Los detalles
significativos en la asunción del presidente
Batlle
Oscar
A.Bottinelli
En la transmisión del mando hay un
primer hecho histórico que no tuvo el
destaque que correspondía: observar a un
presidente de la Asamblea General frenteamplista
tomando el compromiso de fidelidad constitucional a
un presidente colorado. Esto fue un cambio
histórico en Uruguay. En los años
veinte se había producido ya que un
presidente de un partido tomase el juramento o
compormiso a un presidente de otro partido, cuando
un presidente del Senado blanco le tomó el
compromiso de fidelidad constitucional a un
presidente colorado, porque el Senado, en aquella
oportunidad, se integraba con un senador por
departamento, y el Partido Nacional tenía
más departamentos ganados que los colorados.
Por lo tanto, el presidente del Senado y el de la
República eran de partidos distintos. Lo que
nunca había ocurrido es que el presidente de
la Asamblea General fuera de un partido no
tradicional y le tomase juramento al presidente de
la República, y que este nuevo partido,
además, fuera el que ocupase el primer
lugar. Tampoco se había dado nunca que el
partido que tiene el primer lugar no sea
aquél al que pertenece el presidente de la
República. Esto está marcando un
hecho histórico que se visualizó en
la ceremonia del 1° de marzo.
Un segundo dato, menor pero interesante, son
lo que podemos llamar "las dos invocaciones
dinásticas". Por un lado, la que
parecía obvia, la de Batlle. Diez
años atrás pasó algo parecido
cuando la asunción de Lacalle. Batlle
aquí invocó los 200 años desde
la llegada de los Batlle a Uruguay, desde
Cataluña y lo que esto significó para
el país, lo que ha dado para el país
la familia Batlle.
Pero hubo otro detalle, y fue la forma en que
hizo el compromiso de fidelidad constitucional el
vicepresidente de la República. Dijo "yo,
Luis Hierro", y no "yo, Luis Hierro López".
Se puede decir que hoy los "Luis Hierro" son una
mini-dinastía en Uruguay. Luis Hierro abuelo
fue diputado por Treinta y Tres, Luis Hierro padre
fue diputado por Montevideo, senador y ministro de
Cultura; y Luis Hierro III pasa a ser
vicepresidente de la República
después de ser diputado y senador.
Es un detalle bien importante, que
seguramente pasó inadvertido para la
mayoría de los uruguayos.
Cuando se pronunció el nombre me trajo
esos recuerdos. Un tercer detalle que aparece es el
momento en que Sanguinetti entrega la banda
presidencial. A uno le viene a la cabeza decir
"esta imagen se esperó diez años
atrás", cuando, después de las
elecciones internas del Batllismo Unido, Jorge
Batlle fue el candidato del sector mayoritario del
Partido y entonces parecía obvio que se
produjera esta imagen. Después quedó
la duda de si alguna vez se iba a producir, y
finalmente ocurrió diez años
después. En lugar del 1° de marzo de
1990, en el 2000.
El discurso presidencial aparece, en sus
grandes líneas, con capítulos
referidos al modelo de país, al
relacionamiento político-social, y dos
aspectos más puntuales que tienen que ver
con la inserción de Uruguay en el mundo y
una referencia en materia religiosa.
LOS ANUNCIOS POLITICOS PUNTUALES: EL
AJUSTE FISCAL Y LA TRASPARENCIA EN LAS COMPRAS DEL
ESTADO
OAB - Sí, pero antes vamos a ver dos
aspectos que tienen que ver con los efectos
más inmediatos de la política. Son el
tema del ajuste fiscal y los cambios de las reglas
del juego en las compras del Estado. El primero
parece muy importante. Tanto el gobierno de
Sanguinetti como el de Lacalle se iniciaron con
fuertes ajustes fiscales, entendidos
básicamente como incremento impositivo,
más allá de otras medidas laterales.
Aquí el ajuste fiscal aparece encarado de
otra manera, como contención del gasto
público anunciado con medidas muy duras,
empezando por la Presidencia de la
República, apelando al Poder Legislativo y
ordenando recortes crudos y el barrer dentro en los
ministerios. Es curiosa la importancia de este
ajuste fiscal con respecto a los anteriores y sus
diferencias. Primero, es un ajuste fiscal cuyos
efectos de imagen son muy positivos. Generó
aplausos de todos y genera en la opinión
pública una gran satisfacción:
"reduzcan el gasto".
Estamos hablando de un ajuste que se da
mediante la reducción del gasto y no por el
aumento de los impuestos. El tema es que
también va a tener efectos
económicos, y estos se van a ver, no
inmediatamente, pero sí dentro de unos dos
meses o más. Así como una
ampliación del gasto del Estado fue la
fórmula clásica, keynesiana, aplicada
en países con recesión para expandir
la economía -y una de las más
rápidas respuestas es en las obras
públicas-, la contracción del gasto
puede generar contracción económica.
Hay actividades que van a dejar de venderle al
Estado, o a comercializar menos, a prestar menos
servicios o a vender menos.
Lo que espera el gobierno es que los efectos
negativos de la reducción de los gastos del
Estado se den en un momento de otro tipo de
señales positivas, particularmente en
materia de mercado externo, y por lo tanto uno
contrarreste al otro. Pero aparece como un
efecto-imagen muy positivo que oculta uno negativo,
que puede llegar a ser fuerte.
El otro tema es uno de los aspectos muy
debatidos en los últimos años: las
reglas de juego en las compras del Estado, la
igualdad de oportunidades, la transparencia en las
licitaciones e incluso si las normas
jurídicas no son a veces demasiado
burocráticas o detallistas. Y todo ese
proceso no está necesariamente asegurando
equidad ni transparencia. Parecería que
éstos, el ajuste fiscal y las compras del
Estado, son los dos aspectos que van a tener un
efecto inmediato, sin ser los centrales ni
máximos de la política de gobierno.
EL MODELO DE PAIS, LA IMPRONTA
LIBERAL
De los cuatro temas medulares de la
acción de gobireno, el primero es muy
sustancial. Batlle traza un discurso muy profundo,
muy coherente, de gran contexto ideológico,
en el que define una política y un modelo
que puede caracterizarse, en lo económico,
como fuertemente liberal. Con referencia, por un
lado, al Estado; uno puede comparar la postura de
Batlle de ayer con el comienzo de la
administración Lacalle. Esta tiene luego una
muy fuerte inflexión a mitad del
período y particularmente después del
referéndum de la Ley de Empresas
Públicas. Batlle apunta a eliminar
monopolios del Estado, a poner empresas del Estado
en régimen de competencia, a que trabajen
como empresas privadas; apunta a una fuerte
desregulación del Estado. Por otra parte,
coherentemente con esa visión liberal,
ataca, sin mencionar las áreas ni las
empresas que tiene en la cabeza, a todo lo que sean
monopolios y oligopolios privados, y destaca el
crear una fuerte legislación anti-monopolio,
de la cual no anunció lineamientos.
Por algunas de sus palabras dio la
sensación de que está pensando mucho
en ese esquema norteamericano, en el que hay una
especie de tribunales o comisiones anti-trust y
anti-monopolio, que buscan asegurar reglas de
competencia equitativas. Por ejemplo, en este
momento Microsoft está sujeto a un
sinnúmero de juicios en distintos estados de
Estado Unidos bajo acusación
monopolística. Es decir, el monopolio en
sí mismo es combatido por el Estado, no es
un efecto económico que se admita en
función de esta concepción.
Lo que se observa en el discurso de Batlle es
una profunda coherencia ideológica.
Aquí uno puede observar la continuidad y el
cambio con respecto a gobiernos anteriores.
Continuidad en cuanto a que estos gobiernos fueron
dando pasos significativos en relación a la
reforma del Estado; algo en la primera
administración de Sanguinetti y un impulso
muy fuerte durante la de Lacalle (yo diría
que ahí se produce el gran impulso que
continúa en la segunda administración
Sanguinetti). Ahora bien; una reforma del Estado
que en el caso de Lacalle tuvo el freno que le puso
el referéndum de la Ley de Empresas
Públicas y luego el propio cambio de rumbo
que hace el gobierno; y en el de Sanguinetti, una
reforma con las limitantes propias de quien tiene
con una definición ideológica muy
clara sobre el papel del Estado. Sanguinetti hace
permanentemente invocaciones a su convicción
socialdemócrata, e incluso hace permanentes
referencias a que la Tercera Vía existe en
el país, que el camino que está
experimentándose en Europa es el que Uruguay
siempre ha seguido, buscando ese papel intermedio
entre un juego libre del mercado y un estatismo
fuerte, un Estado macrocefálico.
Y en esto hay, entonces, una continuidad de
Batlle, continuidad de las reformas, y por otro
lado un cambio sustancial: Batlle no apunta a esa
Tercera Vía, a esos tintes
socialdemócratas, sino a una
transformación profunda del Estado.
Aquí no hay "más de lo mismo", sino
un cambio sustancial en la visión uruguaya,
que operará o no porque se necesita el apoyo
político, las mayorías
parlamentarias. Se verá cuánto hay
desde la intención presidencial a la
realización en el plano fáctico.
En lo que sí parece que va a estar
centrado es en el eje de confrontación
estratégico, no en los aspectos puntuales
-porque sin duda vamos a tener confrontación
en relación al presupuesto-, sino en la
confrontación estratégica, más
ideológica, la que va a oponer un modelo de
país entre Batlle y la izquierda,
política y sindical. El Frente Amplio y las
fuerzas sociales van a estar en este tema, en el
impulso que le va a dar Batlle a la reforma del
Estado, a la desregulación, a la
pérdida de monopolios, e incluso a la
transformación jurídica de sus
empresas clave. Uno diría que quizás,
en estos temas, está en el horizonte
algún referéndum.
EL RELACIONAMIENTO POLITICO Y SOCIAL, LA
PAZ DEFINITIVA Y EL GOBIERNO DE UNIDAD
En este aspecto Batlle dio una señal
muy fuerte. Así como en el aspecto anterior
plantea una continuidad con los gobiernos
precedentes pero un cambio importante de
concepción en cuanto a éstos, en una
línea mucho más liberal, en el de las
relaciones políticas marca también
diferencias con el presidente anterior, que
manejó con mucha fuerza la
confrontación ideológica con la
izquierda, que tuvo recíprocamente una
línea de intolerancia. Batlle dio
señales muy fuertes de tolerancia y
amplitud, con algunos límites. Una de estas
señales fue muy clara, en referencia a la
designación de los mejores técnicos:
"vengan de dónde vengan, y hayan votado a
quien hayan votado". Luego queda muy claro que la
referencia está referida al Ministerio de
Ganadería Agricultura y Pesca, no significa
que en todos los ministerios ni en los entes
autónomos se va a dejar de tener en cuenta
la independencia u origen político para
integrarlos. Se está refiriendo
exclusivamente a la persona de Gonzalo
González, le está dando vía
libre diciéndole "usted elija a quien
elija". Aún así, esta frase tuvo un
impacto psicológico, que parece más
amplio de lo que se traduce en términos
más prácticos.
Luego aparecen con mucha fuerza las
señales en torno a la Universidad; una fue
la propia designación de un decano en
ejercicio para llevarlo a un ministerio.
Después, el anuncio, que se vio por algunas
caras que sorprendió a muchísimos,
del ex-decano de Medicina, Eduardo Touyá
-que compitió por el Rectorado de la
Universidad en la llamada Línea Renovadora-
como director nacional de Salud.
Una tercera señal explícita fue
la mención a Rafael Guarga. También
el énfasis puesto en la reconversión
del Hospital de Clínicas y en el papel de la
Universidad como pilar de una política de
Estado en investigación científica;
una política que aspira a que Uruguay se
distinga por el crecimiento en la
investigación científica y la
producción de elementos científicos
sofisticados. Entre ellos estaba la mención
al software. Es importante cómo menciona
varias veces a la Universidad de la
República, y como meciona, casi
tangencialmente a las instituciones privadas, lo
cual otorga una jerarquía a la Universidad
de la República indiscutiblemente diferente,
en su intención, del resto de las
instituciones privadas de nivel universitario, que
aparecen subordinadas al papel central de la
primera. En general, en estos temas observamos que
esa amplitud y tolerancia tienen más
referencia de tipo social, o socio-cultural -como
en el caso de la Universidad de la
República- que explícitamente
políticas. Es decir, no hay una referencia,
en todo su discurso, ni al Frente Amplio ni al
papel del mismo.
Estas menciones estuvieron inscriptas en la
reiteración del énfasis a
propósito de que su gobierno es un gobierno
de unidad. Ir buscando la idea de un gobierno
definido por su amplitud como un gobierno de
unidad. Y el tema central, fuerte, es cuando
él habla de "la paz definitiva"; el espinoso
camino de la solución definitiva de los
efectos emergentes del régimen militar.
Puntualmente, el tema de los
detenidos-desaparecidos. Aquí, sin duda
Batlle asume uno de los compromisos en que su
gobierno puede desde naufragar a obtener el
éxito histórico más
estruendoso, en un tema que se ha visto es
extremadamente difícil una solución,
en el que se parte de posiciones duramente
encontradas, con caminos no fáciles de
transitar. El se compromete, no sólo a
transitar esos caminos, sino a guiar una
solución.
El gobierno de Batlle puede tener más
o menos éxito. Como cualquiera, va a ser
exitoso para un determinado sector del país
y negativo seguramente para otro. Lo importante va
a ser cuáles porcentajes van para un lado y
el otro. Pero, en este tema, uno diría que
solo tiene dos resultados: o lo logra o no lo
logra. Si no lo logra, puede fracasar en toda esta
búsqueda de unidad nacional; toda la
tolerancia y amplitud puede naufragar en este tema.
Pero si lo logra, independientemente de lo que pase
con las otras áreas, alcanza un éxito
espectacular. La forma en que lo puso en el
discurso, el énfasis que le dio, lo
colocó como uno de los temas sobre el cual
se va a calificar su Presidencia, sobre el cual va
a rendir examen, que redimensionó el tema y
lo puso en un nivel radicalmente diferente al que
tenía en el gobierno anterior.
LA POLITICA EXTERIOR O EL MARCO
GEOPOLITICO DEL PAIS
Es un tema que uno no sabe si calificarlo
como política exterior, que más bien
apunta a las líneas políticas que
lleva adelante un gobierno, sino a objetivos
geopolíticos de Uruguay, en términos
estratégicos. En definitiva, es un tema que
Uruguay tiene planteado desde hace muchos
años, y particularmente el Mercosur en el
último quinquenio. En primer lugar: la
relación de Uruguay y el Mercosur,
cuánto se involucra Uruguay en él y
cuánto no. Es un asunto que apareció
en la campaña electoral con diferentes
énfasis. Y luego, el propio Mercosur, o el
Uruguay por separado, dónde se va a
insertar.
En diciembre del 95 el Mercosur inició
un camino hacia Europa. En ese momento, Felipe
González, como presidente pro-tempore de la
Unión Europea, y Julio María
Sanguinetti, como presidente pro-tempore del
Mercosur, firmaron un acuerdo para explorar juntos
el camino hacia la zona de libre comercio
más grande del mundo, formada por Europa y
el Mercosur. Ese camino empieza con mucha fuerza y
poco a poco la va perdiendo, y en medio de
él se revitaliza el camino, impulsado por
Estados Unidos desde un tiempo atrás, de un
Area de Libre Comercio de las Américas
(ALCA), una gran zona de libre comercio desde
Alaska hasta Tierra del Fuego. Sin duda, el
gobierno uruguayo, con la Presidencia de
Sanguinetti, jugó a las dos posibilidades,
pero, a igualdad de oportunidades, impulsó
la línea hacia la Unión Europea, como
lo hizo Brasil con Fernando Henrique Cardoso. El
ALCA siempre es visto con mucha suspicacia.
¿Qué pasa con Batlle? Ya desde su
campaña electoral tenía definiciones
muy claras, y el discurso tuvo un papel central en
eso. Acá es interesante todo el giro de
éste. Podemos marcar tres cosas: la
mención a Europa para atacarla, para
reprocharle su comportamiento en materia
proteccionista. En segundo lugar, el compromiso con
el Mercosur, que dijo que "no sólo es un
compromiso político, un compromiso
económico, sino además
científico, cultural". Pero luego define al
Mercosur como una asociación en proceso de
ampliación, y ¿dónde
están los límites de esa
ampliación? Están desde Alaska a
Tierra del Fuego. En definitiva, la síntesis
final del Mercosur, para Batlle, es el ALCA. Lo que
está marcando es, desde una visión
uruguaya, desde la otra punta del hemisferio y de
la región, la posibilidad de terminar en lo
mismo, en el Area de Libre Comercio de las
Américas. Y además, claramente, una
reiteración -a lo largo del discurso en la
Asamblea General y luego en las palabras
improvisadas en la Casa de Gobierno-Edificio
Independencia- sobre un fuerte contenido
americanista, diferenciador del europeísmo.
Esta es toda una definición política
en un país en el que este tema no es menor,
que ha estado pendiente.
Uno diría que el país ha
debatido muy poco sobre esto, incluso a nivel
académico, pero que viene subyacente, por lo
menos en los últimos cinco años,
aunque en realidad tiene un poco más de
tiempo. Hay necesidad de un debate, de que el
país tome una determinación, que no
puede realizar sólo, sino con el Mercosur, y
no por voluntad, sino en función de hechos
externos, de que unos abran las puertas o las
cierren. Pero acá existe una
definición inequívoca del presidente
sobre el tema.
LA LIBERTAD RELIGIOSAg
Este es un tema muy difícil de
analizar, porque lo que Batlle hace es meramente
una referencia a las Instrucciones del Año
XIII y a su vocación artiguista. Importa en
qué contexto se dice la expresión
"libertad religiosa". Si es en el de un país
que está bajo una religión dominante,
exclusiva y excluyente, la libertad religiosa es un
ataque al predominio de la misma. En las
últimas décadas la expresión
"libertad religiosa" ha sido usada, como su
correlato "libertad de enseñanza", no en
relación a un monopolio religioso, sino en
oposición a un concepto de no religiosidad,
y particularmente como contraposición a
laicidad. Este ha sido un uso muy frecuente desde
la Iglesia Católica o desde tiendas
católicas en el ámbito educativo. El
reclamo de libertad de enseñanza es una
expresión usada, generalmente, como
oposición al concepto de laicidad. Con esto
no quiero decir que los conceptos, en abstracto,
sean opuestos; lo importante es cómo se usa,
quién lo usa y para qué.
La impresión que nos ha dado la
inclusión de este tema, normalmente ausente
en los discursos presidenciales, es que está
en una línea de Batlle que marca diferencias
con el manejo de muchos gobiernos anteriores, y que
implica un cambio en el relacionamiento del
gobierno con, particularmente, la Iglesia
Católica. Ya se vio en el papel que ha
cumplido monseñor Nicolás Cotugno en
la transición presidencial, papel que ha
sido bastante nuevo y significativo en
relación a otras transiciones y gestiones
presidenciales en Uruguay. Nos parece que esta
invocación a la libertad religiosa no es un
hecho menor. Es una mención importante que
introduce Batlle y que hace esperar algo distinto
del gobierno y del presidente de la
República en esta materia, con respecto a lo
que ha sido la tradición uruguaya por lo
menos alrededor de los últimos tres cuartos
de siglo, con algunas excepciones.
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