Los hechos del
9 de julio de 1973
y una conmemoración ideologizada
Oscar
A. Bottinelli
El jueves pasado
se cumplieron 25 años del 9 de julio de
1973: la manifestación en 18 de Julio que
marcó el punto culminante de la
oposición al golpe de Estado realizado el 27
de junio. Esto tuvo como marco, una
conmemoración realizada por la Intendencia
Municipal de Montevideo, al descubrir una placa en
el lugar central de la manifestación, que
fue en 18 de Julio frente a la plaza del
Entrevero.
La forma en que se produjo este homenaje, y
muchas versiones periodísticas en
relación al mismo, han generado dudas sobre
qué ocurrió ese día,
cómo fue la convocatoria. Conviene hacer un
poco de historia. Pocos días después
de producido el golpe de Estado, el Frente Amplio
reduce su autoridad para tener un mayor
funcionamiento, mecanismos más
plásticos de reuniones y de toma de
decisiones. La Mesa Ejecutiva reduce su
integración, o delega, en lo que se
llamó un secretariado o un comando
político, integrado por el general Seregni
como presidente y cuatro miembros de cada uno de
los cuatro sectores del Frente: la 99 - en
representación de lo que en aquel momento se
llamaba la Corriente -, el PDC, la 1001 y el
Partido Socialista. El comando político
quedó integrado por el general Seregni,
Batalla, Juan Pablo Terra, Massera y José
Pedro Cardoso.
En este comando político, el general
Seregni plantea la conveniencia de hacer una gran
manifestación popular en contra del golpe de
Estado, convocada por los partidos políticos
que estaban en una actitud opositora muy fuerte en
ese momento. No sólo por el Frente Amplio,
sino también por el Partido Nacional.
Aprobado esto por el Frente Amplio, éste
realiza contactos con el Partido Nacional, que en
aquel momento era conducido básicamente por
los seguidores de Wilson Ferreira Aldunate, por el
Movimiento por la Patria y por el Movimiento
Nacional de Rocha. De estos contactos surge el
apoyo del Partido Nacional, y una convocatoria
conjunta del Frente Amplio y el wilsonismo o el
Partido Nacional a las manifestaciones del 9 de
julio. Es una convocatoria de carácter
netamente político, que tiene como una
condición planteada por el Partido Nacional
al Frente Amplio: que quedara como una convocatoria
política y no apareciera en seguimiento de
una movilización de carácter
sindical. El acuerdo de ambas fuerzas
políticas estuvo centrado en que en esa
convocatoria del 9 de julio era de carácter
general. No había consignas partidarias ni
sindicales.
La concurrencia a la manifestación fue
propagandeada por distintos medios de las fuerzas
políticas, sociales y del movimiento
sindical. Y hubo un papel protagónico, que
fue recordado en estos días, de Ruben
Castillo con la lectura persistente de un poema de
Federico García Lorca, que invocaba a las 5
de la tarde, la hora de la convocatoria.
Hay un primer hecho que ocurre ese
día: al comenzar la manifestación
irrumpe en 18 de Julio una columna con consignas de
la Convención Nacional de Trabajadores, de
la CNT, del movimiento sindical. Ahí pudo
tener un tono distinto del que habían
promovido originalmente los organizadores. El otro
hecho que ocurre es que la manifestación
culmina con una represión muy fuerte. Es
disuelta por las fuerzas conjuntas, mediante el
empleo de una serie de elementos bastante fuertes
de disolución, entre ellos agua, es el
allanamiento del diario comunista El Popular,
detienen a mucha gente y la noche culmina con la
detención del general Seregni, el general
Víctor Licandro y el coronel Zufriategui, lo
que opera un cambio muy fuerte en la
conducción política del Frente
Amplio.
Este hecho mitiga una discusión
política -que igual se da en los días
siguientes-, en cuanto al cambio de consigna hacia
la convocatoria del 9 de julio. Posteriormente hay
un problema que podríamos llamar "de
literatura": muchas versiones en relación al
9 de julio que van siendo difundidas
básicamente desde dos vertientes, la del
Partido Comunista y la de un grupo de la
oposición al mismo en el plano sindical, los
Grupos de Acción Unificadora -que han
desaparecido pero que son uno de los elementos
centrales de la actual Vertiente Artiguista-, que
en distintos documentos, libros, folletos que se
fueron publicando en el exterior del país
centran en la CNT y en el movimiento sindical la
convocatoria de la manifestación del 9 de
julio. Este no es un problema solamente de
visión de hechos, de narrar quién se
enteró cómo fue el acontecimiento,
sino que obedece a una discusión muy fuerte
que atraviesa al Frente Amplio y a la izquierda
desde hace varias décadas: la preeminencia
de lo político o de lo sindical en la
convocatoria popular. Estas versiones sin duda
corresponden a una de las visiones ideologizadas,
la de poner al movimiento sindical como el eje y la
estructura primordial del movimiento de masas, o de
la izquierda , o de la gente, o popular.
En este contexto, aparece la controversia de
cómo fueron los hechos del 9 de julio desde
el punto de vista de la promoción
política, y de quiénes los
convocaron. En este aspecto la conmemoración
realizada por la Intendencia Municipal de
Montevideo el jueves 9 de julio, por las
invitaciones que cursó, por el protagonismo
dado a alguno de los invitados, y hasta por las
exclusiones en las invitaciones, se adhirió
claramente a la línea interpretativa no
política de otorgar el protagonismo de ese
día al movimiento sindical y no a las
fuerzas políticas.
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