|
Balance de 2002: El Partido Nacional en busca de su camino
Oscar A. Bottinelli.
JOSÉ IRAZÁBAL:
2002 fue el año de la ruptura de la coalición de gobierno en
Uruguay, el fin de un gobierno de coalición fuerte entre el Partido
Colorado (PC) y el Partido Nacional (PN), desarrollado
ininterrumpidamente desde 1995. Tras el retiro de la coalición vino,
para el PN, el discutir su nueva ubicación en el sistema político.
Éste es el tema del análisis de hoy del politólogo Oscar A.
Bottinelli, director de Factum.
***
OSCAR A. BOTTINELLI:
En 2002 llegó a su fin la coalición de gobierno. Hubo hechos
importantes en la propia estructura de gobierno por un lado, el más
significativo de los cuales fue el recambio del ministro de
Economía, y un hecho en la arquitectura del sistema político en
general, que fue pasar de una coalición de gobierno compuesta por
ambos partidos tradicionales y una oposición compuesta por la
izquierda a un esquema de tres partidos, uno en el gobierno que es
el PC, uno en la clara oposición que es el Encuentro
Progresista-Frente Amplio (EP-FA) y un partido en el medio, próximo
al gobierno pero desprendido de él o desprendiéndose de él, que es
el PN.
Recordemos que desde la salida del régimen militar Uruguay fue
practicando el sistema de entendimientos políticos fuertes para
sostener al gobierno. Con una característica: un partido había
ganado el gobierno y buscaba, con el otro partido, los apoyos
necesarios para llevar adelante esa gestión de gobierno.
En la primera presidencia tras la recuperación democrática fue la
Gobernabilidad, un compromiso menor del otro partido tradicional,
una presencia más bien simbólica en el gabinete a través de figuras
no políticas. En la presidencia de Lacalle fue un compromiso un poco
mayor, lo que se llamó la Coincidencia Nacional, sobre todo con
sectores como el de Pacheco y la lista 15 de Jorge Batlle, que se
comprometieron fuertemente con el gobierno durante casi todo el
período, y el Foro, que tuvo un compromiso inicial que duró
prácticamente un año y luego tuvo una actitud más de
semigobernabilidad que de coalición o de apoyatura plena al
gobierno.
El gobierno de Sanguinetti inaugura las coaliciones en un sentido
fuerte del término, es decir dos partidos políticos tradicionales
que actúan de consuno, ambos participando no con igual
responsabilidad pero sí con fuerte responsabilidad en el gobierno,
con figuras de peso político en el gabinete. Una especie de
cogobierno. Sin duda con un PC con mayor presencia, con más cantidad
de ministros, con la presidencia de los entes autónomos y las
empresas del Estado, y un PN con una presencia un poco menor.
En el actual período la diferencia se da en que el presidente de la
República ya no es alguien elegido por su propio partido y con sus
propios votos que llama al otro partido a colaborar. En función del
cambio del sistema constitucional, Batlle hace el acuerdo con el PN
para poder ganar la Presidencia, el PC y el PN hacen un acuerdo
político que les permita ganar la Presidencia de la República. Ésta
es una diferencia sustancial con respecto al período anterior.
Aquí aparece uno de los equívocos que sin duda empañó –no fue el
único pero fue uno muy importante– la relación PC-PN en estos dos
años y medio de coalición: la distinta visión sobre la titularidad
del gobierno. Para el PC las cosas eran las mismas que en el período
anterior, es decir que el PC tenía el gobierno, tenía la Presidencia
de la República y llamaba al PN para obtener la mayoría
parlamentaria y el apoyo suficiente para poder gobernar a lo largo
de todo el período. Era el mismo esquema que en el período anterior,
que llevaba a un partido dueño del gobierno que llevaba los dos
tercios de los ministerios y la presidencia de los entes y un
partido que no estaba en el gobierno que pasaba a colaborar con
éste, que era el PN.
La visión del PN era diferente, tenía que ver con la forma en que se
había gestado la conquista de este gobierno. Sentía que éste no era
un gobierno que hubiera ganado el PC, sino un gobierno que habían
ganado el PC más el PN, en una coalición electoral y que ambos eran
por igual copropietarios del mismo.
Esta visión generó que el PC gobernara igual que en el período
anterior, manejando la conducción económica básicamente por sí,
muchas veces solamente comunicando decisiones trascendentes a su
socio, sin consultarlo previamente –así ocurrió, por ejemplo, con la
devaluación–, mientras que el PN sostenía que debió haber sido un
cogobierno, es decir que las decisiones y la línea política debieron
haber sido tomadas de común acuerdo entre los dos partidos.
Ésta fue una de las semillas de la ruptura de la coalición de
gobierno. Hubo innumerables episodios en los que cada uno consideró
que tenía razón y que la culpa era del otro que fueron erosionando
una relación.
Pero hay otra línea de razonamiento importante que tiene que ver con
que en el PN pesaban dos elementos relacionados con la opinión
pública. Uno es que en el PN hay un síndrome en torno a lo ocurrido
en el gobierno de Sanguinetti, es la idea de que el partido fue
afectado por un exceso de oficialismo, por haber quedado confundido,
sin límites con el PC, lo que lo afectó en la elección de 1999.
El otro elemento es el doctor Alberto Volonté, que presidió el PN en
ese período y que tuvo una caída muy fuerte en la opinión pública
entre fines de 1998 y principios de 1999. En el PN domina una visión
de que esa caída se debió al fuerte apoyo que dio y el fuerte
compromiso que tuvo con la coalición de gobierno con el presidente
Sanguinetti. Ésta es una visión dominante en el PN.
No es una visión que quede confirmada en los hechos, uno observa que
en enero de 1999 en la intención de voto en las encuestas de opinión
pública, el PN estaba prácticamente empatado con el PC y el FA.
Todavía se repetía el escenario de tres partidos iguales que había
dado como resultado la elección de 1994, por lo tanto no aparece una
afectación del PN motivada por la coalición. Por otro lado, cuando
se explora la caída de Volonté, aparecen muchas razones que tienen
que ver con aspectos de funcionamiento de su liderazgo, de la
conducción que hizo de su partido y su sector político y episodios
como el que tuvo en relación con la muerte de Villanueva Saravia,
que lo afectaron mucho más que el tema en sí de la coalición. En
definitiva no importa qué es lo que surge analíticamente sino lo que
sentían los dirigentes nacionalistas, que sentían que en el período
anterior la coalición los perjudicó y que iban camino a repetir la
misma experiencia. Esto era algo que ya los tenía bastante
inquietos, lo que podía ser la pérdida de perfil.
Algo que en parte está relacionado con esto y en parte no, pero que
se toca mucho, es que en Uruguay se fue gestando la imagen de un
sistema de partidos de sólo dos polos: por un lado la izquierda
opositora con un modelo diferente y por otro un bloque compuesto por
ambos partidos tradicionales, que llevaba a que la gente primero se
pronunciara sobre a qué bloque pertenecía, si al tradicional o al de
izquierda. En ese bloque tradicional el PC aparecía con mucha más
visibilidad que el PN. De ese modo, el PN veía perder su fisonomía,
su individualidad y quedar difuminado como una parte menor de ese
bloque tradicional.
La necesidad de restablecer el tripartidismo, de restablecer
físicamente la presencia de tres grandes opciones políticas –además
del Nuevo Espacio, del Partido Independiente y la Unión Cívica– es
otro elemento presente en la salida de la coalición de gobierno.
Dejando de lado los elementos puntuales que siempre determinan por
qué en determinado momento se produce una salida, parecería que la
interpretación del propietario del gobierno y del socio menor, de
quién había ganado el gobierno y quién no, en segundo lugar el
síndrome de lo que le pasó al PN por sostener una coalición tan
firme en el período 1995-2000 y este riesgo de un país de dos polos
y no de tres actores que dejaba sin espacio al PN, son los elementos
de fondo, estratégicos que llevaron al PN a dar el paso de salir de
la coalición de gobierno y entrar a jugar en este esquema de ni
gobierno ni oposición.
|