Coalición
y gobernabilidad
El complicado juego de las mayorías
Oscar
A.Bottinelli - diálogo con Emiliano
Cotelo
EMILIANO COTELO
Muchas veces se habla de las mayorías
necesarias para gobernar, o para que el país
tenga gobernabilidad: de si la suma de dos partidos
da más de cincuenta diputados, de
cuántos votos se necesitan para poder
designar a los directores de los entes, de
qué alianza puede dar o no como resultado
los dos tercios... Entonces ¿cuáles son
las distintas mayorías que se necesitan, y
para qué? ¿Cómo se forman desde
el punto de vista político? Para despejar
estas dudas, el politólogo Oscar A.
Bottinelli, director de Factum nos propone analizar
hoy "Coalición y gobernabilidad. El
complicado juego de las diferentes
mayorías".
OSCAR A. BOTTINELLI
La importancia de esto, que señalabas en la
introducción, es que particularmente desde
diciembre al presente, toda la información
política ha estado centrada en acuerdos,
conversaciones, formación de
mayorías, logro de la gobernabilidad,
obtención de los votos necesarios para
designar a los directores de entes
autónomos, etcétera. Eso tiene que
ver con todo un juego de mayorías, y a veces
no queda claro cuáles son los objetivos que
persiguen los actores políticos cuando
buscan un acuerdo que reúna tal cantidad de
votos.
EC - El tema se ha reavivado en estos
días a raíz de la instalación
del nuevo Parlamento.
OAB - Exacto: la instalación del nuevo
Parlamento ha sido el momento clave en que se
visualiza el conteo del nuevo mapa
político.
Entonces, hagamos primero una
distinción. Las mayorías necesarias
surgen normalmente de la Constitución, y las
hay de dos tipos: las mayorías de presentes
(en que el conteo del número de votos
necesarios es en proporción a la cantidad de
presentes) y la mayoría absoluta, la
mayoría global, que se refiere a la cantidad
de componentes.
Desde el punto de vista del análisis
político, la mayoría de presentes
importa sólo en un caso muy concreto: cuando
se está discutiendo algo para cuya
aprobación se necesita mayoría de
presentes, y se especula con que algunos
legisladores o un grupo político se ausente
de la sala, no estén presentes en la
votación, que es una forma de abstenerse,
para reducir la exigencia de esa mayoría.
Pero estas son cuestiones muy puntuales:
ningún gobierno va a descansar con la
especulación de si son muchos o pocos los
que están presentes en el momento de la
votación. Por tanto, para manejar
sólidamente las distintas barreras,
hagámoslo siempre sobre el total de
componentes.
Yendo de menor a mayor, el reglamento de la
Cámara de Representantes habla de la
mayoría de un tercio, aunque la verdad es
que se trata de una barrera de un tercio. Esto
importa para la oposición, más que
para el gobierno: el derecho de un tercio de los
miembros de una Cámara, 33 diputados u 11
senadores, puedan llamar a sala a un ministro,
"interpelarlo" como se dice habitualmente. Hoy, el
Encuentro Progresista - Frente Amplio, como fuerza
de oposición, ha logrado superar la barrera
del tercio por sí solo, por primera vez
(tiene 40 diputados y 12 senadores: excede la
barrera del tercio, y puede llamar a sala a los
ministros por su sola voluntad).
Veamos ahora la mayoría o barrera de
dos quintos.
EC - Para que verlo más
gráficamente, se puede decir que es la del
40%.
OAB - La barrera del 40%, de los dos quintos,
es una barrera que requiere el gobierno, como
contrapartida de los tres quintos. Nos explicamos.
Independientemente de que un gobierno tenga
mayoría que lo respalde o no en el
Parlamento, se puede dar el caso (y normalmente se
da) de que alguna vez hay alguna ley que es
aprobada por las dos Cámaras contra la
voluntad del gobierno. El gobierno tiene la
posibilidad de hacer observaciones, lo que
comúnmente se denomina "vetar la ley", total
o parcialmente. Y esas observaciones o "vetos"
pueden ser levantados. El Parlamento puede decir
que no acepta los vetos y que mantiene la ley, pero
para ello necesita tres quintos de las dos
Cámaras. En otras palabras, basta que el
gobierno supere seguramente los dos quintos (40%)
en una u otra Cámara para asegurarse que los
"vetos" permanecerán firmes. Esto fue muy
importante durante la primera administración
Sanguinetti, cuando no gobernó con una
mayoría parlamentaria y en cambio
recurrió frecuentemente al veto, contando
sí con una bancada de más de dos
quintos (más del 40%) que le permitió
mantener las observaciones a las leyes que no
compartía.
EC - Estamos hablando de dos quintos y tres
quintos ¿de presentes o de
integrantes?
OAB - En el caso, de presentes. Pero desde el
punto de vista político lo importante es
tener los dos quintos de integrantes, para tener
segura esa posibilidad. Lo que se requiere desde el
punto de vista del gobierno son más de 12
senadores y más de 40 diputados, que el
Partido Colorado tiene si suma a los legisladores
del Partido Nacional. Es decir que ahora, a
diferencia del período 1985-90, el Partido
Colorado no puede por sí solo respaldar al
presidente para el mantenimiento de los vetos.
Ahora se requiere un acuerdo
político.
En tercer lugar, la mayoría para la
aprobación de leyes. La mayoría de
las leyes se aprueban por mayoría simple,
por mayoría relativa o parcial:
mñás de la mitad de los presentes en
cada Cámara: si están presentes 20
senadores, 11 aprueban la ley. Pero volvemos a lo
anterior: un bloque político o un gobierno
sólo se asegura aprobar las leyes si tiene
mayoría absoluta, mayoría de
integrantes, sin especular con que todos vayan o
no.
Y además hay leyes que requieren
necesariamente mayoría absoluta, algunas de
las cuales hoy tienen importancia. Por ejemplo, la
creación de ministerios (hoy se va a crear
el de Deportes); reglamentar el recurso de
referéndum por iniciativa popular
(está pendiente de la legislatura anterior);
autorizar la emisión de deuda pública
(tema que siempre es de actualidad en todos los
gobiernos); instituir monopolios estatales o
municipales (en este momento más bien se da
el proceso inverso, pero es importante saber
qué mayorías se requiere); aprobar
impuestos (lo que es clave en todo presupuesto);
autorizar la participación del Estado en
empresas privadas (un tema que está en el
tapete en los últimos tiempos). Todas estas
leyes requieren mayoría absoluta,
mayoría del total de miembros de las
Cámaras.
Entonces, sea para aprobar leyes normales sin
correr el albur de que falten legisladores y no se
alcance la mayoría, sea para aprobar
aquellas que requieren mayoría de
integrantes, esto es en general a la
búsqueda de acuerdos de gobierno para
asegurarse la mayoría parlamentaria.
Además de dar el respaldo simbólico
parlamentario al gabinete que requiere la
Constitución. Esto es lo que llevó al
Partido Colorado y al Partido Nacional a estos
acuerdos, que les permiten sumar 55 diputados (la
mayoría absoluta son 50) y 18 senadores, 17
más el Vicepresidente de la República
(cuando la mayoría absoluta en el Senado son
16).
EC - Pero el tema da para más, ya no
sólo en relación a la
gobernabilidad.
OAB - Exacto, porque hay un tema que tiene
que ver con el ejercicio del gobierno, como es la
designación de los directores de entes
autónomos y servicios descentralizados. La
Constitución establece, en primer lugar, que
la votación se hace exclusivamente en el
Senado. En segundo lugar, no son mayorías
para la designación sino para autorizarla:
los nombra el Presidente previa "venia", es decir
previa autorización del Senado. Para contar
con esta autorización se requiere
inicialmente el voto 18 senadores, pero si no se
logran, 60 días después basta con el
voto de la mayoría absoluta, 16 senadores.
Un gobierno que tenga serias dificultades para
lograr un acuerdo amplio, más allá de
haber logrado la mayoría, con esperar 60
días cada vez que va a hacer un recambio le
alcanzará contar con la mayoría
absoluta, 16 senadores, los mismos 16 que
necesitó para aprobar las leyes. En este
caso, en que el Partido Colorado tiene 10
senadores, el Partido Nacional tiene siete, y
además suma el voto del Vicepresidente de la
República, llega a los 18 votos exactos
necesarios.
Acá hay una peculiaridad
política. Dijimos que la mayoría
absoluta son 50 diputados, y que el Partido
Colorado más el Partido Nacional suman 55.
Pero el Partido Colorado más el Herrerismo
suman 52: es decir que seguiría teniendo la
mayoría absoluta aunque no contara con los
tres diputados no herreristas. En el Senado, el
Partido Colorado más el Vicepresidente de la
República más el Herrerismo suman 16
miembros, es decir que también tienen la
mayoría absoluta sin contar con los dos
senadores no herreristas. Pero los 18 senadores
necesarios para designar en la primera vuelta a los
directores de entes autónomos requieren
necesariamente a todo el Partido Nacional: no puede
designarlos en la primera vuelta si el acuerdo no
es con todo el Partido Nacional.
EC - Tenemos por último la
mayoría de tres quintos.
OAB - Que puede ser de cada Cámara o
de la Asamblea General.
Se requiere tres quintos para muy pocas cosas
pero que pueden ser muy importantes en el proceso
que se está viviendo de reforma del Estado.
Tres quintos de cada Cámara son necesarios
para aprobar una ley que permita ingresar capitales
privados en los entes autónomos o servicios
descentralizados. Si una empresa del Estado quiere
asociarse a capitales privados, necesita la
aprobación de tres quintos de cada
Cámara. Y acá hay algo interesante:
no es posible una ley así si no la vota el
Encuentro Progresista - Frente Amplio, porque la
coalición de gobierno no tiene 60 diputados.
Y en el Senado son necesarios 19 votos, por lo que
sólo podría aprobarse si,
además de la coalición de gobierno,
votara el Nuevo Espacio. De modo que el Encuentro
Progresista - Frente Amplio tiene la llave para
bloquear una ley que requiera mayoría de
tres quintos.
Y se requiere tres quintos en la Asamblea
General para en caso de censura a un ministro para
evitar que el Presidente (como réplica
constitucional a la censura) pretenda disolver las
Cámaras. Si los tres quintos mantienen la
censura, el Presidente no puede disolver las
cámaras. Pero aquí estamos hablando
de una conjunción opositora, muy diferente a
lo que tocábamos en este momento.
EC - Por último nos queda ver lo de
los dos tercios.
OAB - Con los dos tercios ya estamos saliendo
de la órbita de lo que es ejercer el
gobierno y llevar a cabo una política de
gobierno, que está en el concepto de
gobernabilidad: aquellas medidas que van más
allá de un período y requieren los
más amplios acuerdos políticos
posibles.
Se requiere dos tercios de la Asamblea
General para elegir la Suprema Corte de Justicia,
el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, los
miembros neutrales de la Corte Electoral, y el
Tribunal de Cuentas. Sobre esto hubo mucha
información periodística
errónea: en la Corte Electoral y el Tribunal
de Cuentas no interviene para nada el Presidente de
la República (no es comparable a la
designación de los entes): los nombra
directamente el Parlamento, y no el Senado sino la
Asamblea General, por dos tercios de sus
componentes: 87 legisladores, sean ellos diputados
o senadores.
También se requiere dos tercios cuando
hay diferencias entre ambas cámaras y se
agota el proceso de resolución normal. No
puede ir a la Asamblea General un proyecto en que
haya una pequeña diferencia entre una y otra
Cámara sin que la resolución final
requiera la intervención del Encuentro
Progresista - Frente Amplio. Una Cámara
aprueba una ley, la otra aprueba una
modificación; la primera no acepta la
modificación (estamos ante lo que se llama
un diferendo entre las cámaras); va a la
Asamblea General y acá la mayoría de
gobierno pasa a depender de la presencia del
Encuentro Progresista - Frente Amplio, lo que
determina que el gobierno deba resolver siempre
antes este paso.
Por último, se requiere dos tercios de
cada Cámara (66 diputados y 21 senadores, es
decir que en ambos casos es imprescindible el apoyo
del Encuentro Progresista - Frente Amplio, o
más bien el Encuentro y el Partido Colorado
porque es la única combinación
posible que hace dos tercios en cualquier
situación) para reformas constitucionales
por ley constitucional, para modificar las leyes
electorales y de registro cívico, para
dictar normas generales para funcionarios
municipales, para conceder monopolios a privados. Y
dos temas importantes: para crear o suprimir entes
autónomos (dos tercios de cada
Cámara), así como para remover a un
legislador o hacer juicio político.
También en este caso el Encuentro
Progresista - Frente Amplio tiene la llave para
impedir que se le remueva a un legislador, como
ocurrió con José Germán
Araújo, o con la suspensión de
Leonardo Nicolini en esta última
legislatura. Es decir que también en este
aspecto cambia el juego político.
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