La Lista 15 y
el Foro Batllista:
una historia de amor y de odio
Análisis
del politólogo Oscar A.
Bottinelli.
EMILIANO COTELO:
En los seis meses de este nuevo gobierno no ha
habido semana en que no surgiera alguna noticia
grande o chica sobre desavenencias entre la Lista
15 y el Foro Batllista. En algunos casos fueron
denuncias del Ministerio de Turismo actual,
quincista, en relación con su antecesor del
Foro. En otros, actitudes o declaraciones del
ministro de Salud Pública que el Foro
consideró como ataques o persecuciones. Como
contrapartida aparecen declaraciones del presidente
de la República actual y de su antecesor
buscando calmar las aguas.
"La 15 y el Foro, una historia de amor y de
odio", es el tema de análisis que nos
propone hoy el politólogo Oscar A.
Bottinelli, director de Factum.
Comenzamos con los antecedentes.
OSCAR A. BOTTINELLI:
Hace exactamente medio siglo, quizás algunas
semanas más, estalló la lucha entre
la 15 y la 14, se cristalizó con la ruptura
del viejo Batllismo, del segundo Batllismo, el que
renace después de la muerte de José
Batlle y Ordóñez, en dos corrientes
con dos listas al Senado y dos candidaturas
presidenciales: una que encabeza don Andrés
Martínez Trueba con Alfredo Brum, y otra
encabezada por César Mayo Gutiérrez
con Lorenzo Batlle Pacheco. Al año
siguiente, en 1951, esto ya se estructuró
formalmente con el surgimiento de la
Agrupación Joaquín Suárez, que
fue el nombre formal de la 14. Antes, en 1946, ya
se habían dividido en la opción a
Diputados en el departamento de Montevideo, donde
la 15 siguió siendo el número de un
grupo; había sido el número de todo
el Batllismo en 1942. Aparecen la 14 más
bien vinculada al diario El Día y la 15 a
Luis Batlle Berres.
El Partido Colorado nunca fue un partido
unido, siempre tuvo fracciones, particularmente
cuando el Batllismo pasó a ser una fuerza
hegemónica después del período
1950-1954, sobre todo después de la
elección de 1954. La disputa entre la 15 y
la 14, después entre la 15 y la Unión
Colorada y Batllista, marcó -y mucho- la
historia del coloradismo y sus gobiernos.
En estas nueve décadas ha habido las
dos cosas. El Colorado es un partido consustanciado
con el poder, que tiene un gran sentido del poder y
del gobierno, se podría decir casi como cosa
propia. Wilson Ferreira Aldunate decía
irónicamente -está registrado en
varios debates parlamentarios, tanto de los
años 60 como en declaraciones de los
años 80- que en Uruguay había un solo
partido político, que el Frente Amplio no es
un partido sino una coalición de un
montón de cosas y que el Partido Colorado
tampoco lo es, que éste es el nombre que los
uruguayos le dan a lo que rodea al poder.
Más allá de esta ironía de
Wilson Ferreira, el Partido Colorado está
muy consustanciado con el manejo del poder. En
general se tiene la visión de un partido que
maneja el gobierno y el poder como algo muy unido,
con mucho sentido de preservar la gestión de
gobierno por encima de las diferencias partidarias.
Se lo compara con los gobiernos nacionalistas, que
en general han sido problemáticos
internamente. Esta comparación tiene un
problema: se compara nueve décadas de
gobierno moderno contra tres gobiernos
nacionalistas exclusivamente, mientras que a lo
largo de toda la historia independiente del
país en total ha habido seis o siete
gobiernos blancos, según como se haga el
cómputo.
En estas nueve décadas del siglo XX,
de Estado moderno, en general el Partido Colorado
se manejó con un gran sentido de pacto
interno, de conciliación, de apaciguamiento.
Pero tuvo períodos duros. El de la 15 y la
14 fue un período muy duro, que llevó
sobre todo a que durante el último gobierno
colorado ininterrumpido, el que dio pie a la
derrota histórica de 1958, ese último
gobierno que dirigió la 15 de Luis Batlle,
la 14 empezara primero una actitud
problemática con la 15, luego se retirara
del gobierno a mitad de período y la 15
quedara en minoría, con un tercio de
representación parlamentaria, sosteniendo el
gobierno con muchas dificultades y con una
campaña electoral en 1958 ya no sólo
entre el Partido Colorado y el Partido Nacional
sino también con una campaña
extremadamente feroz entre la 15 y la 14.
Se puede decir que el actual Batllismo, el
actual Partido Colorado, es una vieja pelea de
familia, la pelea de la vieja familia de la 15. Esa
15 de Luis Batlle, a la muerte de éste se
divide en varios grupos. Queda uno, liderado por
Jorge Batlle, que integra entre otros Julio
María Sanguinetti, que es un grupo
minoritario frente a (Jorge) Pacheco pero que a la
salida del régimen militar, en las
elecciones llamadas internas de 1982, emerge como
la fuerza principal, junto a un nuevo grupo
expresado por Enrique Tarigo, que se llamó
Libertad y Cambio. Por razones que tienen muchas
historias -Batlle estaba proscrito en 1982- la
figura que encabezó esa elección fue
Sanguinetti y hacia 1984 ya se postuló la
fórmula Sanguinetti-Tarigo.
Ahí empezó una gran duda para
muchos observadores políticos acerca de
qué estaba pasando en la 15.
¿Sanguinetti estaba cumpliendo el papel del
número dos que sustituye al líder en
una emergencia política o estaba siendo el
líder emergente que desafía el
liderazgo del viejo líder que era Jorge
Batlle? Muchas veces, acercándose el
año 1984, dio la impresión de que
Sanguinetti aparecía como el jefe de
gobierno, se hacía mucho la imagen de la
Zarzuela y la Moncloa, el Palacio Real de
España y el Palacio de Gobierno. Se
decía que Sanguinetti estaba en la Moncloa
dirigiendo el gobierno, pero la Zarzuela, quien
dirigiría el poder, sería Jorge
Batlle. Esta imagen que apareció a
principios de 1984 se desvaneció muy
rápidamente, se vio que Sanguinetti
caminó hacia el liderazgo y de ahí en
adelante era absolutamente inevitable una ruptura,
independientemente de todos los hechos
anecdóticos que la pactaran.
Así llegamos a este nuevo
período de un segundo gobierno de
Sanguinetti y un posterior primer gobierno de Jorge
Batlle, cada uno encabezando medio Partido
Colorado.
***
EC - Venimos al presente, a la
situación que estamos observando en estos
meses.
OAB - Venimos al comienzo del último
gobierno del siglo. ¿Qué encontramos?
La ubicación geográfica, electoral y
política. En abril del año pasado
Batlle obtuvo el 55% del voto colorado y el Foro el
45%. En octubre estuvieron mitad y mitad, con
apenas una pequeña diferencia a favor de la
15, con cinco senadores cada uno, pero en el caso
de los diputados, que se distribuyen por
departamentos al interior de los partidos, el Foro
obtuvo 18 diputados frente a 15 de la 15. En mayo
el Partido Colorado obtuvo sólo cinco
intendencias, una -la de Río Negro- para la
15 y cuatro -Canelones, Rivera, Artigas y Salto-
para el Foro. Esta es la distribución de
fuerzas y, por supuesto, lo más importante:
el presidente de la República es de la
15.
Iniciado el gobierno comenzó un
importante cañoneo contra el Foro, un ataque
contra el mismo. Quiero ser muy claro en una cosa:
cuando hablamos de ataque, referido al Foro y a
todos los grupos políticos, no estamos
mencionando si éste es producto
necesariamente de un juego político o si son
denuncias que se consideran justas frente a
errores, irregularidades, etcétera. Lo que
nos importa es el hecho objetivo del ataque; otra
cosa es el motivo. Quien hace el ataque puede
considerar que es muy justo, que hay fundamentos
muy sólidos, que no hacerlo hubiera sido
ocultar cosas. Y el atacado puede considerar que
todo eso es un pretexto, que en realidad es un
episodio político en que se agiganta cosas o
se le da trascendencia a lo que no la tiene. Eso
sería analizar el fondo del tema, que no es
lo que estamos haciendo; tampoco estamos diciendo
que esté bien o mal que alguien ataque.
Estamos tomando en cuenta lo que ocurre.
Comenzó por un lado un juego
extrapartidario, del Herrerismo por un lado, y del
Encuentro Progresista, principalmente de su
líder Tabaré Vázquez, que ha
marcado una distinción tajante entre el
relacionamiento con Jorge Batlle y la 15, de un
diálogo fuerte, de mucho intercambio, y una
línea extremadamente dura, de permanente
ataque a Sanguinetti, a sus gobiernos y a su
sector. El Herrerismo aparece en una línea
como devolviendo los golpes del período
anterior, que entiende fueron impulsados,
promocionados, desde Sanguinetti.
Pero lo más importante desde el punto
de vista de este análisis es el fuego
interno, que parte de Jorge Batlle, de la 15 o de
sectores afines a este grupo político. Ha
habido varios ataques, muchos menores, como la
eliminación del cargo primero y luego la
remoción de la Junta Nacional de Drogas que
presidía el actual diputado Alberto
Scavarelli, remociones de muchos asesores y
contratantes en diversos ámbitos y esferas
de gobierno. Pero, en gran medida, el centro estuvo
en dos grandes áreas: en el Ministerio de
Turismo, donde el nuevo ministro ni bien
asumió el cargo inició una
línea de ataques muy duros contra su
antecesor, hizo denuncias penales muy fuertemente
pautadas en la campaña electoral de las
municipales que tuvieron incidencia sobre la propia
elección departamental de Maldonado. Y por
otro lado, el ministro de Salud Pública, que
asumió acusando a la administración
anterior de que aquello era un club
político, además en una línea
de desmontar muy fuertes realizaciones o
líneas de acción de la
administración anterior por considerarlas
equivocadas y removiendo prácticamente a
todos los técnicos y asesores que
habían ingresado en el período
anterior.
Aparece un tema más, extremadamente
complicado porque se cruzan muchísimos ejes,
que también de alguna manera queda vinculado
a los problemas del Ministerio de Turismo. Es lo
que gira en torno al fiscal de Corte y procurador
general de la Nación, Oscar Peri Valdez. Uno
de los ángulos de análisis de este
tema sería el problema entre el Foro
Batllista y la 15, pero tiene otra serie de
ángulos: entre otros, Fiscalía versus
jueces, un sector de los fiscales contra
otro.
Estos son los hechos concretos y puntuales
que llevan a la situación de que por un lado
el Partido Colorado por sí solo no es
mayoría, necesita una coalición de
gobierno, que no está funcionando con mucha
fluidez, que tiene dificultades. Y por otro lado
este Partido Colorado, en este juego de tensiones
entre la 15 y el Foro, que tiene permanentes
crispaciones que en el fondo no vienen afectando la
gestión de gobierno. Lo estamos viendo en la
declaración de anoche en Pando de la
asamblea mensual del Foro Batllista, en que dio su
explícito apoyo al gobierno. En la
votación legislativa no están
apareciendo diferencias importantes ni tampoco en
la gestión que cada uno tiene en sus
respectivas áreas. Quizás las
tensiones mayores aparecieron en relación al
tema comunicaciones. Pero las tensiones más
importantes que aparecen en áreas
legislativas y de gobierno, no éstas que
mencioné recién, además de los
problemas de choques y roces sectoriales y
personales, de cuentas que unos y otros tengan
recíprocamente a cobrar y de estrategias
futuras que estén analizando, son
diferencias de fondo.
***
EC - ¿Cuáles son las diferencias
de fondo, por debajo de la superficie, entre la 15
y el Foro?
OAB - El Partido Colorado y el Partido
Nacional tienen una supermacrovisión
común diferenciada de la izquierda, son los
dos grandes bloques que se enfrentaron en el
balotaje de noviembre. Dentro de esa
supermacrovisión, el coloradismo tiene, a su
vez, una visión de país y de su
historia, con muchísimos puntos en
común. A partir de esa macrovisión
común aparecen entre la 15 y el Foro, entre
Jorge Batlle y Sanguinetti, concepciones realmente
diferenciadas en muchos puntos de vista.
Por un lado, Sanguinetti adhiere a una
concepción relativamente
socialdemócrata, él se autodefine
socialdemócrata, se identifica con la
línea más liberal de la
socialdemocracia que encarnó en el gobierno
Felipe González y pueden encarnar hoy Tonny
Blair en el Reino Unido y quizás
también Gerhard Schröder en Alemania.
Más allá de que el sanguinettismo
tiene un ala populista, alguna gente que
podría clasificarse como con una
concepción más de social-liberalismo,
la impronta fundamental de Sanguinetti y del grueso
del sanguinettismo está marcada por esta
visión socialdemócrata.
Jorge Batlle, por el contrario, tiene una
visión íntegramente liberal;
él se autodefine como un "viejo liberal",
particularmente en el plano
económico.
Las respectivas concepciones de Batlle y
Sanguinetti llevan a visiones no exactamente
coincidentes en relación al papel del Estado
y el mercado. Batlle tiene una visión muy
fuertemente libremercadista, de un Estado que debe
reducirse al mínimo posible. Sanguinetti
tiene una visión más intermedia,
aquello de tanto mercado como sea posible y tanto
Estado como sea necesario, atendiendo a que hay un
Estado que tiene que cumplir una serie de funciones
importantes en materia social, protectiva;
decía "no queremos un Estado gordo sino un
Estado fuerte".
También hay diferencias en el
"timing"; la visión de Sanguinetti es
notoriamente gradualista, mientras que la de Batlle
es la de la rapidez, la inmediatez en el sentido de
hacer las cosas ya, la ejecutividad inmediata,
incluso el shock. A Jorge Batlle le hubiera gustado
o le gustaría apelar al shock si fuera
posible.
En estos meses de gobierno ha aparecido el
europeísmo como una visión muy
fuertemente asociada a Sanguinetti y el
americanismo, a veces pronorteamericanismo,
asociado a Jorge Batlle. Ha aparecido en el tema
relaciones con Unión Europea, la
asociación de libre comercio entre el
Mercosur y la Unión Europea o la
construcción del Area de Libre Comercio de
las Américas (ALCA) e incluso la
eventualidad de un trato privilegiado con el
Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (Nafta).
También aparece una visión
más vinculada a la tradicional cultura
humanística del lado de Sanguinetti,
común a las posturas europeístas, y
un destaque mayor de la cultura tecnológica
por parte de Batlle, bastante común a las
culturas más vinculadas al
norteamericanismo.
Nos gustaría redondear este
análisis con una frase que nuestro colega
Francisco Panizza creó hace 10 años,
refiriéndose a Batlle y Tarigo, aplicable a
Batlle y Sanguinetti. Panizza definía a
Jorge Batlle como un profeta y a Tarigo como un
director de orquesta. Son dos estilos muy
fuertemente diferenciados, cada uno marca muy
fuertemente su visión distinta de la forma
de hacer política.
Todo esto está también
enmarcado en dos líderes políticos
que, con profundas rivalidades, con este nivel de
diferencias en la visión de los problemas,
el país, el mundo y la sociedad, sienten la
necesidad de que el gobierno funcione, de que haya
metas que se cumplan y, por lo tanto, de ir
poniendo permanentemente límites a la
contienda, como el que el Foro
explícitamente acaba de poner en la
declaración de anoche.
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