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Uruguay y Cuba:
un choque internacional y un juego político nacional
Entrevista
con el
politólogo Oscar A. Bottinelli.
EMILIANO COTELO:
Desde hace una semana las relaciones entre Uruguay y Cuba han
centrado buena parte de los espacios de los medios de comunicación y
buena parte del debate político. A propósito de esto, el director de
Factum, el profesor Oscar A. Bottinelli, nos propone como tema para
hoy "Uruguay y Cuba: un choque internacional y un juego político
nacional". Es un debate fuerte, ¿no?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Es un debate muy fuerte, con sentido de escalada, en que dirigentes
políticos, ciudadanos con fuertes adhesiones, han asumido posturas
fuertes, duras, con mucha referencia a la dignidad y a la honra.
Vimos así que el gobierno llama al embajador en La Habana en defensa
de la dignidad ante una ofensa verbal, y la oposición uruguaya acusa
al gobierno -también la cancillería cubana- de canjear la honra por
el comercio.
La verdad es que ni la dignidad ni la honra tienen mucho que ver con
la diplomacia, la política internacional ni con la política a secas.
Lo que predomina son los juegos estratégicos de los países y los
intereses nacionales.
EC - Tú dices que eso es lo que ocurre en general.
OAB - Desde el siglo XVI el cardenal Richelieu, o Metternich en el
siglo XIX, verdaderos maestros de la estrategia diplomática; hoy se
revolverían en la tumba si vieran que es "la dignidad" y no los
intereses nacionales lo que predomina en un conflicto. Muchas veces
los juegos de dignidad y ofensa tienen que ver con la forma de
presentar la defensa de los intereses nacionales de una y otra
parte.
EC - ¿Cómo ves este caso concreto? ¿Quién tiene razón?
OAB - Como pasa siempre, todas las partes tienen razón, según el
ángulo desde que se mire. Pero digamos que, objetivamente, cada una
tiene una razón en el racconto de los hechos. Batlle calificó la
participación de Fidel Castro en la Cumbre de Monterrey de "show de
viejo", aunque luego relativizó algo cuando dijo que él y Fidel
tenían la misma edad. La actuación de Batlle en Monterrey, el estilo
usado, han sido bastante ajeno al estilo diplomático
tradicionalmente sobrio que emplea Uruguay.
EC - Sí: no se limitó a hablar de "show de viejo", sino que en
distintas instancias hizo una crítica severa al régimen cubano.
OAB - Sí. Además, lo que importa no son tanto los contenidos, que en
definitiva responden a la política de un país, sino la forma y los
estilos que utilizó, que no son la tradición de la política
uruguaya, sino mucho más informales y por lo tanto a veces más duros
o más agresivos en términos personales, no necesariamente políticos.
La réplica del canciller cubano, Pérez Roque, también ha
sorprendido, porque sobreviene a un largo tiempo de un estilo más
pausado en la diplomacia cubana. Este tipo de reacciones no es ajeno
a la diplomacia cubana, pero fue la característica de la primera
década y media de la Revolución. Hace una década predominaba el
estilo del actual presidente del Parlamento cubano, Alarcón, que era
una diplomacia muy refinada. Esta tiene un estilo muy opuesto.
No sorprende que el ataque cubano haya sido duro. Es políticamente
duro porque Cuba se siente afectada, porque fue muy fuerte la
posición uruguaya. Lo que llamó la atención fue el lenguaje
empleado, que parece más de una pelea de barras bravas que de un
canciller. Las palabras usadas, el tono usado, no son los de un
diplomático, los de un canciller.
También es significativo que Cuba haya igualado a todos los países
que siente que la han agredido y haya pasado por alto la postura
uruguaya que, pese a la fuerte postura proestadounidense del
presidente Batlle, después del 11 de setiembre ha sido una posición
de independencia, que a algunos les gusta, a otros no, pero que ha
sido muy independiente, con una gran defensa del derecho
internacional, que alejó muchísimo a Uruguay de Estados Unidos, lo
hizo discrepar con Europa, discrepar en América con todos los demás
países y a nivel universal quedó casi en la misma postura que China.
Tampoco apareció en el debate el hecho de que el presidente
uruguayo, en su entrevista con Bush, en su presentación ante líderes
estadounidenses, en cumbres internacionales, ha propugnado la
eliminación del bloqueo a Cuba.
Es decir que, por un lado Uruguay, maneja posturas que pueden gustar
o no, con las que se puede estar de acuerdo o no, pero que son muy
matizadas; matiz que no es visto por los ataques de la cancillería
cubana, lo cual revela también la forma gruesa en que se está
moviendo esa cancillería.
***
EC - ¿Cómo has visto el debate que se ha dado entre los partidos
aquí, en Uruguay?
OAB - La oposición uruguaya no se equivoca cuando afirma que en
Uruguay preocupan los derechos humanos en Cuba, pero no en Irán ni
en China.
EC - Lo han dicho diversos representantes del Frente Amplio, por
ejemplo.
OAB - En privado, los gobernantes uruguayos tienen sobre China e
Irán conceptos -equivocados o acertados, ese es otro tema- muy
duros, iguales o peores que sobre Cuba.
También es cierto que públicamente manifiestan otra cosa porque a
Uruguay le va la vida en aumentar de inmediato su comercio, tanto
con el régimen islámico de Irán como con el sistema comunista chino.
Es decir que prevalece el comercio por encima del juego principista.
No hay país en el mundo que provoque cierres de fábricas o
desocupación por mantener principios a rajatabla. Si ocurre que la
propia izquierda uruguaya llegue al gobierno, no hay duda alguna en
cuanto a que actuaría de la misma manera.
Conviene señalar dos datos históricos. Cuba tuvo una relación
privilegiada cuando España era gobernada por Francisco Franco, un
régimen que académicamente se califica, sin equívocos, de fascista.
Cuba rindió honores cuando la muerte de Franco: lo hizo porque en
medio del mayor aislamiento occidental, del bloqueo estadounidense y
de una postura muy solidaria hacia Estados Unidos de muchos países
de Occidente, tenía la máxima necesidad de encontrar comercio e
inversiones.
Cuando el gobierno francés intentó embargar la venta de armas al
Chile de Pinochet, una localidad francesa que vive de una fábrica de
armas encontró a los sindicatos franceses, comunistas y socialistas,
que pegaron el grito, porque significaba que cerraba la fábrica de
la que vivía ese pueblo. Más allá de lo que pasaba en Chile, al
gobierno francés le interesaba trabajar y que el pueblo viviera.
De este tipo hay ejemplos "a rolete" sobre el manejo de la política
internacional y los intereses nacionales.
EC - Lo cierto es que el conflicto no es sólo internacional: ha
terminado instalándose dentro de nuestro país.
OAB - Sí. Tenemos muchos ángulos para analizar este tema. Veamos
uno. No debemos olvidar que el Partido Colorado ha emprendido una
estrategia de confrontación con el Frente Amplio en el manejo de los
temas internacionales dentro del país, particularmente desde el Foro
Batllista.
En estos días esa confrontación se ha expresado en tres hechos. El
primero sobre Colombia, cuando el Foro Batllista desbarató una
declaración de consenso que habían elaborado los cuatro partidos,
para intentar -y lo logró- crear problemas internos en el Frente
Amplio, que vota dividido: unos votan y otros se van de sala, y deja
a varios sectores en posiciones muy entendibles por su militancia,
pero que a la larga suponen un mensaje equívoco para el electorado
independiente.
El segundo tema fue el de Oriente Medio, aunque ahí la postura del
Partido Colorado falló porque aparece una declaración parlamentaria
que redacta el Partido Nacional y es aprobada con votos blancos,
frenteamplistas y del Nuevo Espacio, que deja al Partido Colorado en
minoría. No es una buena señal para el país que una declaración del
Parlamento no cuente con los votos del partido del presidente ni del
partido del canciller, que quedan en minoría.
Ahora aparece el caso cubano, donde de alguna manera esta arremetida
del Partido Colorado y buena parte del Partido Nacional han logrado
que el Frente Amplio aparezca con una defensa muy fuerte de Cuba,
teniendo que hacer una contrarréplica donde aparece como no
defendiendo la dignidad nacional, o al menos eso intenta el Partido
Colorado. Lo cierto es que esa posición del Frente coincide más con
su electorado y militancia más tradicionales, y lo aleja bastante
del electorado independiente y también de buena parte del electorado
frenteamplista, que no tiene esa posición sobre el sistema cubano.
De modo que en este tema también hay una estrategia que tiene mucho
que ver con la situación interna del país y el camino hacia las
próximas elecciones.
***
EC - ¿Alguna conclusión para terminar?
OAB - Los temas diplomáticos son, sin duda, muy importantes para los
países. Nos viene la reflexión del Jaime Ojeda, de la Universidad de
Virginia -que leímos hace poco-, que dice que en todos los países la
opinión pública delega en sus elites gobernantes lo concerniente a
la política exterior, pero no así los problemas cotidianos de la
recesión económica.
Cuando los medios de comunicación dedican buena parte de su espacio
a este tema de Uruguay-Cuba, cuando los dirigentes en el Parlamento
dedican los días y las horas a polemizar sobre esto, parece que la
declaración de la Unión Cívica es la que más sintoniza con la gente
común.
EC - Una declaración que se conoció ayer.
OAB - Sí, anteanoche.
EC - Recordemos qué dice.
OAB - Dice que no puede ser que todo el Parlamento esté metido de
lleno en este tema, cuando el país necesita el tratamiento urgente
de otras cosas. Ocurre que el tema es muy importante, y quizás la
gente común se equivoque cuando no valora la importancia de los
temas diplomáticos, pero no hay dudas de que le están preocupando
mucho más los temas cotidianos de la recesión económica que este
formidable debate, que está interesando a un sector muy reducido del
país. |