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Tomografías de los tres grandes
partidos
III:
El Encuentro Progresista - Frente Amplio
Entrevista
con el
politólogo Oscar A. Bottinelli.
EMILIANO COTELO:
Hoy culmina esta
miniserie de tres capítulos a la que, con criterio
“tecnológico” hemos titulado “Tomografías de los tres grandes
partidos”. En un orden de menor a mayor ya hemos analizado
primero al Partido Nacional y luego al Partido Colorado, tanto
en su posicionamiento en el espacio global como en su
competencia interna, todo de cara al 2004. Hoy, el politólogo
Oscar Bottinelli, director de Factum, se referirá al Frente.
¿Encuentro Progresista, Frente Amplio, o Encuentro Progresista
- Frente Amplio?
OSCAR A. BOTTINELLI:
No sé si es un
partido con dos nombres y dos
apellidos, o si son dos entidades políticas. Esto no es sólo
un problema de dificultad cada vez que alguien encara un
análisis del tema o discute cómo hay que mencionarlo, sino que
está siendo un problema comunicacional y de convocatoria que
parece menor pero termina no siéndolo. En definitiva, tiene
mucho que ver con las raíces del Frente, con los cambios de
liderazgo y los cambios de posicionamiento.
EC - Veamos dónde está
parado hoy el EP-FA.
OAB - En la
competencia global entre partidos, primero miremos al Frente
Amplio en porcentajes sobre la votación tomando en cuenta el
electorado real de 1999: 2 millones 205.000 personas. En las
elecciones nacionales de octubre de 1999, el EP-FA obtuvo
39,1% del total de votantes y en las municipales de mayo de
2000 obtuvo el 36,6% del total de electores. Recordemos no
sólo un pequeño retroceso sino que además votó menos gente,
dado que el porcentaje de gente que se abstuvo fue mayor. En
el balotaje, la candidatura la candidatura de Tabaré Vázquez
obtuvo en cifras redondas el 45% del total de votantes.
¿Qué pasa después de
las elecciones, en la medición de la intención de voto de los
últimos 12 meses? En junio de 2001 el EP-FA obtiene el 44% de
los votos. El mínimo de estos 12 meses desde julio de 2000 a
la fecha fue 39%, y el máximo 45%.
EC - ¿Cómo queda
entonces el cuadro de la competencia entre partidos?
OAB - A junio de 2001
el cuadro de competencia es el siguiente:
Encuentro Progresista
- Frente Amplio 44%,
Partido Colorado 23%,
Partido Nacional 15%,
Nuevo Espacio 2%
y sin definición 16%.
EC - Supongo que este
último es un dato relevante, ¿no?
OAB - Es un dato
relevante con el cual hay que tener un gran cuidado.
EC - 16% sin
definición.
OAB - A veces se
incurre en el error, como lo hizo un periódico del interior
del país en el mes de mayo de 2000, de decir que hay que
distribuir los indecisos en proporción a los ya decididos. Eso
es un disparate. En ese caso ya no serían indecisos, sería
gente que se repartiría exactamente igual. Los indecisos
vienen de un lado y tienen un perfil. En primer lugar hay un
3% que normalmente termina votando anulado y en blanco. Hay
un 9% que tiene amarres muy fuertes en los partidos
tradicionales, que los votó, que votó a Batlle en el balotaje
de noviembre de 1999. En general tiene un desencanto con la
actuación del gobierno pero que tiene una muy fuerte lejanía
con la izquierda. Después hay un 1% que por el contrario está
proclive al EP-FA y que en algún momento decidió inclinarse y
expresar su simpatía o su intención de voto y hoy no lo está
haciendo, y finalmente hay un 3% absolutamente impronosticable,
al que hoy por hoy no se puede volcar hacia ningún lado.
¿Qué pasaría si hoy
hubiera elecciones?
EC - ¿Podrías hacer
una distribución de votos?
OAB - Vamos a hacer
una distribución un poco irresponsable, porque para empezar
hoy no hay elecciones. Lo primero que estaríamos viendo es que
el EP-FA que sacó un 44% sacaría un 45%, luego veríamos que el
Partido Colorado que sacó 23 treparía a 28%, que el Partido
Nacional sacaría un 18%, el Nuevo Espacio un 3%. Anulados y
votos en blanco 3% y absolutamente impronosticables, 3%.
EC - Es un margen muy
grande para el EP-FA, pero que no le daría para ganar en la
primera vuelta.
OAB - Exacto. Es una
gran ventaja por un lado, porque sumados da prácticamente un
empate. Pero veamos que en las cifras de la encuesta el EP-FA
queda por encima de los partidos tradicionales. Cuando se
entra a distribuir los indecisos ya se da un empate. Pero no
le da para ganar en la primera vuelta y deja cualquier
balotaje con un final de bandera verde, es absolutamente
difícil saber si estaría ganando uno u otro. Pero recordemos
que hoy no hay elecciones, que falta un poco más de tres años,
que hay que ver qué pasa con la evolución del país y además
que no va a ser menor la impronta de la competencia. En esta
impronta de la competencia es importante tener en cuenta que
no sólo se trata de qué fórmula presidencial va a tener cada
uno de los partidos tradicionales, sino de cuál va a ser la
fórmula del EP-FA. Concretamente quién va a ser el candidato a
vicepresidente.
***
EC - Ya vimos la
competencia externa, pasemos ahora a la interna.
OAB - Desde el punto
de vista de las candidaturas o precandidaturas presidenciales,
la competencia interna no presenta muchos sobresaltos. Tabaré
Vázquez no tiene competencia real. Nadie está disputando su
candidatura como ocurrió en el quinquenio anterior y está
obteniendo el 66% de las adhesiones; Danilo Astori el 14%,
Mariano Arana 8%, José Mujica 4%, y otros 3%, de los cuales
los de mayor significación son Reinaldo Gargano y Nin Novoa;
en este tema hay un 5% sin definición. Vázquez lleva dos
tercios y todos los demás, incluyendo los indefinidos,
representan un tercio. No hay competencia.
EC - ¿Y qué pasa con
la competencia interna si nos manejamos con sectores?
OAB - Se mantiene con
un gran nivel de indecisión, la cuarta parte. Esto es normal.
Ocurrió en los cinco años anteriores y en los otros cinco
años: en el EP-FA entre el 25% y el 30% de la gente se
manifiesta indefinida entre sectores, prácticamente hasta
llegar el mismo día de las elecciones. El ranking se mantiene,
con una pequeña modificación: hay un claro liderazgo
de la 90 (Partido Socialista y aliados), un segundo escalón
ocupado por Asamblea Uruguay, la Vertiente Artiguista y el MPP
más o menos equilibrados. En algún momento despega un poquito
Asamblea Uruguay y en otros no. Luego un tercer escalón que
ahora es la 1001 y la Alianza Progresista, que en la elección
salió delante de la 1001 aparece ahora atrás Éste es el
pequeño cambio que se produce a nivel de ranking.
***
EC - Pasemos al
análisis y las conclusiones.
OAB - En primer
lugar, a diferencia de lo que ocurre con los partidos
tradicionales, para el EP-FA lo esencial es el posicionamiento
externo, no tiene un gran problema interno. Por supuesto que
la competencia entre sectores es significativa, no es nada
menor, pero mientras que en el Partido Colorado y el Partido
Nacional el tema es quién va a ser el candidato, cómo se van a
conformar los bloques, hoy por hoy en el Encuentro Progresista
no existe esa duda. Quizás la única duda en cuanto a la
geografía o la arquitectura, la conformación física de la
presentación electoral de esta fuerza política sea si cuaja
algún proyecto de ampliación, ya sea una ampliación del
Encuentro Progresista o de transformación en otra cosa más
grande y más abarcativa que presentara mayor nivel de
competencia.
Lo otro tiene que
ver con el posicionamiento del EP-FA en función de la realidad
del país y de los otros partidos. En este sentido podemos
observar que tiene una serie de elementos a su favor. El
primero de ellos es el que surge de los números: otra vez
–esto se dio por lo menos en los dos períodos anteriores en
que Factum trabajó e hizo mediciones–, después de una elección
el piso de intención de voto del EP-FA es el porcentaje de
votos que obtuvo en la elección anterior, no baja nunca de ese
porcentaje, se mueve de ahí para arriba. Esta vez se está
dando lo mismo, pero ahora tiene dos niveles de votación: un
piso como EP-FA que es el que ha manejado hasta ahora, y otra
votación que hasta ahora está operando como techo que es la
que obtuvo Tabaré Vázquez en el balotaje de noviembre. Se
mueve entre el 39% de octubre y el 45% de noviembre. La
opinión pública se está moviendo entre esas dos cifras a lo
largo de este último año. Es importante que aparezca
manteniendo la votación que obtuvo como Encuentro Progresista.
Por otra parte hay
un elemento muy positivo, que ha cambiado la visión hacia el
resto del país. Por la forma en que el presidente Batlle se ha
manejado –no hay una cúpula política, no se reúne con los
otros líderes, se reúne de a uno y queda como el vértice del
gobierno–, la cabeza del gobierno es el presidente de la
República y nada más. Del otro lado queda una única cabeza de
oposición que es Tabaré Vázquez. Cuando se reúnen
Batlle-Vázquez aparece casi ese esquema británico del primer
ministro y el líder de la oposición de Su Majestad. Esto ha
legitimado mucho al EP-FA que ya no aparece como una fuerza
externa, exógena al sistema sino como la cabeza de una de las
partes, con el monopolio de la oposición. Esto pone nerviosa a
alguna gente del Partido Nacional que está planteando la
necesidad de que su partido vaya tomando distancia del
gobierno, además porque una parte de ese partido está
discrepando con los resultados que está obteniendo la
coalición de gobierno. Es notorio que en el país hay un
creciente sentimiento de descontento, de frustración, que en
general tiende a poder captar la oposición. Después lo captará
o no, pero a priori tiene esa posibilidad.
Otro ángulo
positivo es lo que ha estado surgiendo
en los últimos tiempos, sobre todo en las últimas semanas: el
Frente Amplio, que tradicionalmente apareció como una fuerza
originalmente muy ligada a lo que normalmente se llama
trabajadores, asalariados públicos o privados, ha tenido una
gran sintonía con los reclamos y planteos de los productores
rurales, con el agro. Ahora está surgiendo una empatía con una
parte importante de los industriales, con determinado tipo de
industriales porque ahí hay intereses contrapuestos muy
fuertes, sobre todo con los que requieren más de un modelo
proteccionista, a los que les sirve que levanten aranceles,
que baje la competencia externa. El recurso y los reclamos de
estos industriales está con un grado importante de
coincidencia con los planteos del EP-FA, lo que implica que le
pueden ampliar la base social.
Lo negativo siguen
siendo las dudas que a segmentos importantes de la población
le plantea la capacidad del EP-FA para gobernar, la pericia
para gobernar. Otro problema es que las soluciones se
traduzcan en esperanza cierta. Desde ese punto de vista, así
como Batlle ayudó al EP-FA con la legitimación, hay algo que
ayuda a Batlle a sostenerse en su nivel de apoyo como
presidente: Batlle ha logrado trasladar a buena parte del país
la idea de que la culpa de lo que ocurre no es del gobierno,
que no es lo que hace el gobierno lo que determina que el país
esté mal, sino que la culpa está afuera, en el cierre de los
mercados, en la Unión Europea, en que Estados Unidos no se
abre demasiado rápido, en la crisis de Brasil y de Argentina.
Si la culpa está afuera no es del gobierno. Este discurso es
contraproducente para el EP-FA porque si la culpa no es del
gobierno no es con la esperanza de un cambio de gobierno que
es fácil revertirla. Esta es una línea de trabajo que el EP-FA
va a tener que buscar cómo combatir porque le cambia el eje en
relación a todo el período anterior, cuando el gobierno asumía
todas sus responsabilidades y por lo tanto la disconformidad
que había con el país se traducía automáticamente en
disconformidad con el gobierno y por lo tanto la alternativa
al gobierno era rápidamente una esperanza.
EC - ¿Algún apunte
final?
OAB - Además al EP-FA
le aparece una complicación: le está surgiendo una izquierda a
la izquierda. Esa izquierda puede estar afuera del Frente, a
través de algunos episodios que se están viendo de grupos que
pueden ser poco numerosos pero que generan hechos, o adentro
del propio Frente, en el borde del mismo, con una actitud muy
cuestionadora a todo paso hacia la moderación, hacia un
realismo político, hacia situarse en el centro. En última
instancia es fácil que gane la elección quien ocupe más el
centro y tire al otro hacia la punta, y cada vez que el Frente
se corre a ese centro tiene un fuerte cuestionamiento desde
esa izquierda más fuerte, más radical o más extrema.
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