Una
coalición intermedia que no llega a ser
cogobierno
Oscar
A.Bottinelli
Con la decisión de ayer del Directorio
del Partido Nacional, que no fue unánime,
comienza a despejarse el panorama sobre la
composición política del gabinete.
Restan los pasos finales que se darán
seguramente esta semana, hasta que el total de los
ministerios tenga nombre, apellido y cara. Y
también empieza a definirse el
carácter que tendrá este gobierno
desde el punto de vista de su estructura
político-partidaria.. Seguimos en la
transición de gobierno que recién
ahora empieza a despuntar. Hace cinco años,
el gabinete empezaba a definirse por estos mismos
días, entre el 8 y el 10 de febrero.
Analicemos la estructura del gobierno desde
el punto de vista político - partidario, y
definamos los gobiernos, los cogobiernos y las
coaliciones. En cuanto a lo estrictamente
electoral, el balotaje apuntó a evitar que
un presidente de la República fuera elegido
como lo había sido hasta ahora, por
porcentajes muy bajos de votos. Así se
trató de que tuviera un respaldo mayoritario
de la ciudadanía, dirimiendo la
elección entre los dos que obtenían
mayor cantidad de votos. Esa es la
definición electoral.
Sin embargo, en un país que desde hace
mucho tiempo viene avanzando hacia formas de
gobierno pluripartidarias, con entendimientos de
más de un partido, a este balotaje se le vio
la posibilidad de armar acuerdos interpartidarios
mucho más fuertes, ya que se preveía
que esos acuerdos electorales hacia el balotaje
podían ser la antesala de los acuerdos de
gobierno, y por lo tanto facilitar coaliciones
más fuertes, más estables. Recordemos
que en principio hay dos formas de abordar el
balotaje: en competencia libre y abierta de un
candidato ante el electorado, o mediante acuerdos
políticos y la conformación de una
coalición electoral, que es lo que hicieron
el Partido Colorado y el Partido Nacional..
Aclaremos que, en esta campaña electoral, la
propia forma en que se presentó el acuerdo
dio a la ciudadanía la imagen de que se iba
hacia una coalición fuerte o un cogobierno.
¿Qué quiere decir? Escalones (vamos a
hacer una simplificación, puede haber
más de los que mencionaremos).
Uno es la gobernabilidad, y como ejemplo muy
fuerte quedó, durante la primera presidencia
de Sanguinetti, la actitud del Partido Nacional
liderado por Wilson Ferreira Aldunate. Era claro
para todo el mundo que el gobierno era colorado,
con minoría parlamentaria, y un segundo
partido que le daba gobernabilidad, es decir la
actitud de darle el mayor apoyo posible con la
menor cantidad de piedras en el camino, lograr
acuerdos legislativos aunque no eran producto de
una agenda global sino que se los iba negociando
uno a uno, y esa gobernabilidad tenía como
elemento simbólico la presencia de uno o dos
ministros del segundo partido, con figuras que no
ejercían cargos destacados de
dirección política.
Un segundo tramo, hablando ya de una
coalición estructurada, es lo que
podríamos llamar una coalición
débil, que en general es lo que marcó
al gobierno de Lacalle, más como
relación intersectorial que interpartidaria,
porque cada uno de los tres sectores del Partido
Colorado (el Foro Batllista, la Lista 15 y el
pachequismo, la Unión Colorada y Batllista)
tuvieron conductas diferentes en la forma de
involucrarse en el gobierno, en la duración
de su apoyo al gobierno y en la integración
del gabinete. Una coalición que significaba,
sobre todo de parte de la Lista 15 y de la
Unión Colorada y Batllista, una
integración política sin figuras de
primer nivel. Pero no era ya la búsqueda de
acuerdos puntuales, sino también el acuerdo
en torno a un proyecto global de gobierno, aunque
con algo absolutamente claro: era un gobierno del
Partido Nacional, integrado por sectores del otro
partido, que conformaban esa
coalición.
Luego tendríamos la coalición
fuerte, como sinónimo de cogobierno. Da la
impresión de que el segundo período
Sanguinetti pudo formar una coalición fuerte
con Volonté, pero luego se fueron dando
algunos elementos que dejaron muchas dudas sobre su
clasificación. Entendemos por
coalición fuerte, prácticamente como
sinónimo de cogobierno, cuando se dan
algunas o la mayoría de estas
situaciones:
Uno. Cómo se integra el gabinete, la
proporción de ministros entre los socios. Lo
que muchas veces se denomina despectivamente
"reparto de cargos" pero que es clave.
Precisamente, cuando la crisis respecto a Austria
estalló cuando se vio la composición
del gabinete, porque ver cuántos cargos
tiene uno y cuántos el otro es lo que revela
el involucramiento de los partidos en un gobierno.
En Uruguay, sobre un total de 15 miembros del
gabinete (12 ministerios más uno a crearse,
lo que hace 13, la Dirección de la Oficina
de Planeamiento y Presupuesto, 14, más la
Secretaría de la Presidencia de la
República, un cargo de rango ministerial, lo
que suma 15), si los partidos están
equilibrados en fuerza es una cosa, si están
equilibrados de acuerdo a los votos que obtuvieron,
es otra; y si hay un desequilibrio con
relación a los votos, es otra. Para que la
coalición sea fuerte, la proporción
debe ser como mínimo en relación a
los votos que lograron uno y otro.
Un segundo elemento es la
representación de los socios en la
administración descentralizada, es decir en
los entes autónomos, servicios
descentralizados, servicios desconcentrados: para
que realmente sea un cogobierno, debe haber un
cierto equilibrio (puede o no ser igualdad) en la
cantidad total de cargos y en la cantidad de
presidentes de esos organismos. Si todos los
organismos tienen presidentes de un mismo partido y
la mayoría de los directorios es del mismo
partido, no estamos frente a una coalición
fuerte, a un cogobierno.
Un tercer elemento es la importancia de los
cargos. Dos partidos pueden tener cierto equilibrio
en la representación numérica, pero
uno de ellos tener las carteras de mayor peso
político y el otro las de menor
involucramiento, lo que también establece
una desigualdad en la
representación.
Un cuarto elemento es cómo se designa
a los titulares de los cargos clave. Una cosa es
que se los distribuya y se diga "Este partido
libremente designa a tales ministros y este otro
partido designa a estos otros". Y otra cosa es que
se diga que se va a definir como ministerios clave
para esta etapa son Economía, Interior, tal
y cual otro, y si los designa el presidente o el
partido que ganó la Presidencia, o si cada
nombre es convenido entre los socios de la
coalición. Son dos métodos distintos,
y en general el cogobierno, la coalición
fuerte, implica que hay un visto bueno de los
partidos coaligados para la designación de
esos cargos clave.
En quinto lugar, la igualdad o desigualdad
que haya entre los socios en la toma de las
decisiones de gobierno.
Y por último, quizá como
resumen de todo, la igualdad o desigualdad en la
responsabilidad por la gestión. Eso
estaría definiendo lo que es cogobierno o
coalición fuerte.
Respecto al próximo gobierno, primero
una salvedad. Hay que ver qué ocurre con el
Partido Nacional, que no tiene una conducta
unánime, y si no estamos asistiendo a dos
tipos de actitud frente al gobierno: un mayor
involucramiento del Herrerismo y Desafío
Nacional, y uno menor por parte de Nueva Fuerza
Nacional y el Movimiento Nacional de Rocha.
Parecería que Lacalle y Ramírez
caminan hacia un mayor involucramiento, mientras
Larrañaga y Pereyra se encaminarían
hacia una menor identificación.
Pero veamos los puntos señalados
antes, tomando la posición de la
mayoría del partido.
La proporción de miembros del
gabinete: de los 15 cargos de responsabilidad
ministerial, el Partido Nacional llevó
cinco, y de los ministros propiamente dichos son
cinco en 13. Es decir que el Partido Nacional
obtiene una representación matemática
un poco inferior al respaldo electoral que tuvo en
octubre.
En cuanto a la representación
descentralizada, todavía hay que esperarla.
No hay síntomas claros, más
allá de que según los primeros
anuncios las presidencias de los entes, por lo
menos de los más importantes (Banco Central,
Banco República, Ancap, que son los
anunciados hasta ahora), van a ser del Partido
Colorado. No sabemos si habrá equilibrio;
parecería que no.
Respecto a la importancia de los cargos en el
gabinete desde el punto de vista de la
responsabilidad política y ante la
opinión pública, Interior,
Economía, Planeamiento y Presupuesto,
están todos en manos del Partido
Colorado.
Sobre la forma de designación de los
cargos clave, todo indica que fueron nombrados
unilateralmente por el presidente electo, o por
Batlle y el Partido Colorado, y que no fue una
decisión conjunta del Partido Colorado y el
Partido Nacional.
Ahora quedan dudas sobre cómo va a ser
el proceso de toma de decisiones, pero todas estas
señales indican que no habrá una
igualdad en la responsabilidad por la
gestión. Claramente, Lacalle sostuvo que hay
una corresponsabilidad de gobierno en la medida en
que ambos partidos son responsables de haber
elegido a Batlle como presidente, pero desde
tiendas del Partido Colorado ha sido muy fuerte la
señal de que Batlle fue el candidato elegido
por el Partido Colorado, y que hay una
responsabilidad mucho mayor que la del Partido
Nacional.
¿De qué tipo de gobierno estamos
hablando?. De alguna manera adelantamos la
conclusión en el título, al hablar de
una coalición intermedia. Es mucho
más que una coalición débil,
el involucramiento del Partido Nacional sin duda es
mayor que el que tuvo el Partido Colorado en el
gobierno de Lacalle, y de alguna manera parece
mayor que el que tuvo el Partido Nacional en el
gobierno que está terminando. Pero lo
más diferenciador, la forma de
elección del presidente, no parece que se
traduzca inequívocamente en la toma de
decisiones o en la forma de composición del
gobierno. Desde ese punto de vista, estamos casi
igual entre los dos gobiernos, y se diría
que estamos más bien ante una
coalición intermedia; no una
coalición fuerte, no un cogobierno.
Como resumen final, vemos que estas cosas van
a ir marcando el sistema de balotaje, el nuevo
sistema político para el futuro. Y el 2004
va a dar como lección que, cuando dos
partidos hagan un acuerdo, además de ver el
programa, del candidato al que apoyen unos y otros,
qué grado de responsabilidades van a
distribuir entre sí los partidos en caso de
obtener la Presidencia, y cuál será
la naturaleza del futuro gobierno. Esto
será, sin duda, un elemento clave para que
la ciudadanía, cuando vote, tenga claro no
sólo a quién está votando sino
efectivamente cómo será el futuro
gobierno que surja de esa coalición
electoral
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