Afectos y
desafectos políticos.
El triángulo
Batlle-Vázquez-Sanguinetti
Oscar
A.Bottinelli - diálogo con Emiliano
Cotelo
EMILIANO COTELO:
En enero, a poco de regresar de sus
brevísimas vacaciones, el presidente electo
visitó al doctor Tabaré
Vázquez en su domicilio de Buschental y
Lucas Obes, en el Prado. Después de esa
reunión surgió desde tiendas
frenteamplistas una corriente de comentarios
elogiosos hacia el futuro primer mandatario y la
reiteración de críticas contra el
actual presidente, Julio María Sanguinetti.
A partir de estos hechos, el politólogo
Oscar Bottinelli, director de Factum, nos propone
como tema de análisis para hoy: "Afectos y
desafectos políticos. El triángulo
Batlle - Vázquez - Sanguinetti".
¿Empezamos recordando aquella entrevista entre
Vázquez y Batlle, o vamos más
atrás?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Empecemos por la entrevista y su efecto inmediato.
Antes de la elección, durante la
campaña que fue de la primera vuelta de
octubre al balotaje de noviembre, Batlle
insistió en que va a llamar a Seregni a
dialogar, lo que motivó críticas
desde el Encuentro Progresista - Frente Amplio.
Después de triunfar cambia de actitud,
anuncia que después de Seregni va a llamar
inmediatamente a Vázquez, y efectivamente no
tarda en llamarlo después de terminar la
ronda con sus socios políticos en este
gobierno de coalición.
EC - De todos modos, tuvo primero su
encuentro con Seregni, en ocasión del
cumpleaños del ex presidente del Frente
Amplio.
OAB - Claro, aunque marcando la diferencia
entre una visita de carácter personal con la
que fue después una entrevista de
carácter político.
Ahora bien: lo interesante es que a partir de
ahí surge del propio Vázquez, de su
delegado, el doctor Gonzalo Fernández, y de
otros dirigentes del Encuentro Progresista - Frente
Amplio, por un lado una línea de comentarios
elogiosos hacia Batlle, y por otro lado la
reiteración de fuertes críticas hacia
Sanguinetti, así como el señalamiento
de conductas distintas de uno y otro en
relación a la izquierda. Gonzalo
Fernández, designado por Vázquez como
su interlocutor ante el presidente electo,
destacó como hecho significativo que Batlle,
a diferencia de Sanguinetti, buscó el
diálogo con Vázquez.
Para repasar la relación Sanguinetti -
Vázquez nos remontamos cinco años
atrás. El primer hecho es que, cinco
años atrás, el presidente del Frente
Amplio era Seregni. Y entre la elección y el
reinicio de la actividad política, 15
días después, se produce la
designación de Tabaré Vázquez
como presidente del Encuentro Progresista mientras
Seregni continuaba como presidente del Frente
Amplio, un juego de doble presidencia que
complicó mucho el relacionamiento
político con esa fuerza de izquierda que no
dejaba clara cuál era el interlocutor de los
dos. Sanguinetti llama a dialogar a Seregni,
presidente del Frente, y entonces Seregni da un
paso atrás y dice que hay que dialogar con
Vázquez. Es decir que el llamado de
Sanguinetti al diálogo se produjo casi
inmediatamente a la reanudación de su
actividad como presidente electo. Pero entre
Vázquez y Sanguinetti sin duda hay un
problema de poco entendimiento, uno diría
que una dificultad de piel, y Vázquez
comenzó una línea muy dura de ataque
a Sanguinetti, tanto que fue postergando una
entrevista -lo que denotaba casi la falta de
interés de la misma- ya que no había
ninguna posibilidad de colaboración con un
gobierno con el que consideraba que no tenía
ningún punto en común.
Llama la atención que ahora se marque
una diferencia entre la actitud inicial de Batlle y
la de Sanguinetti, cuando en realidad la misma no
existió en aquel momento. Lo que sí
existió pero a posteriori,
prácticamente a lo largo de los cinco
años, fue una actitud muy dura y muy
reiterativa de Sanguinetti atacando personalmente a
Vázquez como líder político, o
atacando al Frente Amplio o a la izquierda en
general, incluso en foros internacionales o en
entrevistas efectuadas fuera del país o con
medios extranjeros.
EC - Habría que citar como antecedente
el famoso debate televisivo entre Sanguinetti y
Vázquez.
OAB - Que fue un debate duro.
EC - Muy distinto al que en la misma
campaña electoral tuvieron Vázquez y
Ramírez, que era el candidato
blanco.
OAB - Exacto. Ahora bien: no solo hay un tema
de relación entre dirigentes, sino que se
comprobó en abril una diferencia de
simpatía entre el electorado de izquierda en
relación a Batlle y a Sanguinetti. En
general era bastante marcada la mayor
simpatía por Batlle que por Sanguinetti, y
por tanto en las "internas" de abril
preferían que ganara Batlle y no Hierro.
Había sin duda un sector del electorado que
sentía rechazo por ambos, un sector menor
que tenía tolerancia por ambos, pero un
sector mayoritario prefería claramente el
triunfo de Batlle sobre el de Hierro.
La curiosidad de esta relación es que,
cuando se analiza las distancias ideológicas
(pongámonos en un observador internacional,
un europeo analizando la realidad uruguaya)
encuentra a un Batlle cuyo perfil coincide con el
Partido Liberal europeo, con fuerte énfasis
en el liberalismo económico. Y se encuentra
con un Sanguinetti ubicado más bien en las
corrientes socialdemócratas más
moderadas (tipo Felipe González, tipo
Blair), y con un Vázquez socialista, como un
hombre de la izquierda del Partido Socialista
europeo. De modo que desde este punto de vista
europeo se ve a las tres figuras como
pertenecientes a tres partidos políticos,
pero además a Sanguinetti casi equidistante
entre Batlle y Vázquez. Esto desde un punto
de vista ideológico: los alineamientos
políticos y las tradiciones partidarias no
necesariamente coinciden con los actos
políticos.
Lo segundo que se encuentra, si se analiza la
visión de cada dirigente en estos
años, es que en la visión del papel
del Estado Sanguinetti ha tenido una
posición intermedida entre la muy
marcadamente libremercadista de Batlle y la
estatista del Frente Vázquez. Esto
quedó claramente evidenciado en el
referéndum contra la Ley de Empresas
Públicas del 13 de diciembre de 1992, cuando
Batlle, Pacheco y Lacalle estuvieron en la defensa
de la ley, y Sanguinetti coincidió con el
Frente Amplio en la derogación parcial que
finalmente se impuso.
EC - Con esos antecedentes, entonces, surge
la pregunta sobre cuáles son los elementos
que llevan a esta fuerte tensión entre
Vázquez y Sanguinetti, y este buen
relacionamiento entre Vázquez y Batlle, o el
Encuentro Progresista y Batlle, a esto que llamabas
"afectos y desafectos".
OAB - Vamos a ensayar dos líneas de
explicación. Uno dice siempre que hay
relaciones "de piel" que hacen que la gente se
entienda o no. Desde ese ángulo, la forma de
ser de Sanguinetti, la forma de presentar su
discurso político, es la quintaesencia del
sistema político: es el político por
excelencia. Y en general la masa y buena parte de
la dirigencia de izquierda tiene una
relación de distancia con el manejo
político clásico y el sistema
político tradicional. Y Batlle aparece como
un transgresor. Es un hombre del sistema,
nació en el sistema, se crió en el
sistema es la cuarta generación de
presidentes en la familia, pero su carácter,
su forma de actuar, es permanentemente la de un
transgresor. Y el frenteamplismo, más
allá de lo ideológico (sobre todo en
la masa frenteamplista), aparece como una veta
trangresora; más allá de los actos en
sí mismos una transgresión al
sistema. Desde este punto de vista, las conductas
transgresoras -independientemente de que sus
motivos puedan no ser compartidos- se atraen. Esta
actitud de Batlle como "enfant térrible",
Batlle transgresor, da como una proximidad, mucho
más a partir de una izquierda conducida por
Tabaré Vázquez que, en general, tiene
una actitud transgresora desde el punto de vista
político.
EC - Decías que había dos
líneas de explicación.
¿Cuál es la segunda?
OAB - Encontramos una frase del diputado
José Bayardi, que nos parece perfecta para
definirla: "Desde el punto de vista
ideológico Jorge Batlle es mucho más
adversario, pero desde el punto de vista
político (Sanguinetti) ha sido un enemigo
furibundo y rabioso".
Creo que la definición de Bayardi es
exacta por dos razones. Primero, porque es la
primera vez en que aparece con nitidez en un
dirigente de izquierda que Batlle está mucho
más distante ideológicamente que
Sanguinetti, cosa que normalmente no aparece en la
visión de la dirigencia frenteamplista, y
más bien muchas veces se asume lo contrario:
que con Batlle hay más posibilidades de
acercamiento que con Sanguinetti. Pero lo otro
interesante es que diferencia lo ideloógico
de lo político. La línea
política de Sanguinetti, particularmente
desde el debate durante las elecciones de 1994 o
desde que asume la Presidencia ha sido muy dura con
Tabaré Vázquez, con el Frente Amplio
y con la izquierda. Y además con una
insistencia muy fuerte de Sanguinetti por la
discusión ideológica: la
discusión en torno a "liberalismo y
marxismo", planteada en términos rotundos,
en términos de resultados históricos
de uno y otro, y planteada en términos de
batalla ideológica de la Humanidad, en la
cual Sanguinetti se ubica en un campo y coloca a
Vázquez en el otro, como el enemigo
derrotado (son más o menos los
términos que utiliza Sanguinetti
normalmente).
Acá quizá tengamos una
explicación bastante clara respecto a que,
más allá de que las diferencias
ideológicas son menores con Sanguinetti que
con Batlle, en lo político Sanguinetti ha
sido un actor más fuertemente militante
contra la izquierda y contra algunas de sus
corrientes ideológicas de lo que lo ha sido
Batlle, más allá de que Batlle ha
sido más contradictor en la defensa de un
modelo mucho más opuesto al que defiende el
Frente Amplio
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