Los renacidos
resabios del período militar
Oscar
A.Bottinelli
EMILIANO COTELO:
El viernes, cuando terminaba el análisis
político de Oscar Bottinelli dedicado a las
campañas electorales municipales en curso,
anunciábamos para hoy otro análisis
político referido al ámbito nacional.
A esa hora de la mañana no teníamos
ni idea de que en la tarde surgiría esa
noticia tan fuerte del hallazgo de la nieta del
poeta Juan Gelman, que vinimos a conocer en el
Edificio Libertad.
OSCAR A. BOTTINELLI:
Hay mucho para analizar en el plano nacional. Hay
movimientos importantes en materia de
política económica, hay movimientos
bastante fuertes en materia política, en el
juego de piezas en el tablero, y aparece dentro de
los temas políticos el de los desaparecidos.
No iba a ser el centro del análisis, pero el
episodio que protagonizaron el presidente Batlle y
el escritor argentino Juan Gelman lleva a entrar en
su análisis. Vamos a salir del tema concreto
y a pasar al tema macro.
EC - Tú lo planteabas con el
título "Los renacidos resabios del
período militar".
OAB - Es un tema muy difícil de
analizar desde nuestra línea de
análisis, que pretende ser muy fría,
lo más objetiva posible, tratando de captar
el razonamiento de cada una de las partes
involucradas en los distintos temas. Estos son
temas extremadamente sensibles; se puede decir que
las encuestas son difíciles, pero en
definitiva contra la encuesta reacciona mal la
gente que se siente afectada muy personalmente en
una carrera política. La primera
reacción es pelear contra el tema, a veces
con un poco de irracionalidad, pero que gane uno y
pierda otro no afecta temas demasiado sensibles.
Acá es distinto, estamos con la piel
erizada, como se estuvo en Uruguay entre el 86 y el
89, en un tema donde hay distintos puntos de vista,
cada uno de ellos siente dificultad para
interpretar el otro y muchas veces considera que el
otro tiene una culpabilidad fuerte. No es
fácil entrar en este tipo de
análisis.
Estos análisis sólo se pueden hacer a
partir de un dato político que explica
-explicar no necesariamente quiere decir
justificar, porque justificar es partir de valores
de uno u otro- los procesos, que son las distintas
formas de salida de los regímenes
autoritarios. En principio podemos hablar de tres
tipos de salidas: las otorgadas, las pactadas y las
que se producen por implosión, caída
o derrota del régimen.
En todos los casos -aún en las otorgadas-
hay algún tipo de condicionamiento que lleva
a que un régimen se vaya o se abra; nunca es
por una convicción intelectual, siempre hay
hechos externos, internos o combinaciones de ambos.
No es lo mismo una salida otorgada que se produce
porque no hay condiciones para continuar un
régimen autoritario pero éste
está en la situación de poner todas
las condiciones. Es el caso de Chile, que
dejó atada una Constitución, con los
senadores vitalicios, con esa autonomía de
las Fuerzas Armadas donde el presidente de la
República no tiene poder para efectuar las
designaciones de los comandantes.
Están las salidas pactadas de distintas
formas, originalmente lo fue la de Polonia,
quedando lo que se llama un régimen
consocional. Y la uruguaya también fue una
salida pactada, explícita o
implícitamente, según tomemos el
acuerdo del Club Naval como un elemento, la
concurrencia a las elecciones como otro o la Ley de
Caducidad como un tercero que determinó que
la totalidad del sistema político terminara
formando una especie de gran pacto de salida con
las Fuerzas Armadas, donde no es claro -porque un
pacto no es lo mismo que la conclusión de
una guerra, donde quedan claras todas las
condiciones- qué es lo explícito y
qué lo implícito.
EC - Así que hay salidas otorgadas,
pactadas, y una tercera forma...
OAB - Por caída. Las caídas
pueden ser porque el régimen se desploma
-como en el caso de la Unión
Soviética- o por derrota militar, que puede
ser interna o externa. En el caso de Nicaragua el
régimen autoritario de Somoza cae por unas
Fuerza Armadas rebeldes que lo derrocan y,
aún más allá, el
régimen pierde los apoyos militares y queda
indefenso. Estados Unidos ayuda a su caída
en la Presidencia de Carter.
En el caso de una derrota externa hay dos casos
típicos, como el de Grecia en 1974 y el de
Argentina en 1982-83, en que una derrota en una
guerra externa -Grecia con Turquía y
Argentina con el Reino Unido- determina la
debilidad de un régimen militar. No hay
régimen militar que pueda sobrevivir a una
derrota en su propio campo, una derrota militar
externa. Pierde todo el prestigio que puede tener
una Fuerza Armada gobernando.
Cada una de las salidas tiene consecuencias
diferentes. Las salidas otorgadas implican
transiciones extremadamente lentas, donde se va
abriendo puerta a puerta. Vemos que Chile
todavía está discutiendo formas de
salida institucional, el presidente de la
República está reclamando conducir a
las Fuerzas Armadas.
Las caídas por derrota llevan a un amplio
juego del sistema civil, como pasó en Grecia
y muy desprolijamente en Argentina, porque hubo
marchas y contramarchas en el análisis,
evaluación o actitud sobre lo ocurrido en el
período militar.
Puede haber salidas entre pactadas y otorgadas,
como la española, que se hicieron sobre el
supuesto de no tocar nada de lo anterior. El juez
Garzón, por ejemplo, hace muchos años
que es juez, por lo tanto estuvo muy cerca de la
salida, pero jamás vio un solo caso que
tuviera que ver con lo ocurrido en España.
Esto quiere decir que manejaba también
implícitamente que ahí no se tocaba
nada.
El otro tema es que muchos de estos países
han tenido la contrapartida; es decir, la
existencia de actos que pueden considerarse desde
el punto de vista jurídico como
sublevaciones o cuestionamientos de hecho al
régimen constitucional por vía
armada. En general se les llama guerrillas -pueden
tener forma de guerrilla u otras formas-, muchas
veces se habla de terrorismo, pero ésta es
una palabra muy confusa, que se aplica a veces a
organizaciones que no tienen nada que ver con lo
que es técnicamente el terrorismo.
También están las formas de salida de
estas situaciones, que llevan a las pacificaciones.
Aquí también las clasificaciones
pasan desde el borrón y cuenta nueva, que
son las amnistías; no olvidemos que
"amnistía" viene del griego y su
raíz, "amnesis", quiere decir "olvido". Es
olvidar el pasado. También pueden ser formas
no de olvido sino de perdón.
En el caso uruguayo, para lo que podían
haber sido delitos contra la Constitución,
contestatarios al Estado, hubo dos soluciones:
a) La Ley de Amnistía de marzo de 1985, que
amnistió dos tipos de cosas: los que eran
delitos según la visión de la
Justicia militar, y los que también eran
delitos desde el punto de vista de la Justicia
civil, pero que no incluían delitos de
sangre.
Para los delitos de sangre, que afectaron a una
cincuentena de personas, hubo una revisión
de los expedientes por los Tribunales de
Apelación del Poder Judicial, que en algunos
casos anularon lo actuado por la Justicia
militar.
Recuerdo un procesamiento por homicidio en que no
había identificación de cuál
era la víctima, no había nombre ni
cuerpo, se imputaba un delito sin saber contra
qué. La mayoría de los casos se
confirmó y en los mismos no se aplicó
la amnistía sino una forma especial de
gracia, que fue el cómputo de las penas de
tres por uno. Es decir que por cada día
pasado en prisión, en función de las
condiciones de la misma, se computaron tres
días.
b) Para el otro lado, para los delitos cometidos
por integrantes del Estado, básicamente
Fuerzas Armadas o policiales o personas vinculadas
a una represión desde el Estado,
surgió la Ley de Caducidad de la
Pretensión Punitiva del Estado, que si bien
técnicamente no es exactamente lo mismo que
la amnistía fue todo un camino para no decir
que se votaba una amnistía, aunque
esencialmente lo fue. En la clasificación
típica de medidas de extinguir penas o
delitos es una amnistía. Esta
amnistía es la que termina convalidada en un
acto ciudadano popular que es el referéndum
del 16 de abril de 1989.
En este período, que estuvo teñido de
otras cosas, como la recolección de firmas,
la verificación de las mismas, se
abrió toda una serie de debates laterales.
El debate de fondo estuvo centrado
básicamente en dos grandes posturas: la de
quienes reclamaban justicia y consideraban que una
amnistía eliminaba la justicia, y la de
quienes defendían la ley, considerando que
la misma implicaba lograr la paz, que siempre tiene
el precio de buscar el olvido del pasado y es la
amnistía. Paz versus justicia fueron un poco
los dos slogans, en el sentido más
respetuoso, de condensar todo un conjunto de ideas
y pensamientos. Por supuesto que había
también posiciones extremas, de quienes
habían defendido todo lo actuado por las
Fuerzas Armadas o que negaban que hubiera existido
delitos de parte del gobierno autoritario, y del
otro lado quienes convalidaban acciones que
habían desembocado en delitos de
sangre.
EC - De todos modos la ley quedó
vigente, el referéndum la ratificó.
Pero esa ley no cerró todo lo que
había para cerrar.
OAB - En primer lugar, la ley deja una gran
discusión. Primero, cierra la
pretensión punitiva del Estado, la
realización de juicios, la
investigación y persecución penal por
esos delitos. Lo que abre la discusión es la
pregunta de si eso inhibe todo tipo de
investigación cuya finalidad no sea
punitiva. Hay dos grandes posturas: la que en
general ha defendido el gobierno de Sanguinetti,
que es la de que está cerrado, y la postura
de quienes consideran -que es la postura de
Familiares de Detenidos Desaparecidos- que
está cerrado lo punitivo pero que nada
impide que se investigue el cuándo,
cómo, dónde, por qué e incluso
el quién, siempre y cuando no busque una
sanción penal. Además, el
artículo 4º de la Ley de Caducidad de
la Pretensión Punitiva del Estado
explícitamente abre el camino a investigar
la suerte o el destino de las personas de las que,
habiendo sido detenidas o presumiéndose su
detención, luego no se supo más nada.
Son las llamadas desaparecidas o detenidas
desaparecidas, o ausentes a partir de un hecho que
se presume, a partir de un conjunto de indicios,
que fue producto de un acto represivo del Estado.
Esto es lo que quedó abierto y éstas
son las dos posturas.
********
EC - Vamos ahora a la discusión que
ahora vuelve a darse, al comienzo de este nuevo
período de gobierno, en torno al caso de los
detenidos desaparecidos y la intención del
presidente Batlle de solucionarlo definitivamente
"para sellar la paz entre los uruguayos", como ha
dicho.
OAB - Vamos a hacer mención al caso
Gelman, sin analizarlo. En primer lugar, porque en
general nuestra tendencia es a buscar el
análisis cuando hay alguna perspectiva, no a
hacer análisis periodísticos,
caminando sobre los hechos. Buscamos un
mínimo de distancia que este caso
todavía no tiene. Sin duda hay gente que
tiene toda la información, pero nosotros no
tenemos la información suficiente para
despejar muchas interrogantes que nos genera este
episodio.
El caso Gelman genera algunas dudas o hechos
significativos. El primero es que los uruguayos
veníamos trabajando en este tema con listas
de desaparecidos acotadas y cerradas. En general
había una lista confeccionada por
familiares, una investigación parlamentaria
y de organizaciones de derechos humanos que
situaban en 34 el número de personas
desaparecidas dentro del país, más la
suma de uruguayos desaparecidos afuera. Aquí
hay una persona que desapareció en forma
confusa (María Claudia García Irureta
Goyena de Gelman), ya que esa desaparición
habría empezado en Argentina y terminado en
Uruguay. No figura en ninguna lista de
desaparecidos, sin embargo es una
desaparición que según todos los
datos obtenidos hasta el momento termina ocurriendo
aquí. Además hay un dato que aparece
como muy revelador, que es la existencia de un
niño (el hijo del matrimonio
Gelman-García) cuya desaparición
ocurre dentro del territorio de la República
Oriental del Uruguay.
EC - Un niño que también
habría nacido aquí.
OAB - Exacto. Es algo novedoso, ya que se
venía manejando que el problema de los
niños desaparecidos era un tema de hechos
ocurridos en Argentina, que eran hijos o nietos de
uruguayos desaparecidos en el país vecino,
algunos de los cuales habrían venido a
Uruguay por adopción, por tenencia, como el
controvertido caso de Simón Riquelo, el hijo
de Sara Méndez. Esto implica una vuelta de
tuerca y la generación, por lo tanto, de
nuevas interrogantes sobre lo ocurrido.
A partir de aquí tenemos una nueva
situación, donde adquiere un protagonismo
singular la postura asumida por el presidente
electo durante la transición y el discurso
del 1º de marzo. A pocos días de la
asunción señalábamos que el
hecho sobresaliente había sido la
ubicación del tema entre los cuatro o cinco
temas principales del discurso y el lugar en que
fue mencionado. El primer gran tema que el
presidente de la República pone sobre la
mesa en lo que generalmente se define como la
agenda del gobierno, los logros que un presidente
aspira a tener en sus cinco años de
gestión, es lo que Batlle llamó la
"paz definitiva".
Esto le dio un gran envión a un tema que se
había ido acallando en la Presidencia de
Lacalle -cuando digo acallando no digo que no haya
habido sectores que hayan seguido con el tema, pero
en el manejo global de la opinión
pública, en los titulares
periodísticos, en la demanda de todos los
grupos políticos, era un tema que iba
perdiendo fuerza-, que también durante la
Presidencia de Sanguinetti se debilitó
mucho. Hasta que apareció este caso, el
reclamo de Gelman que, sobre todo a partir de
octubre del año pasado, tiene un eco
formidable con la carta del propio escritor y las
que aparecen después del 20 de octubre de un
conjunto de Premios Nóbel.
EC - En octubre se hizo público que
Gelman se había reunido con el secretario de
la Presidencia y había obtenido, en
principio, el compromiso del Edificio Libertad de
llevar adelante investigaciones en torno a la
desaparición de su nuera y aparentemente
también de su nieta o nieto, que
habría nacido en Uruguay. Hubo un lapso,
entre junio -cuando se produjo la reunión
Gelman-Bluth- y octubre, en el que nada se supo de
que eso estaba en curso.
OAB - El tema no había trascendido por
ningún lado. Trascendió el 11 de
octubre. Vamos a hablar primero del replanteo del
tema desaparecidos. Cuando digo replanteo no quiero
decir que se haya interrumpido; me refiero al
replanteo como un tema primordial de la agenda
política, llevado por el presidente electo y
presidente actual a ese primer plano. Esto implica
la reapertura de un debate en el país. En
primer lugar, a nivel de opinión
pública, de ciudadanía -no estamos
hablando de ninguna medición- se puede decir
que hay tres grandes bloques: los que siempre
estuvieron en una postura de reclamo de esto y de
oposición a la caducidad o la
amnistía o el olvido o el cierre o el no
realizar justicia según su visión;
los que estuvieron permanentemente en la
línea de clausurar el tema, que apoyaron la
Ley de Caducidad no sólo como una vía
jurídica sino como una forma de decir que
Uruguay terminó con el tema y ahora hay que
construir el futuro; y un tercer gran bloque, que
quizás sea el más grande de todos,
que no es homogéneo, que ha ido oscilando
según los momentos, de donde surgió
esa mayoría que ratificó y
respaldó la Ley de Caducidad pero que
según distintas encuestas se ha pronunciado
siempre en una línea favorable al
esclarecimiento del tema desaparecidos.
EC - O sea, a favor de la ley pero
también a favor de que se continuara las
investigaciones sobre los desaparecidos.
OAB - Exactamente, de acuerdo con clausurar
todos los efectos penales pero buscando respuestas.
Las investigaciones de opinión
pública que realizamos en los años
pasados nos daban siempre una postura mayoritaria a
favor de esclarecer por lo menos algo que tuviera
que ver con los desaparecidos, sin que ello
implicara la reapertura del tema desde el punto de
vista jurídico penal.
Por otro lado hay dos grandes posturas enfrentadas.
Del lado de los reclamantes se busca el
cuándo, el dónde, el cómo y el
por qué. Y, explícitamente dicho por
algunos de sus voceros, con la información
que hay, reclamar el quién, ya que hay
suficientes elementos para que el cuándo y
el dónde conduzcan al quién o
quiénes sin necesidad de que se investigue
explícitamente. En otras palabras se busca
el cuándo, dónde, cómo, por
qué y quién, sólo que se
entiende que el quién es un resultado
derivado de los anteriores. Lo que se teme es que
no se llegue a resultados, no porque no haya
posibilidades fácticas sino porque no haya
voluntad de llegar a ellos y exista una
obstrucción deliberada.
Del otro lado, de parte de políticos y
militares, existe -sobre todo como postura
política- lo que a su juicio es la
preservación de la paz que piensan que
remover esto puede afectar. Sobre todo hay temores,
más que búsquedas, que uno ubica en
dos planos, como se ha visto en el último
mes. Por un lado está el temor a la
explotación política del tema, a
considerar que el tema, además de un aspecto
humanitario, puede tener un juego político
de afectación de militares, dirigentes
políticos, grupos políticos o
posturas políticas, y que su
explotación puede afectar la paz, sobre todo
la paz social, entendiendo que aunque el plano
penal esté cerrado puede haber una
sanción social una vez que se identifique el
responsable y que esa sanción puede llevar a
persecuciones sociales de forma un poco dura, como
los llamados "escraches" protagonizados el
año pasado.
El otro temor de este sector es que haya una
aparición de sucesivos problemas en cadena,
uno tras otro, que transgredan los límites
establecidos por la Ley de Caducidad, que no se
pueda poner un límite y se abra compuertas
que no se sabe a dónde conducen.
EC - ¿Cómo se ubica el
doctor Batlle?
OAB - Yo diría que está
buscando ser el articulador. Cuando dice que busca
la paz definitiva no está diciendo que va a
remover a costa de la paz sino que busca consolidar
todo. Se está proponiendo una obra
titánica, de ésas en que las
posibilidades de fracasar a veces son mayores que
las de tener éxito. Uno diría que si
logra esto logra una Presidencia exitosa,
independientemente de lo demás. Tiene que
buscar la forma de avanzar y obtener resultados sin
que se perturbe esa paz definitiva, para lo cual,
para empezar, tendría que contar con un
consenso político. En realidad esta usando
el consenso de sus propias apoyaturas más la
izquierda. Es notorio que hay muchos temores de
parte de otros sectores que incluso sintieron esto
como inconsulto, que no fue un tema preelaborado,
que haya logrado toda la apoyatura política
en el momento de su lanzamiento.
EC - Nos falta ver cómo queda
todo esto luego de los últimos hechos, sobre
todo los del viernes pasado.
OAB - A partir de los atisbos de la
transición, de los anuncios del 1º de
marzo y de los hechos del viernes, Batlle
logró un espacio excepcional de credibilidad
de la izquierda. Yo diría que este fin de
semana Batlle ha sido una figura
extraordinariamente idolatrada por la izquierda.
Cuando digo "idolatrada" quiero decir
"cariñosamente vista". Seguramente -esto no
es producto de una medición, es una
percepción intuitiva- Batlle está en
el cenit de su popularidad, en el momento
más exitoso que puede tener un presidente de
la República en su comunión con la
opinión pública. Esto para un jefe de
Estado es una fuerza formidable para hacer
cosas.
Esta situación da lugar a otro ángulo
de análisis: que esto le va a dar una gran
fuerza para todo lo que no tiene que ver con estos
temas, para el impulso de su programa de gobierno
en el plano económico y de reformas
estructurales. En este plano también le da
una gran fuerza para dar pasos acelerados. Sin duda
el pecado que podría cometer Batlle en sus
deseos e intenciones sería demorarse, no
aprovechar este momento para empujar lo que crea
que debe hacer. Si es correcto o no, es problema de
la valoración que haga cada uno. Pero desde
el punto de vista de su postura y sus programas
éste es el momento para empujar.
Es verdad que esta postura, la forma en que
realizó los hechos, no es neutra
políticamente. Por otro lado, en este
momento la posición de Sanguinetti en la
opinión pública ha quedado acotada,
más bien como un referente de un sector muy
firme en este tema y muy duro, pero no para lo que
hoy llamaba el bloque oscilante. Ante la
opinión pública más
independiente, su figura ha estado debilitada estos
días. Los debilitamientos de un sector que
es la mitad del partido de gobierno y la
mayoría de la bancada parlamentaria
podrían tener costos para la apoyatura
política del presidente de la
República en el futuro.
EC - Además, el episodio del viernes
viene a sumarse a un contexto de decisiones que el
gobierno del doctor Batlle a través de
él mismo y de varios de sus ministros ha ido
tomando en los primeros días de esta
administración, que han afectado
resoluciones y líneas de acción
política de la administración
anterior.
OAB - Además, también hay que
ver en qué postura ve todos estos
acontecimientos el Partido Nacional y
particularmente el doctor Lacalle y el Herrerismo,
que es el sector claramente mayoritario y que no
tiene una posición tan clara en favor de la
línea que está impulsando el
presidente de la República.
El otro tema es que hay muchos indicios de cierto
malestar a nivel militar con los pasos que
está dando el presidente de la
República, sobre todo por la
desinformación de hacia dónde va y
qué va a hacer.
Por otro lado, los familiares de detenidos
desaparecidos y los sectores sociales que los
respaldan o comulgan con sus puntos de vista han
recibido estos días un formidable
envión, se sienten fortalecidos en sus
reclamos, en sus demandas. Lo que lleva a dos
cosas: un endurecimiento de las posiciones y un
crecimiento de las expectativas sobre el logro de
resultados. El gobierno, a la vez que se fortalece,
también se autoimpone mayores exigencias.
Cuando uno crea más expectativas se
autoimpone exigencias de satisfacer esas
expectativas. La expectativa no era solamente
resolver el caso de la nieta del escritor argentino
Juan Gelman. Este hecho certificó que es
posible algo, pero ese algo es mucho mayor. Es el
esclarecimiento de la suerte de esas 34 personas
desaparecidas en Uruguay más algunos hechos
que tuvieron que ver con desaparecidos en
Argentina, por ejemplo de menores cuya suerte se
desconoce o hay una sospecha que nunca se pudo
confirmar fáctica y jurídicamente
-como en el caso Simón Riquelo- o las dudas
que el propio desenlace del episodio Gelman puede
generar en muchos en cuanto a si las listas y los
hechos se cerraron acá. Si pueden aparecer
hechos nuevos prácticamente un cuarto de
siglo después, esto habilita a pensar que
puede haber más.
Todo esto abrió un camino, dio un
envión. El presidente de la República
generó esto y una autoexigencia mayor de dar
respuesta a todo lo que él mismo ha
impulsado.
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