Los derechos
humanos, los delitos de Estado y los delitos
insurrecionales
Oscar
A.Bottinelli - diálogo con Emiliano
Cotelo
EMILIANO COTELO:
El tema estuvo intensamente en Perspectiva, primero
con el propio general Líber Seregni
explicando y profundizando las declaraciones
realizadas al semanario Búsqueda y luego con
el senador Eleuterio Fernández Huidobro,
dirigente del Movimiento de Liberación
Nacional - Tupamaros (MLN-T).
A raíz de las manifestaciones de Seregni y
de las respuestas que recibió desde la
propia izquierda es que Oscar A. Bottinelli nos
propone hoy, como tema para su análisis,
"Los derechos humanos, los delitos de Estado y los
delitos insurreccionales".
El punto de partida es Seregni, pero vamos a ir
bastante más lejos de lo que fueron sus
palabras.
OSCAR A. BOTTINELLI:
Como punto de partida podemos tomar dos ejemplos,
uno jurídico y otro literario. Siempre se
dice que el autor pare su obra y a partir de
ahí ésta es una criatura con vida
propia que deja de pertenecer al autor.Los textos
son textos independientemente de quién los
haya escrito y de la intención que haya
tenido al escribirlos. Desde el punto de vista
jurídico, según el principio de
hermenéutica jurídica, sobre todo en
la tradición uruguaya, la norma es
independiente del legislador: una vez que existe
una norma se interpreta lo que dice su texto, su
contexto, su finalidad, y no la voluntad de quien
la escribió.
En este caso hay dos ángulos de
análisis:
Uno. Cuando se analiza la persona que dice
algo, se le contesta a esa persona según su
trayectoria y se dice "sí, pero antes hizo
tal cosa", "fulano que es culpable de esto ahora
habla...". Este análisis es válido
como análisis de conductas.
Dos. Otro caso es cuando se lanza una
opinión al ruedo y ya no tiene nada que ver
quién la emitió en última
instancia, sino que se opina sobre eso con absoluta
independencia del autor.
Me parece que es el mejor ángulo de
análisis en profundidad. Sin perjuicio de lo
cual no está demás refrescar un poco
una historia casi de telenovela, de amores, de
encuentros y desencuentros, entre el Frente Amplio
y el MLN.
EC - ¿Por dónde arrancamos con
esa historia?
OAB - Recordemos que el Frente Amplio se
forma sin el MLN adentro y luego aparece la
situación muy peculiar de la existencia del
viejo Movimiento 26 de Marzo...
EC - No es el actual.
OAB - No, el actual es parte de aquél.
Era un movimiento de gente que podía estar
integrando orgánicamente el Movimiento de
Liberación Nacional, otra que sin integrarlo
orgánicamente tenía contactos, otra
que sin tener ningún contacto era
simpatizante y otra que tenía una actitud,
por lo menos, de ver bien determinados esquemas,
líneas o métodos sin estar
necesariamente del todo de acuerdo con lo que
hiciera el MLN. Este puede ser todo el abanico de
definición de un movimiento bastante
inorgánico, bastante abierto, como lo fue el
viejo Movimiento 26 de Marzo.
A su vez sobre los métodos del
Movimiento de Liberación Nacional,
particularmente en temas como a los que se
está refiriendo Seregni, aquellos que
implican agresiones a personas -sea mediante la
muerte, la privación de la libertad o de
determinadas formas de trato en esa
privación de libertad- hubo en el Frente
actitudes muy diferenciadas. Las dos actitudes
más nítidas fueron las del Partido
Demócrata Cristiano (PDC), que bajo la
conducción de Juan Pablo Terra tuvo una
posición absolutamente clara de
enfrentamiento al MLN.
EC - Es bueno hacer estas aclaraciones y
puntualizaciones en la medida en que nos pueden
estar escuchando oyentes que ni siquiera
vivían en esos años, o que
recién estaban naciendo. Estamos hablando de
los años previos al golpe de Estado.
OAB - Sí, de la formación del
Frente, de los años previos al
golpe.
EC - En ese Frente Amplio había un
sector muy afín al MLN, el 26 de Marzo, y
estaba también el PDC. Tú dices que
desde el PDC se condenaba de manera nítida y
clara la conducta, las operaciones, el estilo de
algunas de las acciones de los tupamaros.
OAB - El Movimiento Blanco Popular y
Progresista, que después del régimen
militar se llamó Movimiento Popular
Frenteamplista, dirigido por Rodríguez
Camusso, en aquellos años emitió
también condenas muy duras a las acciones
del MLN.
Luego podemos recordar a Carlos Quijano, que
cada vez que se producía un secuestro
publicaba un recuadrito en el semanario Marcha,
titulado "La técnica del rehén", en
el que expresaba su oposición; incluso
siempre alertando que esto vuelca las masas en
contra de quienes provocan estos acontecimientos.
Era una visión más histórica
que ética, o
histórico-política que
ética.
El Partido Comunista Uruguayo siempre hizo un
permanente deslinde diciendo que no eran esos sus
métodos ni su estrategia, recordando que ese
partido apelaba a la estrategia de masas, a la
organización de sectores importantes, a la
participación colectiva, fundamentalmente en
el plano político-electoral o
político-partidario, en el social, en el
sindical, apelaba siempre a una acción
pública y deslindaba esos acontecimientos
sin implicar condenas.
EC - Y en particular la actitud del general
Seregni, que él mismo ahora, 30 años
después, entiende que no fue lo
suficientemente crítica hacia ese tipo de
acciones.
OAB - En cuanto al general Seregni lo que se
puede marcar como un hecho más determinante
fue, sobre todo en 1972 -aunque ya había
aparecido en 1971- la aparición de un Frente
Amplio considerado como la fuerza que al promover
determinado tipo de cambios que podían
recoger demandas o reclamos de todos esos sectores
que globalmente podemos definir como izquierda,
buscaba hacerlo por medios pacíficos. Es muy
importante el discurso del 30 de abril de 1972,
cuando hace un llamado a la pacificación,
incluso de allí surge la frase
"Pacificación para los cambios, cambios para
la paz". Yo no recuerdo que haya habido referencias
explícitas de condena a este tipo de cosas
sobre las que ahora hace una referencia
crítica por haber mantenido
silencio.
EC - Cuando le responden dirigentes
históricos del MLN le dicen, entre otras
cosas, que esa introspección no es completa
porque Seregni mismo, según el MLN,
coordinó con ellos acciones militares para
la hipótesis de un golpe de Estado.
OAB - Ya estamos a 29 años de los
acontecimientos de lo que se llamó la
"Operación Contragolpe", que fue coordinada
por el general Seregni, en la que participó
el Partido Comunista y se establecieron niveles de
coordinación con el Movimiento de
Liberación Nacional - Tupamaros. Esto
aparece en algunos relatos, creo que está en
el libro de Jaime Pérez y en otros
documentos.
EC - Completemos esta recorrida por la
historia de las relaciones Frente Amplio-MLN; vamos
a la salida de la dictadura.
OAB - Iría a la salida de la dictadura
para recordar lo siguiente: por un lado ya el 26 de
Marzo aparece dividido básicamente en dos
grandes corrientes: el actual Movimiento 26 de
Marzo y otra llamada Movimiento de Independientes
26 de Marzo, conocida como "Histórico". Este
Movimiento 26 de Marzo había pedido el
ingreso al Frente Amplio en 1984. No lo hizo el
MLN, cuando se reconstruyó, a la salida de
la cárcel de sus líderes
históricos. Ahí hay un período
de confusión, porque en 1985 y 1986 hay
posturas del MLN interpretadas desde el Frente
Amplio como posturas antifrenteamplistas: una
línea de mucho impulso por parte de algunos
dirigentes a la figura de Wilson Ferreira Aldunte,
el tema de la construcción del Frente Grande
considerando que el Frente Amplio era un frente
chico. De alguna manera esto se va afinando hasta
terminar con el pedido de ingreso del MLN al Frente
Amplio: primero el "26 histórico" desaparece
y se integra al MLN y éste retoma el pedido
del "26 histórico" de ingreso al Frente
Amplio y lo hace suyo.
En ocasión de la reestructura del
Frente Amplio en 1986 el PDC plantea como una
exigencia, que se impone en los estatutos: que el
ingreso de nuevos grupos debe ser aprobado por
unanimidad. Esto bloqueó el ingreso del MLN
mientras el PDC estuvo en el Frente Amplio. En ese
momento era el único grupo que se
oponía al ingreso del MLN, los demás
grupos del Frente Amplio, inclusive la 99, apoyaban
el ingreso del MLN.
EC - Batalla fue muy enfático en ese
sentido.
OAB - Sí, pero la 99
orgánicamente, institucionalmente,
apoyó el ingreso del MLN al Frente Amplio.
Producido el retiro del PDC se produce el ingreso
del MLN resuelto por unanimidad, que al ser
unánime cuenta con el voto del propio
general Seregni.
Esta fue un poco la historia, por eso a veces
hablo de amores y odios, de encuentros y
desencuentros entre el Frente Amplio y el MLN. No
fue una relación lineal; incluso Raúl
Sendic padre al salir de la cárcel
tenía una línea muy distante del
Frente Amplio, lo veía como una cosa
pequeña, poco abarcativa y planteaba la
necesidad de un frente más grande.
Después esa línea se atenúa;
me estoy refiriendo a las primeras declaraciones de
1985. Es decir que de las dos partes hubo
acercamientos y rechazos. De todos modos yo
diría que sobretodo la presencia o no del
Partido Demócrata Cristiano en el Frente
Amplio fue muy fuerte en relación a las
actitudes del Frente en su conjunto con respecto al
MLN y la propia organicidad de éste en el
Frente.
EC - Vayamos al eje de tu comentario de hoy,
a los temas de fondo que han estado detrás
de este debate de estos días.
OAB - Olvidemos los autores, no importa de
quiénes han sido las frases,
réplicas, contrarréplicas y
coincidencias. Vamos primero al tema de los
derechos humanos. Cuando se empieza a hablar de los
derechos humanos se puede decir que una
violación a los mismos es que exista
pobreza, gente con problemas de hambre, de salud,
etcétera. Esa es una definición muy
correcta del tema, pero vamos a acotarla un poco.
Estamos hablando de una visión de los
derechos humanos restringida pero muy
inequívoca: cuando se restringen o se
afectan los derechos a la vida y a la integridad
física mediante un acto de
persecución directa sobre las personas con
una finalidad política. Esta nos parece una
definición que aclara sobre el tema que
estamos analizando; no entramos a discutir si los
otros casos son o no violaciones a los derechos
humanos, no entramos en el tema semántico.
Si se quiere podríamos llamarle a nuestro
tema violaciones políticas personales a los
derechos humanos.
Hay un primer tema de discusión en el
mundo, una vieja discusión pero candente
hoy: el análisis en función de las
fuentes de los derechos humanos. La primera fuente
es el Estado, puede ser por decisiones
institucionales o por acciones más o menos
autónomas de aparatos del Estado,
generalmente por parte de aparatos que tienen
capacidad de realizar esto, que son los que tienen
estructuras armadas, normalmente policías,
fuerzas armadas o esas fuerzas intermedias,
difíciles de definir, como algunas guardias
nacionales que no se sabe si son ejércitos o
policías.
Puede haber otro tipo de violación que
es la paraestatal, lo típicamente
paramilitar, muy difícil de definir porque
normalmente son estructuras o grupos militares que
perteneciendo a las estructuras militares o
policiales funcionan con autonomía de los
mandos en el momento de la acción. Pero hay
otra paraestatalidad representada por grupos
más o menos civiles -en cuanto a que no
pertenecen a estructuras militares institucionales
pero que tienen una organización de tipo
militar- que pertenecen a estructuras
políticas, como por ejemplo las SA del
Partido Nacional Socialista Obrero Alemán,
sobre todo antes de la toma del poder, o como
determinados grupos de los Squadri del Partito
Nazionale Fascista en Italia, antes del poder y ya
en el poder, sobre todo con muy fuerte
acción en el período en que Mussolini
está en el gobierno pero todavía no
se consumó el golpe de Estado y convive con
un régimen constitucional o al menos
parlamentario. Tenemos ejemplos de esto en buena
parte del mundo.
En tercer lugar está la
actuación de organizaciones sublevadas
contra el Estado, contra el gobierno o contra las
autoridades constituidas. Debemos aclarar que
cuando hablamos de "sublevadas" hacemos una
definición técnica y no valorativa,
sublevar en el sentido de oponerse y buscar
oponerse de forma tal que implique un acto que
pueda conducir a un derrocamiento.
EC - Esas son distintas fuentes de
violaciones a los derechos humanos.
OAB - Una aclaración: cuando digo
"autoridades constituidas" estoy hablando desde el
punto de vista fáctico, de que la autoridad
esté constituida; no me importa si en esa
sublevación esa autoridad constituida es
legítima o ilegítima, si corresponde
a tal o cual orden, sino que está
constituida, ejerce el dominio en el Estado y tiene
una organización que se subleva contra
ella.
EC - Tú listabas distintos tipos de
fuentes de violaciones a los derechos humanos, de
organizaciones desde las cuales pueden producirse
violaciones a los derechos humanos. ¿Para
qué hacías esa
clasificación?
OAB - Para plantear la discusión
candente. Hay dos posturas sobre el tema -como
siempre hay un abanico que podemos reducir a dos
posturas-: una que hoy puede definirse como la
dominante, por lo menos a nivel de organismos
internacionales, de la Comisión de Derechos
Humanos de Naciones Unidas, que es considerar que
hay dos planos distintos en la violación a
los derechos humanos: uno cuando la comete el
Estado y otro cuando no la comete el Estado. Es
decir, considerar que cuando la comete el Estado lo
hace en un momento en que tiene todo el poder para
hacerlo o no hacerlo y pone todo ese poder que la
sociedad le otorga -independientemente de que se
haya apropiado o no de ese poder, lo tiene en
función de esa sociedad-, con recursos de
toda esa sociedad que le permiten tener una
estructura -armas, instrucción- para
ejercerlo con violación a derechos humanos,
y eso, por lo tanto, como desviación de las
funciones del Estado, es esencialmente condenable.
Sin que dejen de implicar violaciones a los
derechos humanos entran en un plano menor cuando se
trata de privaciones de libertad, secuestros o
muertes cometidas por organizaciones que
están en acción, en combate, en
sublevación con esos Estados. Esta postura
podría ser llamada "diferenciadora".
Hay una segunda postura en esa línea,
como por ejemplo la que con mucha fuerza
está llevando adelante España, en esa
línea aparecen pensamientos importantes en
Colombia. Podemos llamarla postura "igualadora". Da
la impresión de que la postura de Seregni se
inscribe en esta postura igualadora. Es decir que
las violaciones de los derechos humanos son tales,
independientemente de quién las cometa, por
lo tanto si en el primer caso -en la postura
diferenciadora- uno diría que lo que
prevalece es ver primero cuál es la fuente
de lo que ocurre, en la segunda prevalece la
óptica de qué es lo que ocurre y
qué se hace contra quién,
independientemente de quién lo haga y de las
circunstancias.
También hay otros temas que contaminan
éstos. Por ejemplo, recordemos la obra de
Luis Jiménez de Azúa, el
célebre jurista español, sobre el
delito Mateotti, el asesinato del diputado
socialista Mateotti. De alguna manera ese asesinato
por parte de squadristi fasciste es lo que da
origen al golpe de Estado de Mussolini del 2 de
enero de 1925. En esa obra Giménez de
Azúa maneja la tesis de la diferencia en la
intencionalidad en los delitos entre los que se
cometen en pos de la defensa de un orden y los que
se hacen en pos del ideal de progreso. En general
vemos que muchas veces en las polémicas de
denuncias y defensas de violaciones de derechos
humanos la intencionalidad de cuál es el
régimen que se defiende o se ataca
está presente. Por ejemplo Estados Unidos
inicia -sobre todo a partir de la presidencia de
Carter- una gran ofensiva sobre el tema derechos
humanos en el mundo, y sin embargo por otro lado ya
a esta altura hay documentos fehacientes sobre
violaciones de derechos humanos que se
seguían cometiendo con asesoramiento
estadounidense. Era un tema que tenía un
juego dual. Lo mismo se puede decir desde otras
posturas, es decir el manejo de las violaciones a
los derechos humanos por determinados
regímenes por ejemplo del Cono Sur y el
considerar que era un ataque a una
revolución denunciar violaciones a derechos
humanos que pudieran ocurrir en otras partes del
mundo con otros regímenes políticos.
Presento dos ejemplos de alguna manera opuestos
para demostrar que es una conducta bastante
común de la gente sacar el tema como un tema
en sí mismo y ponerlo en un contexto donde
primero veo si me gusta o no el régimen para
luego decir si hubo o no violaciones a los derechos
humanos y no analizar los temas en sí
mismos.
No olvidemos varias cosas. Primero, cuando se
analizan violaciones a los derechos humanos siempre
hay dos posturas, la del momento y la de la
perspectiva histórica; en la perspectiva
histórica siempre hay más condenas
que en el momento, de cualquier régimen. No
encontramos las condenas de violaciones a derechos
humanos del nazismo hechas después de
terminada la guerra con la misma intensidad y
diversificación en pleno auge del nazismo.
Esto es normal que ocurra. (Cuando digo normal no
digo que a uno le guste o no, lo digo casi en
términos estadísticos). Ocurre que
siempre hay justificativos desde el punto de vista
intelectual para que alguien diga "es horrible,
pero había necesidades", puede esgrimirse la
raisson d'Etat, la razón de Estado, la
subsistencia del Estado, la necesidad de defender a
la larga un sistema, la defensa de la democracia,
de la revolución, del socialismo, de la
patria, la seguridad nacional, la integridad del
territorio, siempre hay razones que se invocan para
justificar la acción. Un general argentino
hablaba una vez de "las cosas horribles que la
gente tiene que hacer en defensa de la patria",
consideraba que era una necesidad hacer cosas
horribles pero había un interés
superior. Cada vez que hay una violación de
derechos humanos hay de parte de quienes lo
realizan o de quienes defienden esos
regímenes un justificativo; ya pasó
la época en que se decía que eso
estaba bien -ocurrió hasta principios del
siglo XIX, la defensa clara de la tortura; defensa
de la pena de muerte sigue habiendo hasta hoy-,
ahora aun reconociendo que ciertas acciones
están mal se encuentran razones para
considerar que hay algo que está por encima
de los derechos humanos. Se llega a decir que por
culpa de preocuparse tanto de los derechos humanos
fulano fue débil y cayó o
perdió esto o lo otro, etcétera.
Tenemos que cuidar ese tema de los análisis
en las distintas épocas y además ver
si hay posturas generales, que ponen los principios
de los derechos humanos por encima de otros o las
que podemos llamar más auxiliares, que
reconocen que el principio es importante pero que
puede ceder ante otros principios cuando se
considere que las circunstancias están
dadas.
Creo que sería interesante que se
diera esta discusión ahora que las
discusiones se pueden dar más en
frío. Los protagonistas son ya todas
personas mayores, gente de mediana edad puede haber
tenido algo que ver con el tema -tanto como
víctima como victimario- pero en menor
número, y ya tenemos generaciones muy
importantes que están viendo esto como algo
del pasado, así como nuestra
generación vio la guerra mundial o el
nazismo.
EC - Es interesante el momento en que vienen
a producirse estas discusiones, el momento en que
se produce el destape de la discusión:
más de 30 años
después.
OAB - Es el momento en que se considera que
un hecho dejó de ser presente para pasar a
ser histórico. 25-30 años son las
normas que se aceptan para desclasificar documentos
secretos; muchos consideran que 25-30 años
es el período en que un hecho puede ser
tratado por un historiador, deja de ser de
analistas políticos y pasa a ser de
historiadores.
EC - Quizás se podrían agregar
otras explicaciones: estamos en el cambio de siglo,
quizás esa connotación
simbólica promueve las introspecciones y los
balances. Por otro lado el mundo en general
está en un momento de revisionismo.
OAB - Sí, pero yo diría que en
el mundo hay una discusión, en Uruguay no la
hay. Sería importante que la hubiera, sobre
todo planteando este tema. Muchos recordarán
que cuando hablábamos de las encuestas
decíamos que nos gustaba hacer preguntas
sobre lo que llamábamos los dilemas de
hierro. Si uno le preguntan si quiere más
obras dice que sí, si le preguntan si quiere
menos impuestos también dice que sí,
pero si le piden que elija una de las dos cosas:
más obras y más impuestos o menos
obras y menos impuestos. Respecto a esto si a uno
le preguntan si está en contra de matar
gente uno está en contra, si le preguntan si
está en contra de las privaciones de
libertad también dice que está en
contra, pero después va a circunstancias
donde puede haber cosas que sean consideradas
fundamentales. No estaría mal una
discusión sobre cuál es el nivel en
que cada uno pone los derechos humanos, entendidos
como el derecho a la vida, a la integridad
física, a la libertad personal, en
relación a otros valores políticos e
institucionales, incluyendo patria, Estado,
territorio, nación, pueblo, religión,
ideas políticas, etcétera,
dónde están en el ranking que cada
uno haría. Esta discusión no es
menor. En general diría que siempre hay dos
respuestas: la que se da cuando están los
acontecimientos y la que aparece cuando se escriben
las memorias, que siempre son distintas por parte
de todos; cuando digo todos no me refiero a los
individuos sino también a los pueblos. Es
interesante el ejercicio de promover el
desafío de discutir estas cosas.
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