Partido Nacional: medio electorado a la búsqueda de un líder
Análisis del politólogo Oscar A. Bottinelli.

EMILIANO COTELO:
En el largo ciclo electoral que fue desde las elecciones internas de abril de 1999 a las municipales de mayo del año 2000, el Partido Nacional sufrió un cambio de dimensiones importantes en la composición de los sectores y en los liderazgos. Ese cambio interno es el tema de análisis que hoy nos propone el politólogo Oscar A. Bottinelli, director de Factum. El título de su comentario es: "Partido Nacional: medio electorado a la búsqueda de un líder".

Vamos a comenzar viendo algunos antecedentes.

OSCAR A. BOTTINELLI:
Vamos a posicionar el tema. Recordemos cómo le fue al Partido Nacional en las elecciones. En 1994 fue el 30% del electorado activo, de los que se denominan votos válidos; en abril de 1999 tuvo el 30% de esos votos válidos. Recordemos que ese 30% es alrededor del 17%-18% del total del electorado. Todos los partidos votaron en una proporción baja en relación a su electorado; el Partido Nacional no pasó del 30 al 20 y algo, sino que es el 30 de los que fueron.

EC - En las anteriores elecciones nacionales el Partido Nacional había tenido el 30%.

OAB - En abril también tuvo el 30%, en octubre el 22% y en mayo el 27%. Es un partido que está en una situación complicada con el electorado, pero además no se puede decir cuál es la magnitud del electorado nacionalista. Ha convocado en tres cifras bastante diferentes en tres elecciones.

El otro aspecto es que el Partido Nacional se ha caracterizado por tener dos grandes corrientes históricas de las que no se puede decir que hayan sido siempre las mismas, pero que generaron cierta bipolaridad de perfiles de electorado. No necesariamente siempre hubo dos grupos. Herrerismo y nacionalismo independiente durante varias décadas; Herrerismo y Unión Blanca Democrática (UBD) en el momento del primer triunfo blanco a fines de la década del 50 y principios de la del 60. Luego, lo que se puede llamar el Herrerismo clásico se vio identificado con el Herrerismo versus el wilsonismo, si bien también hubo mucho Herrerismo dentro del wilsonismo.

Después de la restauración institucional se dio en todos los partidos el problema de que en cada elección la configuración es diferente. Se ha perdido un poco la permanencia de los sectores más allá de los referentes y la desaparición física o política de un líder hace desaparecer al grupo o ese grupo desaparece solo.

EC - ¿Qué sucedió en las elecciones posteriores a la dictadura?

OAB - Lo que podemos llamar el Herrerismo en 1984 aparece con tres vertientes, que van desde una muy pequeña que encabezaba (Juan Carlos) Paysée, el último intendente del régimen militar; otra de (Dardo) Ortiz, en una línea más crítica a la conducción partidaria y otra encabezada por (Luis Alberto) Lacalle que apoyó la fórmula (Alberto) Zumarán-(Gonzalo) Aguirre. Ese Herrerismo obtiene tres senadores en 11.

En 1989, cuando gana el Partido Nacional con Lacalle, lo que es propiamente el Herrerismo obtiene seis senadores en 12, es la mitad. Luego, por supuesto que Lacalle saca mucho más, porque lo apoya Gonzalo Aguirre, que no es herrerista. En 1994 es difícil computar, porque lo que es la continuación del lacallismo con el candidato (Juan Andrés) Ramírez obtiene cuatro senadores y luego hay tres detrás de (Alberto) Volonté, cuya lista al Senado encabeza (Walter) Santoro. Si es así, el Herrerismo tiene de cuatro a siete senadores en 10. Finalmente, en 1999 el Partido Nacional cae; de haber tenido 11, 12, 10 senadores, ese año saca siete. Lo que cae y muy fuertemente es el ala no herrerista, que había estado oscilando: con Wilson era una gran mayoría, después es la mitad, luego viene el problema de cómo computar lo de Volonté. Pero eran cinco o seis senadores y en la última elección queda en dos senadores en siete.

En 1984 las corrientes no herreristas tuvieron ocho senadores: cinco de Por la Patria y tres del Movimiento de Rocha. En 1989 tuvieron seis: dos del grupo de origen más nítidamente wilsonista que apoya a Volonté -Renovación y Victoria-, tres del Movimiento Nacional de Rocha -la misma cantidad que había tenido en la elección anterior- y uno de Por la Patria, que había explotado en el período 1984-1989 después de la muerte de Wilson. En 1994 este sector baja y de haber tenido ocho en 11 y luego la mitad pasa a tener un tercio, con dos senadores de Propuesta Nacional y uno del Movimiento Nacional de Rocha. En 1999 es casi un tercio, con dos en siete, que son (Jorge) Larrañaga de Alianza Nacional y Carlos Julio Pereyra del Movimiento de Rocha.

Hay por un lado un Herrerismo que tiene una continuidad rearmada por Lacalle, a partir de un momento en que había hegemonía wilsonista y, reduciéndose, el Movimiento Nacional de Rocha, el otro que ha mantenido una continuidad, por supuesto que con menos peso.

El tema es cómo llegamos al esquema actual. En abril el Partido Nacional se divide más o menos mitad y mitad entre el Herrerismo o lacallismo, por un lado, y el resto -Ramírez, Volonté, Ramos- por el otro. Lacalle no llegó al 50%, estuvo un par de puntos por debajo. En octubre se dio una caída fuerte del sector no herrerista y del Partido Nacional -o, dicho de otra manera, el Partido Nacional cae porque se le fuga un sector importante no herrerista- y la relación interna queda de dos a uno. En mayo de este año el Partido Nacional crece mucho pero no llega a los niveles que había tenido y vuelve a haber un relativo equilibrio, ya que el Herrerismo es algo más de la mitad y el resto -un resto mucho más difícil de definir que el de abril de 1999- es un poco menos de la otra mitad.

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EC - Esa es la historia reciente y ése es el fuerte cambio que se produjo en el peso de los distintos sectores de la interna del Partido Nacional teniendo en cuenta las tres elecciones del último año. ¿Cómo se refleja este cambio en la representación? ¿Cuál es el peso de cada bloque nacionalista en el Poder Legislativo, en las intendencias?

OAB - Son panoramas muy diferentes. A nivel parlamentario, el que refleja la elección de octubre, el Herrerismo tiene cinco senadores que son Luis Alberto Heber, Julia Pou, (Carlos) Garat, (Guillermo) García Costa y (Francsico) Gallinal. Recordemos que cuando hablamos de Herrerismo estamos hablando de lo que es específicamente el Herrerismo y de lo que es Acción Comunitaria. Bajo ese grupo hay dos subgrupos, que son dos grupos aliados: el Herrerismo propiamente dicho y Acción Comunitaria, que es de Montevideo, se definieron claramente uno con la hoja 71 y el otro con la 400. El Herrerismo, entendido en este sentido, tiene cinco senadores y 18 diputados. Recordemos que el Partido Nacional tiene 22 diputados, de los cuales 18 son del Herrerismo.

El no-Herrerismo tiene dos senadores. Uno es Larrañaga, que lidera el sector denominado Alianza Nacional, y el otro es Carlos Julio Pereyra, que históricamente lidera el Movimiento Nacional de Rocha. Por otro lado, el no-Herrerismo tiene claramente tres diputados: uno del departamento de Rocha, que es elegido originariamente por Manos a la Obra, que quizás se pueda decir que responde un poco a la realidad local de Rocha; uno de Florida, Arturo Heber, que ha abierto un sector de carácter nacional, Línea Nacional, que originariamente se llamaba Línea Nacional de Florida; y uno de Montevideo, de Desafío Nacional, cuya titularidad corresponde al actual ministro de trabajo, Alvaro Alonso. Luego está el caso de Tacuarembó, con un diputado más bien herrerista pero que a nivel departamental se alineó con el grupo del intendente reelecto, Eber da Rosa.

EC - Ese es panorama a nivel parlamentario. Vamos ahora al gabinete ministerial.

OAB - El gabinete quedó conformado más por el resultado de la elección y algunas necesidades políticas. El Herrerismo tiene tres cargos: Educación y Cultura, Vivienda y Deportes, respectivamente (Antonio) Mercader, (Carlos) Cat y (Jaime) Trobo. Y el no-Herrerismo tiene dos: Industria, Energía y Minería, con Sergio Abreu, y Trabajo y Seguridad Social, con Alvaro Alonso. Abreu fue el candidato a vicepresidente por el no-Herrerismo y hoy está en una coordenada muy cercana al Movimiento Nacional de Rocha. Alvaro Alonso es hoy un referente activo de Desafío Nacional, grupo liderado por Juan Andrés Ramírez.

EC - Hemos visto el Parlamento y el gabinete; nos queda por ver la distribución de las intendencias.

OAB - Acabamos de ver un panorama donde predomina el Herrerismo frente a un no-Herrerismo débil. ¿Qué pasó con las intendencias? Esto no ha sido analizado con la fuerza necesaria. El Partido Nacional obtiene 13 de las 19 intendencias; es un partido casi hegemónico a nivel municipal, por lo menos en distribución territorial, no necesariamente en población. De estas 13 intendencias, cuatro son inequívocamente herreristas -digo "inequívocamente" porque después vamos a ver la situación de Colonia, que es medio complicada-: la de Cerro Largo con (Ambrosio) Barreiro, San José con (Juan) Chiruchi, Durazno con el ex diputado Carmelo Vidalín y Lavalleja con el escribano (Hernán) Vergara.

El no-Herrerismo tiene ocho, es decir el doble, la relación de dos a uno se invierte. Pero no es un bloque que tiene ocho intendencias. En Maldonado, el arquitecto (Enrique) Antía es una realidad maldonadense que hay que ver cómo se mueve en el plano nacional. Claramente siguió enfrentado a la conducción partidaria. En Rocha, Irineu Riet Correa, un hombre formalmente de Manos a la Obra pero que se mueve con muchísima independencia; en Treinta y Tres, Wilson Elso, del Movimiento Nacional de Rocha; en Paysandú, Alvaro Lamas, de Alianza Nacional -es del departamento de Larrañaga-; en Soriano, Gustavo Lapaz, un hombre independiente; en Flores, Carlos Mazzullo, independiente; en Florida, Andrés Arocena, de Línea Nacional -coconductor de este sector- y en Tacuarembó Eber da Rosa, un hombre con alguna vinculación al Movimiento de Rocha, que se mueve en el espectro del no-Herrerismo más allá de que a nivel departamental también tuvo apoyos herreristas.

Finalmente está Colonia, donde es difícil la clasificación porque Carlos Moreira fue candidato único del Partido Nacional; por otro era suplente al Senado de Chiruchi, fue convocado cuando renunció Chiruchi y no aceptó la convocatoria. Por lo tanto, por un lado está en un alineamiento en relación al Herrerismo, pero por otro tiene una apoyatura departamental de todo el Partido Nacional y se diría que es un hombre con buenas relaciones con la totalidad del Partido Nacional.

Como vemos, la situación de las intendencias, que son centros de poder importantes, marca una correlación diferente a la que marcan el Parlamento, el gabinete y el Directorio. El Partido Nacional aparece claramente con dos realidades internas distintas y dos realidades externas. Tiene un peso político a nivel municipal de primer partido, y en la política nacional tiene un peso de tercer partido. Tiene un peso a nivel nacional de predominio herrerista muy nítido, y un peso municipal de mayor reequilibrio electoral y de mayor peso no-herrerista en las jefaturas comunales.

EC - A pesar de que, como vimos, ese no-Herrerismo está muy disperso.

OAB - Claro, lo que reequilibra el peso a nivel municipal es que el Herrerismo es un grupo político, más allá de problemas, tensiones, mientras que el no-Herrerismo es una conjunción de grupos o dirigentes que no han logrado mucha compatibilidad entre sí como conjunto.

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EC - A partir de este cuadro vamos a ver cómo queda conformado el panorama del Partido Nacional en bloques y sectores, por ejemplo cuál es el elenco de aspirantes a liderazgos.

OAB - Por un lado tenemos medio partido, o más de medio partido -según cómo nos estemos moviendo-, que podemos definir como el lacallismo, que es el Herrerismo más Acción Comunitaria. No olvidemos que el origen de muchas figuras de Acción Comunitaria, particularmente del interior, es Propuesta Nacional u otros sectores no-herreristas, algunas provienen del Herrerismo, pero muchas del no. Dentro del Herrerismo, en la Lista 71 se está observando un nivel de cierta independencia, la figura de Luis Alberto Heber ha crecido mucho y dentro del Herrerismo maneja algunas posturas con independencia o por lo menos con un planteo de perfil propio. Están surgiendo algunas figuras nuevas, como Francisco Gallinal, senador, ex director de Antel por un lado, y el subsecretario de Educación y Cultura, José Carlos Cardozo, que pierde por muy poco la Intendencia de Rocha -también había perdido la banca- y es una figura con mucho peso, o al menos a la que Lacalle le otorga mucho peso. Recordemos que como diputado fue un importante vocero del Herrerismo en la legislatura anterior.

Pero lo importante ahora es sobre todo el no-Herrerismo, ese medio electorado en busca de un referente, de algún alineamiento. Tenemos allí al Movimiento Nacional de Rocha con la conducción de Carlos Julio Pereyra, que está poniendo en juego el nombre del ministro de Industria, Sergio Abreu, como un nombre posible hacia un recambio de liderazgos o referentes en el no Herrerismo.

Alianza Nacional tiene una figura pujante como Jorge Larrañaga, que armó el famoso Grupo de los Intendentes que luego se transformó en Nueva Fuerza Nacional, que junto con Juan Andrés Ramírez fue un articulador de esa fórmula presentada en abril y después encabezó la lista al Senado cuando se retiró Ramírez, quedó como la cabeza del sector no herrerista y está buscando un espacio propio, una proyección de su liderazgo.

Desafío Nacional no ha desaparecido, tiene una banca en Montevideo, un ministerio con Alvaro Alonso y Juan Andrés Ramírez, que sigue actuando, en un plano más bien sectorial, pero que tuvo una actuación muy fuerte en el balotaje.

Manos a la Obra no ha desaparecido: Alberto Volonté está de embajador en Buenos Aires; Ana Lía Piñeyrúa, que había sido la figura número dos electoral, al menos a nivel montevideano, está también en Buenos Aires ocupando un cargo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Ha quedado sin fuerzas de acción política, pero nadie puede decir que Volonté ha desaparecido del escenario político.

Propuesta Nacional, o lo que ésta fue, es una interrogante. Jorge Gandini está actuando; ¿qué pasa con Alvaro Ramos?

 

EC - Ninguno de los dos tiene cargo parlamentario.

 

OAB - Ni cargos públicos en este momento. El grupo está representado en el Codicen con Daniel Corbo.

Finalmente está el tema de los intendentes. Esta es la gran clave, porque los intendentes representan una gran fuente de poder. Por un lado hay no herreristas de peso en el Senado y en el gabinete y también en las intendencias. Es interesante observar que en las intendencias hay por un lado tres intendentes no herreristas no reelegibles: Gustavo Lapaz en Soriano, Carlos Mazzullo en Flores y Eber da Rosa en Tacuarembó. Tampoco es reelegible Carlos Moreira, que no es del todo clasificable y ya se empieza a ver como una figura de proyección nacional, como un hombre que ha demostrado virtudes unificadoras y con esta reelección, corriendo de atrás cuando todo el mundo lo daba como seguro perdedor.

A su vez, aparecen dos nombres como figuras pujantes, por lo menos capaces de organizar cosas. Uno es Irineu Riet, que ya en su anterior intendencia fue uno de los promotores del anterior grupo de los intendentes, un anterior grupo que proyectó a Wilson Elso al Movimiento de Rocha y a Rodolfo Nin Novoa, que empieza en el Movimiento de Rocha y termina en el Encuentro Progresista. Wilson Elso estuvo en ese primer grupo de intendentes, de 1985, 1989, 1990, y Riet con Nin en el segundo.

El otro es Enrique Antía, entre otras cosas porque gobierna la intendencia más rica del país, más holgada, y es una figura muy pujante, que es probable que empiece a dar algunas jugadas fuera del ámbito de Maldonado, más allá de que es su primer período y por lo tanto tiene cinco años para apostar a una reelección. De Antía es esperable que dé algunas movidas políticas extradepartamentales.

EC - Quizás entre estos nombres del interior, aunque no intendente, se podría incorporar a Arturo Heber, en la medida en que su Línea Nacional se plantea con aspiración de postularlo como un precandidato presidencial para la próxima.

OAB - Ya lo mencioné cuando hablé del plano parlamentario. Efectivamente, Arturo Heber, que integró Manos a la Obra, la Confluencia Herrero-Wilsonista, se independiza para estas elecciones. Presentó una lista propia al Senado que sólo se votó en Florida y obtuvo la banca, la Intendencia y ahora se está proyectando. Basta ver la sede: las palabras Línea Nacional deben medir como medio metro y la palabra "Florida" 10 centímetros. Línea Nacional de Florida se está transformando en Línea Nacional y es un grupo político que proyecta la figura de Arturo Heber, que si bien votó en Florida tiene grupos organizados en varios departamentos del país, incluyendo Montevideo.

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EC - Un oyente dice que no se mencionó a Villanueva Saravia y se pregunta qué habría pasado si viviera, qué posibilidades se estarían abriendo hoy en esto de los liderazgos.

OAB - Hay un famoso libro sobre la historia de Europa si Napoleón hubiera ganado (la Batalla de) Waterloo. Todo es posible.

EC - Evidentemente esa muerte, con todo lo misterioso que tiene, cambió el escenario en el Partido Nacional, sobre todo en el interior.

OAB - Es como decir: "¿qué habría pasado si no hubiera muerto Wilson Ferreira Aldunate un año y medio antes de las elecciones?". Los "si" en la historia y en los procesos políticos son infinitos.

Publicado en radio El Espectador - programa En Perspectiva - espacio Análisis Político
agosto 18 - 2000