Los
cambios en el gabinete
Oscar
A. Bottinelli
Mucha gente dice que vienen
cambiando las costumbres en
relación al verano, que ya febrero
es un mes que tiene mucha más
actividad. Rara vez se ha visto en el
país un cambio de gabinete un 2 de
febrero. Normalmente, los cambios se
producían en el mes de marzo.
Más allá de que esto lo
precipitó un hecho absolutamente
ajeno a la política, como es la
dimisión del canciller Alvaro Ramos
-que aunque estaba prevista lo era para
más adelante-, y se
precipitó en función de
razones estrictamente personales,
totalmente ajenas a elementos de
carácter político y
aún profesionales.
El hecho de la precipitación
de los cambios de gabinete por la renuncia
de Ramos llevó a lo que termina
siendo un puzzle bastante complicado que
supone entrada de gente al gabinete,
salida de gente del gabinete, cambios de
roles de ministros y de subsecretarios y
cambio de rol o ascenso de un director
general de un ministerio a viceministro, a
subsecretario, que es la
denominación que tiene ese cargo en
Uruguay.
Es importante señalar que
cuando se está por cumplir tres
años de gobierno es el primer
cambio que se produce en el gabinete, el
primer movimiento de gabinete. Porque el
cambio anterior fue en el primer
año de gobierno, y fue el que
implicó primero el ataque de salud
y luego la muerte del titular de Industria
y Energía, Federico Slinger,
sustituido por su subsecretario, Julio
Herrera, que hasta el día de hoy
permanece en la cartera. Es la
única vez que se recompone el
gabinete.
El primer gobierno de Sanguinetti
tuvo un nivel relativamente bajo de
renovaciones, el promedio da algo
más de dos ministros por cartera a
lo largo del quinquenio.
El cambio merece abordarse desde dos
ángulos. Uno es el tema
político y otro es el tema de las
personas y los roles políticos que
van a cumplir. Desde el punto de vista
político, tenemos que entender que
éste es un gobierno de
coalición, de gran
coalición, un co-gobierno entre la
totalidad de ambos partidos tradicionales.
Esto supone en el mundo entero -comparemos
con el mundo occidental y con Europa- que
el gabinete exprese el compromiso de los
integrantes de la coalición a
través de la presencia de figuras
de nivel político y con compromiso
político en las distintas carteras.
Esta es una diferencia muy fuerte. Por
ejemplo, con la gobernabilidad, como se le
llamó a la colaboración del
Partido Nacional en la primera
administración Sanguinetti.
Claramente no era un partido que
co-gobernara sino un partido que, estando
en la oposición, fuera del
gobierno, tenía una actitud de
contemplación, ayuda al gobierno en
un momento muy peculiar de la vida del
país, como es la transición
desde el régimen militar al
régimen constitucional, la
re-institucionalización del
país. La presencia en el gabinete
del Partido Nacional en aquel momento fue
a través de figuras no
políticas. Por ejemplo, quien
estuvo todo el quinquenio en la cartera de
Salud Pública, el doctor Ugarte, un
hombre muy allegado a Wilson Ferreira
Aldunate sin ser una figura
política.
Ahora es distinto, estuvo el
candidato a vicepresidente Alvaro Ramos,
el candidato a vicepresidente de la
segunda fracción nacionalista, Juan
Chiruchi, una figura en ascenso en el
Movimiento de Rocha como Ana Lía
Piñeyrúa y el segundo
senador del grupo más votado, el
doctor Raúl Iturria. Hay un
compromiso pleno.
Estos cambios en el gabinete
llevaron a algunas críticas en el
tema de la cuotificación. En
líneas generales, cuando se busca
que los gabinetes tengan respaldo y
expresiones políticas -esto es
habitual en Europa- se busca que esta
expresión política
esté visualizada por la
ciudadanía y con compromiso pleno
de los que integran la coalición.
Si fueran renunciando por distintas
razones los ministros del Partido Nacional
y ninguno ocupara ninguna cartera,
dejaría de ser -por lo menos en la
visualización pública- un
co-gobierno para ser un gobierno de un
solo partido. Y Ramos es sustituido por
una figura casi del mismo relieve o del
segundo lugar en su subsector, Propuesta
Nacional, el ex intendente de
Tacuarembó y actual senador Sergio
Chiesa.
Se han producido tres tipos de
cambios. El del Partido Nacional es un
cambio no político en el sentido de
que la motivación del cambio fue de
carácter personal. Dentro del
Partido Nacional, el sector Propuesta
Nacional cambia de cartera. Alvaro Ramos
se desempeñó en el gobierno
anterior como ministro de Ganadería
pero con una alta versación en el
desarrollo de las relaciones
internacionales y particularmente en los
económicos internacionales. Y al
abandonar la cartera es sustituido por el
segundo senador de ese grupo
político, Sergio Chiesa. Se
mantiene el nivel y el compromiso
político de Propuesta Nacional y
del Partido Nacional en el gabinete, a
través de una cartera bastante
afín a la gente del interior como
es el Ministerio de Ganadería,
Agricultura y Pesca. Tradicionalmente hay
dos carteras consideradas del interior,
que son Ganadería y Transporte y
Obras Públicas.
Hay otros dos tipos de cambios, el
de la Cruzada 94 y el del Foro Batllista.
La Cruzada 94 vivió un poco ajena y
de rebote este recambio en el gabinete sin
que hubiera tenido voluntad de cambio ni
deseo de que se produjera ninguno. Se vio
afectada por la salida del subsecretario
de Ganadería y Agricultura y
finalmente terminó con un
reposicionamiento de mayor fuerza en el
gobierno, ya que el subsecretario de
Ganadería pasa a subsecretario de
Relaciones Exteriores, mantiene en
Educación y Cultura al profesor
Guerra y aumenta su participación,
dado que Lamela pasa de director general
del Ministerio del Interior a viceministro
de ese ministerio.
Lo más significativo se da en
el Foro Batllista. Allí se produce
un solo cambio: el ingreso al gabinete de
Luis Hierro y la salida de Gasparri. El
Partido Nacional deja vacante Relaciones
Exteriores y ocupa Ganadería, lo
que obliga a la salida de Carlos Gasparri,
una figura de peso en el Foro Batllista,
pero no de las figuras de dirigencia y
carrera política. Gasparri va a
seguir en la función en uno de los
cargos menos apetecidos
políticamente, la presidencia del
Banco de Previsión Social. No
olvidemos que los directores del BPS
tienen prohibido todo tipo de
presentación a cargos electivos
hasta cinco años después del
abandono de su función.
En el gabinete ingresa Luis Hierro,
considerado uno de los cinco
presidenciables del Partido Colorado, que
asume una cartera extremadamente
difícil, que supone uno de los
temas más difíciles de
resolver que tiene el país, el de
seguridad pública, crecientemente
problematizado y donde la opinión
pública tiene la sensación
de que se trata de un tema cada vez
más importante y cada vez
más difícil de resolver. Y
sale en un momento en que se produjo un
cierto desgaste de la titularidad del
Ministerio del Interior, ejercida por
Didier Opertti.
Hierro López toma un
desafío muy grande. Por un lado
hacia la posibilidad de una expectativa
presidencial esto le da una vitrina, una
visualización que no tenía,
quizás de los cinco precandidatos
es el que en cuanto a lugar venía
corriendo con más desventaja. Pero
por otro lado lo pone en la vitrina ante
la posibilidad de que cada hecho que
suceda en el área de su cartera, en
materia de seguridad pública, puede
afectar su imagen o por lo menos lo obliga
a estar permanentemente atento al
comportamiento. Cada vez que se produce un
recambio en una cartera por un tema tan
sensible genera una expectativa de cambio
fuerte, por lo tanto se espera
rápidamente del ministro
soluciones, reacciones,
resultados.
Opertti pasa a una cartera de su
especialidad. Es un abogado especializado
en Derecho Internacional, un jurista
reconocido en la materia, que ya
actuó como embajador uruguayo en
Estados Unidos y que sale de una
gestión que sobre todo en los
últimos tiempos tuvo mucho
desgaste, con cuestionamientos a
declaraciones públicas que lo
situaron en el centro de una controversia
sobre el mantenimiento de la titularidad
del Interior y una candidatura
presidencial. Esto podría refrescar
su candidatura presidencial, sacarlo de un
área conflictiva, ponerlo en un
área donde en general Uruguay lleva
adelante políticas de Estado, poco
controversiales. De alguna manera
podría entenderse como un
re-lanzamiento en las posibilidades
presidenciales de Opertti en esta carrera
en que además de estos dos
ministros compiten el secretario general
del Partido Colorado y senador Hugo
Fernández Faingold, el presidente
de Antel, Ricardo Lombardo, y el
presidente de UTE, Mario
Carminatti.
Así queda el gabinete del
primer gobierno de gran coalición
en Uruguay a un mes de cumplirse el tercer
año de gobierno y a 14 meses de la
primera de las cuatro elecciones del ciclo
electoral 1999-2000.
|