99 y el
Movimiento Blanco Popular y Progresista de
Rodríguez Camusso, y que el nombre
"Frente Amplio" correspondía a una
organización en la que estén
los cuatro presentes; que bastaba con que
alguno de ellos considerara que no tiene
razón de ser la continuidad del
conjunto el Frente Amplio como tal, con
ese nombre, para que éste no siga
siendo usado. Esta propuesta lleva a la
Democracia Cristiana a cuestionar al
Frente, a cuestionar su existencia y por
lo tanto a retirarse provisoriamente, por
lo menos mientras duraran esas
circunstancias. Esta es la primera vez que
el Frente empieza a discutir su identidad,
su existencia y hasta su propio
nombre.
Es el comienzo y no el único
de los cuestionamientos que se van
produciendo en todo ese período. Ya
producida la instauración del
régimen militar -exilios,
prisiones-, comienza en el exterior a
conformarse un frente de grupos que,
usando un término de hoy,
podría llamarse de izquierda
radical. En aquella época esos
sectores se denominaban a sí mismos
izquierda revolucionaria, izquierda
combatiente. Con un papel central de
Enrique Erro y de su conjunto, la
Unión Popular y Patria Grande, se
forma la Unión Artiguista de
Liberación. No es que se produzca
una ruptura del Frente sino que se lo da
por extinguido, se dice que el Frente
Amplio fue una experiencia que jugó
en un momento determinado, que ese Frente
desapareció, y comienza a
discutirse desde distintos ángulos
nuevas formas de alianzas políticas
entre fuerzas que se consideran a
sí mismas independientes.
Aun así el Frente como tal
subsiste, primero formalmente en el
Uruguay, luego se reconstruye su
estructura formal en el exterior,
constituye su centro en Madrid. No
están todos los grupos
políticos: obviamente no
está el Partido Demócrata
Cristiano, tampoco están los grupos
que constituyeron esa Unión
Artiguista de Liberación.
El otro tema central es que a lo
largo de este período, en medio de
una idea muy difusa de si el Frente Amplio
existía o no, si existía en
el exterior pero no dentro del
país, había en el exterior
quienes consideraban que el Frente que se
había formado no era el anterior
Frente Amplio.
Es un período muy confuso y
surgen estrategias divergentes. Se pueden
marcar tres o cuatro estrategias que
confluyen con mucha claridad hacia las
elecciones internas del 82. Por un lado,
una muy fuertemente impulsada por el
Partido Comunista, de una ligazón
muy cercana y muy estrecha a Wilson
Ferreira Aldunate, en lo que se
llamó la Convergencia
Democrática de Uruguay, un grupo en
el exterior que algunos veían como
una especie de pacto político,
otros como una organización de
lucha contra el régimen imperante
en el país.
Hacia las elecciones internas del
año 82, no orgánicamente, no
a través de ningún pacto ni
en el nivel de una estructura, hubo una
corriente, generalmente aunque no siempre
gente de origen batllista, que se
inclinó a acompañar o
impulsar el voto a la Corriente Batllista
y particularmente a Tarigo.
Por otro lado, también hacia
el 82 y pasado éste, subsistieron
cuestionamientos desde la llamada
izquierda radical al Frente Amplio, aunque
desde ese lado los cuestionamientos
estaban mermando muy rápidamente,
al punto que por ejemplo se produce el
reintegro de la Unión Popular al
Frente Amplio bastante antes de las
elecciones del 82 y luego se producen
pedidos de ingreso al Frente Amplio, por
ejemplo del Partido por la Victoria del
Pueblo.
Por otro lado el Frente Amplio en
estas dudas, oscuridades, cuestionamientos
y discusiones de autoridades, no tiene de
parte de los partidos tradicionales el
pleno reconocimiento de su existencia
hasta prácticamente el año
82. Hay artículos
periodísticos de personalidades que
hablaban de los tres o cuatro conjuntos
que tiene la izquierda. Se hablaba de los
socialistas, los comunistas, los
demócratas cristianos, y el Frente
como tal era algo que aparecía
extremadamente borroso. Para situar un
ejemplo, en la visita del rey de
España al Uruguay, en el año
83, no está presente el Frente
Amplio, sino que están por un lado
el Partido Demócrata Cristiano y
por otro el Partido Socialista.
El último desafío que
tiene la existencia del Frente en ese
período es un planteo que surge de
la Democracia Cristiana en torno a la
conformación de un nuevo gran
partido de izquierda, que calificaba de
democrático y seregnista.
Aquí aparece la idea de un
seregnismo no frenteamplista, en donde se
asimilaba al frenteamplismo a una entidad
donde tenía un papel central o muy
fuerte el Partido Comunista, y el "no
frenteamplismo" era visto como
separación y diferenciación
del Partido Comunista.
Luego tenemos que la elección
del 84 no sólo da un crecimiento al
Frente sino una votación muy
particular a la lista 99. Le da un papel
protagónico a un grupo
político que tenía muchas
contradicciones en cuanto al Frente
Amplio: desde gente que se sentía
muy cómoda con el Frente a quienes
lo veían como una etapa muy
superada, e incluso algunos que
veían alguna posibilidad de iniciar
un retorno que finalmente se produjo hacia
el Partido Colorado.
Por otro lado, la visión del
Frente Amplio: si era una fuerza
política que actuaba muy unida, muy
fuerte, con una única
expresión, o era una
confederación donde cada grupo se
expresaba por sí buscando
coordinaciones posibles, pero si no las
había, cada cual por su
lado.
Muchos ejes llevaron a que,
prácticamente apenas pasadas las
elecciones, todo 1985, todo el 86, todo el
87 y todo el 88 el Frente Amplio estuviera
discutiendo su propia existencia, su
propia razón de ser, su propia
forma de actuación, su propia
organización, que pasó
primero por empezar a discutir una
reestructura, y luego aparece ya la
palabra refundación, la
concepción de una necesidad de
refundación del Frente Amplio.
Estos cuestionamientos terminan con la
ruptura que se produce entre fines del 88
y principios del 89, en que se retiran el
Partido Demócrata Cristiano y la
99.
Luego viene un período de
calma interna que va del 89 al 94; calma
en cuanto a cuestionar la propia
existencia, la identidad. El Frente
recobra confianza en sí mismo y en
su camino. Hasta que aparece el tema del
Encuentro Progresista, por un lado como un
objetivo que el Frente Amplio siempre se
marcó, de ampliar sus alianzas.
Primero fue ampliarse a sí mismo
con mayores incorporaciones, además
por supuesto de la aspiración
natural de toda fuerza política que
es tratar de crecer, pero lo otro fue el
tratar de ampliar alianzas, no sólo
de incorporar a sí. Este planteo de
alianzas imperceptiblemente llevaba a lo
que llevó: una vez que se
constituyen alianzas y éstas
adquieren un nombre -porque los aliados y
sobre todo cuando no son del mismo
tamaño buscan que haya un nombre
que identifique al conjunto, si no parece
que son grupos que se pliegan a otro-,
aparece este tercer nombre que luego
necesita una simbología, por lo
menos para una campaña
electoral.
Luego surge la duda de qué es
cada una de las cosas. Apareció un
Encuentro Progresista, se busca el voto
para el Encuentro Progresista, se habla de
Encuentro Progresista, tiene su bandera,
sus emblemas y luego tiene su bancada
parlamentaria. Empieza a hablarse en un
momento de que la opinión la da el
Encuentro Progresista, en otro momento el
Frente Amplio, y empieza a surgir una
competencia entre el Encuentro Progresista
y el Frente Amplio, qué es cada
cosa. ¿El Encuentro Progresista es
una mera alianza del Frente con otra
gente, que cuando actúan juntos
tienen ese nombre, o el Encuentro
Progresista es una nueva
confederación, parte de la cual es
el Frente, y por lo tanto el Encuentro es
la fuerza política central, la que
lleva adelante la política con ese
papel protagónico que ha tenido el
Frente desde el punto de vista de su
fuerza electoral, parlamentaria,
militante?
Esta contradicción
apareció en el año 95
enmarcada en otros ejes, como por ejemplo
que al Encuentro Progresista lo
presidía Tabaré
Vázquez y al Frente Amplio lo
presidía Seregni, en el propio
juego de poder y de liderazgos quedaba
enmarcada esa especie de
confrontación Encuentro Progresista
- Frente Amplio. Pareció resuelto
esto a lo largo del 96 y casi todo el 97
en la medida en que se unifican todas las
autoridades en torno a la figura de
Tabaré Vázquez.
Producido este pase de Tabaré
Vázquez por la presidencia del
Frente Amplio, bastante fugaz, con su
renuncia, aparece este relanzamiento del
Encuentro Progresista. Esto puede
analizarse desde dos ángulos: uno
es el tema del poder, de la
conducción del Frente, de su
estructura, pero lo otro que importa es
ver que aparece en este relanzamiento del
Encuentro Progresista otra vez la
discusión de cuál es el
papel del Frente Amplio. ¿Este tiende
a ser en el futuro una fuerza que se
diluye en el Encuentro Progresista, cuya
identidad pueda transferirse al Encuentro
Progresista y crearse una nueva identidad,
hay una especie de choque, de crujido
entre la identidad frenteamplista y la
identidad encuentrista? ¿El Encuentro
va a ser una confederación
más o menos laxa aunque cumpla un
papel más central, o va camino a
ser un partido político como devino
en última instancia el Frente
Amplio?
Este es el nuevo y último
desafío que enfrenta el Frente
Amplio en esta larga historia en que
siempre estuvieron en duda su existencia y
su identidad, y siempre existió
desde distintos ángulos o de
distintas formas algún tipo de
cuestionamiento a su propia
existencia.
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