EL
Papa en Cuba
Oscar
A. Bottinelli - Diálogo con Diego
Barnabé
DIEGO BARNABE:
Antes de escuchar a Oscar Bottinelli en el
análisis de estos cinco días
de visita del Papa a Cuba creo que vale la
pena compartir además una parte
sustancial de las palabras del Papa ayer
en sus últimos comentarios, en la
misa celebrada en la Plaza de la
Revolución, en La Habana.
(Grabación:)
PAPA JUAN PABLO II:
"El Estado, lejos de todo fanatismo o
extremo secularismo, debe promover un
sereno clima social y una
legislación adecuada que permita a
cada persona y a cada convención
religiosa vivir libremente su fe. Y
entonces, vivir libremente su fe.
Expresarla en los ámbitos de la
vida pública y contar con los
medios y espacios suficientes para abordar
a la vida nacional sus riquezas
espirituales, morales,
cívicas.
"Por otro lado, resurge en varios
lugares una forma de neoliberalismo
capitalista que subordina a la persona
humana y condiciona el desarrollo de los
pueblos a las fuerzas ciegas del mercado,
gravando desde sus centros de poder a los
países menos favorecidos con cargas
insoportables.
"Así, en ocasiones, se
imponen a las naciones como condiciones
para recibir ayudas, programas
económicos insostenibles. De este
modo, se asiste en el concierto de las
naciones al enriquecimiento exagerado de
unos pocos a costa del empobrecimiento
creciente de muchos de forma que los ricos
son cada vez más ricos y los pobres
cada vez más pobres...".
(Fin de la grabación)
D. B. - Eran fragmentos de las
palabras del Papa Juan Pablo II en la
celebración de ayer, la
última de esta visita de cinco
días, en La Habana, Cuba, en la
Plaza de la Revolución.
Hay muchísimo para decir, me
imagino, y para leer de tantos discursos
de unos y otros, pero también de
las autoridades de la Iglesia cubana en
las diferentes etapas de este viaje y, por
supuesto, de Fidel Castro.
OSCAR A.BOTTINELLI:
Exacto. En primer lugar, la cantidad de
material que se generó en estos
pocos días pero también lo
difícil de leer. Menos mal que hubo
un acceso muy directo a lo que podemos
llamar documentos auténticos, se
pudo escuchar las cuatro misas en directo,
las palabras de Fidel Castro en directo,
las de monseñor Ortega y las del
arzobispo de Santiago de Cuba, porque la
información y los análisis
periodísticos eran desorientadores.
Muchos de ellos se podrían haber
escrito sin que el Papa fuera a Cuba, y
cada uno con sus respectivos
lentes.
D. B. - ¿En el mundo
entero?
O.A.B. - Sí, por lo menos en
América y Europa, que iban desde el
extremo "El Papa condenó la
dictadura comunista" -cosa que en esas
palabras no apareció en
ningún lado- o "El Papa
exaltó al Che", cosa que tampoco
apareció así, para
señalar dos títulos extremos
que vi anoche.
Esta es, en primer lugar, una visita
que tiene connotaciones políticas.
Lo habíamos manejado en el
análisis que hicimos el viernes:
tiene una connotación
política de carácter
estratégico. Quizás
aquí sea estratégico y de
mediano plazo. Aquí viene la
diferencia más fuerte de las
visitas que se comparaban por parte de
muchos analistas y muchos actores
políticos y sociales previo a la
visita, con lo que podían ser la
visita a Polonia, la de otros
países de Europa del este, o la de
Nicaragua en 1983. Se puede decir que esas
fueron estratégicas en cuanto al
objetivo, por supuesto, pero
inmediatistas, es decir que pretendieron
provocar hechos políticos
inmediatos que en algunos casos como el de
Polonia, si bien no se puede decir que
provocó el hecho, sí se
puede decir que aceleró hechos que
ya se venían procesando, les dio
legitimidad, y en todos los casos lo que
hizo fue alentar a grupos organizados de
protesta hacia el régimen o hacia
el gobierno, según de dónde
estuviéramos hablando.
En el caso de Nicaragua fue muy
clara aquella imagen -muchos la
podrán recordar- de una
crítica muy feroz y dura a los
sacerdotes católicos militantes del
sandinismo, empezando por Ernesto
Cardenal. Este fue un planteo más a
largo plazo, un planteo
estratégico.
Estas cosas no se improvisan. Fue un
año y medio de elaboración
de la visita del Papa a Cuba, del lado
cubano y del lado del Vaticano, donde sin
duda cada una de las homilías y los
discursos del Papa fueron minuciosamente
elaborados por ese equipo de redactores de
discursos que tiene el Papa. Y sin duda,
en Cuba cada una de las palabras fue
claramente elaborada.
Lo que surge con mucha claridad son
dos posturas. En el caso de Cuba, de Fidel
Castro, hay papeles que es más
fácil que se cumplan o no
según el personaje. Esta entrevista
es muy distinta si uno le quita 20
años a cada uno. Una entrevista
entre un Fidel Castro de 70 años y
un Papa de 77 adquiere otra relevancia,
porque se ve a los personajes jugando
más los papeles históricos
que los papeles de conducción
inmediata.
Del lado de Cuba, fue lo que
vulgarmente se dice "pegarse al otro"; es
decir, tratar de maximizar todas las
coincidencias posibles entre el Partido
Comunista cubano, el régimen, el
sistema cubano, Fidel Castro, como se
quiera llamar, con la Iglesia o la postura
actual de la Iglesia, o del Papa o de la
Iglesia cubana. Acá puede haber
matices, y eso era marcar todas las
coincidencias.
Del lado del Papa, claramente fue
crear un espacio diferente entre el apoyo
y la oposición, por lo menos la
conocida hasta ahora, la pública o
más ruidosa que había, y fue
darle a la Iglesia Católica de Cuba
un papel muy fuerte que no tenía.
Hoy se puede decir que la Iglesia
Católica de Cuba dio un gran salto,
dejó de costado a todas las
oposiciones, sobre todo las del exterior,
y se constituyó en la otra fuerza
política existente en Cuba.
D. B. - Castro, entonces, y el
gobierno cubano, como decías,
buscaron pegarse a la Iglesia y a la
posición de la Iglesia y el Papa en
una serie de temas. Por ese lado en el
discurso de Fidel Castro hay algunas
sutilezas, algunas críticas
deslizadas con mucha inteligencia, que
seguramente quedaron en el discurso de
bienvenida en el aeropuerto de La Habana
el primer día. ¿No hubo
más?
O.A.B. - Hubo algunas, muy sutiles,
más bien en las referencias
históricas. Hizo dos tipos de
referencias históricas: una que
provocó, para sorpresa del mundo,
la airada reacción del gobierno
español, que salió en parte
a deslindarse y en parte a enojarse,
porque se hablaba de los efectos que
había tenido la conquista
española sobre el continente.
Parecía que estaban atacando a
Aznar por lo que había hecho ayer y
no por lo que había ocurrido en el
1500...
Lo otro, el manejo histórico
de posiciones de la Iglesia
Católica, sobre todo de siglos
pasados. Pero fueron muy puntuales esas
referencias. Más bien hubo un
intento permanente de buscar asimilar los
propósitos que el gobierno cubano
declara como su política en
relación a los pobres, a la
justicia social, a la igualdad, y los
principios cristianos, sobre todo una
referencia permanente cuando hablaba de
los "cristianos primitivos". El
calificativo "primitivo" en
relación a "cristiano"
apareció muy seguido en las
exposiciones de Fidel Castro. Estaba
marcando un determinado tipo de
cristianismo o una determinada imagen del
cristianismo que es la que el
pretendía asimilar a su
régimen, así como
también buscó considerar
exclusiones, como cuando habló de
la persecución a los cristianos, de
la persecución a los judíos,
de la persecución a los comunistas.
Buscó unir distintos tipos de
ideologías, religiosas o
políticas, que sí tienen en
común ser cosmovisiones, visiones
globales de vida, no meros programas para
ejecutar un gobierno, y la
persecución a eso como un mismo
tipo de intolerancia en el mundo.
Antes que nada, hay algunos detalles
que me parece que no han sido del todo
recalcados mostrando cómo esto fue
muy organizado y qué pasa con la
Iglesia de Cuba. Hubo una
contribución económica y de
materiales muy importante de las
Conferencias Episcopales de Brasil y de
México, que financiaron buena parte
de los gastos que tuvo la Iglesia de Cuba
en esta organización, incluso el
envío de 100.000 biblias impresas
en Brasil, conmemorativas de la visita del
Papa a Cuba, que fueron enviadas en estos
días, una quinta parte de las
cuales se supone que fue distribuida en
estos cuatro días. Es decir que
acá hay una Iglesia de Cuba que no
ha hecho esto en solitario.
En cuanto a objetivos concretos,
primero, desde el punto de vista
político, el Papa no ha hecho en
Cuba grandes condenas. La diferencia es lo
que acaba de mencionar el corresponsal en
La Habana: el arzobispo de Santiago hizo
un discurso muy duro y muy agresivo,
quizás se diría que en el
estilo de los discursos que utilizó
el Papa en otros países, 10
años atrás.
Esto puede tener muchas
interpretaciones. Una válida
sería: el episcopado cubano tiene
matices muy fuertes en relación a
cuál debe ser el posicionamiento de
la Iglesia. Uno podría entender que
en los discursos y homilías del
cardenal Ortega, arzobispo de La Habana y
cabeza de la Iglesia de Cuba, y el
arzobispo de Santiago de Cuba, Meurice,
dos posturas diferentes de la Iglesia en
relación al sistema cubano. En la
de Meurice uno diría que puede
sintonizar más con buena parte del
exilio cubano, mientras que la de Ortega,
que da la impresión de tener el
apoyo de los demás obispos -es una
Conferencia Episcopal bastante
pequeña, en número es
bastante similar a la que hay en Uruguay,
de 11 a 15 miembros si se cuentan los
obispos auxiliares-, mientras que el
grueso de la Conferencia Episcopal con
Ortega fue marcado en las homilías
papales, marcadas muy claramente por dos
palabras que el Papa usó con mucha
insistencia hasta al pie del avión:
reconciliación y
gradualismo.
Veamos un poco de cada una de las
partes. En primer lugar -y no lo quiero
marcar por orden de importancia sino por
orden casi geográfico-, del lado
del Papa aparece una muy dura condena al
embargo norteamericano, al que
calificó de éticamente
inaceptable. Esto coincide con la
posiciones, en líneas generales,
sostenidas por los países
latinoamericanos, por la Unión
Europea y ligado a otros episodios que
tiene Estados Unidos en relación al
tema cubano, como la llamada Ley
Helms-Burton, que es considerada por buena
parte de los países del mundo como
transgresora del derecho internacional
porque penaliza a terceros países
que comercian con Cuba en función
de que puedan afectar antiguos intereses
norteamericanos confiscados, considerando
que cometen delito en Estados
Unidos.
Todo esto le ha creado a Estados
Unidos una línea de cierto
aislamiento y esta posición del
Papa reforzaría ese aislamiento
norteamericano en este tema.
Ya yendo hacia adentro, y ahora
aquí sí jerarquizando, hubo
en primer lugar una postura muy clara del
Papa en la idea de la
reconciliación. Cuando se proclama
la reconciliación hay algo
implícito que no está dicho:
que algo tiene que reconciliarse. En
ningún momento dice con absoluta
claridad que la sociedad cubana tenga
divisiones, enfrentamientos o fracturas.
Pero cuando plantea una
reconciliación está
planteando que hay algo que necesita
reconciliarse.
Hablando, por lo tanto, no de
enfrentamiento, no de sustituciones, no es
el discurso de Polonia ni el de Nicaragua.
Es un discurso en el que busca
entendimiento y síntesis.
Una segunda cosa muy importante es
el gradualismo. Acá fueron muy
interesantes algunas palabras deslizadas
por monseñor Tettamanti, uno de los
hombres directamente vinculados al Papa,
cuando hizo alguna mención donde se
veía que estaba hablando de Polonia
y Europa del este, cuando mencionaba que
siempre en los cambios hay que tener
cuidado de que no se destruya lo que es
necesario conservar. Hay muchos analistas
vaticanos que señalan que el Papa
ha quedado muy preocupado por los cursos
posteriores que tuvieron los procesos de
Europa del este, que a la par de destruir
lo que quería destruir -es decir,
un sistema político al cual
combatía- también
destruyeron determinados valores y
funcionamientos de sociedades que entraron
en sistemas económicos y sociales
muy salvajes y muy duros, donde generaron
fuerte desocupación, delincuencia
muy elevada, etc.. Esa preocupación
estaba muy presente en este caso.
Es evidente que Cuba, a diferencia
de esos otros países, no tiene
oposiciones organizadas al sistema cubano
con fuerza, con un gran entramado popular.
Más bien se puede decir que hay
distintas actitudes que pueden ir desde
una cierta conformidad con el sistema y
discrepancias con partes del mismo, que
puede ser la falta de pluralismo, falta de
oposición de ideas, a la
búsqueda de la intervención
armada norteamericana para que devuelva
las propiedades confiscadas por Fidel. Son
los dos extremos de un fenomenal abanico,
lo que ya está marcando que no hay
una gran oposición. No quiere decir
que no haya oposición del todo. No
hay una oposición única
organizada con gran capacidad de
movilización como fue, por ejemplo,
el movimiento Solidaridad en
Polonia.
D. B. - No hay un Walesa.
O.A.B. - Por supuesto, no hay un
Lech Walesa. Diría, con mucha
precaución, que de esta visita
surge, por primera vez, una figura visible
en toda Cuba que puede llegar a ser un
referente distinto a los referentes
oficiales, y es el cardenal Ortega. No
estoy hablando de figuras
políticas, no estoy hablando de una
figura para movilizar. Pero el cardenal
Ortega quedó, después de
estos cuatro días, como una figura
de un gran peso referencial hacia toda la
isla como una voz que puede ser diferente
a las voces oficiales, y una voz que no
aparece contaminada en cuanto a que no
viene del exilio, del exterior, no se le
puede atar a intereses norteamericanos. Al
revés, es una voz que manejó
este gradualismo, esta idea de
reconciliación todo el tiempo. Se
diría que entre las intervenciones
de Ortega y las homilías papales no
hubo un solo grado de desviación
entre una y otra. Fueron la misma
línea y la misma exposición,
lo cual también le da al cardenal
Ortega una mayor legitimación en lo
que diga, que no es el caso del arzobispo
de Santiago de Cuba, por ejemplo.
¿Qué reclama el Papa?
Por un lado, y en forma clara, directa,
específica, un lugar para la
Iglesia Católica. En segundo lugar,
en forma genérica, esas libertades
que reclama la Iglesia Católica,
esa diferencia de voces a que se refiere
el Papa, ese pluralismo del que
habló Ortega, para extenderlo a la
sociedad cubana. La permanente referencia
del Papa a los cubanos que buscan la
libertad, explícitamente en
Santiago de Cuba, donde fueron dichas
más cosas directas, hablar de
derechos humanos, de los presos
políticos, de la libertad de
conciencia, de la libertad de
expresión, del derecho de
asociación
Cuando habla de la
búsqueda por medios
pacíficos y graduales de caminos en
que reclama para los católicos el
derecho y el deber de participar en el
debate en pie de igualdad de oportunidades
y en actitud de diálogo y
reconciliación, y luego menciona
que cada persona gozando de la libertad de
expresión y adecuada libertad de
asociación podrá colaborar
eficazmente en la búsqueda del bien
común
Esa es una de las
frases que va muy directamente al centro
de los temas y reclamos.
En cuanto a la Iglesia
Católica, yo diría que hay
que diferenciar dos tipos de reclamos del
Papa: los reclamos que yo diría
específicos para un sistema como el
cubano y reclamos que son más
generales y que hace en países muy
diferentes, incluyendo Uruguay. En lo que
tiene que ver con Cuba, la necesidad de
espacios para la Iglesia. Luego lo dice
claramente con todas las palabras:
"espacio de libertad y de medios
suficientes". Es decir que tiene que haber
instrumentaciones prácticas para
que esos espacios de libertad puedan
gozarse. Luego hace otro tipo de
críticas y reclamos: aborto,
relaciones sexuales prematrimoniales,
práctica de la
contracepción, controles de
natalidad. Es decir, el área de las
prácticas personales. Y
también en cuanto a la
educación.
Cuando uno lee minuciosamente la
postura del Papa en cuanto a la
educación en Cuba ve que no difiere
de lo que ha dicho en muchos
países, incluyendo Uruguay. Por
ejemplo, el reclamo de lo que la Iglesia
denomina libertad de enseñanza, que
es opuesto a enseñanzas oficiales o
laicas. He visto algunas notas que han
marcado con gran resonancia:
"criticó al sistema educativo
cubano". No, aquí se inscribe en
una línea general de la Iglesia
referida a ese tipo de educación en
la que lo que reclama el Papa es el
derecho de los padres a elegir el sistema
de valores que entiendan adecuado para sus
hijos. Ese es un reclamo mucho más
genérico que el de la
situación cubana en
particular.
Es muy importante el papel que
cumplió la reivindicación de
la figura del cura Félix Varela,
uno de los precursores de la independencia
cubana. En Cuba es muy importante la
simbología en los últimos
años, sobre todo. Aparece como una
nueva figura a levantarse, que une los
valores que la Revolución Cubana ha
exaltado, el nacionalismo cubano -Varela
precedió a Martí y
Martí declara inspirarse en Varela-
con la necesidad de la Iglesia de tener a
alguien con quien identificarse en la
historia cubana. A la figura de
Martí, a la figura de los hermanos
Maceo, ahora se une en aquel
período independentista la figura
de Félix Varela.
D. B. - Muy cuidadosamente incluida
en todos los discursos del Papa en esta
visita, siempre hay una referencia local,
a la historia de Cuba.
O.A.B. - Además, la figura de
Varela incluida desde el lado
oficial.
D. B. - Con un libro que Castro le
obsequió...
O.A.B. - Con la ceremonia en el Aula
Magna de la Universidad de La Habana. Hubo
aquí una confluencia en poner a
Félix Varela en un pedestal de la
historia cubana. La existencia de ese
símbolo es en sí mismo un
espacio que gana la Iglesia
Católica en Cuba en su
búsqueda de espacio e identidad, de
perfil.
Después, hay algunas cosas
que son importantes, alguna que
habría que estudiar muy
detenidamente. Por ejemplo, cuando el Papa
menciona que en un Estado moderno no cabe
el ateísmo ni una religión
como monopolio del Estado. Habría
que ver muy afinadamente las frases,
cómo fueron dichas, porque esto
supondría algo que va mucho
más allá de Cuba, porque la
posición histórica de la
Iglesia fue la contraria, fue sostener la
religión como religión
oficial del Estado. Esto viene cambiando
desde el Concilio Vaticano II con mucha
claridad, pero es un tema de una
reafirmación muy importante en ese
cambio de postura de la Iglesia, que va
mucho más allá del tema del
ateísmo en Cuba, que está
hablando también de una
religión en un momento,
además, donde el tema de
religión dominante en el Estado
está apareciendo como uno de los
grandes movimientos de este fin de siglo.
Particularmente en los países no
europeos, tenemos los fundamentalismos
musulmanes, por ejemplo, como algunos de
los movimientos en que la religión
está apareciendo asociada al Estado
como monopolio de pensamiento estatal.
Creo que esta referencia del Papa
fue mucho más allá de Cuba,
supone concluir un cambio en la postura de
la Iglesia sobre el tema y abrir, a su
vez, una controversia que también
va para Cuba pero, además, para
otros espacios que no son solamente
Cuba.
Yendo a un aspecto político,
acá vemos una cosa que nos parece
muy fuerte. Veíamos ayer que una de
las primeras menciones como riesgo de que
ocurra, decían algunos de los
protagonistas, o como cosa que ya
ocurrió, decían otros, es
que el exilio cubano siente que la visita
del Papa lo puede dividir, porque
acá quedan claramente dos tipos de
posiciones. La posición
tradicional, dominante en el exilio
cubano, que puede representar con claridad
la Fundación Cubano-Americana,
dirigida por el fallecido Más
Canosa, que era la posición
"sí al embargo", derrocar a Fidel
Castro... Incluso llegaron a sostener
muchas veces que se devolvieran las
propiedades que habían sido
confiscadas por la revolución. Y
otro exilio, que está en la
tónica de los discursos papales, de
la reconciliación y el gradualismo.
Uno supone que se arrasa con Fidel Castro
y todo lo que él represente. Otro
está implicando distintas formas de
transición que podrán tener
mayor o menor grado de aceptación
por unos o por otros de lo que queda de
otro sistema.
D. B. - Negociación
mediante.
O.A.B. - No sólo
negociaciones, sino procesos. Por supuesto
que en este gradualismo, en esta
transición, también hay
posturas muy diferentes. Diría que
a nivel del Partido Comunista de Cuba hay
un abanico que va desde quienes consideran
que esto es la inmovilidad total hasta
quienes consideran que se va en un proceso
de transformación. Más
aún, sobre todas estas aperturas
que ha hecho Cuba en materia
económica, hay quienes las
consideran como medidas necesarias y
transitorias para salir de una crisis. Hay
quienes consideran que son cambios que se
están introduciendo en el
modelo.
Lo que aparece en este momento como
bastante distante es que el Papa aparece
definido en una línea que supone, a
la larga, pluralismo político, que
empieza por pluralismo de ideas, por
libertad de conciencia, de
expresión. Como sustrato de todo
esto, supone que tiene que existir un
pluralismo. Se requiere una libertad para
expresar ideas distintas, se parte de la
base de que puede haber, debe haber y hay
ideas distintas.
Del lado oficial, del lado del
Partido Comunista de Cuba se observa una
línea muy firme en la
concepción del unipartidismo.
Recordemos cuando estuvo, no hace tanto
históricamente, Fidel Castro en
Uruguay, y el discurso, la réplica
al intendente de Montevideo sobre este
tema, en que Fidel insistía con
mucha fuerza en la idea de que
pluripartidismo supone dividir a una
sociedad. Unipartidismo quiere decir una
sociedad que está unida. "Los
cubanos no podemos aceptar que nos
dividan", dijo.
Otra cosa que aparece con mucha
fuerza, sobre todo en discursos en Cuba,
es ver el pluripartidismo como un intento
de imposición extranjera contra
Cuba. No es algo sentido como natural. Lo
importante que hay que marcar es que en
esta oposición al unipartidismo hay
una autenticidad que tiene esta creencia.
Nos referimos a que si uno observa la
realidad, incluso hoy, pero con mucho
más fuerza hace cinco días,
y con mucha más fuerza hace dos
años, el actual sistema cubano y
Fidel no tienen nada que perder hoy en una
elección pluripartidista. No caben
dudas de que hoy tiene un apoyo muy grande
dentro de Cuba. Es decir que a esto hay
que verlo con cuidado. Otras veces
está el que se opone porque si abre
pierde. Acá no está
claramente en juego el temor a que abrir a
un pluripartidismo suponga perder el
control, por lo menos en lo inmediato.
Otra cosa es que haya temores
estratégicos, que los hay.
Precisamente por esa idea de que eso va a
dividir.
En la conferencia de prensa previa a
la visita del Papa, ante la prensa
extranjera y por la televisión
cubana, Fidel insiste en este tema, y
entre las cosas que menciona como
negativas está la competencia. Y no
sólo la competencia
económica, sino también la
política. Habla de las
campañas de publicidad como un
elemento que considera negativo. Considera
que la elección es una
elección entre personas, de las
cuales se conoce sus biografías, y
se opta entre una u otra en un plano muy
local donde se conoce a los individuos.
Aquí sí aparece sin duda uno
de los elementos que uno diría de
mayor distancia entre la posición
oficial actual del sistema cubano y la
posición que puede estar planteando
el Papa o la Iglesia, y que sería
lo más lejos de entendimiento entre
estas dos posturas.
Para redondear, acá se
observa, primero, del lado de Cuba y de
Fidel, que con esta visita se gana un
acercamiento muy fuerte a nivel universal
con la Iglesia que le puede permitir tener
a la Iglesia como interlocutora, como
intermediaria en la búsqueda de
muchos espacios que necesita Cuba. Por
ejemplo, ya queda como anunciado de la
Iglesia -y lo dice el Papa antes de subir
al avión- la necesidad de ayuda
alimentaria a Cuba, la búsqueda de
planes directos de ayuda. Es la Iglesia
movilizándose en la ayuda al pueblo
cubano.
En segundo lugar, aparece la Iglesia
como interlocutora política, papel
que en otros lados cumple muy
habitualmente, y muy ligada al tema del
embargo, más allá de que
mucha gente duda sobre si le conviene o no
a Fidel Castro un levantamiento del
embargo y quedarse sin enemigo en Estados
Unidos. Todas las declaraciones de Estados
Unidos contribuyen a que ese peligro no
exista; va a seguir el embargo por un buen
tiempo, o por lo menos Estados Unidos va a
seguir por un buen tiempo considerando a
Cuba su enemiga. El enemigo no va a
desaparecer.
Además, en la medida en que
se vayan abriendo espacios, y es
previsible la apertura de espacios en los
próximos tiempos, aparecen espacios
que se van abriendo controladamente. Se
abren espacios a través de una
institución que tiene una
estrategia a muy largo plazo y que va a ir
manejando esos espacios con prudencia, con
gradualismo, con un objetivo de
reconciliación y, por lo tanto, sin
el riesgo de los desbordes.
Desde ese punto de vista uno
diría que ésta es la
ganancia que hacen Fidel y el sistema de
Cuba. Y desde el punto de vista de la
Iglesia, a la que no le interesaba ganar
el gobierno al otro día
(explícitamente dicho por el Papa:
"la Iglesia no busca poder
político"), es ganar espacios para
una Iglesia que tiene como competidor
ideológico al Partido Comunista
pero que no tiene competidores religiosos
organizados. El competidor religioso que
tiene es, por un lado, el ateísmo,
y por otro lado, toda esa santería,
ese sincretismo afrocristiano. Ya se ha
hablado en la Iglesia de Chile de la
posibilidad de mandar misioneros a Cuba,
para ir avanzando hacia la
incorporación a la Iglesia en un
país donde más o menos se
considera que está bautizada la
tercera parte de la población. Se
habló de tres millones y medio en
11 millones de habitantes, y entre
católicos y espiritistas
católicos se consideran entre el
32% y el 40% de la
población.
Y la Iglesia gana en otra cosa,
además. Hoy está en
condiciones de pasar a ser el referente
interno, por lo menos, de toda
disconformidad, de toda disidencia, de
toda insatisfacción que haya contra
el sistema cubano.
El primer balance es una ganancia a
dos puntas, por supuesto, con la
posibilidad de grandes divergencias
estratégicas en algún
momento.
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