La
próxima Cámara de Diputados
Oscar
A.Bottinelli
Con una fuerza mayor a elecciones anteriores,
en esta campaña electoral la atención
de periodistas y ciudadanos está centrada en
la competencia presidencial. Pero la
elección abarca otros dos planos de gran
trascendencia: los 30 senadores y los 99 miembros
de la Cámara de Representantes. Por eso, el
tema de análisis político que
proponemos para hoy es cómo se
integrará la Cámara de Diputados, la
representación de los departamentos; los
departamentos que pierden y ganan bancas;
cómo se compatibiliza la
representación de los partidos con la
representación de los departamentos.
La integración de la Cámara
parece uno de los misterios de este país. En
general, uno de los temas complicados en la
representación política es combinar
dos criterios diferentes: la representación
por partidos y la representación por
territorios (en nuestro caso por departamentos).
Dos soluciones extremas son Israel y Estados
Unidos. Israel tiene una cámara
única, la Knesset, que se integra como si
fuera nuestro Senado: todo el país es una
sola circunscripción, y por lo tanto
sólo hay representación partidaria.
En el otro extremo, Estados Unidos tiene
representación predom,inantemente
territorial, y subsidiariamente partidaria: cada
distrito electoral elige un único
congresista, un único miembro de la
Cámara de Representantes.
En Uruguay se buscó combinar los dos
criterios a partir de que el país adhiere, a
partir de 1918, al principio de
representación proporcional integral.
¿Qué quiere decir "proporcional
integral"? Muchas cosas, pero básicamente
dos: por un lado, que la proporcionalidad es pura,
es decir que se busca la solución
matemáticamente más perfecta posible
entre el porcentaje de votos que tiene cada partido
o cada entidad, y el porcentaje de bancas que
obtiene. Esto difiere de otros sistemas donde hay
proporcionalidades más impuras -unos se
benefician más, otros menos- y de los
sistemas que no son proporcionales.
Pero integral quiere decir también que
es proporcional entre los partidos y proporcional
entre los departamentos, es decir que se busca
doble proporcionalidad. Con una variante: a los
departamentos se les dio un piso de dos bancas por
departamento por la Constitución de 1934.
Así ocurre que Flores, cuyo total de
habilitados para votar no son suficientes para
cubrir una sola banca, tiene dos.
¿Cómo se combinan las dos cosas,
la representación política y la
territorial? En primer lugar, si hay dos
principios, pueden entrar en choque, en
algún momento, en algún lugar.
¿Qué pasa cuando chocan? Predomina la
representación política: si
algún principio debe ser afectado, que haya
desproporción dentro de un departamento para
que no la haya entre los partidos. Este es el
principio básico y fundamental.
Es decir que se busca compatibilizar ambos
principios de esa manera, lo que creó un
sistema que no vamos a explicar hoy (sería
muy largo hacerlo, es muy difícil sin apoyo
gráfico), pero que llevó a lo que se
llama adjudicación en tres escrutinios. Por
un lado, la Corte Electoral hace una
adjudicación de bancas a nivel nacional
entre todos los partidos. Por otro lado las Juntas
Electorales en cada departamento van adjudicando
las bancas que cubren totalmente el cociente. Y
finalmente hay un tercer escrutinio a cargo de la
Corte, que termina la adjudicación de las 99
bancas en una tabla que a su vez lleva tres
vueltas, la primera de las cuales es completar los
mínimos por departamento, la segunda es
completar las 99 bancas, y la tercera (que
después sí vamos a explicar algo
más detalladamente) es trasladar bancas de
un departamento a otro. Esto genera un efecto que a
veces provoca confusión. Por ejemplo, en
estos días, hubo diarios que cometieron
errores muy grandes al comparar el número de
bancas, porque tomaron como representación
de un departamento las bancas que tienen hoy
producto de esas adjudicaciones, que no tienen nada
que ver con el número de habilitados para
votar. Lo que importa es comparar la
adjudicación previa a la elección de
1994 con la adjudicación previa de hoy, que
es lo que lleva a ver ganancias y pérdidas
del electorado, que en general están
relacionadas con ganancias y pérdidas de
población.
En estas elecciones, se elegirá la
siguiente cantidad de bancas: Montevideo, 44;
Canelones, 13; Colonia y Maldonado, 4; cuatro
departamentos con tres diputados: Rivera, Salto,
Paysandú y San José; y todos los
demás, dos bancas cada uno, el mínimo
constitucional: Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo,
Artigas, Río Negro, Soriano, Flores,
Florida, Durazno, Lavalleja, Tacuarembó
(nombrados según el orden alfabético
de la serie de credencial).
¿Cómo han venido evolucionando
estos números? Montevideo, que había
llegado a 42 bancas antes de la interrupción
institucional, tuvo un fuerte incremento cuando se
suprimió el voto interdepartamental.
Recordemos que antes una persona podía
mantener indefinidamente la credencial de otro
departamento, ya que no necesitaba ir al mismo a
votar: por ejemplo, desde Montevideo podía
votar en Bella Unión. Eso se suprimió
durante lel régimen de facto, lo que
motivó un alud de traslados y Montevideo
saltó a 48 bancas en la elección de
1984. En la siguiente pasó a 47, en la
anterior (año 1994) bajó a 45, y en
la actual a 44. Estamos observando un
fenómeno de pérdida de peso del
departamento capital, que en cuatro elecciones
perdió cuatro bancas.
Canelones tuvo nueve bancas durante
muchísimo tiempo, luego osciló entre
diez u once, en 1994 obtuvo 12, que es la
representación actual (hay un diputado
más, pero ese décimo tercero es un
agregado por el llamado "tercer escrutinio"), y
ahora pasa a 13. Viendo las cifras de traslados,
uno diría que esta banca se desplazó
de Montevideo a la Costa de Oro, casi no a
Canelones. Se puede encontrar dónde fue esa
banca en el departamento. La duda que queda es si
se fue por la rambla por Avenida Italia, pero por
ahí pasó.
Luego tenemos que Colonia, que durante mucho
tiempo tuvo cinco bancas, luego bajó a
cuatro, después quedó con tres por el
tercer escrutinio, ahora mantiene las cuatro
bancas. Y Maldonado, que fue un departamento de
baja población, tradicionalmente con dos
bancas, en 1984 saltó a tres y ahora llega
por primera vez a cuatro. Esto responde
inequívocamente a un crecimiento poblacional
y de peso político en el país.
Rivera, Salto, Paysandú y San José
tienen tres bancas desde hace mucho tiempo. Rivera
con una desgracia: nunca se logra que la tercera
banca sea proclamada dentro del departamento (lo
explicaremos después). Y los demás
han quedado con dos. Si si Maldonado ganó
una, si Canelones ganó una,
¿quiénes las perdieron? Una la
perdió Tacuarembó (venía con
tres, aunque por efecto del tercer escrutinio
sólo se le proclamaron dos diputados) y la
perdió Montevideo.
Estos son detalles que no todos conocen, que
tienen un sesgo técnico difícil de
abordar,. Hay tres escrutinios para terminar de
asignar las bancas. La verdad es que la forma de
designarlo no es correcta, porque "escrutinio" es
cuando uno escruta los votos. Pero quizá por
una deformación de los que hicieron la ley
de 1925 se le llama "tercer escrutinio" y se habla
de tres escrutinios, cuando son tres etapas en la
adjudicación de bancas. ¿Cómo
funciona esa tercera instancia?
Dijimos que en una primera etapa se adjudica
bancas a los lemas, otra en que se adjudica bancas
por departamento, por cociente entero. Veamos
qué quiere decir cociente entero: si hay 990
mil votantes y 99 bancas, la división de
votos da que cada 10.000 votos hay una banca. Eso
es lo que se llama cociente entero o, como dice la
ley y como dijo el inventor de este método,
el belga Víctor D'Hont, "cifra de
repartición".
En cada departamento se adjudican tantas
bancas como las que cubre esta "cifra de
repartición". Es obvio que, si hay
sólo dos bancas, no se puede dar que los
votos den para adjudicar exactamente esas dos: la
única forma sería que dos partidos
llevaran cada uno exactamente la mitad de los votos
y no hubiera otros partidos. Ya que en la
mayoría de los departamentos sólo
existen dos bancas, se proclama una o ninguna por
esos departamentos. Sí en Montevideo y en
Canelones, por la cantidad de bancas que tienen, y
es fácil que se proclame al menos una en los
que tienen tres.
Entonces este "tercer escrutinio" es muy
complicado, y como dije antes llevaría mucho
tiempo explicarlo por radio. Pero en esencia, se
toma todos los cocientes que han quedado de todos
los departamentos (no los restos sino los
cocientes: el número de votos que tuvo el
partido que obtuvo cero banca, la mitad de los
votos del partido que tuvo dos bancas, la tercera
parte del partido que obtuvo tres bancas y
así sucesivamente), y se hace toda una
bolsa, digamos: una tabla en que se ordenan todas
las cifras. De alguna manera, cada unidad de
adjudicación es cada partido en cada
departamento, y se va adjudicando las bancas hasta
cubrir todos los departamentos y todas las bancas
que corresponden a cada partido. No olvidemos que
la representación es lo más exacta
posible desde el punto de vista matemático.
En otras palabras, si un partido tuvo el 33% de los
votos, tiene 33 bancas de diputados; 5% de los
votos, cinco bancas de diputados
Exactamente
es una banca cada 1,01% de los votos.
Adjudicado todo esto, viene el problema de
que hay que ponerlo en casilleros: como si uno
tuviera bolillas blancas, coloradas, tricolores y
nuevoespacistas, y las va colocando en los 19
casilleros. Hay un momento en que empieza a forzar
la colocación, cuando se llega a las
últimas adjudicaciones. Entonces termina
ocurriendo, como la última vez, que las
banca números 97, 98 y 99 son dos del Frente
Amplio y una del Nuevo Espacio que quedaron sin
adjudicar, y los únicos casilleros libres
eran la tercera banca de Tacuarembó, la
tercera de Rivera y la cuarta de Colonia.
Esas bolillas del Frente Amplio y Nuevo
Espacio se pusieron en esos casilleros. Pero
resulta que el Frente amplio tuvo más votos
en Soriano y Florida que en Rivcera y
Tacuarembó, y el Nuevo Espacio tuvo
más votos en Canelones que en Colonia.. Para
evitar el disparate que un partido obtenga banca en
und epartamento donde logró menos votos y
ninguna banca donde obtuvo más votos, la ley
del 25 previó esta correcición, el
traslado de bancas.: cuando un partido obtiene una
banca en un departamento pero tuvo más votos
en otro departamento donde no obtuvo
representación, la banca se
traslada.
Puede darse este disparate, y se da
habitualmente: le adjudican una banca donde tuvo
1.000 votos, pero resulta que en otro tuvo 8.000 o
10.000 votos. ¿Cómo va a salir el
diputado de donde ese partido tuvo 1.000 votos, si
en otro departamento tuvo 8.000 o 10.000? Entonces
se traslada, engrosa las bancas del departamento y
debilita al otro. Pero no es que ese departamento
pasó de 12 a 13 bancas propias, sino que hay
una banca del Nuevo Espacio por Colonia que fue
proclamada con el candidato titular y sus suplentes
de Canelones. Esto fue lo que ocurrió en la
última elección, por lo cual Colonia
con cuatro bancas tiene sólo tres diputados,
y Canelones, con 12 bancas, tiene 13 diputados.
También ocurrió que Tacuarembó
con tres bancas tiene dos diputados, y Rivera con
tres bancas tiene dos diputados. A la inversa,
Soriano y Florida, con dos bancas cada uno, tienen
hoy tres diputados cada uno.
En el año 1989 hubo un fenómeno
muy removedor, porque esto ocurre desde 1925 pero
la única vez en que Salto perdió una
banca y la ganó Paysandú fue una
especie de escándalo nacional. Para los
salteños era imposible de admitir que
Paysandú tuviera más bancas que
Salto. Pero la cosa fue mucho más grave:
Paysandú tenía tres bancas y las tres
fueron adjudicadas dentro del departamento; pero
además se traslada una banca de Salto a
Paysandú, y otra (creo que de Rivera) a
Paysandú: una para el Frente Amplio y otra
para el Nuevo Espacio. Resultado: Salto
quedó con dos y Paysandú con cinco. Y
durante cinco años, en todo seminario que
había un salteño pedía la
palabra para hablar de la inequidad del sistema
electoral. Y no es que Paysandú pasó
a tener cinco bancas sino que tenía tres y,
como el candidato del Frente tuvo más votos
en Paysandú que en Salto, la banca del
Frente se adjudicó en Paysandú; y
como el Nuevo Espacio tuvo más votos en
Paysandú que en Rivera, esa banca se le
adjudicó en Paysandú.
Esto se basa en un principio que es el
siguiente (y pongo el caso de Salto y
Paysandú porque debe ser de los más
fuertes que hay en el país en cuanto a
rivalidades regionales): el legislador parte de un
supuesto que además es demostrable: en el
Uruguay, que es un país de regionalismos
leves (esto no es Cataluña ni el País
Vasco), para un blanco de Paysandú es
preferible que salga un blanco en Salto y no un
colorado en Paysandú; para un frenteamplista
de Salto, es más importante que con sus
votos salga electo un frenteamplista en
Paysandú que un colorado o un blanco en
Salto. Es decir que en Uruguay se parte del
supuesto que seguramente más del noventa por
ciento de la población (aunque alguien
podrá decir que él no piensa
así) prefiere la representación
política sobre la territorial. La
adhesión al partido político, la
preferencia por el partido, es más fuerte
que la pertenencia territorial.
Podrá discutirse si esto es o no
justo, pero es bastante aceptado por la
población. No me animaría a decir que
este principio sea aplicable en España:
provocaría poco menos que guerras civiles en
Cataluña, Galicia y el País Vasco. En
Uruguay, no
|