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A propósito del miedo al
corralito,
una nueva conducta de los uruguayos en relación al Estado
Oscar A. Bottinelli.
EMILIANO COTELO:
El politólogo Oscar Bottinelli, director de Factum, nos ha propone
como título para el análisis de hoy: "A propósito del miedo al
corralito: una nueva conducta de los uruguayos en relación al
Estado".
¿Cómo llegamos a este tema?
OSCAR A. BOTTINELLI:
El temor al corralito, es decir, a la congelación de depósitos
bancarios, llevó a los uruguayos a persistentes retiros de dinero en
los bancos, tanto públicos como privados. En la primera quincena de
mayo impactaron significativamente los retiros del Banco de la
República (BROU), que llegaron a su punto culminante el jueves 9 de
dicho mes, lo que motivó el discurso presidencial por cadena
nacional de radio y televisión del domingo siguiente.
No vamos a hablar ni del retiro de depósitos ni del corralito, sino
del fenómeno interesante que surge, que es la conducta de los
uruguayos en relación al Estado. La visión de los uruguayos es muy
fuertemente estatista, el uruguayo adhiere muy fuertemente al
Estado, lo que muchas veces se ha llamado como uno de los
componentes del imaginario de los años 50, es decir ese período de
la vida del país en que una gran mayoría pone lo que es el ideal.
Ese ideal, entre otras cosas, está jugado por un Estado fuerte, que
realiza muchas actividades, que protege, que da empleos de por vida,
con una economía protegida, donde las cosas se fabrican en Uruguay y
se importa poco.
Esta fortaleza de la imagen del Estado surge muy claramente de las
encuestas: las empresas públicas en Uruguay -UTE, Antel, OSE, BROU,
el Banco Hipotecario (BHU), Ancap- tienen una imagen de muy buena a
excelente. En la comparación entre empresas públicas y privadas más
o menos del mismo ramo, los uruguayos valoran muy positivamente,
mucho mejor a las empresas públicas, a las estatales que a las
privadas.
En los temas de privatizaciones o desmonopolizaciones los uruguayos
en general, mayoritariamente, son contrarios a la privatización o a
la venta de los bienes del Estado, o al menos a que el Estado no
compita en buenas condiciones.
EC - En ese sentido sigue siendo un referente el referendo de 1992
sobre empresas públicas.
OAB - Exactamente: el referendo de 1992 marcó muy claramente que lo
que se jugó, más allá de Antel, fue una visión del Estado. Antel
pasó a ser, como lo es otra vez en 2001-2002, un elemento
paradigmático de ese papel del Estado y de la existencia de las
empresas públicas. Recordemos que en aquel momento fue groseramente
un 7 a 3 a favor de un fuerte papel del Estado en relación a las
empresas públicas versus la posibilidad de debilitar ese papel o de
abrirlo más a lo privado.
Pero aparte de lo electoral y de las encuestas, también tenemos
comportamientos que surgen del mercado. En seguros de automotores es
dominante en competencia abierta -por eso ponemos este ejemplo,
porque es un seguro de competencia abierta, bastante reciente, pero
abierta- el papel del Banco de Seguros que supera varias veces el
total de los seguros de las empresas privadas sumadas. Como dicen
los economistas, el mercado votó: ya no es lo que opina la gente en
abstracto, sino lo que decide el consumidor en el momento de hacer
una opción económica.
EC - Se podría manejar otros elementos.
OAB - Sí: por ejemplo el de la telefonía celular. Posiblemente esto
cambie -sería tema para otro análisis- porque hay muchos indicios en
cuanto a que el Directorio de Antel está en una línea que le hace
perder competencia, en particular en el caso celular. Pero hasta
ahora la telefonía celular ha tenido una relación de casi dos a uno
de la empresa estatal contra la privada. Es verdad que algo de eso
puede estar inflado por la telefonía contratada por el propio
Estado, pero aun así a nivel de contratantes privadas, personas, hay
una mayoría a favor de la empresa estatal, que además empezó cinco o
seis años después en el mercado respecto de la privada, es decir que
ni siquiera es pionera.
EC - También se podría agregar el caso de las Afap.
OAB - En el fondo de ahorro previsional, República Afap es la que
tiene por lejos la mayor cantidad de ahorristas, y además -cosa
curiosa- tiene los de mayores ingresos. Son alrededor del 28% del
total de afiliados y más del 50% de los recursos, lo que quiere
decir que tiene a la gente que gana más. Aquí también es el mercado
el que decide cuál Afap le da más seguridad. Lo hemos visto en la
publicidad: recordemos un aviso de hace un tiempo de República Afap,
de un astronauta que decía "en el 2033 República Afap va a existir":
es algo que el uruguayo considera obvio. No hay nada más sólido,
nada más estable que el Estado. Si usted tiene sus ahorros
previsionales en República Afap, en 2033 República Afap va a estar,
se está absolutamente seguro de eso.
EC - Está clara la introducción a propósito del imaginario de los
uruguayos en relación al Estado, pero ¿cómo se relaciona con el
miedo al corralito?
OAB - ¿Cómo es la estructura del sistema bancario uruguayo a nivel
minorista, del público en general? Es un sistema estructurado con
una banca estatal muy fuerte y dominante en el mercado -el BROU y,
en menor grado, el BHU- y una banca privada importante, con algunas
instituciones muy extendidas en todo el territorio y de muy larga
trayectoria en el país.
¿Cuál es la conducta esperable de los uruguayos -estoy hablando del
plano teórico- en relación a esa visión del Estado? Uno diría que si
tienen miedo de perder los depósitos, si tienen miedo a la
inestabilidad financiera, la conducta sería retirar los dineros de
los bancos privados y depositarlos en los estatales, en el BROU o en
el BHU. Esa era la conducta teóricamente esperable a raíz de todo el
desarrollo anterior.
EC - Cosa que efectivamente ha ocurrido. Pero tú dices que no fue lo
único que ocurrió.
OAB - Ocurrió y no ocurrió: el BROU tuvo un volumen de retiros que
el 9 de mayo llegó a ser fenomenal. Hubo grandes temores en el
gobierno y en el país -hoy se puede decir porque ya pasó la
tormenta- que llevaron al presidente de la República a aquella
cadena nacional de radio y televisión. Su preocupación central era
lo que le estaba pasando al BROU.
Los uruguayos, en una actitud contradictoria, desconfiaron de los
bancos estatales en el momento de mayor crisis, de mayor tormenta.
Hoy estamos saliendo de la tormenta, es notorio que no hay una
confianza plena, total; que los uruguayos tienen miedo, que se
sienten inseguros -todo esto aparece tanto en las encuestas como en
el comportamiento de los indicadores financieros-, pero el grueso de
la tormenta, los nubarrones que tuvimos a principios de mayo, han
pasado.
Pero quedó claro que en el momento de mayor crisis, de mayores
temores, cuando la gente sentía que podía perder los ahorros,
también desconfió del Estado. Este es un elemento sobre el cual no
tenemos respuestas, sobre el cual habrá que indagar, porque aparece
como un tema central en el pensamiento de los uruguayos, un
pensamiento que se traduce en conductas políticas y conductas
cotidiana. ¿Qué pasó que no se tuvo ese estatismo tan fuerte, esa
adhesión en todos los temas al Estado, que falló cuando había un
temor de gran magnitud en relación a lo financiero?
Aparece un elemento contradictorio entre el pensamiento, la conducta
habitual de los uruguayos y la conducta en relación al Estado,
reflejada en el BROU y en los bancos estatales -particularmente en
el BROU-, en el momento peor de la tormenta, dos meses atrás. |