La jornada del
20 de setiembre
El segundo pre-referendo '98
Oscar
A.Bottinelli
El domingo se realizó la primera de
las dos jornadas previstas para verificar la
adhesión al recurso de referéndum
contra el artículo 29 de la Ley de
Inversiones, impugnación impulsada por un
conjunto de sindicatos y un grupo de abogados
laboralistas. La adhesión recogida fue la
más baja que se ha dado en estas instancias,
de menos del 5% en todo el país.
Recordemos lo que estaba en juego y el
mecanismo. El artículo 29 de la Ley de
Inversiones estableció un nuevo sistema de
regulación de la caducidad de los plazos
para efectuar demandas laborales, que en una
época había sido de un año, a
partir de la restauración democrática
se extendió a 10 años atrás, y
la nueva norma redujo el plazo a dos años
hacia atrás, agregando un plazo de
prescripción: sólo se puede iniciar
la demanda hasta un año después de
concluida la relación laboral. Lo que
está en juego es si se mantiene o se deroga
este artículo: si un referéndum lo
derogara, no quedaría ninguna norma laboral
específica en la materia y, según los
especialistas, quedaría vigente el sistema
previsto por el Código Civil, que establece
la caducidad de cuatro años para las
demandas. En cuanto a la mecánica para esta
consulta, se requiere un número de firmas
que equivale al 0,5% del total del padrón
para ponerlo en marcha. Una vez verificadas las
firmas por la Corte Electoral, se convoca a una
primera instancia de adhesión, que es la que
se cumplió este domingo, y de no alcanzarse
el voto del 25% del padrón, se realiza una
segunda instancia al año exacto de la
aprobación de la ley, que se va a cumplir el
7 de enero de 1999.
Lo que importa para este análisis es
cómo se gestó políticamente. A
diferencia de las otras instancias, exitosas o
fracasadas, en esta oportunidad no hubo
ningún tipo de apoyatura política
explícita, clara, inequívoca, sino
que esta fue una iniciativa de un conjunto de
abogados laboralistas y de un conjunto de
sindicatos (más bien vinculados a los que
algunos denominan sectores "radicales" o
"combativos", incluso se los ha denominado como
"los que combaten el inmovilismo político y
sindical"). Estos sindicatos no obtuvieron
inicialmente el apoyo del PIT-CNT ni del Frente
Amplio, una negativa que se dio con mucho
énfasis a partir del frustrado esfuerzo del
17 de junio, en el cual tanto el Frente Amplio como
el PIT-CNT se comprometieron, Tabaré
Vázquez se comprometió personalmente
en la campaña y cumplió un rol
protagónico el mismo día, pese a lo
cual no se alcanzó el 25% requerido (se
llegó al 22,5%). No logrado ese objetivo, el
Frente Amplio y el PIT-CNT parecen haber concluido
que había que evitar el riesgo de un fracaso
en el plano electoral y de convocatoria popular,
que por un lado desgastara la imagen de un Frente
Amplio que ha ido acumulando el crecimiento de
adhesiones y de la intención de voto, y al
que un fracaso en las urnas podía poner en
duda; y por otro lado, en el caso del PIT-CNT, es
un movimiento sindical que se ha ido achicando en
los últimos 15 años, ha ido
retrocediendo cuantitativamente en cuanto al
número de afiliados, de adhesiones e incluso
en su imagen popular, por lo que tampoco
podría enfrentar nuevos desgastes.
Sin embargo, poco antes de esta jornada, en
el mes de agosto, los promotores logran que el
PIT-CNT oficialice su apoyo, y que a fin de agosto
lo haga también el Frente Amplio. Pero ni el
Frente Amplio ni el PIT-CNT fueron más
allá de una declaración de tipo
verbal. El interés previo demostrado por los
actores políticos y sindicales fue muy
claro. En materia de encuestas, por ejemplo,
nosotros no sentimos ningún interés
de nadie en que se hiciera un estudio al respecto.
Porque no es simple: no se trata sólo de una
pregunta sobre cuánta gente va a ir tal
día. Las veces que lo hemos hecho han sido
estudios muy complicados, de muchas preguntas, con
muchos cruces, porque es muy difícil
determinar cuál puede ser la
predisposición real de la gente a concurrir
en un acto de carácter voluntario. Esta vez
no existió este interés. Por otro
lado, el Frente Amplio se embarcó en los 20
días previos a esta consulta en una
controversia interna muy fuerte sobre el tema de
las candidaturas, de los acuerdos políticos
entre el Frente y el Encuentro Progresista y de la
definición del lema. Al punto de que el
día previo a esta consulta el Frente estuvo
centrado en esa controversia. Y el mismo domingo un
relevamiento periodístico comprobó
que la sede del Frente Amplio, del Encuentro
Progresista, de Asamblea Uruguay, de la Vertiente
Artiguista, del Partido Socialista, estaban
cerradas. Es decir que el apoyo no fue más
allá de lo verbal, y la adhesión
obtenida representa el margen máximo al que
pudieron llegar propiamente los impulsores.
Veamos ahora qué representan esas 110
mil adhesiones registradas el domingo. Obviamente,
desde el punto de vista de una consulta que
requiere 600 mil adhesiones, se logró
prácticamente la sexta parte y no puede
calificarse sino como extraordinariamente poco en
cuanto al objetivo perseguido. Ahora bien:
¿qué representa esto? Para nosotros,
esto muestra una vez más que existe en el
Uruguay una cifra que va entre un piso de 100 - 110
mil y un techo de 150 -160 mil personas que
representa lo que podemos denominar un espacio
militante en el país. Un espacio que se
mueve con cierta automaticidad en cualquier tipo de
convocatoria que se formule desde la izquierda, sea
desde la izquierda política, sea desde la
izquierda sindical (las elecciones internas del
Frente Amplio, por ejemplo, estuvieron en 140 mil,
esta convocatoria en 110 mil). Es una cifra en la
que se da una respuesta relativamente rápida
a cualquier tipo de convocatoria. No es el
"círculo de hierro", el que está
más dispuesto a actuar en actividades muy
internas, que hemos ubicado entre 40 mil y 50 mil,
que son los que participan en las elecciones
internas de los comités de base del Frente,
en las movilizaciones sindicales, en las elecciones
de Concejos vecinales de la Intendencia (más
allá de que ahí se amplía el
espectro de votantes a bastante más que la
propia izquierda).
Importa analizar cómo difieren estas
cifras de otras. Por ejemplo, el 8 de marzo, el
total de convocatoria a adherir al
referéndum contra la ley de Marco
Regulatorio del Sistema Eléctrico fue de 360
mil, y el 17 de junio fue de 525 mil. La
votación del Encuentro Progresista y Frente
Amplio en 1994 fue de 620 mil, y la votación
que tendría hoy, en función de la
intención de voto que registran las
encuestas, es de 770 mil. Importan estas cifras,
porque dan una relación prácticamente
de seis a uno entre lo que puede ser el mayor
espacio de captación electoral presente, y
el este espacio militante que se verificó el
domingo, pero que se verificó también
hace un año en las elecciones internas del
Frente Amplio, y que se verifica con mucha claridad
en las encuestas, en una serie de automatismos de
adhesión.
Es muy importante esta elasticidad porque,
aunque no tengamos cifras claras, contundentes,
podemos inferir que 30 años atrás
estas cifras en la izquierda estaban mucho
más próximas: el máximo
espacio de captación electoral y su espacio
militante quizá no llegaran a una
relación de dos a uno. Lo que la izquierda
era capaz de movilizar y lo que era capaz de captar
para votar estaba muy próximo. Hoy la
relación de lo que moviliza no es fija:
depende del tema, depende de quiénes
convoquen. Con alguna lógica, con
algún fundamento, con elementos sostenibles
por un perfil de izquierda muy claro, cualquiera
puede convocar a los primeros 110 mil a 140 - 150
mil, pero de allí en adelante son escalones
que dependen del cómo, del cuándo,
del quién de la convocatoria, de la
representatividad de las personas, instituciones u
órganos que convoquen, y en tal caso se
podrá llegar a más de 300 mil o
más de 500 mil. Y aún así,
todavía, hay hacia la izquierda un espacio
electoral muchísimo mayor. Nos parece
importante tener presente este degradé, que
está marcando que esas condicionantes de la
convocatoria son un dato clave en la respuesta que
se pueda obtener. Esto marca con muchísima
claridad lo que es hoy un matizamiento muy fuerte
en las actitudes de la izquierda en relación
a lo que es militancia y convocatoria.
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