A
propósito de Ruth Richardson:
la discusión de la agenda de reformas
Análisis
del politólogo Oscar A.
Bottinelli
EMILIANO COTELO:
Esta semana estuvo en nuestro país Ruth
Richardson, consultora internacional, directora del
Banco Central de Nueva Zelanda y ex ministra de
Finanzas de ese país a comienzos de la
década de los 90. En esa época,
encaró una profunda reforma del Estado. La
experta dio una conferencia sobre "el caso
Uruguay", organizada por ACDE (Asociación
Cristina de Dirigentes de Empresa), pero
además mantuvo una larga serie de reuniones
con empresarios, dirigentes de políticos,
formadores de opinión, economistas y
líderes sindicales y sociales.
"A propósito de Ruth Richardson: la
discusión de la agenda de reformas", es el
tema de análisis que nos propone para hoy el
politólogo Oscar Bottinelli, director de
Factum.
OSCAR A. BOTTINELLI:
El análisis, más que a
propósito de la presencia de Ruth
Richardson, pretende tomar el tema de las agendas.
Para ubicar la discusión de la agenda
en Uruguay, mencionemos que Nueva Zelanda fue un
país que desarrolló un muy fuerte
Estado Benefactor (Welfare State) y comenzó
a hacerlo mucho después que Uruguay. Es un
país bastante joven, la fuerte
emigración hacia allí es del
último tercio del siglo pasado.
Construyó un Estado Benefactor bajo la
hegemonía del Partido Laborista. Fue un
modelo socialdemócrata con esa
ideología que fue dominante en el mundo
occidental en los 40, 50 y principios de los
60.
Este modelo no fue quebrado cuando el Partido
Nacional -la otra gran colectividad, que fusiona a
los viejos conservadores con los liberales y
está anclado en los productores rurales-
logra el gobierno en los años posteriores.
No hay un cuestionamiento de fondo del modelo, como
no lo hubo en general en los países
occidentales. En cambio, el retorno del Partido
Nacional lleva a una fuerte reforma del Estado que
se procesa en los primeros años de los 90.
La reforma en Nueva Zelanda tuvo a Ruth
Richardson como ministra de Finanzas en un
período importante; es considerada una de
las más radicales. Incluso se puede sostener
que fue más radical que la que dejó
como balance el pasaje de Margaret Thatcher por
Gran Bretaña, considerada junto a Ronald
Reagan como los dos paradigmas de las reformas
liberales más fuertes. Uno diría que
la de Nueva Zelanda debería ser el verdadero
paradigma de las reformas fuertes, extremas, de
reducción del Estado a un papel
pequeño en países más o menos
significativos. Porque se puede dar ejemplos como
el de Hong Kong, pero estamos hablando de
países de un número de habitantes de
varios millones.
EC - La razón por la que ACDE la
invitó tanto el año pasado como
éste es que esa reforma se aplicó
porque ese país tiene muchos puntos de
contacto con Uruguay.
OAB - Durante muchos años fue
considerado el "país gemelo", sobre todo
para la gente vinculada al agro. Hay un libro
clásico de Carlos Frik David llamado "El
ejemplo de Nueva Zelanda". Recordemos que dos
grandes neocelandeses fueron los grandes impulsores
del Plan Agropecuario: Mc Mikan y Mc Kay. Mc Mikan
vino mucho a Uruguay cuando Wilson Ferreira era
ministro de Ganadería.
Es un país con la misma superficie
agrícola que Uruguay, un poquito más
al Sur que nosotros y su estructura en la carne, la
lana y la leche. Ellos integrando directamente la
Comunidad Británica de Naciones, el
Commonwealth, y Uruguay integrando de hecho el
circuito comercial del mundo de la libra esterlina,
particularmente hasta el cierre del mercado Snifill
a mediados de los 60. Precisamente, la reforma en
Nueva Zelanda es producto del fin de un modelo que
la tuvo como parte la economía
británica en un sentido amplio. Un mundo
bastante cerrado que integraban básicamente
Canadá, Australia, Nueva Zelanda,
Sudáfrica y el resto de la
constelación de la Comunidad
Británica de Naciones, por supuesto el Reino
Unido. Había un régimen bastante
preferencial por lo menos deteriorándose con
países vinculados a la libra esterlina como
Argentina y Uruguay.
Esa reforma del Estado en Nueva Zelanda
suscitó una muy fuerte controversia interna
que uno diría que no terminó en ese
país. Es un país políticamente
polarizado. Precisamente cuando el
referéndum de la Ley de Empresas
Públicas en 1992, un dato importante fue la
venida de un contingente importante de opositores
al gobierno neocelandés. Vinieron a ver
qué estaba pasando acá con la
discusión en el momento en que allá
se estaba discutiendo o aplicándose -tengo
alguna duda- la más fuerte
privatización de todas, que fue la del
equivalente a nuestro Banco de la República:
la venta del New Zealand Bank.
EC - Eso ocurrió en 1992.
OAB - La reforma del Estado en Nueva Zelanda
comenzó más o menos
contemporáneamente a las elecciones nuestras
de 1989. Lo único fue que se optó por
un país mucho más radical en su
concepción. Para explicarlo de manera
más asible: más a lo Menem, aunque no
son comparables. Forzaron una serie de medidas y
revolvieron el avispero, la antítesis del
gradualismo uruguayo.
Ruth Richardson aparece, más que como
una analista, como una predicadora de una fe. Sobre
todo es muy fuerte la visión que trasmite de
valorar en términos ideológicos el
proyecto o el retraso de un país. Un
país está mejor o peor, casi
independientemente de sus cuentas, según el
tamaño que tenga el Estado. Esa fue una de
las cosas que más sorprendido del mensaje
que parece más de un discurso de
campaña electoral o de
concientización política que un
análisis de un consultor internacional.
Diría que pareció como la profeta de
una fe fundamentalista.
EC - Era una apuesta fuerte, y
polémica por la forma, a generar debate, a
sacudir la discusión entorno a estos
asuntos.
OAB - Claro, pero aparte de la forma hay
gente que dice que tal costo del Estado no va
más y en función de eso es más
eficiente lo privado. Argumenta sobre hechos. Ruth
Richardson argumenta sobre ideas. "El Estado nunca
puede ser eficiente". "Si queda algo de Estado, a
este país le irá mal". Diría
que es como cuando desde otro ángulo aparece
que si para la limpieza de tal servicio será
contratada una empresa de higiene ambiental eso
significa que se pierde todo control sobre el
servicio, se privatiza todo, etcétera.
Son visiones que no tienen que ver con
analizar el punto concreto sino partir de una
concepción ideológica que no admite
fisuras. Así como decir: "todo lo que no
suponga crear condiciones revolucionarias, es un
retroceso para el país, no importa
cómo este viviendo". Esta es una
visión casi en espejo. "Todo lo que
significa que tiene algo de Estado, es atrasado e
ineficiente". Hay un chiste que me hizo un
legislador sobre la reunión del Palacio.
Richardson considera como un símbolo de
ineficiencia que no funcionara el sistema de
traducción simultánea. El legislador
le iba a decir que consideraba ineficiente que una
consultora internacional no dominara uno de los dos
idiomas occidentales de más peso, el
español.
EC - Por lo menos es un buen argumento para
polemizar.
OAB - Es un buen argumento, porque
efectivamente el español desplazó
completamente al francés como lengua
internacional. La lingua franca sigue siendo el
inglés, que sustituye al latín de
2.000 años atrás, pero el
español está en franca
expansión.
EC - Esto no quita responsabilidad a quien
debía tener en funcionamiento el equipo de
traducción simultánea. Además
estaba bajo llave y nadie sabía dónde
estaba.
OAB - Ahora, sobre la discusión de la
reforma del Estado, Uruguay tiene un hito
ideológico en la campaña electoral de
1989. Con esto no entro en esa discusión de
cuándo empezó la reforma del Estado
en Uruguay que tiene mucho que ver con quienes la
consideran positiva y quiénes negativa.
Dónde hay que empezar a distribuir el
mérito. Se ubica en aquellas medidas fuertes
que toma Alejandro Vegh Villegas en 1975 o en los
planes de OPP (Oficina de Planeamiento y
Presupuesto) cuando asume Juan María
Bordaberry.
Ahora, lo cierto es que como ideología
dominante en el país, la ideología
estatista atravesó incólume todo el
gobierno militar que la reafirmó en el
país. El primer gobierno de Julio
María Sanguinetti hizo algunas reformas, el
antiguo ILPE (Industrias Loberas y Pesqueras del
Estado) pero no lo tuvo como elemento central.
Siempre se dice tuvo como eje central la
política, es decir la transición y el
salir de una situación económica muy
difícil.
Precisamente la campaña electoral de
1989 tuvo la particularidad de que los dos
candidatos con posibilidad de ganar el cargo
apostaron a una ruptura ideológica. Salieron
a confrontar con los valores dominantes en el
país de distinta manera. Luis Lacalle
apostó a ir convenciendo con lentitud y
Jorge Batlle en ese estilo que le dio ese
estruendoso fracaso en 1989 y que de alguna manera
tuvo que ver con su éxito de 1999. El mismo
estilo que en un momento le resultó negativo
en otro fue positivo, más allá de los
hechos políticos.
EC - También es que el estilo de
Batlle en 1999 no fue el mismo que en 1989.
OAB - No, pero tampoco el estilo del
país. Muchas de las cosas que dijeron Batlle
o Lacalle en 1989, las decía todo candidato
en 1999. Para poner un ejemplo, cuando se
discutía la Ley de Leasing en 1990
había argumentos que pedían dejar de
crear instrumentos que administre la banca porque
ésta tenía que dejar de ser privada.
Esa es una postura que no surge de los sectores
más radicales de la izquierda. En 1999 se
está hablando de otro tipo de posturas.
Quizás Lacalle tiene posturas mucho
más radicales en 1989 que en 1999.
Lo cierto es que 1989 es el año de
shock, de conmoción de un debate
ideológico en Uruguay. Es cuando la idea de
reforma del Estado se pone como un centro de
discusión. Y avanza. Creo que el hito que
crea un gran shock es el referéndum de 1992
que determina que en Uruguay no hay espacio
político para medidas de shock al estilo
argentino o neocelandés. Lacalle, que hoy
propone medidas gradualistas, en el comienzo de su
gestión lo hizo de un modo muy fuerte.
Quizás en ese momento estuvo rodeado de
pensadores y técnicos con una visión
muy similares a la que expone Ruth Richardson tanto
en el fondo como en el timing. Por la idea de ir a
un shock que llevara a una inflación de un
dígito en muy pocos meses, casi semanas.
Esto implicaba prever un estallido social que se
iba a sentir obligado a imponer medidas de fuerza.
Lacalle no entró en ese camino.
Es muy interesante observar la Ley de
Empresas Públicas como el intento de dar un
gran marco a un proceso de reforma del Estado. El
fracaso de la parte medular de la ley, hizo ver que
se pudieron hacer muchísimas reformas y
más fuertes que las planteadas en 1992,
siempre y cuando se fueran discutiendo de a una. No
en un marco global. Y luego que se discutieran
distintos temas pero no tanto la propiedad.
***
EC - Oscar, hasta ahora ubicaste los
antecedentes de Ruth Ricardson en particular y de
este tipo de discusiones en nuestro país.
¿Cómo seguimos?
OAB - Tenemos un primer eje de
discusión estratégico. En este
momento no hay una discusión del para
qué de las reformas. Cuando se discute las
reformas no hay una postura sino muchas.
¿Cuáles reformas y hasta dónde
se reforma el Estado? Notoriamente en el hasta
dónde, uno diría que dentro del
elenco de gobierno, el Foro Batllista y sectores
como Alianza Nacional o el Movimiento de Rocha, el
hasta dónde es mucho más cerca de
dónde le gustaría a la Lista 15 o al
presidente Batlle. Ese es un tema
importante.
Otra vez aflora la discusión sobre el
timing de la de las reformas, la táctica.
Gradualismo versus conmoción, shock. En esta
discusión aparece el tema del principismo
versus pragmatismo. Es decir, "las reformas hay que
hacerlas por principios" versus "las reformas hay
que hacerlas en los lugares donde ya no pueden
esperar y lo demás vemos". Quizás
tiene que ver con tema de fondo. El que no
está tan atado en los principios, acepta
más fácilmente el pragmatismo. Pero a
veces hay gente muy convencida en los principios
que dice que no hay que apurar tanto el
caballo.
EC - Ese es un primer eje...
OAB - Dentro del cual hay otra
discusión sobre el tema táctico. No
sólo sobre la aceptabilidad de la gente sino
sobre la durabilidad de la reformas. Recordemos una
respuesta de Sanguinetti a Michel Camdessus, ex
número uno del Fondo Monetario Internacional
(FMI). Camdessus dijo que Uruguay estaba haciendo
un proceso importante de reformas pese a que lo
hacía con lentitud. Sanguinetti le dijo que
no, que se hizo sólido gracias a que fue
lento.
Las dos visiones son de quien considera que
las cosas se hacen bien si se hacen de golpe y eso
crea un nuevo marco y quien considera que cuando se
avanza lentamente cada paso se consolida, que
afirmado y ya no se vuelve atrás.
El segundo eje es el de los temas de fondo.
Hay uno que creo que es clave en Uruguay: el debate
sobre la propiedad de las empresas públicas.
Se está viendo que Uruguay ha podido hacer
un montón de reformas siempre que no haya
discutido la propiedad de las empresas
públicas. Se ha mezclado en la
discusión tema de monopolio con los de
propiedad estatal.
Los uruguayos han aceptado muchas
desmonopolizaciones en la medida en que haya
empresas estatales compitiendo. Uno diría
tres casos: seguros, telefonía celular y las
Afap (Administradoras de Fondos de Ahorro
Previsional). Ese es un tema. Claramente se ha
distinguido si estamos estudiando la propiedad de
los bancos, las empresas de energía como UTE
y Ancap, de las telecomunicaciones como Antel o
estamos discutiendo el tema de los aviones.
Recordemos. En 1985 fue una gran
discusión Pluna, en 1992 no lo fue tanto y
hoy el Estado está a punto de retirarse del
todo y nadie se entera. Van cambiando algunos de
los ejes de los temas.
El segundo eje es la gestión privada
de una empresa estatal. Es decir, si actúa
como una empresa en cuanto a la forma de los
presupuestos, los escalafones, la inmovilidad, la
contratación de personal siendo de propiedad
estatal. O si, siendo propiedad del Estado,
actúa como una empresa privada. De alguna
forma es como se puede mover República Afap
o el Banco La Caja Obrera. Es decir que una cosa es
quién es el accionista y otra en qué
mundo se mueve. A veces también se mezcla la
discusión.
Hoy está apareciendo un tema muy
fuerte junto con la Ley de Presupuesto. Aparece
referido a Antel pero es un tema en sí
mismo: la asociación de las empresas
públicas con las privadas. Es un tema que
Uruguay no ha discutido mucho y hasta ahora los
caminos que ha vivido han sido de forma de pasaje a
la actividad privada. Es el caso de Pluna. Lo que
viene de Antel es una discusión de otro eje:
la posibilidad de que Antel sea un socio efectivo
como lo son Ancap y UTE en asociaciones que tienen
en el exterior.
Se plantea un segundo tema. ¿Qué
estamos diciendo? Uno: que haya capitales privados
reforzando la empresa pública, que el 40 o
el 45% vaya a la Bolsa. O que esa asociación
puede significar que la empresa pública se
asocia en pie de igualdad con otras dos privadas y
por lo tanto es un tercio para cada una.
Allí la pública es minoritaria. Son
dos ejes completamente distintos. Uno tiene que ver
con el control mayoritario de un paquete y el otro
no. Decíamos que esto termina
mezclándose con privatizaciones,
desregulaciones y demonopolizaciones. A veces la
desregulación no tiene nada que ver con las
privatizaciones, sino con el Estado regulando
ejecuciones de determinados servicios, como el caso
de las farmacias o las estaciones de servicio. Lo
que está en discusión es si los
servicios se cumplen.
Aquí aparecen dos temas más.
Uno es el de las tercerizaciones que en Uruguay ha
avanzado mucho, incluso dentro de la empresa
privada. El otro es el de la concesión de
obras públicas y acá hay un eje que
es muy interesante. No es lo mismo discutir la
concesión de obra en puertos o aeropuertos
que hacerlo en carreteras. En el puerto y
aeropuerto siempre se pagó tarifas y por lo
tanto lo que está discusión es
quién cobra la tarifa. En una carretera nos
encontramos con un segundo tema: las carreteras
siguen siendo gratuitas para el usuario o no. En
principio uno diría que no porque si se
concede como obra pública, que se cobra
peaje. No necesariamente. En algunos casos en el
mundo, el peaje lo paga el Estado. El sustituye
tener que pagar una fuerte cantidad de golpe para
hacer la inversión pagando más pero
distribuido en pequeñas cantidades por
año.
Finalmente nos queda otro tema, que es el de
la segunda generación de reformas. Reformas
que no estuvieron tan fuertemente encaradas. La
Reforma Educativa fue un tema central del gobierno
anterior pero sigue siendo una gran
discusión en la que se mezcla el papel del
Estado. Si el Estado es el que asigna todos los
recursos contratando los maestros y docentes en
forma directa lo que se ha aplicado en Chile por
ejemplo donde el Estado le da un bono a los padres
con el cual pagan la educación y eligen.
Está la discusión entre laicidad y
libertad de enseñanza. Incluso ahora
aparecieron discusiones metiendo a toda la reforma
educativa con si el Codicen compra un auto de lujo
para el director general. A veces en Uruguay se
mezclan las discusiones de fondo con discusiones
totalmente accesorias y que invalidan la
discusión de fondo.
Está el tema del mutualismo, de la
Salud Pública, de las desregulaciones
comerciales, de la reforma laboral y está el
tema de los timing de esta otra segunda
generación de reformas. Cuáles son
legislativas, cuáles no. La reforma
educativa se ha procesado sin pasar por el
parlamento prácticamente. Quedaría
para un largo análisis la diferencia entre
el avance político en un proceso de reformas
y el avance judicial. Se sostiene que muchas veces
el contexto ideológico que sustenta una
estructura y una legislación, no va
acompasado con las interpretaciones judiciales que
se hacen de ese proceso. El país camina en
una dirección y en la interpretación
judicial queda anclado en lo que es la
interpretación anterior bajo la que se
construyeron las doctrinas jurídicas. Uno de
los campos de esta disociación es en los
cambios en materia de legislación laboral.
La ideología que ha presidido esos cambios
de los 90 y al jurisprudencia van por caminos
diferentes, según se señala.
Con esto hicimos un gran punteo de los temas
en discusión. Algunos se discuten
ideológicamente, otros por la compra de un
automóvil y otros sobre distintos ejes.
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