Lech Walesa: el
fin del bilenio
Oscar
A. Bottinelli
EMILIANO COTELO:
Lech Walesa, el electricista que en los 80
lideró el sindicato cristiano Solidaridad y
que desencadenó un proceso pacífico
de revolución social que en pocos
años puso fin al régimen comunista
polaco, el sindicalista que en 1990 fue elegido
presidente en los primeros comicios
democráticos libres de su país con el
74% de los votos, el político que
lideró el proceso de apertura y
transición que llevó a Polonia hacia
la economía de libre mercado, el Premio
Nobel de la Paz 1983, quien fue elegido hombre del
año por revistas como Time y Finantial
Times, llega por primera vez al Uruguay el
miércoles próximo, invitado por El
Espectador, para disertar sobre qué rol debe
tener el Estado en la sociedad del próximo
milenio. Para prepararnos para este acontecimiento
le hemos pedido hoy al politólogo Oscar A.
Bottinelli que destinara su espacio de
análisis político a ubicar en su
contexto a esta personalidad que nos visita dentro
de muy pocos días.
¿Por qué le ponías como
título a esta charla de hoy "Polonia: el fin
del bilenio"?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Es un neologismo porfin del segundo milenio. Se
puede discutir si fue el Muro de Berlín o
fue Polonia el acontecimiento que se toma como
mojón del fin de toda una época
histórica. Se puede decir que entre Polonia
y el Muro de Berlín equivalen a lo que fue
la caída de Roma, la caída de
Bizancio o la caída de la Bastilla, como
clausura de etapas históricas. Muchos
historiadores dicen que el siglo XX fue el
más corto de la historia, porque
empezó después de la Primera Guerra
Mundial y terminó con la caída del
Muro de Berlín o los sucesos de Polonia. Por
eso ubicamos esos sucesos casi como el equivalente
a los cuatro grandes hitos de la historia
universal.
EC: Podríamos empezar por los
antecedentes de Polonia, yendo bastante más
atrás en el tiempo, a mediados de este
siglo, para después llegar a los 80 y los
90.
OAB: La historia polaca es rica en
dependencias, invasiones, particiones y por ser un
centro de las disputas políticas sobre la
Europa Central. No hay que olvidar que la Segunda
Guerra Mundial comienza formalmente con el
bombardeo por parte de Alemania de la ciudad libre
de Danzig, que luego se llamaría Gdansk,
donde se formó el sindicato Solidarnosc. Con
el bombardeo de Danzig la invasión por parte
de Polonia de tropas alemanas y la entrada de
tropas soviéticas en Polonia oriental
desaparece Polonia, de 1939 a 1940. Ocupada durante
la guerra, el gobierno se exilia en Londres como lo
hicieron otros, por ejemplo el de Checoeslovaquia.
Promediada la guerra, se forma un gobierno
alternativo o un comité de polacos en
Moscú que, apenas una porción del
territorio polaco es liberado con la entrada de
tropas soviéticas, instala el gobierno en la
ciudad de Lublín. La contienda
Lublín-Londres no es menor, porque las
potencias aliadas occidentales terminan aceptando
el reconocimiento del gobierno de Lublín con
la formación de una coalición en que
dominaban los elementos del Partido Comunista y
partidos aliados más algunos elementos que
habían pertenecido al gobierno en el exilio
de Londres. Finalmente, Polonia, ocupada por las
tropas soviéticas -se discute mucho sobre el
papel cumplido por los pactos de Yalta y de
Postdam-, queda en la órbita
soviética. Y esta coalición que
sucedió al gobierno de Lublín de 1945
a 1946 da lugar a unas muy controvertidas
elecciones de 1947, que no son aceptadas por
Estados Unidos y Gran Bretaña y que dan el
poder al Partido Obrero Unificado Polaco y al
Partido de los Campesinos. El primero es el partido
que sucedió al viejo Partido Comunista
Polaco.
Acá comienzan dos o tres
períodos. Polonia por un lado estaba en la
esfera soviética, había habido una
participación muy activa de las fuerzas
comunistas en la resistencia a la invasión
nazi, pero por otro lado un país de 95% de
población católica, 1.000 años
de Iglesia Católica que se cumplió un
par de décadas atrás, y con una muy
fuerte influencia de la jerarquía
eclesiástica sobre la población
polaca. Esto instauró una especie de
dualidad de poder en Polonia: el poder del Estado
por un lado y un poder espiritual que no
cesó desde fines de los 40 hasta fines de
los 80, que fue el período de
dominación comunista o del modelo del
socialismo real.
En este período gobernó siempre
el Partido Obrero Unificado Polaco (POUP) junto al
Partido de los Campesinos y a un partido
católico integrante del régimen de
este frente patriótico que gobernó
Polonia. Tuvo un período muy stalinista que
incluso llevó al que había sido el
líder histórico del POUP, Gomulka, a
la cárcel. Intentó aplicar el sistema
económico de manera muy ortodoxa y
generó, finalmente, en 1955 y 1956, muy
fuertes protestas que terminaron con la
caída del gobierno apoyado por el mariscal
soviético Rokossowski, el retorno de Gomulka
al poder, el retorno del cardenal Wishinsky al
libre o relativamente libre ejercicio del primado
de la Iglesia Católica en Polonia y el
comienzo de lo que será un período de
varios años de juego entre el gobierno y el
intento de éste por imponer sus posiciones
ideológicas y sus valores, y la Iglesia
Católica que va permanentemente defendiendo
sus espacios, tratando de ganarlos y mantener la
lealtad de la población a su propio
mensaje.
EC - Vengamos a la década del 70 y
analicemos la segunda crisis económica
polaca que nos llevará después a los
episodios del 80.
OAB - Uno no sabe si hablar de segunda y
tercera crisis o de una crisis continua que no
logró ser resuelta. En los años 70
todas las medidas tomadas por Gomulka de
revisión del modelo ortodoxo aplicado
anteriormente, de generar espacios privados para el
campesinado, dar algunas mínimas medidas de
economía de mercado y de
liberalización del régimen, dan lugar
a una segunda crisis económica en 1970 que
determina un recambio en la conducción del
Partido Obrero Unificado Polaco, la caída de
Gomulka y la asunción de Edward Gierek. Este
sobrevive una década tomando medidas que
más bien van tapando situaciones hasta que
finalmente llega, en 1980, lo que podemos llamar la
tercera crisis o el fin de esta larga crisis, con
la organización primero de pequeños
sindicatos en las ciudades. En los astilleros de la
ciudad de Gdansk, la antigua Danzig, empieza a
gestarse este hecho que, como juego de
dominó, terminó finalmente en poco
tiempo con la desaparición de la propia
Unión Soviética.
EC - Los famosos astilleros Lenin.
OAB - Los astilleros Lenin de Gdansk: es muy
simbólico el nombre de los astilleros y el
papel de esta ciudad en la historia moderna de
Polonia. Ahí se termina gestando la
fundación de Solidaridad, o Solidarnosc,
nombre que se agitó en toda Europa para
traspasar las barreras idiomáticas y que
tuvo a este electricista, Lech Walesa, como el
inspirador, organizador que finalmente
terminó como un líder
simbólico de toda la resistencia polaca. A
la misma se suma otros sindicatos, en el resto de
Polonia y finalmente se van agrupando intelectuales
y profesionales en torno a Solidarnosc, que deja de
ser propiamente un sindicato para transformarse en
todo un gran movimiento político.
EC - Otro protagonista de esa época es
el general Wojciech Jaruslewsky.
OAB - Exactamente. Dicho general, por el
apoyo soviético da una especie de golpe de
Estado y se instala un gobierno militar.
Jaruslewsky asume la Secretaría General del
Partido Obrero Unificado Polaco, siguen la
legalidad formal y el Parlamento pero con una
fuerte impronta militar. Este militar que llega
para restablecer el orden, para mantener el
sistema, termina siendo el hombre que va a efectuar
la apertura, en medio de su confrontación
con Solidarnosc. Por uno y otro lado de esa
confrontación van surgiendo las medidas que
conducen a la transición
histórica.
En medio de esto no debemos olvidar hechos
internacionales nada menores, como la
elección de Karol Wojtyla, obispo de
Cracovia, como Sumo Pontífice de la Iglesia
Católica. Es todo un tema cómo la
elección de Wojtyla al Papado tiene mucho
que ver con los sucesos posteriores. En esa
elección de Wojtyla tuvieron una activa
participación el cardenal Wishinsky, primado
de Polonia, y los obispos alemanes, que no
sólo juegan la elección del Papa como
un tema de opción interna en el juego de
poder de la Iglesia, sino como un tema externo, del
nuevo papel a cumplir por la Iglesia en lo que
podía considerarse una confrontación
de características históricas en
materia de valores e ideologías.
Llegamos a fines de la década del 80
con el hecho que marca el primer gran cambio en
todo el mundo de Europa del Este y del socialismo
real: las elecciones parlamentarias de 1989. Este
juego de confrontación, de enfrentamiento y
transacción entre Jaruslewsky y Walesa,
entre el Partido Obrero Unificado Polaco, el
Partido de los Campesinos y las Fuerzas Armadas por
un lado y Solidarnosc por el otro, da lugar a
elecciones abiertas.
EC - Unas elecciones a las que Solidaridad se
presenta como partido político.
OAB - Solidarnosc se presenta como una
alianza política. No queda demasiado claro
el papel que cumple: es el que apoya y soporta las
candidaturas y oficia de partido político,
pero no es un partido político. Son las
elecciones senatoriales y parlamentarias de
1989.
EC - Elecciones en las que Solidaridad
arrasa.
OAB - Hay dos resultados. Hay uno en el
Senado en que arrasa Solidarnosc; en la
elección distrital, eligiendo un senador por
distrito exclusivamente, que lleva a que el que
gana obtenga más de la proporción.
Obtiene todas las bancas menos una que retiene el
Partido Obrero Unificado Polaco. En cambio, en el
Sejm, en la cámara baja no logra obtener la
mayoría pero sí una situación
de cierto empate con la coalición del
Partido Obrero Unificado Polaco, el Partido de los
Campesinos y el pequeño partido
católico aliado del sistema.
EC - Esto daría lugar a un
extrañísimo gobierno de
cohabitación.
OAB - Exactamente. Aquí viene el
cambio. Como consecuencia de estas elecciones se
produce la cohabitación que da el giro en la
política polaca.
EC - Recordemos que queda como presidente el
general Wojciech Jaruslewsky y asume como primer
ministro Tadeusz Mazoviecky, un intelectual que
desde los primeros tiempos había apoyado las
movilizaciones de Solidarnosc. Termina siendo algo
insólito, inesperado en un país de
Europa del Este.
OAB - Exacto. No fue un acontecimiento de un
día; fue todo un proceso de los años
80. Por eso el extraño papel del general
Jaruslewsky, que asume como el general que va a
poner orden en la casa y termina siendo el hombre
que hace la transición.
EC - Aquí se inicia lo que
podríamos llamar un giro de casi 360 grados
en la política polaca.
OAB - Acá tenemos el triunfo de
Walesa.
EC - A pesar de que Walesa no asume en
primera instancia ningún cargo de
gobierno.
OAB - No se trata de Walesa como persona de
carne y hueso y -sobre todo- de formidables
bigotes, que había iniciado el sindicato de
Solidarnosc o la huelga de los astilleros Lenin de
Gdansk, sino del movimiento que se generó y
tomó como símbolo a Walesa. Hay un
personaje, Tadeusz Mazoviecky, al que se le
atribuye ser el verdadero ideólogo de
Solidarnosc, el que logró que se diera el
paso de las reivindicaciones estrictamente
económicas y laborales de los huelguistas de
Gdansk, a un gran movimiento político que
juntara en torno a Solidarnosc y con el apoyo de la
Iglesia Católica, a la oposición al
gobierno polaco y al sistema comunista. Mazoviecky
forma una coalición en que el Ministerio del
Interior y el de Defensa pertenecen al Partido
Obrero Unificado Polaco. En realidad, el presidente
Jaruslewsky mantiene a través de hombres de
su confianza las carteras que tienen que ver con la
seguridad pública y exterior. No nos
olvidemos que Polonia todavía seguía
perteneciendo al Pacto de Varsovia y por lo tanto
mantenía un fuerte vínculo con una
Unión Soviética que todavía no
había terminado de dar su propio giro,
aunque ya estaba bastante avanzada la perestroika y
la glasnost.
EC - La permanencia en el Pacto de Varsovia
fue enfáticamente defendida por Walesa en
aquel momento.
OAB - En aquel momento se consideró
que la permanencia de Polonia en el Pacto de
Varsovia suponía la única posibilidad
de hacer una transición pactada y
pacífica, que una ruptura en el 89, en el
estado en que estaba en ese momento la Unión
Soviética, corría el riesgo de llevar
a Polonia por el camino que había seguido
Checoslovaquia en el 68. Eso era lo que se
decía. Podía ser o no, pero fue el
análisis que se hizo en aquel
momento.
Tenemos una serie de etapas. Polonia
prácticamente tuvo una interesante historia
de cohabitaciones hasta hoy. La primera es la de
Jaruslewsky-Mazoviecky, presidente comunista,
primer ministro de Solidarnosc. Esto determina que
al año siguiente, en noviembre y diciembre,
se realicen elecciones presidenciales en las cuales
arrasa Lech Walesa y es elegido presidente de la
República. Vienen tres años y medio
de un gobierno en que no hay cohabitación,
es un gobierno monopartidario o de una sola
tendencia: Lech Walessa es el presidente de la
República, Solidarnosc está en el
gobierno y tiene mayoría en ambas
cámaras.
El problema es que empieza a verse qué
es Solidarnosc. No fue un partido político
sino un gran arco, un gran abanico político
con formidables contradicciones internas, desde una
concepción claramente de economía de
mercado hasta sectores que objetaban del
régimen la falta de libertades, el
monopartidismo -aunque eran tres partidos era un
solo bloque que puede entenderse como un sistema
monopartidista, no había juego libre de
oposición-, un cuestionamiento estrictamente
político pero no de todo el modelo
económico. Este arco lleva a que sea muy
difícil el manejo de esos tres años y
medio, porque permanentemente estallan las
contradicciones al interior de Solidarnosc.
Por otro lado, prima la línea
económica impulsada por Walesa de profunda
transformación del Estado que produce un
conjunto de crisis económicas, sociales y
políticas que se repetirán en varios
países de Europa del Este, cuando se busca
desmontar el antiguo sistema comunista. Esto genera
que en la renovación parlamentaria de junio
del 93 el antiguo partido comunista, ya
transformado en Alianza Democrática de
Izquierda, y el Partido de los Campesinos, que
había sobrevivido, tengan un triunfo
electoral importante, mucho mayor en bancas que en
votos, ya que en función de la forma de
adjudicación de bancas del sistema polaco se
le adjudicó más de 300 bancas de los
460 escaños del Sejm, de la cámara
baja.
Aquí se produce una nueva
cohabitación y un nuevo giro en la vida
polaca, ya que tenemos a Lech Walesa como
presidente y a Wlademar Pawlaw como primer
ministro, respondiendo a la coalición de la
Alianza Democrática de Izquierda y el
Partido de los Campesinos. Esta cohabitación
dura prácticamente dos años y medio
hasta que en noviembre del 95 se produce la
renovación presidencial y en la misma
triunfa, siguiendo la misma línea de la
elección parlamentaria, la Alianza
Democrática de Izquierda -el ex partido
comunista- con el Partido de los
Campesinos.
EC - Se completa lo que llamábamos un
giro de casi 360 grados.
OAB - Exactamente. Tuvimos un primer giro de
180 grados, que va desde el mariscal Rokossowski en
los años 50 a Lech Walesa en el 90, y los
otros 180 grados -yo digo casi, porque estamos
hablando de cosas diferentes- van de Lech Walesa a
Alexander Kwasniewsky. Digo casi, porque obviamente
Polonia mantiene el régimen de pluralidad de
partidos, una economía de mercado. Ha pasado
de un régimen de fuerte liberalismo
económico a uno de mayor intervención
estatal. La política polaca no se destaca
demasiado de las políticas de tinte
socialdemócrata aplicadas en Europa
Occidental o en Rumania, en Hungría, en
Bulgaria y en Eslovaquia. El giro es más que
nada en cuanto a las fuerzas
políticas.
A su vez, después del triunfo de
Kwasniewsky, en noviembre del 95, el 21 de
setiembre, hace menos de un año, los grupos
políticos que retomaron el gobierno en el 93
y que llevaron a Kwasiniewsky a la Presidencia en
el 95, pierden la mayoría parlamentaria,
ante lo que vendría a ser una especie de
reconstitución de Solidarnosc, la
coalición que se denominó
Acción Electoral de Solidaridad. Si bien
esta fuerza no obtiene la mayoría absoluta,
obtiene más bancas que sus contrincantes y
-lo más importante- le hace perder la
mayoría absoluta a la Alianza
Democrática de Izquierda y al Partido de los
Campesinos. Además, la Acción
Electoral de Solidaridad logra un apoyo
parlamentario para poder formar una
coalición que le permite volver a tomar el
gobierno en una nueva cohabitación con un
presidente que responde al viejo renovado partido
comunista de Polonia.
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