Clinton,
sexo y política
Oscar
A. Bottinelli
Se trata de un tema que ha llamado
la atención por el impacto que tuvo
y el momento en que ocurre, ya que se
sobrepone con dos acontecimientos
importantes. Uno de ellos es la visita del
Papa a Cuba y los efectos que eso
podría tener sobre las relaciones
norteamericano-cubanas. Y por otro lado,
se sobrepone sobre el conflicto que pone
en primer lugar a Estados Unidos y a Irak
en relación al cumplimiento de
resoluciones de Naciones Unidas sobre
control de armamento nuclear,
químico y
bacteriológico.
El tema de estos escándalos o
noticias importantes en relación a
la doble denuncia de acoso sexual contra
el presidente norteamericano, tiene varios
ángulos de ataque, de
análisis. Uno de ellos es un tema
muy complejo - donde hay muchas posiciones
y muchas costumbres -, que es la
relación entre la vida privada y la
vida pública, hablando de las
sociedades occidentales modernas y de las
personas que actúan en la vida
pública ocupando cargos
públicos.
En general, se puede decir que hay
toda una gama de posturas entre los
países en que la vida privada y la
vida pública tienen fronteras muy
claras. Es un caso muy típico el
uruguayo, donde ni siquiera la
biografía personal, cómo
está compuesta su familia, es parte
de la campaña electoral, son datos
más o menos conocidos de la gente.
En los últimos años ha
aparecido la familia en el contexto de
campañas electorales. Por ejemplo
fue muy notorio en el caso de la
publicidad de Lacalle, la forma en que
él aparecía con su esposa,
con sus hijos, en varias escenas
familiares. Ha habido otros casos. Hubo
uno muy lejano de Jorge Batlle en la
campaña electoral de 1966 con sus
hijos. Fue una de las primeras apariciones
en un spot publicitario de la familia de
un candidato. Normalmente ni aparece en la
campaña electoral ni es un hecho de
análisis. Para quienes nos
dedicamos al análisis
político o al periodismo
político, el tema de qué
pasa con la familia de los candidatos no
es noticia. Lo que más ha aparecido
últimamente -más en el
gobierno anterior que en éste-, un
tema de los últimos gobiernos y no
tradicional en la historia uruguaya, es la
esposa del presidente, el caso de la
figura de la primera dama.
El caso de Estados Unidos es casi el
otro extremo. Hay una expresión muy
común, del lenguaje común en
la política norteamericana que es
decir que se vive dentro de una pecera,
refiriéndose a que se vive en una
caja de cristal, en exhibición ante
todo el mundo. Entonces cada tanto aparece
cómo se compone la familia,
cómo es la vida privada.
Esto en el contexto de una sociedad
muy grande, muy plural, muy compleja desde
el punto de vista de su formación,
de sus orígenes, de todo lo que la
compone. Presenta una diversidad
ética fenomenal en la medida en que
hay orígenes culturales,
étnicos, religiosos muy diferentes,
y desarrollos diferentes en áreas
más conservadoras, más
liberales, rurales, de alta
metropolización. Pero por otro lado
hay una especie de valores prevalecientes
en el juzgamiento colectivo de la prensa
-que aparecen con mucha fuerza en todas
las campañas políticas y en
las campañas electorales-, que
tienden a valores de una fidelidad
conyugal muy estable, la virtud de una
vida familiar consolidada, con el padre y
los hijos como una virtud política.
Se es buen político en la medida en
que se tiene esa vida familiar
determinada, que muchas veces no concuerda
con la realidad, sino que aparecen
más como imágenes
publicitarias que como imágenes
reales. No necesariamente esas debilidades
ocurren las veces que se denuncian. Se
diría que las debilidades
están presentes en una muy buena
cantidad de dirigentes, pero cuando hay
operativos políticos que hacen
necesario presentar esas debilidades,
ellas son presentadas y de golpe irrumpen
estas situaciones.
Podemos mencionar en este aspecto
algunos ejemplos. Para las elecciones de
1972, el Partido Republicano entre los
ataques que formula al Partido
Demócrata -después
pasó a la historia el de Watergate
como el caso más notorio ya que
termina con la destitución de un
presidente-, estuvo el haber encontrado la
historia clínica de un tratamiento
psiquiátrico, que era meramente una
terapia de apoyo del candidato a
vicepresidente demócrata, Eagleton
en la fórmula con MacGovern. Y la
divulgación de que Eagleton
había ido a una consulta
psicológica fue un elemento
determinante para que tuviese que ser
eliminado de la fórmula
presidencial.
Hubo un caso de Gary Hart, en que se
descubre que había tenido
relaciones con una prostituta en un hotel
de Florida. Tuvo que retirarse de la
competencia presidencial y de las
primarias. Hubo otro caso ya diferente, de
Geraldine Ferraro. Fue la primera
ítalo-norteamericana y primera
mujer que aspira a la fórmula
presidencial como candidato a
vicepresidente. Si bien llegó hasta
el final, los ataques a su vida privada
-relacionados a los negocios de su
esposo, a la asociación de su
apellido italiano con mafia-, fue una de
las cosas que jugó
muchísimo, pretendiendo presentarle
toda una vida privada muy oscura.
Esto se ata mucho con una faceta
norteamericana, que es ver toda la vida
política y los actos
políticos como actos meramente
individuales, no de instituciones, donde
hay una leyenda de individualismo que
parte muy lejos de la tradición
filosófica norteamericana.
Vamos a ver algunos ejes de debate
que están planteando estas
acusaciones contra Clinton. En estos temas
está qué hace el
señor Bill Clinton persona,
qué hace la señora Paula
Jones persona, qué hace todo el
contexto, la esposa de Clinton, etc.. Pero
desde el punto de vista político,
acá hay una serie de preguntas y
temas que surgen. Uno, cuál es el
límite entre lo público y lo
privado en los actores políticos.
En favor de que haya un acceso a lo
privado, se dice que un gobernante no
sólo debe tener soluciones para un
país, saber conducir un gobierno,
tener un respaldo popular en cuanto a su
liderazgo, sino que la vida privada es
parte de su personalidad. Y conocer esa
vida privada tiene que ver o no con la
confiabilidad. Ese es un argumento a favor
de abrir lo privado.
A favor de limitar lo privado el
concepto es igual a:
"La vida privada es privada". Se
elige un presidente, se designan
ministros, se eligen senadores, y cada uno
hace con su vida privada lo que quiere,
siempre y cuando no tenga transgresiones
muy fuertes, significativas, y que afecten
su credibilidad o su conducta
pública.
Pero el tema de lo público y
lo privado es un tema importante, porque
cuando el límite casi no existe se
termina llevando la política -y
éste es uno de los riesgos que
hemos visto en la Argentina tiempo
atrás-, se tiende a llevar a la
política novelas o telenovelas de
personajes del jetset. Entonces lo que
termina importando no es qué va a
hacer Clinton con el bombardeo de Irak
-cosa que a la gente en Bagdad debe
preocuparle un poco-, sino si Clinton tuvo
o no relaciones sexuales, si mintió
o no mintió.
Un segundo tema es hasta
dónde es importante la vida privada
en un actor público. Y sobre todo
si lo que se discute cada vez que se habla
de su vida privada realmente importa, o se
sacan a relucir elementos y discusiones de
la vida privada, en un momento en que se
tienden cortinas de humo sobre hechos
públicos. Hasta dónde el
tema Estados Unidos-Irak no aparece como
un tema subsidiario y relacionado a este
tema del escándalo sexual. Hasta
dónde Clinton no fortalece su
dureza contra Irak como forma de demostrar
un liderazgo que deje de lado, oculte las
noticias de estas denuncias de acoso
sexual. O hasta dónde estas
denuncias de acoso sexual no buscan un
debilitamiento del liderazgo presidencial
norteamericano, para ir erosionando su
poder de parte de los sectores opositores,
muchos de ellos vinculados al Partido
Republicano.
Un tercer tema es si realmente
importa todo lo privado. Toda
transgresión que se realiza en
carácter privado, o sólo se
está relacionando en las denuncias,
lo que se considera ético y dentro
de lo ético tiene más
importancia la connotación de
carácter sexual. Porque es curioso
que los mayores escándalos ocurren
en torno a esto, y no tanto en torno a lo
que podían ser transgresiones desde
el punto de vista de éticas
profesionales o comerciales. Incluso
cuando se habla de que no se puede admitir
que el presidente de Estados Unidos
mienta, se ha relacionado con este tipo de
cosas que tienen que ver con lo sexual. O
se ha relacionado muchas veces con
operaciones de un partido contra otro,
como fue el caso Watergate. No cuando la
mentira del presidente está
relacionada con ocultar actos
políticos realizados por Estados
Unidos, fundamentalmente en el
extranjero.
Y lo otro que está en
discusión es: ¿son realmente
valores en juego? ¿Es una sociedad
que está discutiendo valores, o hay
valores muy distintos y muy contrapuestos
y realmente se está jugando con los
prejuicios?
Y por último:
¿qué grado de espontaneidad
hay en estos escándalos, en estas
denuncias? ¿Hasta dónde hay
manipulaciones políticas? Entonces,
lo que queda es la investigación de
quiénes son, cómo se
organizan y qué hay detrás
cada vez que aparece este tipo de
escándalos.
|