El esquema de
las listas al Senado
Oscar
A.Bottinelli - diálogo con Emiliano
Cotelo
EMILIANO COTELO - Para las elecciones de
octubre tanto el Partido Colorado como el Partido
Nacional presentarán dos listas fuertes al
Senado cada uno, mientras que el Encuentro
Progresista - Frente Amplio lo hará con por
lo menos seis listas en condiciones de competir por
una banca senatorial. ¿Cómo se explica?
¿Cuánto ha impactado la reforma
constitucional? Sobre el esquema de listas al
Senado se centra el análisis de hoy del
politólogo Oscar Bottinelli, director de
Factum.
OSCAR A. BOTTINELLI - En primer
término quiero hacer una advertencia: este
es un análisis de estructura y perspectiva,
y no un análisis político de la
alianza tal o cual efectuada por equis dirigente
político; no un análisis de los pases
sino una perspectiva del funcionamiento global de
las listas al Senado.
Uno dice siempre: "Cuidado con las ilusiones
ópticas", y vamos a centrar el tema en lo
que realmente importa. Lo que importa no es la
oferta electoral, que puede ser un medidor de
dispersión política o de apertura
política. En la elección pasada hubo
nueve partidos además de los cuatro con
representación parlamentaria, pero esos
nueve sumados no llegaron a 10.000 votos. Entonces
se podría decir: "¡Qué cantidad
de partidos hay en Uruguay!". Bueno: hay cuatro, y
lo otro es una apertura política donde el
que quiera presentarse lo hace. Justamente, en
parte por las disposiciones constitucionales, en
parte por decisiones de la Corte Electoral, el
régimen se ha restringido.
Lo mismo pasa con las listas al Senado. Por
ejemplo, en 1966, hubo 26. El año 1984
marcó el mínimo, con 20, y en la
elección pasada se registró el
máximo, 41. Se podría decir
"¡Qué barbaridad!". Pero lo que cuenta
es cuántas listas realmente tienen el
suficiente apoyo para estar en el Senado. Creo que
ese es el primer dato a tener en cuenta, y
ahí observamos que en las últimas
cinco elecciones el promedio es de 11,8 listas. La
palabra "lista" en Uruguay es muy confusa: la
definición teórica es un poco
más compleja, pero lista es el conjunto de
candidatos titulares y suplentes a un mismo cargo.
Esta lista va puesta en un montón de hojas
de votación, es decir hojas de papel
identificadas por un número. Que una lista
vaya en la hoja con el número 2000 o que
vaya en la hoja 2020 no hace que sean dos listas
distintas: es la misma lista que va en dos hojas de
votación. Es como si uno sirve un refresco
de una botella en dos vasos: el refresco sigue
siendo el mismo. Esto, que parece de lo más
simple, es de las cosas que causa más
entrevero, al punto que dio lugar a una
redacción muy complicada del artículo
88 de la Constitución, porque fue redactado
por quienes creen que, si una misma bebida
está en dos vasos, son dos bebidas
distintas.
EC - Por las dudas y para terminar de pasarlo
en limpio: cuando tú dices que una misma
lista al Senado puede ir en una hoja identificada
con el número 2000 o con en una hoja
identificada con el número 2020, la pregunta
es cuál es la diferencia entre ambas: la
diferencia está por ejemplo en la lista a la
Cámara de Diputados.
OAB - O en la Junta Electoral. Cada hoja
tiene varias listas: la hoja nacional que se vota
en octubre tiene candidato a Presidente,
Cámara de Senadores, Cámara de
Representantes y Junta Electoral. La que se va a
votar en mayo del 2000 tiene Intendencia y Junta
Departamental. La que se votó el 25 de abril
tenía precandidato a Presidente y a la
Convención Nacional. En cambio, en el plano
departamental, eran hoja y lista de lo mismo: una
única lista a la Convención
Departamental, que iba en una única
hoja.
Pero vayamos ahora al fenómeno
histórico de la presentación de
listas, y vamos a hacerlo en torno a listas que
obtuvieron representación en el Senado.
Ahí encontramos que, como decíamos,
hay un número alto de listas presentadas (de
20 a 41 en las últimas elecciones, con un
promedio de 31,2), pero las que obtuvieron
representación fueron en promedio 11,8 (van
de 10 a 14, por lo que el promedio se aproxima
bastante a la realidad de cada elección).
Quizá la elección de más alta
cantidad de listas representadas en el Senado fue
la última, en que fueron 14, y en 1971
habían sido 13. Pero si vemos cómo es
esta representación, encontramos que las
listas "grandes", las que obtuvieron tres o
más bancas, siempre han sido la misma
cantidad: cuatro. En 1966 fueron cinco, en 1971
fueron tres, y en las restantes elecciones siempre
fueron cuatro listas. El número de listas
que obtuvieron dos bancas ha variado algo
más: el promedio es de 3,6, y desde 1966 han
sido cuatro, cuatro, dos, cinco y tres. Lo que
cambia la cantidad de listas representadas es la
que han obtenido una sola banca: esas listas que
logran entrar o no. Fueron sólo dos en 1966,
dos en 1989, y siete en la última
elección, lo que da un promedio de
4,2.
Tenemos entonces, en primer lugar, que del
total de listas representadas, los colorados han
tenido un promedio de 3,8 en las últimas
cinco elecciones. Pero hay un dato que no es menor:
se diría que las dos listas de esta
elección parecerían una consecuencia
matemática: hubo cinco representadas en el
Senado en 1966, cuatro en 1971 y en 1984, tres en
1989 y 1994.
EC - Si fuera una tendencia, ahora le
tocarían dos.
OAB - Ahora le tocarían dos. Hubo un
proceso constante de reducción.
No ocurre lo mismo en el Partido Nacional,
cuyo promedio es más alto, 4,4, y que tuvo
cinco en 1966 y 1971, tres en 1984, cuatro en 1989
y cinco en 1994. Así que ahora "le
corresponderían seis".
Pero hay otro dato, que es la
aparición del Frente Amplio. Cuando no
existía el Frente, en el año 1966,
los otros partidos obtuvieron una sola banca: fue
el Frente Izquierda de Liberación, la lista
1001. Sin embargo, en 1971, de esos otros partidos,
las listas que obtuvieron bancas fueron cuatro, en
1984 fueron tres, en 1989 fueron cuatro y en 1994
fueron seis. El promedio de todo el período
ha sido 3,6, pero si no se cuenta 1966 el promedio
supera las cuatro listas.
En este aumento de listas con
representación en el Senado influyó y
mucho la aparición de un tercer partido
grande, un tercer partido con pluralidad de
opciones.
Un par de apuntes para cerrar esta primera
parte. Los cuartos partidos, o aún terceros
según el momento, que presentaron lista
única al Senado de 1950 a la fecha, nunca
obtuvieron más de un senador, y nunca
más de cinco diputados. El Partido Nacional
Independiente sí obtuvo dos y tres bancas en
1942 y 1946: fue el único caso de un partido
con lista única con más de un senador
de los últimos 50 años, lo que
está hablando de que la pluralidad de listas
ha contribuido a los resultados. El otro apunte
tiene que ver con esto: las listas al Senado en los
partidos tradicionales fueron las ramas del
árbol, cuya primera apertura fueron las
candidatura presidenciales o antes las listas al
Consejo Nacional de Gobierno. Es decir que la
competencia no se centraba en la Cámara de
Senadores sino en las candidaturas presidenciales.
En cambio, el Frente Amplio ya desde el principio
ofreció un panorama diferente: candidatura
única a la Presidencia y variedad de listas
al Senado. En principio, podría extraerse
esta primera conclusión: la existencia de
varias candidaturas presidenciales era un factor
reductor de las listas al Senado, porque
reducía las fracciones en la medida en que
maximizar la competencia presidencial llevaba a
mayores agrupamientos, y esos agrupamientos
terminaban, como parte de los acuerdos, en pocas
listas fuertes al Senado. En el Frente Amplio, en
la medida en que no tenía competencia
presidencial, la competencia al Senado de alguna
manera estimulaba la fraccionalización. Sin
perjuicio de otro hecho, analizando
históricamente cómo se forman las
fracciones, el Frente Amplio es producto de un
agregado con historias propias, mayor que cada uno
de los partidos tradicionales que, en general,
vienen de un origen bipolar o de dos grandes
bloques.
EC - Nos proponías ver en una segunda
parte cómo ha influido la reforma de la
Constitución en esta tendencia que se
venía dando con vistas a octubre en el
Partido Colorado y el Partido Nacional.
OAB - Un análisis estrictamente
jurídico llevaría a decir que en el
Senado no se modificó nada, cosa que es
verdad: la nueva Constitución no incluye
ninguna reforma para la elección de la
Cámara de Senadores.
EC - Pero hubo cambios arriba y abajo: para
la candidatura presidencial y para las listas a
diputados.
OAB - Exactamente: la elección del
Senado es igual que las anteriores, pero se
modifica todo el paquete electoral, y eso impacta
sobre la elección de senadores. Veamos cada
uno de los elementos que impactan.
Uno es la elección a la Cámara
de Representantes. Me voy a referir a la "reforma
real", es decir lo que el sistema político
entiende que se reformó y la Corte Electoral
va a aplicar, más allá de que eso no
tiene nada que ver con lo que dice la
Constitución (porque el artículo 88
fue tan mal redactado que quisieron hacer lo que
van a aplicar, pero dice otra cosa: de alguna
manera, la aplicación va a ser
inconstitucional, porque se va a aplicar una
disposición no por lo que dice su texto sino
por lo que se quiso decir y no se supo redactar).
En esencia, se plantea que no puede haber una lista
a la Cámara de Representantes, o una
candidatura a Diputados, que esté apoyando a
más de una lista al Senado. En esencia, la
reforma termina en eso. Esto fue pensado para
Diputados, pero sin embargo impacta mucho
más en el Senado. En 1984, la Corriente
Batllista Independiente, o la Izquierda
Democrática Independiente (IDI, en el Frente
Amplio); o en 1989 y 1994 el Movimiento de
Reafirmación Batllista de Víctor
Vailliant; o en 1984 la lista al Senado de Matilde
Rodríguez de Gutiérrez Ruiz en el
Partido Nacional, fueron todas listas que no
correspondían a grupos estructurados, con
fuerte presencia en los 19 departamentos. Entonces,
sabiendo que había gente que los apoyaba,
que había votantes aunque no caudillos, no
estructuras, no aparatos, una agrupación
departamental abría una lista, como se le ha
llamado. Por ejemplo, un candidato colorado iba con
Sanguinetti y "abría una lista": presentaba
otra hoja de votación, con otro
número, con la misma candidatura a diputados
pero con la lista al Senado por ejemplo de Flores
Silva o de Vailliant. Eso permitía que la
gente que quería votar a Flores Silva, a
Vailliant, a Matilde Rodríguez, a la IDI,
tuviera la oportunidad de votarlos al Senado,
aunque en ese departamento no tuvieran una
estructura para llevar una candidatura a la
diputación. De alguna manera, esto
facilitó la presentación de listas al
Senado.
Otro hecho: no en todos los departamentos
(sobre todo cuando hablamos de esas listas que son
producto de un mismo grupo político, como
las hubo en muchos casos: por ejemplo un grupo que
tiene una lista más bien oficial y otra
más disidente, como fue el caso de Matilde
Rodríguez) no en todos los departamentos el
movimiento debe romperse en dos, con dos
candidaturas. Y se dice: "Bueno, que el votante
elija entre Fulano y Mengano al Senado, y a
Diputados al mismo grupo". Pasó en muchos
casos. Se puede hacer la historia de 1942 a la
fecha con un montón de ejemplos de todos los
partidos que han presentado más de una lista
al Senado: el Partido Colorado, el Partido
Nacional, el Partido Nacionalista
Independiente.
Ahora, en la medida en que un grupo
departamental sólo puede tener una
candidatura a Diputados con una única lista
al Senado, este juego político no puede
darse. No puede aparecer alguien diciendo: "Creo
que yo tengo buena opinión pública
pero no tengo estructura, no tengo gente dispuesta
a lanzar candidaturas a la diputación en
todo el país, pero habrá un
montón de gente que va a abrir lista conmigo
y me va a apoyar".
Es interesante analizar cómo se afecta
la elección de senadores por esta
interpretación de la reforma que en
ningún momento se dijo que iba a tener este
efecto. En la discusión de la reforma, ni
para hablar a favor ni para hablar en contra, nadie
dijo que esto iba a ocurrir: se dijo que iba a
cambiar la elección del Presidente y de los
diputados, pero se afecta la elección de
senadores, y mucho. Primera consecuencia, entonces,
las listas al Senado ya no pueden abrirse con tanta
facilidad.
La segunda consecuencia tiene que ver
también con una modificación para la
Cámara de Diputados (esta sí, una
modificación querida y claramente expuesta
en la Constitución: aquí coinciden
las dos cosas), que es la supresión de los
sublemas. Es muy importante por lo siguiente: con
muy raras excepciones, casi todas las bancas del
interior (del interior puro, dejando de lado a
Canelones que es una realidad propia) corresponden
a una banca por partido y por departamento. Puede
haber partidos que no tengan una banca en un
departamento, pero es excepcionalísimo que
un partido tenga dos bancas en un departamento (en
la última elección no
ocurrió). Esa banca la lleva el que gana
dentro del partido: técnicamente es una
elección por mayoría simple o
pluralitario; no hay que cubrir un cociente sino
que el que compiten y el que gana se lleva la
banca. Si entre los compiten pueden sumar entre
sí por ejemplo tres contra otro, esa
competencia genera incentivos y desniveles muy
fuertes, que es lo que ocurría. Ahora
compiten lista contra lista. Por supuesto puede
haber acuerdos, pero ahora el acuerdo es armando
una única lista, con Fulano primero, Mengano
segundo y el otro tercero: no es aquello de "Yo voy
con mi lista, tú con la tuya y el tercero
con la suya, remamos todos juntos y el que gana se
lleva la banca".
EC - Ya no se puede acumular por
sublemas.
OAB - No se puede. Entonces, ¿qué
tiene que ver esto con la elección de
senadores? Tiene que ver con las noticias que
desarrollabas más temprano: ¿qué
gana Manos a la Obra en un acuerdo con Alianza
Nacional, en el que no lleva ninguno de los cuatro
primeros titulares al Senado, sino suplencias?
Gana, sí, la expectativa de que en el
próximo gobierno (si gana o si está
en una coalición de gobierno) haya
movimientos hacia ministerios y alguien pueda
entrar al Senado.
EC - Pero no es ese el nudo de la
cuestión.
OAB - Lo que gana es otra cosa: es que esto
va a complementado con un paquete de acuerdos,
alguno que no tiene nada que ver con esto y que
repercute en las candidaturas a intendentes para
mayo del 2000. Pero otros en las listas a
Diputados. La conformación de listas a
Diputados que potencia a gente que, a la
intemperie, en un grupo chico, está
totalmente fuera de competitividad para obtener una
representación parlamentaria. Muchos de
estos acuerdos (por ejemplo la incorporación
de Sergio Chiesa, más allá de que le
da la posibilidad de eventualmente ingresar al
Senado en caso de que Chiruchi salga otra vez de la
Cámara de Senadores) también
está muy relacionado con el acuerdo a
Diputados o a la Intendencia en Tacuarembó.
Lo mismo con lo del intendente Carlos Moreira: son
juegos en que está todo entramado: el armado
de la lista al Senado con la lista a Diputados y a
las intendencias.
El otro importante cambio constitucional es
la elección de abril. Fue la primera vez que
hubo, como en Fórmula Uno, una "vuelta
previa para establecer la pole position" y la
grilla de partida. Pero hubo esta vuelta previa que
no es el producto de las encuestas, con sus
limitaciones y lo relativo de las mismas, y sobre
todo el hecho de que cuando la gente da una
opinión en las encuestas no está
votando: acá hubo una elección; la
gente fue a votar o se quedó en su casa,
pero cuando fue a votar fue a votar a alguien, y
esto marcó un ranking no sólo entre
los candidatos a Presidente sino también
departamento por departamento. Incluso marcó
juegos interesantes: grupos políticos o
personas que tuvieron una votación
más o menos buena o mala a la
Convención Nacional, pero mucho mejor a la
Convención Departamental. Es decir que el
candidato presidencial le pesó en contra,
que él solo pesa más. En algún
caso fue al revés: candidatos que votaron
muy bien a la Convención Nacional, donde
iban unidos al candidato a Presidente, y muy mal a
la Convención Departamental (se
diría: "Ah, este solo pesa menos. Tuvo
viento a favor pegado al candidato a
Presidente").
Entonces, las listas -tanto al Senado como a
Diputados- se están haciendo como no se
hacían antes no en base a especulaciones, no
en base a que "lleva mucha gente a los actos", o
más modernamente "le va muy bien en las
encuestas", sino que hubo una votación
previa, y esa votación marca un ranking,
marca reglas de decisión. Esto
también ayuda a que sean pocas listas, en la
medida en que las mismas son producto de alguna
manera de la elección de abril.
EC - Veníamos viendo entonces por
qué en los partidos tradicionales se produce
esta tendencia a agrupar las candidaturas al Senado
en dos grandes listas para las próximas
elecciones, pero nos queda por ver por qué
en el Encuentro Progresista permanece una mayor
dispersión.
OAB - Diría que la explicación,
en gran medida, está en lo que ya
venía diciendo: esto se aplica a los
partidos tradicionales. Con algún agregado,
sobre todo más válido en el Partido
Nacional, en el que dos es el número que
corresponde a las grandes corrientes
históricas. No químicamente puro: no
todo el viejo herrerismo está en el nuevo
Herrerismo de Lacalle; no todo lo que está
con Lacalle es del viejo herrerismo (para empezar,
ni más ni menos que Guillermo García
Costa, que no es herrerista en el sentido
histórico del término); no todo lo no
herrerista está enfrente a Lacalle, pero en
general se puede decir que son los dos grandes
troncos históricos (con mezclas, con
impurezas) de la colectividad blanca.
En el Partido Colorado, las dos listas -si
bien no corresponden a los dos grandes troncos
históricos: los batllistas y los colorados
independientes- uno diría que entre el Foro
2000 y la Lista 15 hay diferencias. Uno
podía decir que dentro del Foro había
desde opciones populistas hasta
socialdemócratas, y en general, dentro de lo
relativo a la nueva concepción del Partido
Colorado, pesa mucho más el Estado; mientras
que en la 15 pesa una concepción más
liberal, donde pesa más lo privado que el
Estado. Es decir que no son meramente problemas de
rivalidades personales. Pero por otro lado, en la
medida en que fuera de estos bloques -que no son
tan nítidos, tan perfectos, que permiten
movimientos- juega también lo personal. Y en
la medida en que hay reglas de juego como fueron
las elecciones de abril, se dirimen con
facilidad.
El Encuentro Progresista - Frente Amplio
más bien sigue presentando cada vez
más una estructura de partido, no de alianza
o coalición. Si algo puede definir a un
partido es tener un liderazgo fuerte e indiscutido
y una masa que sigue a ese líder por encima
de todo. Pero, a nivel de grupos, tienen
todavía perfiles muy marcados, historias muy
fuertes. Entre el Partido Socialista - Espacio 90 y
la Vertiente Artiguista no se puede decir que hay
sólo diferencias personales, porque uno
quiere ir primero y otro segundo en la lista, sino
concepciones distintas, estilos diferentes de hacer
política. La 90 tiene una gran
tradición como grupo de estructura, de
procesamiento colectivo de decisiones, de no
proyectar liderazgos individuales. La 1001 tiene
una historia previa nítida indiscutible. El
MPP ni hablar y, con el nuevo liderazgo de Mujica,
también un estilo muy peculiar. Nadie
confundiría al MPP con la Vertiente, la 1001
ni la 90. Asamblea Uruguay quizá es lo que
recoge menos historia previa: es un grupo que nace
dentro del Frente, a partir del Frente, y con un
liderazgo personal muy fuerte. Y la Alianza son los
grupos que no reconocen una identidad
frenteamplista, aunque la mayoría de ellos
estuvo en el Frente pero se fue en algún
momento (como el PDC, como la mayoría de los
seguidores de Nin Novoa) y tiene una visión
un poco diferente.
Esto quizá explica con más
fuerza estas seis grandes listas que tiene el
Frente Amplio (va a tener más, pero las
fuertes, las que están en mejores
condiciones de competir por bancas al Senado, son
estas seis). Y esto quizá explica este
fenómeno: nos parece que la reforma
constitucional impactó menos en el Frente
Amplio, porque para él no juega casi ninguna
de las razones anteriores. No hubo competencia
presidencial previa en el 71, en el 84, en el 89 ni
en el 94. La primera vez fue esta, y el resultado
fue demasiado contundente como para decir que
había dos grupos. La competencia fuerte en
el Frente fue siempre la senatorial. Y a nivel de
Diputados, en tanto no jugaban demasiado estos
elementos que mencioné recién, sino
que -con muy pocas excepciones- hubo una
correspondencia entre grupos nacionales y grupos
departamentales, el que una lista al Senado tuviera
su correspondiente lista a Diputados fue la norma.
La excepción, que prácticamente no se
repite, fue el caso de la IDI en el 84; puede ser
el caso de listas únicas en departamentos
muy chicos como Flores, Durazno; puede ser
algún caso como cuando Bella Unión,
en el 84, presenta una lista única
frenteamplista separada de las distintas listas del
resto de Artigas. Pero son las excepciones a la
norma.
Por lo tanto, los cambios que introduce la
reforma constitucional no afectan la lógica
del Frente: uno diría que la lógica
que antes tuvo el Frente es la lógica de la
nueva Constitución: candidato presidencial
único, listas a diputados que se
corresponden con las listas al Senado. Y por eso no
operó como efecto reductor: porque
sencillamente, si había varios grupos, lo
nuevo (como no es nuevo) no opera ni para aumentar
ni para disminuir. Son otros los elementos que
operan: históricos, sociológicos,
propiamente políticos, pero no de cambio del
sistema.
|